cap 17. Perdiendo la cordura
Game over.
No, yo no pierdo.
Caminé de espaldas hasta quedar dentro de la ducha. Se trataba de una hermosa y espaciosa ducha con paredes de vidrio. A los pocos segundos, Jeon había entrado por la misma puerta. No me quitaba los ojos de encima, ni yo a él.
Tensaba sus manos. Bajó de mis ojos, a mis labios, desde ellos, hasta mi pecho, y de ahí, a mis piernas. ¿Quién lo diría? Un oficial de la ley totalmente degenerado. No entendía. No sabía si sorprenderme por conocer este lado de él, o simplemente actuar como si fuera normal.
Y, cuando ya creí que era tiempo, di unos rápidos pasos hasta la puerta de la ducha, abrí la llave del agua en modo fría. Mi acción fue tan repentina, que ni siquiera él alcanzó a reaccionar a tiempo.
—Maldito. Cágate del puto frío.
Salí de la ducha y deslicé la puerta corrediza para cerrarla. Lamentablemente, ésta no tenía seguro por fuera. ¡¿Quién carajos no diseñaría una puerta de baño con seguro por fuera?! Digo, obviamente es de todos los días encerrar a una persona en ella.
—¡Ey! —Jungkook hacía presión para abrir la misma. Fuerza la cual yo llevaba su contraria.
Empujé con mis dos manos, con todas mis fuerzas. Creo que no había pensado en el momento de salir de aquella ducha. ¡¿En qué diablos pensaba al creer que podría dejarlo ahí dentro?!
—¡¿Estás a gusto, cariño?! —seguíamos haciendo fuerza contraria.
De un momento a otro, mis brazos fueron debilitados. De un tirón, el jugador dentro de mi propio juego, había abierto la puerta corrediza, causando un fuerte estruendo. Y, ahí, el aprendiz había superado al maestro.
Caí al suelo. El castaño yacía parado en el marco de la ducha, totalmente empapado por la fría agua. Mantenía la mandíbula tensa y jugaba con su lengua por el interior de sus mofletes. Su ahora aterradora mirada comenzaba a atravesar mi cuerpo sin consentimiento alguno. Bajé la mirada a su bóxer, y entonces, temí por mi vida.
Gran hombría se le traslucía a Jeon. Maldita, pero excitante tela blanca y delgada.
—Mi prófugo... —con sus nudillos, toca una vez la puerta de la ducha—. Toc —otra vez—. Toc —y otra—. Toc —tuerce una sonrisa sin gracia—. Hola.
Definición de loco psicópata; Jeon Jungkook.
Traté de no gritar, traté de no correr. No, mejor sí corro.
Aún en el frío suelo, traté de retroceder con ayuda de mis manos y pies.
—¿Siempre huyes? —da un paso hacia delante, junto a una sonrisa pegada al rostro.
Las gotas de agua resbalaban por sus cabellos hasta llegar a su mentón. Pude notar que su cuerpo ardía, cuando vapor empezó a ascender de su piel, a pesar de haberse empapado con agua fría.
Resbalé con el tapete del baño, causando un exalto de mi parte. Mis manos y pies comenzaban a temblar, provocando fallar al retroceder.
—Cuidado, cariño... —avanza otro paso—. No quiero que te hagas daño...
Cuando pude reaccionar, me levanté rápidamente del suelo, me di la vuelta y corrí hasta que mis pies tocaran la gruesa alfombra de mi habitación. Corrí a la puerta de mi cuarto, definitivamente tenía que salir de aquel lugar.
Antes de tocar la manija, unos grandes brazos rodearon mi cuerpo. Me levanta del suelo, mis pies en el aire y mi espalda pegada a su pecho.
—¡Suelta! —forcejeo.
—No, no, no. Ahora me toca jugar, bello criminal.
Jungkook camina conmigo en sus brazos hasta llegar a la cama, me suelta bruscamente en ella, causando que rebotara en el colchón y algunas almohadas cayeran al piso. Rápidamente, se sube a la cama, y viéndome obligado a abrir mis piernas, él se encaramó en mí. Tenía la fuerza necesaria como para mover mi cuerpo como quisiera.
Se posicionó entre mis piernas, apoyando las palmas de sus manos en el colchón, alrededor de mis hombros. Las gotas de agua resbalaban de la punta de sus cabellos hasta caer en mi rostro, su cuerpo irradiaba calor, sin embargo, yo sentía frío.
Tomó de mis muñecas, fue subiendo sus dedos hasta entrelazarlos con los míos, y dejar nuestras manos arriba de mi cabeza. Dejó caer su cuerpo sobre el mío, cerró los ojos al sentir mi sexo ser aplastado por el suyo.
Su hombría chocaba con mi entrepierna. Lo sentía enorme, con todas las letras incluidas.
Jeon dio un fuerte suspiro, provocando así que los cabellos de mi frente se hicieran a un lado. Aferrando aún más sus manos a las mías, dando un movimiento de pelvis por su parte.
—Ah —salió de mis labios, al sentir la combinación de lo húmedo de su bóxer y lo grande que éste crecía bajo la tela.
—¿Te gustó encerrarme? —da otra embestida.
Me encontraba seguro que mis boxer yacían empapadas, y no por mis flujos, sino por lo mojado que estaba Jungkook. Él tensó su mandíbula. Casi por inercia, cerré los ojos al momento en que mis labios soltaron otro gemido.
—Ábrelos —ordenó y dio otro movimiento, frotando nuestras telas interiores, y sumisa a sus ordenes, abrí mis ojos.
No sabía el motivo del porqué le hacía caso a sus palabras. Tal vez, sólo tal vez, había perdido esta partida. Había perdido el juego en el que creí firmemente ganar, porque así debía ser. Yo debía ganar. Debía echarle de mi casa y nunca más verle el rostro. Pero, no, porque seguí teniendo contacto con Jungkook, y desconocía la razón de aquel hecho.
Esto era completamente raro a mi parecer. Era como sexo, pero con ropa.
—Maldito.
Jeon suelta mis manos, toma de mis caderas y las da vuelta, llevando consigo, todo mi cuerpo, quedando boca abajo. Posicionó su cabeza en mi hombro izquierdo. Esta vez se removió en mí, bajando su bóxer y al mismo tiempo sintiendo su miembro erecto en mi trasero, luego un movimiento rápido de su mano derecha, bajando y subiendo ésta.
La única respuesta que se iluminó con claridad en mi mente, fue...
Se está masturbando en mi encima.
¡UNA MALDITA PAJA EN Mí!
Los ahogados gemidos de Jeon conectaban directamente con mi oído, y para luego de un rato, pude sentir su tibio semen esparcirse por mis muslos, pasar por mi entrepierna, y por otro lado, mi espalda baja.
Sus manos aferradas a mis caderas fue lo siguiente, para dar una estocada, siendo lo suficiente fuerte como para moverme hacia delante y luego volver a mi puesto original. Otra estocada, seguida de otra... y otra, otra.
Jungkook me dio vuelta nuevamente, quedando frente a frente. Su respiración era ya agitada al igual que la mía. Nos miramos profunda y cautelosamente a los ojos, como si ninguno de los dos supiera lo que acababa de suceder.
Con ayuda de sus dedos, acarició temblorosamente mi mejilla. Sus oscuros y grandes ojos con una delicada forma de ciervo, se encontraban brillantes. Casi pude visualizar lágrimas dentro de ellos.
—Lo siento —salió repentinamente de sus sedosos y rojizos labios.
Lo siento eran las palabras que menos esperaba, al menos no en este preciso momento, sin embargo, tal vez sí las necesitaba. Se acercó a mi frente y depositó un pequeño beso en mi piel. Algo que nuevamente me había sorprendido.
—Lo siento por esto, yo no quise... —se interrumpió a sí mismo—. Me tengo que ir —se levantó de mi cuerpo.
Salió de la cama y a paso apresurado, entró al baño donde se hallaban sus pertenencias. Esperé alrededor de cinco minutos, para luego ver cómo Jeon salía del pequeño cuarto con todo su uniforme puesto, arreglando su pantalón, y aún teniendo las mejillas pintadas de un color rosado.
Todo esto había pasado demasiado rápido, y no podía procesarlo.
Jungkook se había tocado a sí mismo encima de mí. Luego, nada más se disculpa y pretende largarse como si nada, como si no me hubiera empapado de su semen.
—Por favor, olvida lo que hice. No era yo... Sólo... espero no volver a vernos —me miró a los ojos una última vez, antes de salir por aquella puerta.
Me quedé sentado en la cama, en ropa interior y abrazando mi cuerpo.
"Espero no volver a vernos".
Aquella sería la nueva frase que analizaría el resto del día, tal vez los siguientes días, tal vez todo el mes, o tal vez, sólo tal vez... Hasta volver a verlo, si en realidad nos volveríamos a ver.
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