TREINTA
Minji.
Disparo.
Jungkook.
Sangre.
Y luego todo negro.
Así se reproducía en mi mente. Todavía veía todo negro. No tenía la valentía de abrir los ojos, prefería imaginar que todo aquellos había sido un sueño. A Jungkook no le podrían haber disparado, era una pesadilla todo aquello que recordaba.
Prefería pensar eso que abrir los ojos y que me dijeran que realmente era verdad, tenía un dolor en el pecho que me decía que aquello era verdad, y no quería asegurarme, no podía, no podría soportarlo.
Nunca había sentido el sentimiento de ver a alguien casi muerto delante de ti, y mucho menos a esa persona a la cual quieres, que aunque te lastimó eras capaz de perdonar ahora mismo, ¿y si era demasiado tarde?
Tenía que despertarme, tenía que ver a Jungkook aunque sea por ultima vez y decirle lo mucho que me importa, lo mucho que le quiero.
Respiré sintiendo un olor a hospital, a anestesia, también oía un pitido a mi lado que iba al mismo ritmo que las pulsaciones de mi corazón, y estaba acostada en una cama bastante dura e incómoda y sentía algo envolver mi brazo.
Abrí mis ojos lentamente, no era tan fácil, era difícil abrir los ojos, parecía que me pesaban dos toneladas cada párpado, que aunque ponía de mi parte me costaba abrir los ojos. Cuando comencé a ver una luz intensamente blanca, volví a cerrarlos, no podía.
La luz era muy fuerte. Demasiado. Volví a intentarlo, tenía que hacerlo por Jungkook, necesitaba verle. Volví a intentarlo, y aunque me quejé esta vez por la luz que me nubló todo, logré abrir completamente los ojos tardando unos segundos en adaptarme a la luz. Al principio veía colores por mirar director a la luz, luego comencé a identificar el lugar en donde estaba y a la persona que estaba a mi lado. Era Jimin.
Estaba en el hospital, no se por cuanto tiempo pero me aterraba que demasiado como para haber despertado tarde y no poder ver a Jungkook, me aterraba que así fuera.
—Ji...min —lo llamé, tenía la boca seca por alguna razón y apenas podía hablar.
El chico al estar tan cerca de mi pudo escucharme, o al menos imaginar que me había escuchado, lo bueno fue que abrió los ojos y se los restregó para mirarme, se veía preocupado.
—Yun —acarició mi cabello mirándome desde arriba, estaba realmente preocupado.
—¿Donde está...Jungkook? —dije, debido a la falta de saliva era complicado hablar bien. Pero al menos entendible y Jimin parecía entenderme y eso era lo importante.
—Está en la sala de operaciones, llevan ya una hora operándolo —una nueva punzada sentí en mi pecho, dolía mucho, y no era por ningún golpe físico.
—Agua —pedí, necesitaba hidratarme para hablar bien.
Jimin asintió rápidamente alejándose de mi por unos segundos y luego volviendo con un vaso de agua. Me ayudó a recolocarme poniendo una de sus manos detrás de mi cabeza y poder tomar del vaso correctamente. Cuando tomé una cantidad considerada y suficiente como para sentirme nuevamente bien, miré mi brazo el cual tenía tubos intravenosos.
—¿Qué haces, Yun? —me preguntó Jimin al ver arrancarme aquello más rápido que nunca. Necesitaba saber algo de Jungkook y porqué llevaba ya una hora en un salón de operaciones.
—Necesito ir a ver a Jungkook —le dije, saliendo de la camilla para caminar descalza lejos de él, identifiqué unos zapatos en una esquina y comencé a ponérmelos. Jimin se acercó a mi.
—Yun, Jungkook perdió mucha sangre cuando lo encontraron, debido a eso a presentado complicaciones en la operación, pero estará bien, no te preocupes, Jungkook es un chico fuerte —levanté la vista para mirar al pelinegro, tenía mis ojos húmedos y también unas ganas inmensas de llorar, ya no me importaba siquiera si Jimin me veía o no hacerlo.
—¡¿Cómo que no me preocupe?! ¡Le metieron un puto disparo, Jimin! ¡Perdió sangre como un animal, lleva una puta hora en una sala de operaciones y yo no debo de preocuparme! ¡Dime! ¡¿Dime cómo se hace eso?! —grité, histérica, con dolor en mi pecho insoportable, era mucho más doloroso que el dolor del amor, ese que Jungkook me había hecho experimentar, esto era otro tipo de dolor y sin duda más doloroso, porque tenía miedo, tenía pánico de no volver a verle —Necesito verle —dije, dejándome caer en un sillón que había detrás de mi tapando mi rostro con mis manos llorando como una niña pequeña.
Se que me desmayé luego de ver a Jungkook ensangrentado, porque soy una débil y si a lo mejor yo no me hubiese desmayado él no hubiera perdido tanta sangre como decía Jimin, apenas pude aguantar el shock de verle desangrarse y sentía que en parte era mi culpa. ¿Porqué? No tenía ni idea. Y seguía doliendo.
Al cabo de unos minutos en los que permanecí llorando con intensidad, dejando descargar todo esto que sentía ahora mismo, los brazos de Jimin me rodearon, reconfortándome, no me aparté porque también necesitaba esto, pero necesitaba aún más saber algo concreto de Jungkook, si iba a salir vivo no.
—Jimin, llevame a verlo, por favor, al menos llevame para que me digan algo de él, te lo pido —miré al chico a los ojos, suplicándole.
—Vale —aceptó, porque sabía también que aunque me dijera que no, iba a insistir, y cuando me cansara de insistir me iría sola a saber algo del chico rata.
Terminé de colocarme los zapatos sin saber si eran mios o de Jimin para salir con él de la habitación en la que estaba. Park parecía saber donde tenían a Jungkook porque me condujo por varios pasillos, yo le seguía, no tenía intenciones de resistirme.
Cuando giramos en una esquina identifiqué a Kyung sentado en unas sillas unidas acompañado de Heejin y Namjoon. Al ver a Jimin se colocó de pie y luego puso su mirada en mi. Hizo el intento de decirme algo pero yo me adelanté.
—¿Cómo está? —pregunté, puede que se haya dado cuenta de que estaba de los nervios y sumamente preocupada por el que tenía allí dentro mucho más de lo que lo estaban todos aquí y por eso me contestó, y se lo agradecía y en parte me entristecía cuando al contestarme lo que hizo fue empeorarlo.
—Aún no se sabe nada —bajé mi cabeza cerrando con fuerza mis ojos dejando que las lágrimas volvieran a empapar mi rostro.
En momentos como estos odiaba a Jungkook por hacerme llorar tanto, nunca había llorado tanto por una persona, era la segunda vez que lloraba por él pero en situaciones distintas, y esta era muy distinta, tenía un miedo a perderle que no me cabía dentro.
Quería también decirle tantas cosas, como que lo perdonaba, que le quería como nunca había querido a ningún chico, que había sido el primer hombre en hacer latir mi corazón más de lo normal, le pegaría por hacerme llorar tanto y le gritaría por las veces que me había hecho sufrir como esta.
Él me llamaría metro cincuenta o Judy y me abrazaría sintiendo sus brazos fuertes y grandes envolverme completamente diciendo que lo perdonase, y aunque todavía habían cosas que aclarar, yo lo perdonaría y lo besaría, lo besaría tanto para asegurarme de que estaba ahí que tendría que hacer fuerzas para apartarme de él.
¿Esto era enamorarse? Porque seguía siendo jodidísimo, y si no salía un puto médico a decirme que estaba bien y que seguía con vida, era capaz de entrar por aquella puerta que decía sala de operaciones sin importarme nada.
—Familiares del paciente Jeon Jungkook —aquella voz había salido como por arte de magia, pero también como si la hubiese estado llamando con el pensamiento.
Al instante levanté la vista y me acerqué corriendo al hombre de traje verde y gorro del mismo color para escuchar la noticia desde bien cerca.
—Nosotros andamos con él —dijo mi jefe, yo casi decía que era su novia, pero Kyung me interrumpió.
—El paciente se encuentra a salvo, aún así todavía no a despertado, la cirugía a sido exitosa y necesitará quedarse en el hospital el tiempo necesario —ante aquellas palabras sentí que mi corazón se volvía a armar y que el alma volvía a mi cuerpo, un suspiro de alivio fue más que evidente que también imitaron mis compañeros.
—Asegurate de decirle como te sentirse cuando despierte, Yun, lo necesita, lo necesitas —me dijo Jimin con su mano en mi hombro —Y si hay algo que quieras saber, deja que él te lo explique —a lo mejor Jimin era mi ángel guardián y sabía todo de mi, pero en parte se lo agradecía, porque pensaba hacerlo, pensaba decirle esto que sentí cuando pensé en la posibilidad de perderle. Lo necesitaba, lo necesitábamos ambos.
Y también necesitaba escucharle.
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Holita! ¿Cómo están? Yo bien, por suerte.
Me he tomado el tiempo de escribir un capítulo más de esta historia. Ya hemos llegado a los 30 capítulos y me emociono muchísimo, porque le he cogido tanto cariño a Police que ustedes no se lo pueden imaginar.
Aunque no es que queden pocos capítulos para un final, tampoco es que queden muchos. Ya tengo el final creado en mi cabecita y si todo sale bien, muy pronto entraremos a la etapa final.
Aprovecho también para agradecerles por las 8k de lectoras, aún no me lo creo, la historia crece cada vez más, y también por las 1.11k de votos en la misma, ustedes no saben lo agradecida que me siento por ello y con ustedes por hacer que así sea.
Me despido sin hacer preguntas porque no tengo ninguna, solo que me comenten si les gustó el capitulo y que creen que pasará después de esto.
Lxs sarangheo❤
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