•Epilogo: "Adelante"

Capítulo Censurado.




“Todo cielo tiene su Lucifer,
Y todo Paraíso su tentación"

"Yo no los orilló hacer el mal, yo no me pongo en su hombro y les susurró al oído que hagan esos actos de maldad. Yo lo que hago, es castigarlos estando allá abajo por todos los crimenes que cometieron estando en vida."

X

Varios años después.

Ángel Dust caminaba por las solitarias calles de Nueva York a plena luz del día. Vestía un traje rosa, de saco y pantalón largo, su cabello se lo había dejado crecer hasta centímetros por debajo de sus hombros. Se tiñó las raíces a un color más oscuro, dejándose las puntas rubias dándole un aspecto más peligroso y rudo.

A sus veintisiete años, es el primer Omega en trabajar en la mafia sin ser un juguete sexual o simplemente la compañía del líder. Su aspecto intimidante y aura oscura le hace reflejar que ya no es aquel dulce y coqueto Omega que alguna vez fue, aquel que creía en el amor y en un final feliz. Ahora sabe lo mierda que te puede hacer la vida. Pero de algo está seguro, y es que uno debe seguir adelante a pesar de las cosas, no debes permitir que la vida te siga echando mierda y arruinar tus planes, tú debes arruinarle los planes a ella y no al revés.

Fue hacia el parque y se sentó en el césped, donde la sombra de las hojas del árbol le cubren de los rayos del sol. Sin perder el tiempo, saco de su bolsillo una bolsita de plástico donde descansa su droga favorita. Si bien está se puede fumar, disolver en agua o alcohol, inhalar o incluso hay cápsulas de dicha sustancia, su forma favorita de ingerirla es por la vía oral, aunque tarde en hacer afecto de está manera.

Despreocupado de la vida, sin miedo al futuro, sin miedo ya a nada y cómo ya es costumbre desde hace años, ingiere su mal pero no es suficiente. Sabe que tarda en hacer efecto pero aún sigue ingiriendo más.

Más, más, más y más.

Hasta que ya no queda nada y por fin los efectos del mal hacen efecto en su organismo.

En su mente sin saber cómo o porque debido a que él mismo durante años trató de olvidar su relación con aquel Alpha cuyo nombre ya no recuerda bien, empezó a recordar esa pequeña etapa de la vida en que era tan feliz en la ignorancia, sin conocer la oscuridad que esconde el mundo que está comenzando a podrirse.

Miró hacia el cielo, se preguntó si aquel Alpha que tanto amó estaría allá arriba. Todavía puede recordar que él siempre le decía que las personas que van al Infierno son porque mueren arrepentidas de algo. Seguramente aquel amante de la radio no murió con arrepentimientos y ahora está descansando en el cielo, escuchando música de un toca discos mientras cocina su platillo favorito.

Luego Ángel se hizo la misma pregunta, ¿Está acaso él arrepentido de haber hecho algo en su vida? Quizás de haber perdido a su bebé. Quizás de haberse enamorado muy joven. Quizás de ya no confiar en nadie más. Tiene miedo de volver a enamorarse y que las cosas salgan mal.

—Al... — murmuró y entonces, su corazón se paró retorciéndose del dolor en esos segundos de agonía, empezando a temblar y expulsar el exceso de droga que ingirio. Pero antes de caer dormido, juraría haber visto una silueta enfrente suyo.

Varios minutos después estando inconsciente; despertó en un lugar totalmente nuevo. Siendo alguien diferente a lo que recordaba.

Primero parecía haber caído del cielo para llegar hasta algo sólido, en medio de la basura escondido en un callejón cayó y las bolsas amortiguando su caída. Desorientado y desconcertado, sin saber que paso exactamente luego de la sobredosis le dio.

Sin mucha dificultad, se levanta y camina extraño que provoca que se caiga en un charco de agua que había ahí. Entonces ahí mira su reflejo, su nuevo yo.

Asustado debido a su nueva apariencia, al parecer arácnida, ya que al ver sus piernas y pies no son para nada normales, comienza a entrar en pánico. Y toda vía más cuando ve que tiene más brazos de los que debería tener. Aún poseyendo la ropa que tenía segundos antes de caer muerto, empieza a mirar a su alrededor con preocupación.

Edificios, casas, senderos y caros. Parecía una ciudad normal, pero no lo era... No lo era porque no veía a seres humanos caminar en ella, si no demonios.

Demonios.

Se lleno de desesperación y lágrimas, hace tiempo que no lloraba tanto. Hace tiempo que creía no sentir algo.

Y entonces alguien le llamó la atención.

—Vaya, ¿Pero que tenemos aquí? ¿Un diamante en bruto?

Ángel lo miró con cierto terror y confusión. Aquel ser no humano es bastante alto, más que él y vestía con prendas rojas y acolchonadas. Sombrero de copa y poseía al menos seis brazos, aparte de tener unas extravagantes gafas en forma de corazón.

—¿Diamante en bruto? ¿Cómo a Aladdín?— balbuceó. Tenía miedo de que, sí no respondía el mayor lo iba asesinar. No sabía dónde estaba a pesar de hacerse la idea.

El mayor tomó su rostro para inspeccionarlo mejor, sonrió con malicia al percatarse que es nuevo en el terreno y la suerte que tenía por haberlo encontrado primero.

—Aun mejor que Aladdín. — hizo una breve pausa ayudándolo a levantarse. Ángel sabía que tanta "amabilidad" no podía ser gratis. — Déjame decirte donde estás porque veo que estás muy desorientado, y aún hueles a sangre. — lo tomó de sus hombros y lo guió fuera del callejón. — Viviendo al Infierno. Estamos en el círculo de-

—¿¡El infierno!?— exclamó perturbado. No podía creerlo. Sabía que no se merecía el cielo, pero seguía sin poder creer en serio que haya muerto.

—Me temo que no fuiste muy bueno para ir al cielo. — dijo burlón. Al ser nuevo aún olía a muerte, por lo que no podía distinguir la casta del recién llegado.

—¿Y tú quien eres?

—Soy Valentino. Y si no quieres ser exterminado tan pronto, déjame ser tu guía en este oscuro mundo. ¿Con quién tengo el placer?

El Omega lo pensó por varios segundos, no tenía mucho que perder y todo alrededor se veía tan extraño e increíble. Si aquel sujeto podía enseñarle y protegerlo, mejor para él. Ahora mismo, es un recién nacido que llegó a lo más oscuro de la humanidad. Pero sigue siendo Omega, sigue teniendo veintisiete años y no ha cambiando por dentro.

Estaba solo, no se fiaba del tal Valentino, pero no se podía fiar de nadie más. Así que, tampoco tenía otra mejor opción. El hombre alto y llamativo se veía como en alguien que será mejor no hacer fastidiar.

—Ángel. Me llamo Ángel Dust.

Él sólo debía seguir adelante. Comenzando desde cero, sin ser nadie, debía adaptarse a está parte que le tocó recibir.

Tampoco se haría muchas esperanzas para encontrar el amor ahí abajo. No iba a permitir que los demás le dañarán como alguna vez lo hicieron en vida.

«Fin de la Historia»

Palabras: 1,183
Fecha de publicación: domingo 08 de marzo del 2020
Escritor: JaquiiAleWorld
Historia: "Polvo de Ángel
Nota del escritor:
Mal=es la sustancia ilegal que ya sabemos. Tuve que censurar eso también.

Disculpen si hay errores ortograficos, lo edite en chinga y rápido.

Si aún tienen dudas lean la última parte que son las "curiosidades" de la historia.
Se que les va a interesar.

Y ya con ésto, damos por terminado esté fanfic que ha terminado. Ahre.

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