|Cap ₄|Secuestro.
—¡Ey tú!
Éste se me quedó viendo con el ceño fruncido, y apuntándome con el dedo índice. ¿Acaso nadie le había dicho que apuntar con ese dedo es de mala educación? Yo lo hago, pero es porque no soy la persona más educada del mundo y es comprensible, ¿no? Porque no aparento ser algo más que una criminal.
En fin.
Run.
Lo miré una vez más y sin pensarlo un segundo, corrí fuera de la tienda. Todas las personas me observaban con temor, o rareza mientras corría.
¿Qué tiene de malo correr?
—¡Alto! ¡Policía! ¡Quedas arrestada! —se escucha su voz, no muy lejos de mí.
Claro, ahora entiendo todo. Es malo correr cuando un MALDITO POLICÍA VIENE DETRÁS DE TI.
Bajé lo más rápido posible las escaleras mecánicas, esquivando a las personas, y pidiendo disculpas por cada que me tropezaba con una. Luego encontré la salida, y pasé por ésta empujando a la multitud.
¿Por qué últimamente escapo de todo?
No sé, tú dime.
Corrí al estacionamiento, donde me esperaba aparcado mi auto. Saqué las llaves de mi bolsillo, muy nerviosa por lo que pasaría, apreté el botón y me adentré en éste. Pronto y muy deprisa, veo al policía Jeon, éste venía corriendo a unos diez metros del auto.
—¡Mierda, mierda, mierda! —intentaba introducir la llave para encenderlo, pero el nerviosismo que representaban mis manos no eran de mucha ayuda que digamos—. ¡Sí! —logré enterrar la llave.
Iba a encender el deportivo, pero antes de que eso sucediera, abren la puerta de un golpe y me tiran del brazo, logrando salir rápidamente del auto con solo una acción. Me agarró de los brazos con sus grandes manos y, apostaría lo que sea si digo que mañana tendré moretones en esa zona.
Éste mantenía el ceño muy fruncido, tenía su mandíbula apretada y me miraba con enojo, irritado. Debo admitir que luce un poco más guapo cuando se enoja.
—¡¿Intentabas escapar?! —grita, el maldito loco.
—¿No es lógico, idiota? ¿O te lo represento con muñequitas?—tuerzo una sonrisa, cínica.
A él no le agrada, y lo demuestra en sus ojos.
—¿Y creíste que te funcionaría?
—Claro, siempre funciona. Nunca fallo.
—No escaparás de ésta —muerde la cara inferior de sus mejillas.
—Eso es lo que tú crees —hice énfasis en el tú.
De seguro piensa que me daré tan fácil por vencida.
—¿Qu...?
Antes de que emitiera una respuesta, alcé mi rodilla, dándole justo en la entrepierna. Éste me soltó con rapidez, para así retorcerse del dolor en frente de mí, por segunda vez. ¡Vaya, al policía Jeon le encanta el suelo!
Ridículo.
¿Cómo puede ser tan estúpido? ¿Cómo llegó a ser policía? ¿Tan fácil puedo terminar con él? Eso sólo demuestra una vez que tengo razón. Los uniformados no sirven para algo más que ponerse un asqueroso traje y sostener una pistolita. Bueno, al menos todos los que yo he conocido.
Pero ahora, viéndolo aquí, sin siquiera levantarse del suelo y seguir con la pelea, ¿Qué debo hacer?
No lo sé, ¿huir?
Sería una opción, pero no.
¿Tenemos que entrar en pánico?
Sí.
¡Ahaa! —Gritó mi conciencia.
Entré rápidamente al auto y busqué entre las cosas mi preciado cloroformo. No se qué carajo haría, o si lo que iba a hacer estaría bien, pero a la mierda, ya lo estoy haciendo.
Saqué un pañuelo de mi bolsillo y lo empapé del líquido tricloruro de metilo. Sería demasiado fuerte el olor como para dejarlo inconsciente por un buen rato.
Jeon aún estaba parado, retorciéndose del dolor, entonces actué, me posicioné detrás de su espalda y puse el pañuelo entre su nariz y boca, lo apreté fuerte para que hiciera efecto, mientras él trataba de salir de ahí, moviendo escandalosamente sus extremidades.
—¡Mhmm! —el mismo no tardó en caer en mis brazos.
¿Cómo fue tan fácil? En verdad es un estúpido.
—¡¿Qué mierda comes?! ¡¿Cemento?! —lo tomé por detrás y enrollé mis brazos en sus axilas.
Abrí muy grande mi ojos cuando por fin pude darme cuenta de lo que mis manos habían hecho. No puedo dejarlo aquí tirado, seré una criminal, pero no soy tan mala como para lastimar a una persona. Sólo amenazamos a las personas con armas, pero nunca hemos dañado a una.
Si lo dejaba aquí, probablemente un perro le haría encima, sufriría de insolación, lo atropellarían y cuando se hiciera más tarde un vagabundo venga y se lo viole.
Por Dios, no, no puedo dejarlo aquí.
Sé que me arrepentiría luego de mis estúpidos actos sin pensar, pero ya habría un luego. Por lo tanto, ahora...
Lo arrastré hasta la puerta del copiloto, abrí ésta y lo traté de meter dentro, empujé de sus piernas y de su espalda para que de una vez por todas entrara en el maldito auto.
De un momento a otro, sin querer agarré un cachete de su al parecer bien formado y trabajado culo, miré rápidamente mi mano y se me escapó una sonrisa.
—El policía Jeon al parecer trabaja mucho su cuerpo, ¿eh? —suelto una pequeña carcajada.
No sé cómo puedo tomarme esto como un chiste.
Por fin lo había logrado meter, tomé el cinturón y se lo puse. Le di la vuelta al deportivo y me adentré en este junto a mi compañero, que al parecer había tomado una siesta.
Pobrecito, tenía sueño.
•••
—¡___! ¿Cómo pudiste traer a un PO-LI-CÍ-A a nuestra casa? ¡Es una completa locura! ¿Sabes que algún día tendrá que irse y nos delatará? ¡¿Lo sabes?!
Hwasa estaba regañándome por mi estúpida acción.
Sabía que tenía toda y la completa razón, pero moriría por tener en la conciencia a una persona sin vida sólo porque lo sedé y dejé tirado en medio de un vacío estacionamiento.
—¡¿No pudiste dejarlo tirado por ahí hasta que despertara?!
—¡Lo sé, lo sé! ¡Sé qué estuve mal, pero luego hablaremos de eso! —pasé mis manos por mi cara—. Ahora, ayúdame a llevarlo a casa... Por favor... —trato de hablar un poco más calmada.
—No te escapas de ésta —dice, molesta.
Caminamos al puesto del copiloto, y abrí la puerta donde se hallaba un Jeon completamente adormecido.
—Bien, tú de las piernas y yo de los brazos —di un largo suspiro.
•••
Subimos a mí habitación, ya que no teníamos más dormitorios, solo somos tres en la casa y no tenemos personas que nos visiten, por eso no tenemos más habitaciones. O bueno, sí tenemos pero están completamente vacías.
Lo recostamos en mi cama y posicioné su cabeza en una almohada.
—Lo dejaremos aquí hasta que despierte, luego le daremos algo de comer —dije, parada en frente de la cama, mientras lo miraba junto a mi amiga la pelinegra.
—¿Cuánto cloroformo le pusiste? —con los brazos cruzados, mirándome.
—Digamos que empapé el pañuelo —hago una mueca—. Eso quiere decir que despertará entre una y dos horas.
—Tienes que estar atenta. Si despierta querrá levantarse, pero por los síntomas será difícil que recupere la cordura tan fácilmente.
—¿Tú no me ayudarás a cuidarlo?
—No, mi niña, es tu cacho, tú la cagaste, tú lo cuidas —me da un golpecito en el hombro y se va de la habitación.
—¿Qué haré ahora contigo?
Me limito a dormir en el sofá.
•••
Despierto de golpe cuando empiezo a sentir unos quejidos muy cerca de mí, eso decía una cosa nada más; Jeon había despertado.
Me levanté del sofá y me senté a un lado de la cama, cerca de él, pero no tan cerca como para que me pudiera dar un golpe. Éste estaba con los ojos cerrados, pero lamía sus labios mientras se quejaba. Aún no notaba mi presencia.
De a poco pude ver que abría sus párpados dejando a la vista sus oscuros ojos, me miró muy sorprendido, se había quedado en una especie de ¿shock? Se reincorporó rápidamente en la cama, mientras aún mantenía su vista en mí, sorprendido.
—¿Q-qué me hiciste? ¿Dónde estoy? —da a notar su tono de preocupación.
—Considérate secuestrado.
—¡¿Qué?!
—Es una larga historia —suspiro—. No debiste provocarme.
Antes de responder, posiciona su mano derecha en su frente, junto con una mueca de dolor.
—¿P-por qué me siento así? —aún seguía en la misma posición.
—Te sedé, tendrás síntomas como mareos, vomito y no te recomiendo que te levantes a caminar si no quieres besar el suelo —hice una mueca.
—¿Sabes que es ilegal hacerle esto a un policía?
Bueno, a cualquier persona. —Corrigió mi conciencia.
—Apenas salga de aquí te irás presa —frunce el ceño.
—No saldrás de aquí. ¿Crees que te dejaré ir sabiendo que nos delatarás? Estás loco si piensas eso —me limito a mirarlo con soslayo.
—Maldita sea... —maldice en voz baja.
—¿Tienes hambre? —niega con la cabeza— ¿Sed? —niega— ¿Frío? —niega— ¿Calor? —niega — ¿Una patada en tu lindo culo? —iba a negar, pero se me quedó mirando y se le escapó una pequeña carcajada.
¿Acaba de ser secuestrado y lo que hace es reír? ¿Le afectó más de la cuenta el sedante o qué?
—La última suena bien... —aguanta la risa—. Espera, ¿me viste el culo?
—Te traeré agua. ¿Algo más? —me levanto de la cama.
—No respondiste a mi pregunta, mira culos... —chasquea la lengua.
—Te traeré galletas, tengo con chispas de chocolate. Te gustarán —salgo de la habitación.
•••
Venía subiendo las escaleras junto a una bandeja, ésta contenía un vaso con agua, una aspirina y un plato con galletas de chispas de chocolate. Caminé por el largo pasillo y entré a mi habitación, ya eran las diez de la noche así que supuse que el policía Jeon tendría hambre.
Por cierto, no sabía su nombre, sólo conocía su apellido, nada más que eso. Quizá, sólo quizá, debía preguntar.
La imagen que vi al entrar me había dejado totalmente perpleja.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top