-¡N-No seguiré tu maldito juego!

¡Bum!

Todo paso tan rápido, de la impresión cubrió su boca con lágrimas en los ojos.
En el piso se encontraba pedazos de madera a rota, la caja se había destruido totalmente.

Retrocedió un poco mientras miraba como la caja se había destruido, ¿por qué lo había hecho?
No era la primera vez que se encontraba con esa caja, nunca tuvo el suficiente valor para dañarla, su plan siempre consistía en dejarla botada en algún basurero de la cuidad, pero de alguna extraña manera la caja siempre volvía a ella.

Camino hacia la cocina, agarró una escoba y una recogedor de basura, suavemente barria, para juntar los trozos de la caja y recogerlo para votarlo en la basura.

Un largo suspiro de alivio, se sentía a salvo, se había liberado de eso, un peso menos en los hombros.
Se sentía liberada, por fin, después de mucho tiempo pudo respirar sin miedo.

Se dejo caer en el sillón, mientras encendía la televisión sin miedo alguno, estaba confiada que todo esto ya paso.

Su celular vibró, lo sacó de su bolso ya que seguía allí. Le estaban llamando.

-Desconocido.

Susurró un poco, para después contestar.

-Buenas noches, ¿con quien tengo el gusto?

No recibió respuesta, sólo se escuchaba una respiración que erizaba la piel de la joven.
Corto sin deseo alguno de bromas, pero en cuestión de minutos, volvieron a llamar.

"Desconocido"

Era lo único que se leía, no paraba de molestar.
Seguía llamando una y otra vez, sin descanso alguno, ya harta de este asunto decidió poner un fin.

-¡Escuchame! No se quien mierda eres, pero, ¡deja de molestar!

Se quedo un rato en silencio pero una voz muy grave y gruesa por fin hizo presencia, para decir 4 simple palabras que dejarían temblando a la joven.

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