Capítulo 17 » Momento incómodo.
— ¿Cómo es eso de que gemis mi nombre mientras tenés sexo con Gonzalo? — preguntó el jefecito saliendo del baño de su habitación con una toalla en su cintura.
— ¿Q-qué? — contestó nervioso, sonrojado. No sólo por la pregunta sino también por el tallado cuerpo de Javier.
— Me dijo el pipa, me gustaría que me expliques.
— No hay nada que explicar, fue sólo una equivocación.
— Una persona no se equivoca de nombre mientras tiene sexo.
— Es que... — pensó una mentira que le sirviera para escapar de esta conversación pero nada vino a su cabeza y tuvo que optar por decir la verdad. — Quizás me gustas un poquito.
— ¿Por qué no me dijiste?
— Porque vos estas hasta las manos con Leo, y yo siempre que estuve con Gonza me sentía bien. Supongo que ni yo mismo lo quise aceptar.
— No entiendo porqué...
— No lo quiero lastimar, es una buena persona. Y vos... vos estás así con Leo.
— ¿Así?
— Que te gusta el enano.
Lionel ingresó a la habitación como si hubiera sido invocado.
— Perdón — se apresuró a decir en cuanto vio al jefecito con el cuero descubierto
— No pasa nada, ¿Qué necesitas?
— Quería hablar con vos, de lo que pasó ayer...
— Perdón. Sé que estuve mal, y no va a volver a pasar, espero que nuestra amistad no se cague por esto y que las cosas entre vos y el tarado del Kun estén bien.
— Lo quiero intentar enserio con Sergio, antes tenía dudas pero ahora que de pedo me registra me siento mal. Lo extraño — susurró esto último con cierto temor en lastimar a su amigo. Arrepintiéndose de inmediato por no haber medido sus palabras.
— Está bien, suerte.
El más petiso de ambos se retiró.
— Bueno, eso fue incómodo. — admitió Ezequiel, mientras se levantaba de la cama y depositaba un dulce beso en el hombro de su amigo para luego ingresar en el baño. Era su turno de ducharse.
Por otro lado estabas Micaela y Kiata tomando mates.
— Ya no amo más al pocho, me enamoré del pipa — confesó Micaela.
— Ah sos una pelotuda. Hay pibes solteros boluda ¿por qué te vas con los que están en pareja?
— No sé, no controlo mis sentimientos. ¿Y vos y el Kun?
— ¿Qué hay?
— Amor, quizás.
Kiara se ahogó con el mate y escupió todo. Los allí presentes la miraban de manera extraña, era de los momentos más incómodos de su vida.
— La gente se ahoga boludos, ¿por qué no van a mirar culos que es lo único que saben hacer? — dijo elevando el volumen de su voz para que todos la escucharan. — y vos no digas boludeces — habló observando con cara de odio a Micaela.
— Tranca palanca que te vas a arruga como vieja — bromeó el Kun acercándose a las chicas.
— Sí y es demasiado linda como para arrugarse — dijo Micaela con un único propósito.
— Exacto. — contestó con una sonrisa
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