|Cap ₄₃|Rayito de luz.
Anhelaba tenerlo entre mis brazos, besar su piel y ser acariciada por sus manos, sin embargo, mi pierna dolía, eso Jungkook lo notó al mover la suya sobre mi susodicha sin querer.
—No podemos... —su voz se encontraba un poco agitada debido a los besos.
Y sí, es que la verdad nos habíamos quedado largos minutos besando la boca del contrario, a tal punto de separarnos por momentos y respirar hondo, para seguir probándonos.
—Sólo es un yeso, podemos con eso... —le resté importancia.
Acaricié su mejilla izquierda. Jungkook me había subido a la cama anteriormente, así que se podía afirmar que estaba cómoda. Su cuerpo aún se encontraba arriba del mío, y mis piernas a los lados.
—No, ___ —negó con la cabeza—. No sabes cuánto he esperado hacer esto por segunda vez, pero hoy no será posible... —salió de mi encima y se recostó a mi lado.
—¿Lo dices en serio?
—Créeme que me gustaría no decirlo en serio —se sentó en la cama, jugando con sus manos, con la mitad de su cuerpo aún recostado.
Parecía pensativo, con su entrecejo fruncido y relamiendo sus tenues labios, cabizbaja.
—Entonces... —musito—. Ahora...
—¡Mierda! —Jeon llevó sus manos a su cabeza, entonces me alarmé.
—J-Jungkook, ¿qué tienes? —me reincorporé junto a él.
—Hara. ¡Maldita sea!
—¿Q-Qué? —creí que ya no pensaríamos en Hara por lo menos hasta mañana u otra día.
Me equivoqué.
—___ —volteó a mirarme, con miedo—. Hara vio tu rostro, sabe quién eres. Ella no se rinde tan fácil. ¿Sabes... Sabes por qué se fue tan rápido y sin rechistar más?
Mierda, chica.
Negué, aunque sabía la respuesta a su pregunta.
—Hara fue a la comisaría... —me observó con sus ojos más que abiertos—. ¡No tardan en llegar! —de un salto salió de la cama, yo seguía sin moverme—. ¡Vamos, tenemos que irnos!
—¿I-Irnos, Jungkook...? —titubeé.
—Te dije —se acercó a la cama y me tomó de las manos—. Dije que no te dejaría, lo prometí y ahora lo estoy cumpliendo... Recuerda esto, cariño... Las promesas no se rompen... Nunca —besó mi frente.
El celular de Jeon empezó a vibrar en la mesita de noche, nos miramos un par de segundos, para luego proceder a contestar el teléfono y ponerlo en altavoz.
—¿Hola?
—Jungkook, ¿es... verdad?
—Channy... No pude decírtelo antes, no tuve tiempo, ni un momento para expresarme —estaba nervioso.
—Siempre existe el momento... Jungkook —su voz se quebraba.
—¿Qué...? —empezó—. ¿Qué hago ahora? —Jeon se tomó del pelo y comenzó a caminar por la habitación.
—¿La amas?
Y, ahí, él volteó a verme a los ojos. Esbozó una media sonrisa, algo triste, pero al mismo tiempo con un toque de esperanza.
—Más que a nadie —suspiró.
—Entonces, toma el vuelo que sale en una hora y media, tienes que tener prisa. Jungkook, van en camino a tu departamento, la perra de Hara ya lo ha difundido...
—Gracias... Por todo.
—A-Al llegar al aeropuerto, pide dos boletos de avión a mi cuenta, ya los reservé... —se escucha cómo sorbe su nariz—. Y... perdóname.
Fue lo último que se llegó a escuchar de Chanyeol. Aquel perdóname.
Un "perdóname" que ninguno de los dos se detuvo a analizar, porque simplemente ya no quedaba tiempo para hacerlo. Habíamos perdido demasiado, y no pensábamos desperdiciar más.
La llamada se corta. Jungkook toma la ropa de cada uno, la deja en la cama, me empiezo a vestir junto a él. Luego, corre a su armario y saca una gran caja, la cual se encontraba un poco empolvada, por lo que la dejó en el suelo. De la caja comenzó a sacar pelucas, vestidos, chaquetas unisex, zapatos, etcétera.
—¿Y todo esto? —cuestioné, sorprendida.
—Nos lo pondremos al llegar al aeropuerto, ahora tenemos prisa —dejó muchos accesorios y ropa en un bolso, lo agarró y se acercó nuevamente a la cama.
Sin si quiera hacer tanta fuerza, me tomó entre sus brazos al estilo nupcial, aunque mi cuerpo no se trataba del más delgado. Rápidamente, caminó a la sala y tomó su billetera junto a las llaves de su auto.
—¿Nos fugaremos? —ingenuamente pregunté.
Él no contestó, sólo siguió con la ida.
Abrió la puerta del departamento. Miramos a todos lados, notando consigo cómo cinco policías bajaban de uno de los ascensores al final del piso en el que nos encontrábamos.
—¡Alto ahí! —gritó uno, con un arma de fuego en sus manos, apuntando nuestros cuerpos—. ¡Las manos donde pueda verlas!
Jungkook no me bajó, sino, se quedó parado, quieto. Miraba un sólo punto fijo. El botón del ascensor. Éste subía a nuestro piso. Pueden llamarle suerte, o cualquier mierda, pero yo le llamé: Rayito de luz. De aquellos que llegan en los momentos inesperados, pero necesarios.
Piso 7... Piso 8... Piso 9...
—¡Las manos arriba o disparo! —gritó el mismo.
Piso 10... Piso 11... ¡Piso 12!
Jeon actuó rápido, entró al ascensor, mientras otras dos personas bajaron de inmediato. Los gritos de los policías se escuchaban cerca, la puerta aún no cerraba y mis nervios se encontraban por las nubes.
—¡Deténganse! —gritaron desde afuera.
—Jungkook, cierra la puerta —vociferé, alarmada.
—¡No quiere cerrar! —apretaba simultáneamente el botón.
—¡Jungkook! —volví a gritar.
—¡Listo! —dio un gran respiro
Las puertas se estaban cerrando, sin embargo, tras ello, la pierna de uno de los uniformados queda dentro, impidiendo cerrar el ascensor. Sin pensar dos veces, alcé mi pie enyesado a su cuerpo, sacándolo del ascensor y provocando un doloroso grito, dejándonos solos.
—¡¿Te duele?! —saltó alarmado el castaño.
—No, tranquilo —toqué mi pecho, el cual subía y bajaba con rapidez.
—Nos estarán esperando en el primer piso... —me miró, alarmado.
—¿Hasta aquí llegamos? —cuestioné, con temor.
Jeon apretó el botón número tres, dejando paso a que las puertas se abrieran en enseguida.
—Ven —agarró mis brazos y me cargó en su espalda con fuerza.
Salimos del ascensor, observó los dos lados del pasillo, para luego fijar la vista en una puerta blanca de servicio.
—"Salida de emergencias" —corrió a ella—. Es una escalera a parte, nos lleva directo al estacionamiento —explicó, bajando rápidamente las escaleras.
—C-Cuidado —temía por el alcance de su velocidad.
Habíamos bajado los tres pisos, para luego encontrar el auto de Jeon, y muy pronto entrar a éste, agitados, más él que yo de por luego. Salimos completamente del edificio para conducir por las calles con fines de llegar al aeropuerto.
Nuestra ida.
—Ponte la ropa, ___ —apuntó el bolso que se encontraba en una parte de atrás.
Tomé éste y saqué dos pelucas, una negra y la otra rubia, me puse la rubia, ésta tenía un corte Bob Long. Saqué unos lentes Retro de Michael Kors Evy.
Escuchar a Solar hablar tanto de diseñadores y moda, tiene sus frutos.
—¿De dónde sacaste todo esto?
Jeon volteó a verme rápidamente.
—A veces los criminales tienen buenos gustos —sonrió y sacó unos lentes cuadrados de Acetato Prada. Muy masculino.
Sonreí ante su comentario y comencé a quitar mi ropa. Lo bueno es que las ventanas era poralizadas. Había quedado en ropa interior, buscando algo de buen gusto dentro de aquel bolso.
—El vestido... —aclaró la voz—. El vestido negro es lindo.
Tomé el mismo, vistiéndome con ello. Al tenerlo puesto, me di cuenta de la etiqueta con el nombre de diseñador; Victoria Beckham.
Definitivamente Solar sentiría celos.
Acompañé la vestimenta con unos zapatos diseñados por Hannon. Bueno... Un zapato...
Maldito yeso.
Habíamos llegado al destino, aparcamos el auto dentro del estacionamiento, bajamos de éste, sin antes haberse vestido Jeon, bastante elegante diría yo.
Me tomó en brazos con una sonrisa pegada a su rostro, yo lo acompañé dando un beso en su mejilla. Los dos felices, como si no estuviéramos siendo buscados por la policía de Corea del Sur.
Piola.
—¡Alto ahí, o disparamos! —nuestras sonrisas desaparecieron automáticamente.
No tan piola.
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-Piola: Es un decir chileno (y de otros países vecinos), y se utiliza dentro de una frase, cuando algo se encuentra tranquilo y sin problemas.
-Ejemplo, sin la palabra: La fiesta de ayer estuvo tranquila.
-Ejemplo, con la palabra: La fiesta de ayer estuvo piola.
Ooooo también se puede utilizar como otro sinónimo parecido. Depende el país.
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