|Cap ₅₆|Por la mañana, sin ropa.
Abrí mis ojos lentamente, apreciando la hermosa vista de tal ser humano repleto de vida, respirando con serenidad y a la vez con un rostro representativo de fatigoso cansancio.
Jungkook dormía a mi lado, con su estómago pegado al colchón bajo nuestros desnudos y calientes espesores. Parte de sus brazos los tenía bajo la almohada, así resaltando con mayor volumen sus músculos, y a decir verdad, era realmente divertido apreciar el cuerpo de un hombre junto a un rostro aniñado, pues así era Jeon.
Dualidad inigualable.
Bajé la mirada a su espalda, la cual resaltaba al igual que sus brazos, siguiendo por su trasero cubierto por una sábana color crema, yaciendo ésta enrollada igualmente por una de sus duras piernas.
Llevé una de mis manos a la tela que tapaba parte de su cuerpo, deslizando fácilmente esta por sus piernas y finalmente dejándola a la altura de sus gemelos. Ahí pude apreciar el formado culo que se cargaba éste hombre, junto a sus enromes y firmes muslos.
Hasta él tiene más culo que tú.
—¿Es lindo?
—¿Ah? —dije desprevenida, pues un segundo antes miraba otra cosa en vez de sus pequeños ojos mañaneros.
—Mi culo —respondió, mirando mi rostro, me había atrapado con las manos en la masa, o bueno, en su culo.
Ni si quiera lo toqué. En mis pensamientos sí... quizá.
—Eres realmente encantador al dormir, ¿lo sabías?
—Lo sé —respondió, asintiendo y al mismo tiempo dándose la vuelta, esta vez quedando de espaldas sobre la cama y pegando su vista al techo de la habitación.
Apretó sus labios.
—Bueno, encantador sólo al dormir, porque cuando hablas la cagas.
Él volteó su rostro para verme, demostrando una hermosa sonrisa dibujada en labios, y yo siéndome casi imposible no reír ante mi propio comentario. Ahora volteó su cuerpo entero, quedando cara a cara conmigo. Frotó sus párpados y luego dejó su mano izquierda en mi mejilla derecha.
—Eres aún más hermosa a la luz, ¿lo sabías? —susurró, observándome.
No respondí, sólo me quedé mirando cómo él observaba de arriba a abajo mi cuerpo totalmente desnudo. Una parte de mí sentía vergüenza por ser mirada así, con tal calma y sin prisa, como si quisiera grabar en su memoria todas las imperfecciones que yacían a lo largo de mi anatomía femenina.
—¿Jamás habías mirado a una mujer desnuda? —atreví a preguntar, con un poco de gracia.
—No es eso —seguía mirando, sin embargo, ésta vez utilizando otro de sus sentidos; el tacto.
Deslizó sus dedos por mi espalda, luego acarició mis caderas con ternura, como si no quisiera hacerme daño. Tal como un niño al descubrir algo de lo más impresionante a su parecer.
—¿Entonces qué es?
—Eres tú —esta vez dejó sus ojos en los míos—. Eres... Eres magnífica en todos los sentidos, pero es aterrador a la vez. Jamás había encontrado alguien quien rellenara todos mis agujeros, y eso me asusta —atrajo mi cintura a la suya, juntando nuestros sexos de por sí, dibujando pequeños círculos en mi espalda baja.
—Tengo que decirte algo luego... —confesé eso último, para pronto juntar su frente con la mía y pasar mis brazos por su cuello, llenándome de calor y placidez.
•••
Hwasa y Solar habían salido de compras, ellas querían hacer una deliciosa cena hoy por la noche, por lo que al final del día tendría que estar en casa. La televisión de la sala estaba prendida en el canal de noticias, iba a apagarla, pero algo me lo impidió.
"La muerte de un gran policía; Park ChanYeol, ha dejado varias lágrimas en más de alguna persona. Éste se había suicidado en la puerta del departamento de su mejor amigo. Sí, su mejor amigo. Estaremos informando más sobre el tema aquí en; 'Buenos días, Seúl'. Buenas tardes."
—¿Suicidio? —cuestioné.
No era suicidio, Chan no se había quitado la vida, pues Jungkook lo había matado de una apuñalada. Él mismo me lo había confesado junto a un río de lágrimas.
Ahora que lo pensaba con claridad, era un tema demasiado delicado para ser relatado de tal manera, tan fría.
¿Encubrían a Jeon? Claramente en las cámaras del pasillo se podía ver cómo éste mataba a ChanYeol, aunque no había visto aquel vídeo, no tenía que estar cuerda para saber que en su piso se encontraba una cámara de seguridad.
Salimos de casa, a Jungkook lo habían llamado del trabajo, y por su reacción no creí que haya sido una buena noticia. Aunque no sabía cómo podía soportarlo, apenas ayer había asesinado a su amigo, y lo más extraño era la pregunta del siglo: ¿Por qué no hicieron nada contra Jeon?
En mí sólo cabía una pregunta: ¿Estaban protegiendo las huellas de Jungkook para no ser inculpado?
Jeon manejaba con rapidez, y sin decir alguna palabra. Yo tenía miedo de preguntar algo y ser mal respondida. Jungkook se veía mal. Sin embargo, lo hice, obvio, soy terca y nadie me calla.
—¿Te han llamado por ChanYeol?
—Sí —respondió, sin dejar de mirar la carretera.
—¿Ellos saben que lo haz matado tú?
—Sí.
—¿Entonces por qué han dicho hoy en la televisión que ha sido un suicidio?
Él no dudó en voltear su mirada rápidamente, asustado de mi anterior pregunta.
—Es difícil de explicar.
—¿Tanto lo es como para no decirme de una vez la verdad?
—Yo... —nos acercábamos a la comisaría, entonces Jeon aparcó el auto fuera de ésta—. Saldré por diez minutos, lo prometo —se abalanzó sobre mí para darme un beso en la mejilla, y salir rápidamente del auto.
El día estaba nublado, por veces caían gotas en las ventanillas del auto, retumbando sobre el vidrio delantero y explotando al impacto. Mi gran error había sido vestirme tan desabrigada, al igual que Jungkook. Él llevaba puesta una camiseta gris junto a unos pantalones cortos y unas zapatillas blancas.
Exactamente, pasaron diez minutos para que volviera al auto, entrando a éste y prendiendo la calefacción de inmediato.
—¿Qué es lo que me querías hablar hoy por la mañana? —cuestionó.
—Antes de hablar, necesito que me digas la verdad de todo —lo miré a los ojos.
Jungkook respiró hondo y luego suspiró, para hablar y mirarme:
—No aquí, te llevaré a nuestro lugar.
Dicho eso, encendió el auto, saliendo de aquel lugar para manejar por el centro de Seúl. Abrí la ventana del auto, y aunque el aire estaba frío, me hacía respirar mejor, sintiéndome un poco más calmada y menos confundida.
Finalmente, habíamos llegado a nuestro lugar, donde podíamos apreciar la gran y hermosa vista de toda la ciudad. Jungkook bajó del auto, sentándose en el capó de éste y cruzándose de brazos, viendo yo nada más su espalda, pues aún no salía de mi asiento.
Vamos marica, ¿querías saber la verdad?
Sí, pero no lo sé.
Juro que si tuviera un cuerpo ya hubiera muerto por el estrés que me echas, estúpida.
Ya ya, voy.
Salí de mi posición, para caminar por la tierra y el pasto, sentándome a su lado.
—La televisión miente, siempre lo ha hecho —dijo de pronto, con su mirada fija en frente.
—¿Y tú me dirás la verdad?
—Eso pretendo hacer, justo ahora.
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