•Dos:
Tal y cómo prometió, apenas terminaron de desayunar y Ángel lo tomó de su antebrazo, sin soltarlo en ningún momento, comenzó por mostrarle tiendas de ropa y calzado. Siempre procurando que las golfas o interesadas no se acercasen demasiado al castaño de aura calmada más aroma provocativo. Siendo atento y explicándole cada duda que el mayor tenía sobre los lugares o que tan de confianza son sus trabajadores.
Alastor notó eso, y no sabía si parecerle tierno por qué el Omega lo ande celando, o ponerse serio y rígido, dándole un límite a Ángel. Ya que ellos no son pareja. Sin embargo, no evitaba pensar lo lindo y divertido que es con su actitud receloso pero a la vez tan atenta.
Dejando atrás sus inquietudes, que quizás la familia Dust esté por ahí —aunque no sabe ni como son— y al estar tan cerca del Omega podrían hacerle algo.
Aunque en su defensa, él no lo ha tocado. De echo, es Ángel quién siempre intenta apegarse a él.
—¿Y que te parece, Alastor?— preguntó el rubio, sin despejar mucho su vista del mayor. Enseñándole las prendas que le quedarían perfectas, en lo personal, a Ángel le gustan, se vería más apuesto y educado, sin ser muy formal.
La única persona con la que salía a veces de compras es con su hermana. Ambos compartían gustos similares y además es con la única que se lleva tan bien de su familia. ¿Será porque compartieron el mismo vientre?
—¿Son de mi talla? Porque si es así, me los llevo.— respondió, haciendo feliz al Omega por qué su opinión sea tomada en cuenta, sintiéndose reconfortante. Así que sólo asintió junto a una sonrisa boba.
Fueron a la caja para pagar las prendas, realmente no se notaba demasiado que Ángel fuese mucho más joven que el Alpha. Hay Omegas que siempre aparentan ser mucho más jóvenes de lo que en realidad son.
Al salir del local:
—¿Te apetece ir luego hacer algo más?
—¿Cómo que?
—¿Cuando dices que es tu cumpleaños?— dijo con cierto interés el rubio.
Había frío en las calles al ser invierno todavía. El Alpha vestía tan sólo un saco color capuchino, donde mantenía una de sus manos en uno de los bolsillos de esté y la otra en la bolsa donde están sus nuevas vestimentas. Oh, y la bufanda que Ángel le regaló hace días, pantalones negros y zapatos sencillos. Mientras que Ángel cubría un pomposo abrigo grande color blanco, con capucha. Parecía de marca, así que le fue fácil suponer que viene de una familia de dinero.
Lo cuál podría resultar le problemático.
Debajo del abrigo, el suéter que le regaló. Unos pantalones ajustados de color vino, los cuales resaltan su trasero y marcan su delgadas y largas piernas. Sus pequeños pies son abrigados por unos botines color café oscuro. El castaño suele ser muy observador, así que no se le pasaba de desapercibido lo que usa.
—Mañana. — respondió después de meditarlo un poco. Realmente su cumpleaños no es algo que festeje en compañía o divulge con alegría. Menos en una ciudad completamente nueva, donde él único que tiene como "amigo" es ese Omega de cabellos rubios.
—¿¡Qué!? ¿Hablas enserio?— soltó con sorpresa.
—Si, ¿Por qué? ¿Tan malo es que cumpla tan pronto los treinta?— arqueó su ceja curioso por la reacción del más bajito. Le parecía solo un poco chistoso que Ángel estuviese cubierto por un abrigo más grande que él, aunque por lo menos podría saber que lo mantiene caliente.
Aunque él podría mantenerlo caliente.
—N-No es eso, lo que pasa que. . . Es en año nuevo, ¡Cumples años, en año nuevo!— exclamó siendo muy obvio. Dust no comprendía porque el mayor no le entusiasma la idea de cumplir otro año de vida en una fecha tan celebrada e importante en todo el mundo.
Su entusiasmo no fue contagiado, pero Alastor decidió seguirle la corriente. Con su gran sonrisa.
—Es emocionante, supongo. ¿Y tú?
—Cumplo dieciocho el catorce de febrero.— respondió sonriendo con ilusión.
Más sorpresas.
—¿Qué no ya tenías dieciocho?
—Jeje, casi.— respondió con una capa de ligero nerviosismo.
Ambos tomaron un taxi, el camino fue muy silencioso, más no incómodo. Y cuando por fin les dejó en la ruta más cercana que se le permitía viajar en su transporte, bajaron y caminaron un par de metros más hasta llegar a la cabaña donde se hospeda el castaño.
—Querido Ángel, ¿Estás consiente de la probabilidad de que tu familia me ahorque si se enteran que ando contigo y esté informada sobre mi edad?— interrogó ladeando su cabeza.
Aunque podría acabar con ellos.
Alastor no era alguien que desee tomar riesgos, él no tiene más que una amistad con Dust, no son algo romántico. Aunque muy en el fondo debe admitir que Ángel es. . . Todo un personaje. No se ve realmente delicado como otros Omegas. Puede que le guste mucho ir de compras y probarse perfumes, pero siente que es realmente auténtico.
Aunque lleva pocos días de conocerlo, si debe dar un veredicto final debe conocerlo por más tiempo. Mucho más.
—¿Aceptas entonces que te gustó?— cuestionó, curioso y ansioso. Iba a decir más, seguro. Sin embargo, lo que no se espero fue que sus labios de sellaron con los del mayor, gruesos y suaves junto a los suyos. Tan embriagante, y eso que no fue profundo. Fue más bien, cariñoso. Afectivo. Ángel quiso más, sintió incluso que ahí mismo podría haber caído rendido entre sus brazos, pero Alastor se había alejado.— ¿Q-Qué significa eso?— balbuceó un poco entusiasmado, no estaba siendo nada disimulado con querer más contacto físico.
Nadie los vio. Donde vive Alastor es un lugar rara vez visitado. Solo quien trae el periódico va hasta esa ruta, en la mañana.
—No se si te convenga juntarte con alguien como yo, Ángel. — con su mano libre, acarició con su pulgar la suave mejilla del mencionado, rosando con sus labios. Causando un fuerte cosquilleo en el cuerpo del menor. Tan placentero y suave. Dijo una advertencia disfrazada.— No soy el mejor Alpha que puedas encontrar.
Ángel cubrió su mano que está en su mejilla con la suya, para sentirla más cálida. Y para que el mayor no la apartará.
—Para mí, lo eres. No te pido que te cases conmigo y a la mañana siguiente tengamos cachorros.— agregó con sus ojos brillando llenos de ilusión. Se vea aún más adorables por las pecas que adornan debajo de sus ojos.
Alastor rio un poco bajo por lo dicho, apartando su mano delicadamente del rostro del menor.
—A mí me gustaría tener hijos, ¿Sabes? Ya soy muy grande, me gustaría ser padre. — dijo en un tono bastante sensual que estremeció al Omega.
Ángel mordió ligeramente su labio inferior, mierda. Se había sonrojado por unas palabras cursi como esas. Tan fuerte fue, que algo dentro suyo se removió fuerte. Su Omega le gustó esa idea, que deleita sus oídos.
Me gustaría tener hijos. Había dicho el Alpha, por un segundo se imaginó tener un cachorro de él y de Alastor. Tan pequeño y cálido. Tan bonito, los uniría a ambos por toda la vida.
—L-Los cachorros serán d-después.— respondió apenas, reaccionando de su ensoñación. Sonó tan nervioso. Sus mejillas ardían, carajo. Tomó aire fuerte para proseguir intentando no balbucear.— El caso es que sólo te pido que salgamos, lo intentemos.
Alastor sacó de su bolsillo la llave para abrir la puerta y entrar a casa, siendo seguido por el contrario. Dejaron las cosas en el sofá. Donde él anfitrión tomó asiento e indico al Omega que se sentará a su lado.
—¿Por qué estas interesado en mi, Ángel?— Preguntó sin despejar su vista en el mencionado. Le intriga hasta cierto punto oír la respuesta del contrario.
Alastor no es despistado, durante varios años ha notado miradas de Omegas en su persona. A pesar que no lo conocen bien, o creen hacerlo cuando con trabajo saben su nombre y profesión. Por lo general, no suelen ser muy atrevidos o acercarse a él para confesarse. Se acostumbra a que sea el Alpha quién inicie el cortejo. Quien lleve las flores y sea el "padre" de familia. Si solo hablamos de una relación de Omega y Alpha claro, porque también están los Betas.
Pero Ángel literalmente fue tan libre y expresivo sobre sus sentimientos, aunque aún lo sentía muy pronto para decir que se enamoró de él, le gusta que sea el rubio que tenga iniciativa. Lo hace tan diferente a los demás. Realmente se pregunta cómo es el resto de su familia.
O como serán sus crías con él.
No puede no creer que su cabeza se llenen de esos pensamientos, siente cierta incredulidad al respecto. Jamás le sucedió algo así, ni con Mimzy.
—¿No es obvio? Le pregunta aquí es, ¿Por qué no estas interesado en mi?— bufó cruzado de brazos, ocultando su sorpresa.
—No nos conocemos bien, Ángel.
—Esta bien, está bien. Entonces conozcamos.— propuso soltando un largo suspiró. Se quedó callado por unos segundos, y cuando Alastor creyó que esté no iba a hablar, Ángel continuó.—Mi familia está compuesta por mi padre, mi melliza, mi hermano menor y yo. Mi madre murió el año pasado, creo que era lo más bueno de la familia. Estuvo enferma.— comenzó a relatar lo más importante de su árbol genealógico. — Actualmente solo trabajo ayudando un poco a mi familia, suemos dueños del más grande bar en Nueva York. Soy mesero y cocino también. Pero fuera del trabajo, ayudó en casa. Ya sabes, los Omegas deben cocinar, mantener limpia la casa y esas cosas aburridas. Ser lindos y amables. Serviciales. — sonrió afligido, aunque más bien parecía una extraña mueca. No por hacer las tareas del hogar, si no por otra cosa.
Ángel omitió por el momento que empezaría a ayudar junto a su hermana sobre el verdadero negocio familiar. Lo del "bar" es tan sólo una fachada. Si bien es muy famoso aquel lugar y grande, el verdadero negocio de su familia es más peligroso.
—¿Y haces todo eso?
—A veces, soy rebelde. No siempre haré lo que ellos me pidan, depende también cuál es mi humor. Tampoco quiero ser un mantenido.
—¿Te dedicaras siempre a trabajar en el bar de tu familia?
—No. Mi sueño en realidad es ser diseñador. Hacer ropa. Mi madre me enseñó de echo. — respondió reprimiendo una risita, recordando aquel recuerdo con mucha nostalgia y cariño.—Y tú Alastor, ¿Por qué estas aquí?
—Por vacaciones.— respondió enseguida. En cierta forma decía la verdad. Se merecía unas gran vacaciones. Quería dejar por un tiempo los asesinatos de su vida.
—¿Vienes a ocultarte de tu pasado allá? ¿Qué hacías?— cuestionó con mucho interés. El contrario pensó que Ángel es muy bueno en sacar o encontrar motivos.
— Soy locutor de radio.— respondió con una arrogante sonrisa. Ama lo que hace, no lo puede ocultar.
—¿Locutor de radio? Que agradable oir todas las mañanas tu sensual vos.— agregó divertido.
—Soy bueno en mi trabajo.
—Pensé que eras cazador o leñador. Acabo de ver algunas armas en tu oficina y tienes animales colgando como trofeos en casi toda tu casa.— comentó removiendo se de su asiento. Se sentía tan bien poder hablar con Alastor, saber más de él.
—Cuando tenía trece años, mi padre me enseñó esas cosas. Después lo practique, trabaje por un tiempo de eso. Cazar animales y cortas árboles. A veces era para vender, otras para mí uso personal.— explicó brevemente. No podía olvidar su infancia, ni cuánta sangre de todo tipo paso por sus manos. El adrenalina al asechar a su presa y después atraparla, matar y desgarrar.
No solo he casado animales. Pensó en decir, imaginando lo linda que ha de ser la cara aterrorizada del Omega. ¿Ángel me tendrá miedo?
Sus ojos llenos de terror y tratando de huir de él, muy lejos. ¿Será posible?
—¿Cuando te dedicaste a ser locutor de radio?
—Creo que tenía como veintiún años. Si, los tenía.— confirmó.
—¿Vives con tus padres?
—No. Mi padre murió antes de que consiguiera el nuevo trabajo. Él se metió a una zona donde no debía siendo ya de muy noche. Lo único que sé es que murió por los perros de algún otro cazador, que lo mataron.
—Ouh, lo siento.— se disculpó con cierta pena. De tan sólo imaginarlo siente escalofríos.
—Para nada, con la única persona con la que apenas podía rozar el tema era mi madre. El impacto de la muerte de papá, fue más duro para ella. Tenía casi veinte en ese entonces, había terminado mis estudios.
—¿Y cómo es mi suegra?— preguntó con una risita. Recostando se en el hombro del contrario, quién no dijo nada por la acción.
— Ella es, bueno, se volvió más estricta y controladora. Supongo, rara vez se comportaba dulce conmigo. Las peleas al regresar del trabajo, al oscurecer se volvieron frecuentes. Las cosas entre nosotros se volvían tan mal con cada año, nos hacíamos o más distantes o más odiosos con el otro. Hasta. . .— hablar de su pasado es algo que jamás hizo con alguien. Quizás las única persona que sabía tanto de él, ahora esta muerta.
Feos recuerdos viajaron hacia él, su madre fue tan detestable en un largo período de tiempo, que llegó a pensar que ella no podría ser su madre. Sintió un amargo sabor de boca de tan sólo recordarla.
—¿Hasta?— pronunció Ángel sacándolo de sus recuerdos. El rubio realmente sentía preocupación por el castaño, y le gustaría que Alastor siguiera abriéndose a él.
—Ella murió, le dio un ataque del corazón. Fue una muerte natural. Ya era muy grande, la vejez. — miró hacia un punto fijo de la habitación. Recordando la noche en qué ella perdió la vida. Fue tan lamentable.
—Debiste sentirte solitario.— sonrió con tristeza. Al saber que Alastor ya no tiene más familia, le duele su pecho. Ahora entendía quizás, el porque Alastor dijo momentos atrás que le gustaría tener hijos.
Necesita una familia. Yo podría dársela. Pensó y de tan sólo eso se ruborizo. Se apresuraba tanto en las cosas.
—Al principio si, a pesar de tener amigos en el trabajo. Pero, no sé, luego me acostumbré. Han pasado cuatro años desde su muerte. Con regularidad voy a la tumba de ella y papá. Supongo que es algo que necesitaba decir.— suspiró, una de sus manos fue hasta la cabeza de Ángel, deslizó sus dedos por aquellos lacios cabellos rubios. Escuchando un leve ronroneo del oji azul, gustoso por el contacto.
—Entonces si vives solo.
—Si.
—No estarás casado, ¿Verdad?— dijo con cierto recelo.
—No. — respondió riendo un poco. Ángel se estaba poniendo muy cómodo en ese lugar. Su cabeza recostada en su hombro, y oliendo tan bien le pone tenso hasta cierto punto.
—Es que a tu edad, me sorprende.— admitió agradecido. Pensando que tiene oportunidad con el Alpha quién meditaba sus palabras.
¿Esta bien esto? ¿Sentir esto?
—Supongo que soy un hombre soñador, que espera a su Omega. — concluyó decidiendo hacer las cosas bien.
No iba a presionar las cosas, todo a su tiempo. Pero podría aceptar que aquel Omega forme desde ahora, parte de su vida.
Palabras: 2,516.
Fecha de publicación: miércoles 01 de enero del 2020.
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse-Humans.
Historia: "Polvo de Ángel"
Fandom: Hazbin Hotel.
Nota del escritor:
No suelo publicar los miércoles, pero es año nuevo y está historia hace tiempo que no la actualizo. Además ya terminé la otra~
Recuerden que las imágenes no son mías, derechos a su autor.
Y disculpen las leves faltas de ortografía. Me puse algo trucha con este capitulo, editando lo a pesar de tenerlo guardado desde hace semanas.
Comenzamos este año nuevo con un nuevo capitulo de este fanfic. Que no prometo actualizar seguido, no tengo nada adelantado en borradores.
Nos vemos la próxima.
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