TREINTA Y UNO

Jungkook

¿Porqué escuchaba a Yun hablando?

Estaba cerca de mi, la escuchaba en el mismo lugar que yo, pero no la veía, solo veía negro, ni siquiera sabía donde estaba, además, intentaba mover mi cuerpo y se me era imposible. ¿Qué estaba pasando?

El disparo.

El disparo, claro, era eso. Minji me había disparado, aunque si recordaba bien, había sido mejor recibir el disparo yo a que lo hubiese recibido Yun, no me lo perdonaría.

Por eso ahora estaba dormido, o tal vez sedado, que también puede ser, porque si estuviera dormido pudiera abrir los ojos y saber si de verdad Yun estaba aquí conmigo, pero no podía, era algo como que mi cuerpo no me respondía.

También sentía el pitido del aparato que marcaba mis pulsaciones a mi lado, era insoportable.

—¿Crees que despertará? —me concentré en escucharla. Me hubiese gustado abrir los ojos y responder su pregunta.

—Él médico dijo que lo haría, solo había que tener calma.

Jimin estaba con ella, ese chico al que ella siempre estaba pegada incluso antes de conocernos, sabía que ellos dos habían sido algo más que solo amigos, la manera en que él la miraba me lo decía, sin embargo, también sabía que Yun no sentía lo mismo, no lo miraba a él como él la miraba a ella. Me alegraba saber eso, porque me había quedado con la dicha de ver los ojos brillantes de Yun cuando le gustaba. Porque también estaba seguro de que alguna vez le gusté tanto como ella a mi me gusta, lástima que lo haya arruinado todo.

La oí suspirar.

—En el tiempo que lleva dormido he pensando tantas cosas, Jimin, tantas cosas que quisiera decirle y que no puedo —quería abrazarla, eso era lo que quería al oírla hablar de una manera tan... dolorosa, como si cada palabra o cada recuerdo que le pasara por la cabeza fuera más nostálgico para ella.

Ya la había visto llorar, y no me gustó, prefería ver a esa Yun fuerte, que aunque guardaba lo doloroso en un lugar de su interior que no le doliese, no lloraba, era fuerte, Yun era la chica más valiente y fuerte que había conocido. Y me encantaba. Me gustaba verla sonreír, ser irónica como ella misma, haciendo bromas como es común en ella, pero verla llorar me partía el alma, y esperaba no volver a verla de esa manera.

—Ya tendrás tiempo de hacerlo, recuerda lo que te dije ¿vale? —hay un corto silencio en el que supongo que asiente porque recuerda lo que le dijo, algo de lo que tal vez nunca me entere.

—Voy a perdonarlo, y decirle que le quiero más que a mi vida misma.

Alegría, felicidad, euforia era lo que sentía en estos momentos, cuando me despertara iba a besar a Jimin por lo que sea que le haya dicho o aconsejado, eso sin duda alguna había hecho a Yun cambiar de opinión.

No me importaba que un dispara hubiera hecho que pensara más en mi, ahora mismo agradecía tanto este puto disparo que cada vez que viera la cicatriz iba a darle las gracias.

No me merecía su perdón, pero tampoco iba a hacerme el duro, iba a aclararle todo, iba a pedirle disculpas así sea necesario ponerme de rodillas, pero lo que importaba era que me perdonaría. Que me quiere.

Esa frase, tal y como la recuerdo desde la vez que aquella, después de estar con ella y donde me dijo que me quería, hacía que mi pecho se infle, se llene de dicha, porque me quiere, porque ocupo un lugar en su corazón y eso es más que suficiente aunque sea del tamaño de una partícula, es suficiente y yo me conformaría, porque siquiera me merezco un lugar de ese tamaño, pero aún así lo ocupo.

Quiero despertar, quiero decirle tantas cosas, que no tiene la culpa de nada, que me perdone por ser un gilipollas, por hacerla sufrir, por hacerla llorar, quiero abrir los ojos para verla, moverme para abrazarla, besarla y tocarla para asegurarme de que no es mi imaginación.

Pero supongo que eso no será ahora.

Unos pasos salen de la habitación, imagino que es Jimin que se a largado, pero Yun seguía aquí, la siento respirar y también siento su olor a vainilla, tan ella. Ese olor que me volvía loco. Ella me volvía loco.

—Chico rata... —sonreí internamente por el apodo más ofensivo y a la vez tan bonito que me han puesto nunca, al principio lo odiaba, porque claramente me sentía ofendido, pero ahora mismo lo adoraba, llegó un punto en el que adoraba todo lo que venía de ella —Despierta ¿vale?, no quiero verte dormir, aunque te veas guapo incluso haciendo eso ya no me gusta —solté una risa que claramente ella no podía ver —Eres un gilipollas ¿sabías? Con un súper movimiento hubieras podido esquivar esa asquerosa bala, fuiste lento, lo deberías de admitir —incluso viéndome así hacía bromas, muy Yun, y me gustaba —Te quiero ¿vale? Y despierta para que pueda decírtelo mientras me escuchas y te miro a los ojos.

Es lo que más deseo, Yun, eso seguro.

—Te voy a dejar descansar, pero sólo un poco eh, no creas que voy a dejar que duermas mucho, además, Jimin dice que parezco una muerta salida de una película de terror, supongo que por no dormir, así que debería de yo hacer lo mismo, espero que cuando despierte tu también hagas lo mismo o te pondré una puta alarma con bocinas en los oídos para que lo hagas, estas advertido, eh, duerme mientras puedas —y lo siguiente que escucho es que se aleja un poco y el sonido de ella acomodándose en algún lugar.

Despertaré pronto, eso dalo por hecho.

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L

a veía, estaba ahí, dormida como una roca, abrazándose a si misma en un sofá que puedo asegurar de que era incomodísimo. Hacía minutos que había despertado, me costó horrores porque la luz me molestaba muchísimo, pero pude adaptarme, creo que pasaron horas después de oírla hablarme, y no quería hacer ruido porque o sino se iba a despertar y eso no era lo que quería.

Estaba seguro de que llevaba mucho sin dormir y lo necesitaba, mucho a decir verdad, por eso me quedé callado, sin moverme porque no podía, tenía un dolor horrible en mi cintura y sentía el cuerpo entumecido ¿cuánto tiempo había estado dormido? Supongo que mucho como para que mi cuerpo se resista al movimiento.

Pero lo mejor que me había pasado había sido despertar y verla, con la respiración calmada, cubierta por ropa abrigada, con unos calcetines de gatitos y con sus brazos abrazando sus piernas.

No era capaz siquiera de llamarla.

Como si estuviese llamándola pero con la mente, la vi removerse un poco, se restregó los ojos con el dorso de su mano y cuando abrió los ojos apunta de primeras hacia mi dirección, casi se le salen los ojos al verme mirándola. Yo no sabía si sonreír o preocuparme por su shock.

—Hola —hablé, era incluso molesto, tenía la boca seca completamente y era complicado.

—H-Hola —tartamudeó.

—¿P-Puedes...? Agua —pedí, necesitaba hidratarme para hablar correctamente con ella.

—Oh, agua, claro —habló atropelladamente colocándose de pie, tropezando al caminar pero llegando a una mesa en donde había una botella de agua y dos vasos, sirvió con torpeza casi la botella en el vaso y se apresuró para llegar a mi con ella.

Me ayudó a levantar la cabeza con una de sus manos en mi nuca y así tomar agua cómodamente. Me tomé casi el vaso completo y cuando estuve satisfecho lo aparté. Ella lo dejó en una mesita que había a mi lado y se quedó junto a mi.

—¿D-Despertaste hace mucho? —preguntó, nunca la había escuchado tartamudear de ese modo. Supongo que había cambiado, por mi culpa.

—No, solo hace unos minutos —le respondí, mirándola, estaba sonrojada, sí que había cambiado. La Yun que yo conocía no se sonrojaba tan fácil, y de alguna manera me entristecía recordar la causa de que ahora fuera así.

—¿Te sientes bien? Debería de avisar a la enfermera de que estas despierto, espera un rato.

—No —agarré su muñeca para que no se fuera. No ahora, ella se detuvo y giró nuevamente para mirarme —Yun yo...

—Lo se, y te creo, creo todo lo que me dijiste... Jungkook —mi nombre, mi nombre en sus voz era prodigioso, y me sentía grande cuando ella lo mencionaba.

—Pero me dijiste...

—También se lo que dije, y no me arrepiento, pero no puedo...no puedo alejarte de mi porque... Te quiero —esta vez sí que sonreí mirándola, y ese brillo en sus ojos volvió a iluminarme —Creo que quererte tanto borra algunos errores, que aunque siguen doliente con el tiempo sanarán ¿no es así? —asentí.

—Sanarán, con mi ayuda —asistió ella igual.

—Con tu ayuda —repitió.

¿Era egoísta por sentirme tan bien escuchando todo eso después de lo que le hice? No lo sabía, pero me quedaba con la sensación de quererla tanto como ella a mi.

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Hola hola!

¿Cómo están? Espero que bien.

Yo la verdad es que no sabría como decirles que estoy, mi tía dio positivo al covid y estamos aislados por ser contactos de ella, mi mamá se ha empezado a sentir mal y espero de todo corazón que no sea nada malo.

Aún así estaré actualizando cada vez que pueda.

Comentenme que les a parecido el capítulo que lxs estaré leyendo.

Lxs sarangheo

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