Aire
Podría asegurar que el suelo en el que se encontraba tirado Yoongi, era igual de frío que los mismos polos, ya sea el norte o el sur. Sus labios morados y pálidos se movían al compás de aquellos rap que había compuesto cuando era más joven, cuando buscaba una manera para sobrevivir en medio de tanta pobreza y de tantas personas inconscientes, aquellas que se destruían unas a las otras. Su pie totalmente roto estaba de un color rojizo símbolo de infección, si no era atendido rápidamente por un doctor, Yoongi perdería el pie y muchos de sus sueños también se perderían.
Yoongi tenía la capacidad de tener sueños los cuales parecían verdad, era por esa razón que le gustaba dormir tanto, pues le gustaba imaginar que esos sueños eran la realidad, hasta el día en el que se convirtieron en pesadillas ¿Sería ésta una de ellas? Eso era lo que quería pensar él, quería pensar que todo era mentira, pero el frío y el dolor lo hacía regresar a la realidad. Afuera estaba hecho un tormenta, el tan inesperado problema natural había al fin tocado a Busan, muchos ya estaban en lo más alto de los rascacielos a salvo de la inundación, otros, como Yoongi, estaban en lo más profundo de la ciudad condenados a ser olvidados bajo las frías aguas.
—No lo podemos dejar ahí. —sollozó la señora Min mientras se acercaba a la puerta— es mi hijo, no importa lo que haya hecho.
—Si dejamos que Suga salga, terminaremos tras unas rejas —advirtió el hombre con voz fría—, también es mi hijo, pero lo prefiero muerto a que esté en nuestra contra.
—No, no quiero —rompió en llanto.
—No será tu culpa, la misma naturaleza a forjado su destino.
La conversación de los Min había sido muy clara para Yoongi, sus padres no serían su salvación, para ellos, estar muerto sería la solución de todo; sin embargo, Yoongi debía salir de allí a como diera lugar, quería volver a ver a Jimin aunque fuera por última vez, pedirle perdón y decirle lo mucho que lo amaba.
Yoongi se levantó del suelo como pudo y entre pasos lentos llegó a las viejas escaleras de madera que tanto había odiado. Al llegar a la puerta dio o un largo suspiro y empezó a golpearla con su hombro para que abriera, pero ésta nunca cedió, entre golpes y más golpes, Yoongi escuchó algo que lo dejo con el cuerpo helado, pues el agua que empezaba a caer con fuerza, ya se encontraba entrando hacía el sótano inundando todo, si no se apresuraba, moriría ahogado.
Ya somos casi 50 en el grupo de Facebook.
Gracias por el apoyo incondicional.
¿Ya prepararon sus pañuelos? Se acerca el final.
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