Calum estaba sorprendido. Los labios del rizados se posaban sobre los carnosos labios del moreno, dejando en ellos una suave caricia que se asemejaba más a un roce.
No sabía como había pasado aquello, Ashton había aparecido en su casa y al abrir la puerta, este se había abalanzado a sus labios, haciendo que los colores se le subieran a las mejillas de golpe.

- ¿A-ash? -pregunta con nerviosismo, observando la radiante sonrisa que le dedicaba el nombrado.

- Lo siento, eso era un pequeño experimento.

Calum de pronto se siente un poco desilusionado ¿Porqué le habia dado un beso de esa manera? ¿Sólo lo hacía por diversión?

- ¿Qué clase de experimento es ese?

- Tenía curiosidad si era verdad o no que tus labios sabían a dulces, puedo asegurarte que es verdad -se relame los labios, mirando con ojos brillantes al más bajo.

- Eres idiota -gruñe, dándole un suave golpe en el pecho al castaño.

- Pegas como nena -ríe con burla.

- ¿Tú también quieres una paliza, Fletcher?

- ¿Quién te dijo mi segundo nombre? -chilla horririzado.

- No te lo diré -se gruza de brazos haciendo un mohín.

- ¿Fué Gordon verdad? Esa rata chivata...

- ¡Te escuché! -grita Michael desde la cocina, asomando su cabellera ahora negra.

Se veía muy bien con ese color. Pero eso era algo que Calum nunca admitiría.

- ¡Ven aquí, estúpido emo! -sale corriendo detrás del pelinegro, mientras que este chillaba como niña corriendo de un lado a otro intentando escaparse.

- Son unos críos -suspira el rubio al lado del moreno, mirado con una sonrisa de lado la escena.

- Estás deseando ir tú también, jirafa -dice Calum con una bolsa de gomitas en la mano, masticándolas con gusto.

- No me llames jirafa.

- ¿Vas a negarlo que lo eres?

- No soy una jirafa, solo soy alto -dice ofendido.

- Eres rubio y alto, lo que te convierte en una jirafa, es un hecho y no se discute.

- Pero...

- Shhh -pone su dedo índice en sus labios- No niegues lo que es cierto.

Luke saca la lengua, pasandola por el dedo del moreno. Este suelta un chillido poco masculino, mirándose el dedo con horror.

- ¡Eres un guarro!

- No me hubieras llamado jirafa -se defiende.

- ¡Eres idiota! ¡Ahora se me caerá el dedo!

- ¡No seas exacerado!

Aprovechando que ambos estaban discutiendo con el otro, Michael se acerca por detrás, agarrando al moreno de la cintura y colocándolo en su hombro como un saco de patatas, comenzando a girar como un niño pequeño.

El moreno soltaba risas tontas y agudas, golpeando la espalda del pelinegro sin quererse bajar realmente.

Podía pasarse así todos los días de su vida.

No estaba nada mal.

¿Era tan malo querer estar con las personas más importantes en tu vida?

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Muero con estos tres, ando escribiendo y sonriendo como idiota.

¿Qué os a parecido?

El drama se acerca, disfrutad de lo bueno.

Nos leemos pronto.

Anónima.