•Once:
Era domingo por la mañana y Alastor se sentía angustiado; habían transcurrido dos días desde que Ángel se marchó de su cabaña para regresar a su hogar y hablar con su familia sobre su relación.
No había regresado, ni tampoco sabía si sería prudente salir de su casa o acercarse al negocio familiar del chico. No evitaba sentir preocupación por él imaginándose cualquier escenario pesimista.
¿Y si se lo llevaron lejos de la ciudad? No, él aún podía sentirlo cerca en el sentido que seguía en Nueva York. Sólo rogaba porque a su chico no le pase algo que le haga daño.
Muchos sabían sobre el compromiso y lo fuertemente emocional que es un Omega y Alpha enlazados. Separarlos a la fuerza por un largo período de tiempo sería el dolor y la perdida de ambos, los dos sufrirían sin medida alguna. La familia de Ángel no podría ser tan cruel para tan siquiera considerar la opción de separarlo del Omega, ¿Verdad?
Antes de encender la radio apenas terminó su desayuno, la puerta fue tocada y después abierta. Tenía la costumbre de apenas despertar quitarle el seguro a la puerta principal. En los alrededores no habían ladrones y aunque esté fuese el caso, él se las podría arreglar.
—Prepará tus cosas, hoy es el día en que conocerás a tus suegros. — dijo un rubio sonriendo triunfante. Y para sorpresa de Alastor, no venía solo. Pues su hermana melliza Alpha lo venía acompañando con una sonrisa no tan segura como la de su hermano, pero podía detectar emoción en ella.
De forma positiva, Alastor podría asegurar que por lo menos la hermana de Anthony está de su lado, o tan siquiera no lo quiere matar. Y eso es una gran avance.
—¿Qué debo hacer?— preguntó curioso y acercándose al chico para abrazarlo y besarle sus mejillas, especial sus pecas, le gusta besar ese lugar en especial. No tenía ni idea aún de que rayos había echo para calmar las aguas con su padre, pero aún así se sentía de cierta forma orgulloso de él.
Una de las tantas cosas que ama de Ángel, o está empezando amar es la seguridad que esté siempre trae y como nunca se deprime ante cualquier desastre o complicación, siempre va mejor vestido con una sonrisa. La única ves que lo había sin ella fueron dos ocasiones. La primera cuándo esté se enteró del cuerpo que tenía guardado y estaba cocinando. La segunda cuando culminó su celo, donde le dio la noticia que debía regresar a Nueva Orleans. Sin embargo, al pasar el amargo rato, siempre lo deslumbra con una bonita sonrisa donde sus hoyuelos se marcan y se forman unas arrugitas cerca de sus ojos al sonreír.
—Dejanos a nosotros. Justo venimos de unas compras. — respondió Molly para dejar al descubierto sus manos que habían estado detrás de su espalda. Cargaba por lo menos tres bolsas llamativas.
Alastor decidió dejarse en manos de los hermanos Dust, volvió a animarse para que está podría ser su oportunidad de tener la aprobación (y bendición) del padre de Ángel, de su Omega.
No se podía imaginar tal rechazo, o más bien no podría aceptarlo. Después de todo, Ángel es todo lo que quiere ahora.
X
Habían transcurrido por lo menos tres horas; dos horas en qué se bañaba, probaba la ropa medio formal que le compraron junto a un par de zapatos bastante caros. Recibiendo un par de consejos (más por parte de Molly que de Ángel) de que debía de alguna forma aprenderse el idioma Italiano así como algunos platillos. Por lo menos algo básico y frases de hasta cuatro palabras. Todo para dar una buena primer impresión.
Al salir de la cabaña, no pasó de desapercibido un coche. Que al parecer su dueña es Molly.
—¿Tienes licencia de conducir?— le preguntó el castaño a la rubia pecosa.
—Casi la tendré. — respondió encogida de hombros.
—En un mes será nuestro cumpleaños.— añadió Ángel mirando cómplice a su hermana quien le sonrió devuelta.
Los tres subieron al coche, Molly en el asiento piloto, Ángel y Alastor en los asientos de atrás para mayor comodidad y cercanía. Los mellizos rubios parecían lo más (relativamente) calmados de la situación. Se veían preparados por cualquier situación o incoveniente que surgieran, como si hubiesen planeando casa cosa que podría suceder en más de dos días.
—¿Cómo convenciste a tu padre para que no te matará en el intento?— preguntó el castaño poniéndose el cinturón de seguridad, Ángel imitó la acción por reflejo.
—En realidad todavía tiene sus dudas, se desmayó cuando vio que mi hermano se presentó después de cinco días desaparecido con una marca en su cuello que jamás se iba a quitar.— explicó la Alpha, poniéndose el cinturón de seguridad y encendiendo el coche. Mirando de ves en cuando por el espejo colgado en el techo del coche a su hermano y su futuro esposo.
Era más que obvio que Ángel le haya contado absolutamente todo desde que llegó a la casa de Alastor hasta que salió de está. Omitiendo claramente el hecho de que es un caníbal y por lo tanto asesino, sin embargo detallando como paso sus cuatro días en celo con el mayor, lo atento, maduro y romántico que fue con él.
Bajó por un sendero que descendía desde la colina donde está la cabaña en la que reside el castaño hasta la carretera más cercana. Fuera de esté camino seguía habiendo algo de nieve que comenzaba a derretirse y algunas piedras. Recordemos que todavía no termina el invierno. Por lo tanto los tres traen un chaleco para ser abrigados. Aunque Molly traía unos guantes extras.
—Casi le dio un infarto. — dijo Ángel un poco burlón. Adora a su padre y todo, pero no evita divertirse ante alguna de sus pequeñas desgracias. Sigue creyendo que exagero cuando olió su aroma.
Ese día apenas había pisado un pie en la entrada de la casa, (no la que comparte con el bar, si no otra casa en otra parte de la ciudad) y por un momento lo iban a atacar debido a que no reconocían su aroma. Hasta que vieron que se trataba de él.
Henrion no le fue para nada fácil procesar el hecho de que su hijo menor ya estuviese enlazado con un Alpha y anduviera apestando a él. Llegó a culparse por no haberlo cuidado más.
—La verdad fue difícil. No sabía si parecerle depravado que Ángel se acostara con alguien quien le dobla la edad. — agregó Molly como si nada, con su vista centrada en el frente. Para su suerte le tocó que la carretera que atraviesa el bosque hasta llegar al interior de la ciudad estuviese desértica. Aunque sabía que apenas condujera varios metros más comenzaría el tráfico.
—Me veo más joven de lo que en realidad soy.— alardeo un poco el castaño.
—El caso es que aceptó conocerte, y si le parecías un buen hombre no te mataría. Aunque incluso aunque no le cayeras bien, no podría hacer mucho. — añadió Ángel, como si supiera algo que él obviamente no entiende.
—Pero yo creo que si te aceptará sin rechistar tanto.— continuó Molly calmada.
Ella podía entender a su padre, tampoco le había agradado que su hermano apareciera luego de cinco días oliendo a Alpha y con una notoria mordida en su cuello. Lo primero que quiso hacer ella fue ir a matar con sus propias manos al Alpha que le hizo aquello, pensando que se había aprovechado de su hermano.
Y aunque las cosas no se desarrollaron de la mejor manera, lo hecho, hecho estaba. Y si su hermano es feliz a lado de Alastor él debería apoyarlo. Además el sujeto le parecía demasiado caballeroso por lo que le contó Ángel. Hasta incluso meticuloso.
—¿Por qué están tan seguro de eso?— preguntó está vez Alastor curioso mirando a ambos hermanos.
Hubo una breve silencio, para ver quién sería el primero en responderle aquella pregunta.
—¿Recuerdas que alguna vez te mencioné sobre que mi padre quería casarme con algún hijo de alguna familia conocida?— dijo Ángel mirando detenidamente a su compañero.— Ósea, una de sus amistades
—Sí. — asintió.
—Pues, ya rompió el futuro compromiso que me tenía con ellos. Eso es algo grande sabes. — sonrió con emoción.
Si aquello que decía el Omega es cierto, eso podría significar que cada vez sus oportunidades se hacían más grandes. Aunque no entendía el porque todavía de esas acciones.
—¿Por qué habría de romperlo sin conocerme todavía?— preguntó intrigado, frunciendo un poco el ceño. ¿Cómo demonios trabajaba la mente del padre de Ángel? ¿Y lo hizo en estos dos días?
O quizás el Omega ya le había insistido incluso antes de que se escapará de casa. Después de su celo hace varios días, cuando fue a visitar aquel bar donde es el "negocio familiar" Dust y conoció a su hermana.
Luego de que le pidiera que se fuera de su cabaña debido a que le llegó su celo. Podría haber sido ahí, no está seguro.
—En realidad investigó tus antecedentes. — comentó de la nada llamando su atención.—Y no le parecías mal tipo. Un trabajo ni muy pobre ni muy rico, escuchó que eres alguien que no te metes en problemas, pero quiere terminarse de convencer conociéndote en persona. Y ya sabe que tú sabes sobre el verdadero negocio familiar.— aclaró recostando su cabeza en uno de sus hombros.
—¿Él sabe sobre que soy un asesino?¿O un caníbal?— le murmuró, aprovechando que llegaron a una parte de la ciudad donde se escucha el bullicio y la bocina de los demás carros. Así Molly no podría escuchar aquello.
—Decidí omitir ambas cosas por el momento. — le respondió en un tono que solo Alastor pudiese oír.
—Bien. — suspiró aliviado. Con más confianza prosiguió en voz alta.—
¿Le dijiste sobre que en pocos días necesito regresar a Nueva Orleans y sobre la proposición que te hice de venirte conmigo?
—De echo, él también quiere hablar eso contigo. Para llegar a un acuerdo. ¿Algo más que se me olvide?— Alastor negó ante la pregunta.
—Tambien le dijo a papá sobre que te quieres casar con él.— recordó Molly.
—¡Oh, eso!— exclamó emocionado. Casi se le olvidaba.
—¿No le pareció muy pronto?
—Si, pero considerando el echo de que ya le marcaste pues... — titubeó un poco Molly, aprovechando que el semáforo estaba en rojo.
— Él quiere que nos esperemos para casarnos. Si te acepta cosa que estoy seguro que hará, quiere organizar todo a la perfección. Con tiempo y esas cosas. — le dijo sin dejar de sonreír.
—El lugar, los gastos, a quienes va invitar. La comida.— añadió Molly enumerando las cosas con sus dedos.— Lo mejor para su hijo consentido.— agregó divertida, recibiendo una pequeña mirada fulminante por parte de su hermano. Quién luego le sacó la lengua.
—Nunca me había sentido tan nervioso.— admitió el Alpha. Ni en sus primeros asesinatos dónde aún era un novato y debía ocultar por su propia cuenta los cuerpos ya sin vida de sus víctimas. Sin dejar rastro alguno se había puesto Ran nervioso.
—Y yo nunca tan feliz. — soltó con alegría el chico, radiante. Y eso fue suficiente para que Alastor también lo estuviera.
—Ahora, ¿Cómo se decía buenas tardes en italiano? — preguntó con una sonrisa divertida. Los hermanos Dust se rieron y decidieron recordárselo.
El semáforo marcó verde y al coche avanzó. La gran casa de los Dust estaba casi al otro lado de la ciudad.
X
Llegaron hasta la entrada de la casa veinte minutos después. Alastor miró detenidamente la arquitectura del lugar y lo grande de esté. Despertó de su ensoñación cuando el portón fue abierto al verificar desde adentro que se trataba del coche de la hija del dueño.
Por fin adentro y el coche estacionado, los tres bajaron y no caminaron mucho para por fin recibir una bienvenida.
Ángel lo sujetaba con fuerza de la mano, o quizás era al revés. Los dos había contenido el aire al estar enfrente de Henrion Dust.
Un hombre de unos cuarenta años por lo menos. Alpha Cabellera oscura y bigote. Sus ojos a comparación de los mellizos son de un verde olivo. Más no era tan alto como el propio Alastor.
El señor Henrion apenas estuvo enfrente de Alastor, en silencio y rápidamente examinó por completo a esté. Desde el calzado de sus zapatos hasta su peinado. Lo que llamó especialmente la atención del padre fue como su hijo no se soltaba del agarre del más alto. Sus manos unidas y sin intención de alejarse de la otra.
—¿Él es el bambino?— preguntó con un gesto neutral en su mirada. Incluso aunque fuese más que obvio, de todas formas quería confirmarlo.
—¿Me acaba de decir niño?— le murmuró a Ángel. Lo primero que le enseñaron Molly y Ángel fue esa palabra.
—Papá, él es el Alpha del que te he estado hablando. — se aclaró su garganta apartándose por unos segundos de Alastor.
Esté a su vez estiró su mano para estrecharla con el contrario.
—Buon pomeriggio signore.— les deseó las buenas tardes sonriendo amable. Y para su profundo alivio, en pocos segundos Henrion estrecho su mano con él.
—Aun te falta mejorar la pronunciación, pero supongo que está bien.— respondió casi sin ganas. Seguramente está esperando a que cometa algún mínimo error.
Las cosas se tensaron un poco apenas bajaron las manos.
—Bueno, ¿Qué acaso esto no era una fiesta?— se metió Molly para cambiar el tenso ambiente.
—Molly tiene razón, vamos papá. — dijo Ángel para empujarlo un poco hasta el patio trasero. Siendo seguido por Alastor.
—Como digas, Angelo.
Palabras: 2,260
Fecha de publicación: viernes 21 de febrero del 2020
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse-Humans
Historia: "Polvo de Ángel"
Nota del escritor:
¿Alguien esperaba actualización? Porque yo no.
Tengo un debate sobre cuál es mi capítulo favorito de toda la historia. Tengo entre el final y el epílogo. Que aunque aún no han sido escritos, ya se exactamente lo que quiero plasmar en ellos.
Me puse a investigar sobre en qué año se pusieron los semáforos, y al parecer fue el 4 de agosto de 1914 en EU. Un semáforo "moderno".
En fin, ojalá les haya gustado. Quizás vuelva actualizar en unos días.
Hasta la próxima!
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