Especial 100k
A Enji le gustaban los "chicos rebeldes".
¿Cómo se dio cuenta de eso? Fácil, solo tuvo que ver a Daisuke Takeyama caminar hacía la academia.
Le encantaba la manera en que se revolvía su corto y despeinado cabello, la forma en que las venas se remarcaban en sus pálidos y fuertes brazos, pero lo que mas le encantaba era la forma en que sus dedos sujetaban ese maldito cigarrillo. Mierda, ese chico, que seguramente debía tener su misma edad, lo hizo sentir como una colegiala virgen.
Mucho más cuando él castaño fijó su vista en él, le sonrió de manera divertida y luego le guiñó él ojo con picardía. Maldito sea, ese bastardo sabía que estaba bueno y usaba eso a su favor.
De pronto, una extraña sensación de tristeza invadió su cuerpo. Ese chico nunca estaría con él, para empezar seguramente le gustaban las mujeres ¿Qué posibilidades tenía de estar con él? Exacto, cero.
Había elegido como su perdición unos ojos que nunca lo mirarían.
Nunca tendría la oportunidad siquiera de darle un beso...o eso era lo que creía. No pensaba que tendría esa chance, pero ahora era una realidad y no podía negarla, mucho menos cuando tenía al mismísimo Daisuke durmiendo a su lado y completamente desnudo.
El pelirrojo no supo bien en que momento comenzó a admitirlo mientras el castaño dormía boca abajo; su cabello estaba más despeinado de lo normal, y le encantaba saber que él había sido el responsable. En cierta forma se sentía orgulloso por siempre dejarlo sin aliento y hecho un desastre.
Enji ser mordió el labio inferior y acercó lentamente su mano a la desnuda espalda de Daisuke, acariciando toda la zona hasta llegar a la baja espalda.
—Enji...por el amor a cristo...ya lo hicimos siete veces, déjame recuperarme un poco —Le pidió el castaño con voz adormilada.
—Yo no dije nada —Murmuró el pelirrojo con diversión.
—Pero lo pensaste —Giró el rostro lentamente, sonriéndole levemente—. No necesito leer tu mente para saber que deseas.
—No sé que cochinadas estarás pensando, pero yo sólo quiero que me beses —Le pidió con algo de vergüenza, sintiendo como sus mejillas se tornaban rojas.
Daisuke sonrió dulcemente para luego acortar la poca distancia que había entre ellos, besando esos suaves labios que tanto adoraba. Enji soltó un jadeo dentro del beso mientras rodeaba el cuello del castaño con sus brazos, mordiendo de vez en cuando los labios del otro.
Le encantaba estar así, pero sobre todo, le encantaba saber que Daisuke era solo para él. Que nadie más besaría sus labios, nadie podría tocarlo como lo hacía...nadie podría amarlo como él lo hacía.
Se separaron lentamente para luego sonreírse con picardía.
—Sabes...nunca imaginé que terminaríamos así, los dos juntos —Murmuró el Enji para luego acariciarle la mejilla suavemente. Daisuke le besó la palma de su mano con delicadeza.
—Yo nunca me imaginé que me terminaría enamorando de ti —El ojiceleste abrió los ojos con sorpresa—. Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, Enji.
—Por dios, te amo demasiado —Se subió sobre el castaño y comenzó a besarlo de manera apasionada.
El castaño sonrió entre los besos para luego alejarse unos cuantos centímetros.
—Creo que tengo la fuerza suficiente para una ronda más —Enji se mordió los labios con picardía e inmediatamente volvió a atacar los hinchados labios de su pareja.
Que suerte que Daisuke tenía buena resistencia.
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—Enji....Enji... ¡Enji ¿Me estás escuchando?! —Exclamó Toshinori con molestia—. Por dios, amigo, si sigues de esa forma todo el mundo se dará cuenta de lo que pasa entre Daisuke y tú.
—No es mi culpa que él muy bastardo esté bien bueno —Le explicó él ojiceleste sin dejar de mirar como Daisuke entrenaba con una de sus compañeras—. Pero no me gusta que esa maldita esté tan cerca de mi ángel.
— ¿Por qué no vas y marcas tu territorio?
—No puedo orinarlo, de poder hacerlo ya lo habría hecho —El rubio estallo en risas, llamando la atención de varios de los presentes.
—Hay otras maneras... —Le susurró Yagi—. Si no lo haces, Naoko lo besará en cualquier instante.
En ese momento, la joven se acercó al castaño para darle un efusivo abrazo, quien correspondió casi con obligación. Ante semejante acción, Enji gruño con molestia y se acercó rápidamente hacia donde estaba Daisuke, lo sujetó del cuello de la camisa y le plantó un beso bastante posesivo.
Todos los presentes, incluido el ojiverde, soltaron un jadeo de la sorpresa. Era la primera vez que veían a Enji tan posesivo y celoso...y también verlo besando a otro chico.
Después de varios segundos, ambos jóvenes se separaron permitiéndoles soltar un sonoro jadeo de satisfacción.
—Wow...eso fue muy...repentino —El castaño pestañó varias veces para luego sonreír de lado—. Me gusta que seas así.
—Ahora quiero hacer algo más repentino que solo besarte —Lo sujetó de la mano y, ignorando los silbidos y aplausos de sus compañeros, salieron del lugar.
Comenzaron a caminar rumbo a uno de los pocos laboratorios con el que contaba la academia y entraron rápidamente, aprovechando que nadie usaba ese lugar a esa hora. Enji cerró la puerta con llave y se giró rápidamente para ver al castaño, sintiendo como le temblaba el cuerpo ante lo que se venía.
Daisuke lo miraba con algo que solo podía ser descripto con una sola palabra: Deseo, crudo y salvaje. Era el tipo de mirada que no se le dedicaba a ningún amigo, mucho menos a un enemigo. Enji sintió como un escalofrío placentero le recorría todo el cuerpo, ya ansiaba poder manosear a su novio sin decoro.
—De esta habitación no sales de pie —Daisuke le puso una mano sobre la mejilla y lo atrajo con algo de rudeza, estampando sus labios contra los de su pareja.
El ojiceleste dejó escapar un jadeo de la sorpresa para luego rodear su cuello, dejándose llevar por las sensaciones que empezaban a nublar su mente. Entreabrió los labios con lentitud y el castaño aprovechó esto para introducir su lengua dentro de la calidad boca, ambos gimiendo suavemente al sentir la lengua del pelirrojo unirse al juego.
La cabeza de Enji daba vueltas, era apenas consciente de todo lo que hacía. No supo cuando pasó, pero en menos de un segundo sintió como su espalda chocaba contra la fría pared. Daisuke dejó de devorarle la boca para ir a dedicarse a su cuello, chupando y mordiendo con ímpetu, al punto de que el pelirrojo no sabía si quería cargarlo o chuparle la sangre.
Ante estas acciones, el ojiceleste gemía sin decoro alguno, frotándose con necesidad contra el chico que ahora lo tenía arrinconado contra la pared. Se apresuró a bajar sus manos por el abdomen bien formado del castaño hasta llegar a la unión de el pantalón con el borde de la camiseta que llevaba puesto. Como era costumbre, Daisuke usaba la camiseta dentro del pantalón, lo que en ese momento le dificultaba a Enji obtener el contacto que tanto deseaba. Sin embargo, justo cuando había logrado meter sus manos bajo la camiseta, Daisuke le sujeto ambas manos con fuerza y se separó bruscamente.
— ¿Qué demonios...?
—De rodillas, ahora...
Enji sonrió con diversión para luego acatar la demandante orden de su pareja; se arrodillo con rapidez y con unos movimientos certeros, le bajó el pantalón junto con el bóxer y agarró el miembro del castaño con ímpetu.
—Oh, por el amor a dios, Enji... —El ojiverde enterró sus manos en el rojo cabello de Enji, deseando que este comenzará a hacer algo más que solo sujetarlo.
Él ojiceleste se acomodó correctamente entre las piernas del castaño, quien respiraba de manera errática con los ojos cerrados. Enji sonrió de manera ansiosa y, ignorando el calor que sentía sobre sus mejillas, sacó suavemente la lengua y la pasó por la punta del glande de Daisuke, que ya liberaba liquido preseminal; con la otra mano comenzó a recorrer toda la extensión a un ritmo suave mientras que con la boca chupaba la punta, humedeciendo todo el miembro con su saliva.
—Joder, hace tiempo que quería que me hicieras esto, ah —Comento Daisuke entre jadeos, sin poder evitar comenzó a balancear la cadera contra la boca de Enji, tratando de conseguir más contacto.
Enji gimió con excitación y, como si fuera adrede, comenzó a mover la boca con más velocidad, siguiendo el rápido y profundo meneo de las caderas del castaño. La saliva se le desbordaba de la boca y caía suavemente sobre su rodilla.
De pronto Daisuke paró en seco, forzó al pelirrojo a dejar de chupársela, cosa que hizo que Enji se sintiera triste pues le encaraba hacer eso. Tenia todo él cuerpo sudoroso, sabía que si él ojiceleste le daba una lamida más se correría en la boca de éste.
—Pasemos a lo que sigue —Siseó Daisuke para luego esbozar una sonrisa torcida. Levantó al pelirrojo del suelo, fundiéndose de nuevo en un apasionado beso.
Enji, ansioso por lo que se venía, se terminó de desnudar raídamente para luego hacer lo mismo con el castaño. Le dio un fugaz beso en los labios y luego se giro y se recostó boca abajo sobre el escritorio, dejando a la vista su trasero.
—Quien diría que él gran Enji Todoroki es un sumiso —El nombrado solo gruñó con molestia— ¿Te preparo? —Le preguntó él ojiverde mientras colocaba su mano sobre la paliza espalda del pelirrojo, acariciando la zona con lentitud.
—Solo métemelo de una maldita vez.
Él castaño solo negó con diversión para luego depositar un pequeño beso sobre la piel del ojiceleste. Con mucha suavidad, comenzó a presionar con su pene erecto y lubricado con la saliva de Enji y, con algunos quejidos de parte del joven, consiguió penetrarlo. Daisuke echó la cabeza para atrás, sintiendo que estaba a punto de correrse, pues el interior del joven era cálido y estrecho. Perfecto para él.
Ambos se fundieron en otro beso mientras él castaño embestía al pelirrojo, al principio suave y cariñosamente, hasta embestirlo fuertemente en un ritmo salvaje y apasionado. Enji gritaba con fuerza, de dolor y de placer, no sabía qué sentía, pero sabía que no quería que parara. Daisuke había comenzado a masajearle el miembro mientras lo clavaba a la mesa del salón en cada embestida.
Como respuesta, Enji sólo cerró los ojos y se dejó llevar por el mar de sensaciones que le producía cada embestida. El ojiverde disfrutaba de escuchar los jadeos y gemidos de su pareja mientras se sujetaba con fuerza del escritorio, adoraba follarselo de esa manera. Todo él placer que estaba sintiendo él pelirrojo en ese momento, provocó que una nueva erección apareciera; Daisuke se dio cuenta de esto y se la agarró con firmeza, empezando a masajearlo al ritmo rimo de sus caderas.
— Enji, joder... no voy a poder aguantar mucho más —Apoyó su frente en la perfecta y lisa espalda de su pareja, mientras le masajeaba el miembro con una mano y le rodeaba su fina cintura en un abrazo apasionado.
—Córrete dentro de mí –Le ordenó el ojiceleste con la voz ronca y un rubor intenso en las mejillas y en las orejas. Sentía el cuerpo a punto de explotar.
En ese momento Daisuke sacó su pene del interior del pelirrojo, quien estuvo a punto de quejarse pero fue callado cuando lo dio vuelta de un giro y le abrió las piernas con rapidez. Se acomodó entre ellas y de un certero golpe volvió a penetrar a su pareja, comenzando de nuevo las salvajes embestidas.
El castaño sujetó a Enji por la cintura con una mano, mientras que con la otra recorría todo su cuerpo, deseoso de no dejar un solo rincón sin tocar.
De pronto, Enji sintió cómo el cuerpo de su amado se arqueaba sobre él mientras gruñía con fuerza y sintió en su interior una explosión de semen, cálido y suave, que le llenaba totalmente, cosa que provocó su propio orgasmo. Daisuke cayó exhausto sobre él, después de ese orgasmo esplendido. Él ojiceleste tenía los ojos llorosos, respiraba con dificultad y sentía el cuerpo temblar por los espasmos que azotaban su cuerpo. Para haber sido una sesión rápida, había sido muy placentera.
—Que suerte que no seas mujer, sino ya estarías embarazada —Aquel comentario hizo que Enji se largara a reír, provocando que el otro también hiciera lo mismo.
—Por suerte no lo soy —Le dio un suave y lento beso para luego sonreírle—. Una cosa menos en que preocuparse.
—Si... —Le dio un suave beso para luego separarse de él, provocando que él ojiceleste jadeara al sentirse vacío.
—Pero, la verdadera pregunta es ¿Quieres tener hijos? —Esa pregunta hizo que él castaño dejara de vestirse y se girara para mirar a su novio con sorpresa. Era la primera vez que Enji le preguntaba algo como eso.
—No lo sé, sólo tengo 17 años...hay muchas cosas de las que no estoy seguro —Le respondió con cierta timidez.
—Solo dilo, Daisuke, no tienes porque sentirte avergonzado...no conmigo —El nombrado solo suspiró suavemente para luego sentarse al lado de Enji, sintiéndole levemente.
—Solo lo pensé una vez, cuando era más chico —Le explicó sin dejar de sonreír—. Me gustaría tener una niña, a la cual mimar y proteger...y me gustaría tenerla contigo. Me gustaría que tuviese tus ojos.
—Los míos son normales, preferiría que tenga los tuyos —Enji posó su mano sobre la mejilla del castaño, acariciándola suavemente—. Adoro la transparencia y el amor que transmiten. Son perfectos.
—Enji ¿Estas bien? —Le puso una mano sobre la frente—. Seguro que tienes fiebre, sino no encuentro otra razón para que me hables con tanto amor.
—Eres un idiota —Le dio un empujón y se levanto del escritorio, tambaleándose un poco. Empezó a agarrar su ropa con intenciones de irse pero fue detenido por los brazos de Daisuke, que rodearon su cuerpo en un tierno abrazo.
—Solo bromeo, sabes que amo cuando me das afecto —Rozó la nuca de Enji con su nariz, inhalando el suave perfume que tenía, para luego depositar un pequeño beso—. Te comería a besos.
—Tu me prometiste que no saldría de este cuarto de pie...y sigo usando mis piernas —Le dijo él ojiceleste a lo que él castaño se empezó a reír.
—Por supuesto que lo hice, y un Takeyama jamás rompe una promesa —Lo cargo como princesa para luego caminar nuevamente hacía el escritorio.
Estarían ahí toda la tarde.
************
Daisuke y Enji caminaban por las frías calles de Hosu, charlando animadamente. Ese día les tocaba realizar las practicas de campo en esa ciudad, básicamente debían cuidar de que ningún villano atacara...aunque parecía que ese día no iba pasar nada.
O eso fue lo que pensaron.
Cuando menos se lo imaginaron, escucharon una fuerte explosión detrás suyo y seguidamente los gritos de alguien. Se giraron rápidamente para ver que pasaba y vieron como varios escombros volaban hacia cualquier dirección.
— ¡Daisuke, allá! —Enji le señaló a uno de los balcones del edificio dañado donde una pequeña niña había perdido él equilibrio y ahora caía hacía él suelo a toda velocidad.
El castaño fue más rápido y, antes de que la niña chocara contra el pavimento, utilizó su Quirk para detener el tiempo y así poder llegar hasta donde iba a caer. Parpadeó un par de veces, lo que hizo que él tiempo volviera a correr y extendió los brazos para poder atrapar de la pequeña niña, que se sujetaba de su vestido y cerraba los ojos con fuerza. Daisuke sonrió con ternura y le acomodó suavemente los rubios cabellos que cubrían su rostro.
—Bella princesa, ya puedes abrir los ojos —La menor obedeció al chico y abrió los ojos lentamente, clavando su violeta mirada sobre los verdes del más alto.
—Eres cómo un príncipe ¿Te casas conmigo? —Le preguntó la niña a lo que Daisuke soltó una suave carcajada.
— ¿Es en serio Daisuke? ¿Otra niña más? Eres un pedófilo —Exclamó Enji mientras se cruzaba de brazos. El castaño sólo negó con diversión para luego bajar a la niña con cuidado.
— ¿Cuál es tu nombre, ricitos? —Le preguntó él ojiverde mientras colocaba un pequeño mechón rubio detrás de la pálida oreja.
—Y-Yuu, señor, muchas gracias por salvarme —La rubio hizo una pequeña reverencia para luego sonreírle.
Dios, esa niña era muy tierna. Le recordaba a la hermana que nunca tuvo.
—Ese es mi trabajo, Yuu-chan, protegerte a ti y a cualquier persona que lo necesite —Le revolvió el cabello con ternura—. Ahora vuelve con tu madre mientras los grandes nos encargamos de esto.
La menor asintió enérgicamente y se dio vuelta para empezar a correr , sin embargo regresó hacía donde estaba el mayor y se despidió de él con un pequeño beso en la mejilla para después salir corriendo hacía donde estaba su madre. Daisuke se levantó, ya que sea había puesto en cuclillas para poder hablar con la pequeña, y sonrió ante el tierno gesto que tuvo con él por haberla salvado. Se giro para ver a su pareja, quien lo miraba con molestia.
— ¿Qué? —Le preguntó el castaño—. Oh vamos Enji, no puedes ponerte celoso de una niña ¡Debe tener como 8 años! Fácilmente le doblo la edad.
—Ven aquí —Daisuke se acercó lentamente hacía donde estaba el pelirrojo, quien al tenerlo lo suficientemente cerca lo tomó de las mejillas y lamió donde la niña había lo había besado—Nadie, aparte de mi y tal vez de tu mamá, puede besarte ¿Oíste?
—Eres muy posesivo ¿Lo sabías?
—No es mi culpa que mi novio sea popular hasta con los niños —El ojiverde se rió con fuerza mientras entraba al edificio donde se había producido la explosión—. De todos modos...tienes un talento con ellos, te adoran.
—Los trato de la misma forma que me trataba mi padre a mí —Le explicó para luego sonreír con nostalgia—. Hay veces en la que me puedo ver en esos niños, llenos de alegría y curiosidad...tal cómo me sentía con él.
— ¿Lo extrañas mucho, no es así? —Le preguntó Enji con cierta tristeza.
—Como no te imaginas, a veces siento que este dolor no se irá nunca —Le comenzó a contar mientras buscaba de donde había ocurrido la explosión—. Mamá dice que es mejor dejar eso en el pasado y tratar de seguir adelante. Quizás tenga razón, pero lo dice con una frialdad...como si no le doliese haber perdido al amor de su vida. Me molesta su actitud.
—Digamos que eso se potencia al tener conflictos con tu madre —El castaño puso los ojos en blanco— ¿Sique con la idea de mandarte a estudiar a Noruega?
—Si, pero ella no entiende que no podrá controlar mi vida para siempre...no tengo él más mínimo deseo en irme de aquí —Se giró rápidamente, haciendo que Enji dejará de caminar, y lo besó con suavidad—. No me gusta la idea de tener que dejarte.
—Y no me dejarás, imbécil —Le aseguró para luego tomarlo de la mano—. Ahora descubramos quien hizo esa explosión.
Se acercaron al departamento que tenía la puerta echa pedazos e ingresaron al lugar, observando como había zonas explotadas.
— ¿Hola, hay alguien aquí? —Preguntó él pelirrojo con voz alta. De pronto salió una pareja de unos de los cuartos, estaban completamente chamuscados— ¿Qué les sucedió?
—Emmm...como explicarlo sin que suene mal —Dijo él chico mientras miraba a su novia con pena. Enji rodó los ojos u le hizo una señal a su pareja para que los leyera la mente o retrocediera en él tiempo, lo que considerara correcto.
Daisuke tornó amarillos sus ojos, leyendo la mente de la rubia, y sonrió de lado al ver..."el motivo" por el cual habían hecho explotar el departamento.
— ¿Cuáles son sus Quirk? —Preguntó él ojiverde con curiosidad.
—El mío es "Sudor Oxidante" —Exclamó el joven.
—Glicerina —Comentó la rubia mientras se tapaba su desnudez como podía.
—Eso explica la explosión, para evitar de nuevo un percance como éste les voy a recomendar un doctor muy bueno —Sacó una tarjetita de su billetera y se las entregó—. Los ayudará con...su problemita. Se los aseguro, él nos ayudó mucho a los dos.
— ¡Daisuke, no puedes andar divulgando nuestra vida personal! —Exclamó Enji, sintiendo como su rostro se tornaba del mismo color que su cabello.
—Como si no lo supiese todo Japón, Toshinori no es muy bueno guardando secretos —El ojiceleste abrió los ojos con sorpresa—. Así que bueno, tendrán un hijo muy temperamental.
— ¿Viste nuestro futuro? —Preguntó el joven de cabello castaño con interés, pero Daisuke solo sonrió y utilizo su Quien para volver en él tiempo y reconstruir todo lo dañado.
—Tengan mas cuidado la próxima vez —Les recomendó él pelirrojo con seriedad a lo que la pareja asintió—. Usen condón.
—Somos los menos indicados para recomendar eso, Enji —Sin mas que decir, Daisuke se retiró del lugar. Todo esto sin dejar de sonreír.
El pelirrojo solo rodó los ojos para luego seguir a su pareja, despidiéndose con la mano del dúo semidesnudo. Salieron del edificio, que ya estaba arreglado, y comenzaron a caminar por la calle sin dejar de sonreírse.
— ¿Cena y hotel? —Propuso el ojiverde.
—Pensé que no lo preguntarías nunca —Le respondió el pelirrojo a lo que Daisuke le tomó la mano y le besó el dorso de la misma.
Se sonrieron de manera complicado y siguieron caminando sin soltarse del agarre de sus manos. Les importaba muy poco si alguien los miraba mal, se amaban lo suficiente como para interesarles los comentarios ajenos.
Entraron a uno de los pocos restaurantes que había por esa calle y se sentaron cerca a de los ventanales, pronto llegó uno de los meseros y les tomó su orden. Enji pidió un café negro y unos biscochos mientras que Daisuke pidió un cappuccino y varios sándwiches, él necesitaba comer más ya que él sería el que más energía iba a gastar.
Mientras esperaban a que les trajeran sus pedidos, Daisuke comenzó a jugar con los palillos que había sobre la mesa, utilizó su quien para mantenerlos quietos y así poder hacer formas con los mismos. Enji sonrío enternecido al ver a su novio jugar con los palillos mientras sacaba la lengua de manera tierna, era un gesto que hacía siempre que se concentraba.
— ¿Algún día dejarás de ser así de tierno? —Daisuke fijó su vista en el, haciendo que la torre Eiffel que estaba haciendo se desplomara sobre la mesa.
—Tendrás que acostumbrarte —Le dijo el castaño sin dejar de sonreír—. Puede que algún día tengamos un hijo y ese hijo herede mis gestos y mi carácter, que sería lo mejor.
— ¿Me estás llamando gruñón? —El ojiceleste frunció el ceño.
—No...tú mismo lo acabas de hacer —Daisuke comenzó a reírse al ver como el rostro de su pareja se tornaba rojo de la vergüenza e ira—. Ya, ya, tienes un buen carácter...solo eres un poquito gruñón, pero solo un poquito. Minúsculo.
Él pelirrojo negó varias veces para luego sonreír levemente. No podía enojarse con Daisuke, el muy pendejo tenía una carita de niño inocente que compraba a cualquiera...incluido él.
—Eres un estúpido, Daisuke Takeyama —Comentó Enji mientras sonreía levemente.
—Un estúpido que está estúpidamente enamorado de ti —El ojiverde recostó su cabeza sobre su mano y le guiñó el ojo como picardía—. Y sé que me amas también...no puedes negarlo.
—No...es imposible negar que esos altaneros y pícaros me tienen hechizados —Le dijo mientras, de manera disimulada, acariciaba la pierna del castaño con lentitud—. Ahora comprendo porqué los llaman "Los demonios de ojos verdes"
—Eso son solo inventos ¿Cómo podemos ser "demonios" si somos más buenos que él pan? —Le preguntó sin entender ese apodo.
—Digamos que son...unos seductores natos —Le explicó el pelirrojo mientras trataba de fingir tranquilidad—. Quiero decir, no necesitas tratar de seducir a alguien porque ya lo hiciste con solo sonreír o por la forma en que te mueves.
— ¿Te gusta como me muevo? —Enji asintió sin dejar de sonreír— ¿Moverme en que sentido?
—En todos, maldito puerco pervertido —Daisuke estalló en risas al escuchar eso—. Esperemos que tus hijos no saquen ese lado pervertido porque sino pobres de las parejas que les toquen.
—Tú no te quejas de mi lado pervertido, es más...te encanta que sea así.
Justo cuando Enji iba a responderle llegó él mesero con sus pedidos, dejo los platos sobre la mesa y les deseó buen provecho. Los dos jóvenes se miraban de manera cómplice...si el hombre frente suyo se enteraba donde se encontraba el pie del pelirrojo seguramente se escandalizaría.
Comieron lo más rápido que pudieron, ya que no veían la hora de irse a ese maldito hotel, pagaron la cuenta y salieron prácticamente corriendo de aquel bar. Sin soltarse de las manos, caminaban por las frías y oscuras calles de la ciudad mientras buscaban con desesperación cualquier hotel donde pudiesen saciar sus deseos.
En ese momento, Daisuke se detuvo abruptamente e hizo que el pelirrojo se girara rápidamente, besándolo con pasión. Enji correspondió aquel gesto con ímpetu mientras colocaba sus manos sobre las mejillas de su pareja. Después de un largo rato de besos, se separaron lentamente y se sonrieron de manera coqueta.
—Te amo, Enji —Le susurró el castaño con ternura.
—Yo te amo más.
Sin más, volvieron a retomar su camino hacía él hotel sin dejar de reírse y susurrarse cosas al oído.
Se sentían las personas más felices del mundo.
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Unos insistentes golpes despertaron a Mary de su sueño. Se quejó con molestia y se giró en la cama para fijar su vista en el dorado reloj que tenía. Doce y media y de la noche.
Suspiró con cansancio y se levantó de la cama al sentir la insistencia de esos golpes. Estaba furiosa ¿Para que mierda tenía tantos sirvientes si ninguno podía atender la puerta?
—Ya voy, ya voy —Se terminó de arreglar la bata blanca que llevaba puesta y abrió la puerta, encontrándose con su hijo completamente empapado por la lluvia—. Hijo...que sorpresa verte ¿Qué haces aquí?
—E-Enji Todoroki me dejó —Fue lo único que le pudo decir antes de abrazarla con fuerza, rompiendo en llanto.
Mar y correspondió el abrazo con fuerza mientras acariciaba el mojado cabello de su hijo, sintiendo como la ira se apoderaba de su cuerpo.
Nadie, absolutamente nadie, le rompía él corazón a su pequeño pichoncito.
Se encargó de que varios de los sirvientes le prepararan una cena, un baño caliente y su antigua habitación. Cuando su hijo se dio un baño y terminó de comer, ella misma se encargó de acostarlo en la cama y de estar a su lado hasta que él castaño cayó profundamente dormido.
Salió de la habitación de su hijo y se encaminó al suyo a paso firme; al entrar, sacó de uno de sus armarios una pequeña vasija roja, la cual estaba llena de un liquido oscuro, y agarró un pequeño muñeco que se parecía a Enji.
—Ojo por ojo, bastardo —Murmuró con molestia mientras tornaba sus ojos de color rojo—. Por romperle el corazón a mi hijo por motivos egoístas, te espera una vida llena de miseria y dolor. Una mujer que no te ame, hijos que no te amen...y el constante recuerdo de que jamás podrás superarlo.
Utilizó su Quien sobre el muñeco, volviéndolo cenizas, el cual se mezcló con ese líquido dentro de la vasija. Sonrió satisfactoriamente al ver como el liquido se tornaba rojo y luego desaparecía.
—No solo interferiste con mis planes, Enji Todoroki —Murmuró la pelirroja con molestia mientras se acercaba a los inmensos ventanales que tenía su habitación—. Sino también en los de otra persona...su castigo será peor que él mío.
Sonrió de manera maliciosa para luego prender un cigarro de manera elegante y llevárselo a la boca.
Dejaría que All For One se encargara de lo que faltaba.
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¿Les gustó él especial de hoy?
No me peguen por haber estado tanto tiempo ausente
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Hola gente hermosa, como sta??
Espero que estén pasando una mañanita/ tarde/noche genial
Siento muchísimo haber estado tantito tiempo ausente
Los que habrán leido la nota anterior saben mis motivos por los que no estuve.
Y si preguntar como terminó esa situacion...
Pues perdimos como la guerra
De las miles de cosas que queríamos, solo nos aprobaron una.
En fin, volvimos a clases y la vida sigue
POR FIN LLEGAMOD A LOS 100K
Muchísimas graciss por el apoyo y rl cariño que le han dado a este fic.
Sin su apoyo. esto no se habría logrado nunca
💗💗💗💗💗💗💗
En fin
Si les gusto el capítulo dejen estrellita y comenten
Se los Agradecería de corazón
Sin más que decir
Bye Bye
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