|Cap ₃₅|Explicaciones.


Observé los mensajes, quedándome pegada ante la pantalla de mi celular por unos largos segundos. Luego, mi móvil había vibrado nuevamente, pero esta vez por otro autor.

"¿Estás bien?"

4:10PM

"He tratado de comunicarme contigo, pero tu línea me sale apagada."

4:10PM

—Jimin... —susurré.

—¡¿Jimin?! —Hwasa se levantó de la mesa, exaltada.

Yo les había hablado de toda mi historia con Park, hasta el más mínimo momento. Era nada más una adolescente enamoradiza.


|Flash Back|


Abracé el cuerpo de éste, con fin de intentar que el dolor sea menor, sin embargo, aún no entraba en mí. Tenía un poco de nerviosismo, y a pesar de aquello, me sentía segura junto a él.

—___... —salió de mi cuello, para quedar frente a mi rostro, sin levantarse de mi cuerpo.

—¿P-pasa algo? ¿Estoy haciendo algo mal? —Jimin sonrió ante mis dos preguntas. Yo era un manojo de nervios.

—No... —sonrió nuevamente, e implantó un beso en mi frente—. Estás tensa.

—¿Tensa? —fruncí mi ceño.

—Digo... No puedo entrar —Park llevó sus manos a mi cabeza, ahí repartió caricias por mi cuero cabelludo—. Relájate... Todo estará bien —dejó escasos, pero húmedos besos por todo mi rostro, causando que cerrara mis ojos y suspirara al contacto de nuestras pieles.

Y cuando menos me lo esperaba, Jimin había hecho el amago de entrar lentamente en mí. Él sólo esperaba mi tranquilidad frente a este hermoso momento.

—Dime si te duele...

Cerré los ojos, estando enamorada de las caricias que Jimin daba por mi rostro.

—Duele... U-Un poco... —una lágrima se había desbordado por uno de mis ojos, inconscientemente. Lo que me había sorprendido, fue aquel momento en que Park besó mi lágrima, sacándola así de mi mejilla.

—¿Crees que pueda ya meter el resto? —susurró para mí.

—¿El resto?

¿Jimin tiene más que esto?

—Sí... —Y tan pronto como había dicho esa palabra, lo sentí aún más dentro de mí. Sentía una molestia ahí abajo, pero tan sólo fue pasajero.

Park empezó a mover su pelvis de adelante, luego hacia atrás, así saliendo y entrando en mí. Jimin era parte de una academia de baile, por lo que sus movimientos eran sutiles, delicados y placenteros.

Te quiero, Jimin.


|Fin Flash Back|


Salí de la casa, junto a la llave de la moto. Bajé al garaje, donde me subí a la susodicha.

Jungkook quería una explicación, y por otro lado Jimin se preocupaba por mí. Sólo sabía una cosa: Debía dar explicaciones.

Llegué a una plaza, lejos del centro, donde había quedado de verme junto a él. Ya que antes de salir de casa me había enviado un mensaje, no me quedó de otra que acceder.

Me senté en una larga banca de madera, esperando por él.

Hacía frío, de los árboles caían gotas de lluvia, las cuales se habían acumulado en sus hojas. Los niños con ojos rasgados, jugaban a saltar en los charcos de agua con sus botas de invierno.

Una mujer junto a un pequeño niño pasaron por delante de mí, ésta lo traía tomado de la mano, mientras el peque tarareaba canciones infantiles. La vista del pequeño se agrandó al ver a un hombre, el cual venía del camino contrario. Soltó la mano de su madre y corrió a los grandes brazos de su padre.

Abandoné la escena que observaba con atención, al escuchar mi nombre. Me levanté del asiento y observé a mi alrededor. Pronto, había sentido cómo dos manos cubren mis ojos. Una sonrisa se me salió al saber de quién se trataba la persona, claro, su olor era indistinguible. Siempre lo fue.

—¿Me extrañaste? —aún seguía tapando mis ojos.

—Depende de quién seas —sonreí para mí.

—¿No sabes quién soy? —se hizo el dolido. Yo aún veía todo en negro.

—No, no lo sé —negué con la cabeza.

—Bueno, te daré algunas pistas... —aclaró la voz—. Repite conmigo.

—Está bien... —asentí.

—Jimi...

—Jimi... —reí.

—Nnie.

—Nnie —repetí.

—¿Qué forma?

—¡Jiminnie! —saqué sus dos manos de mi rostro. Me volteé y lo abracé sin pensarlo.






...





—Entonces... ¿No estás enojado conmigo?

—No... —negó con la cabeza—. No del todo...

—¿No del todo?

—En primer lugar, debiste confiar en mí, yo te hubiera ayudado.

—No quería meterte en el secuestro de mis amigas, además... Tenía el grave riesgo de ir a la cárcel —agaché la cabeza.

—¿Y que pasó? ¿Ya no es un riesgo? —tomó de mi mentón, y subió mi mirada.

—No, digo... Jungkook... Él me ayudó —desvié la mirada.

—¿Amas a Jungkook? —aclaró la voz.

—No —respondí de inmediato—. Claro que no lo amo, esa es una palabra muy fuerte.

—¿Entonces? ¿Te gusta? ¿Lo quieres... como algún día lo hiciste conmigo?

—Tú fuiste diferente, éramos unos adolescentes... Un amor de niños.

—¿Eso fue para ti? —se perdió en un corto suspiro, observando sus manos.

—En un momento sí...—lo miré a los ojos, extrañada.

—Concuerdo entonces —sonrió, falsamente.

Desvié la mirada de la de Park, al observar cómo un Jeon Jungkook caminaba tranquilamente por la plaza, con sus manos en los bolsillos, observando lo verde del lugar, las ramas de los árboles y a los niños jugar. ¡Vamos! Estoy literalmente en un parque cualquiera de la ciudad. ¿Es lógico que él también esté aquí?

—Me tengo que ir —me levanté del asiento.

—¿Tan rápido? Desde que llegué, nunca podemos pasar un rato junto —se levantó junto a mí.

—Lo siento, tengo que ir al gimnasio —mentía.

¿Yo, ir al gimnasio? Por Dios, no puedo hacer ni un abdominal sin que me dé un ataque a la flojera.

—¿Tú, al gimnasio? —asentí rápidamente—. ¿A cuál vas? Desde que llegué no he encontrado un buen gimnasio.

—Al... Al... Al que voy.

Bien hecho, chica. Siempre la cagas.

Soy ladrona, no experta en mentir.

—¿Eso cuenta como respuesta?

—Yo creo... —ladeé la cabeza, notando que el castaño se acercaba más—. En fin, me tengo que ir —rodeé a Park y crucé la calle, a una cuadra se encontraba mi moto.

Definitivamente, no quería encontrarme con Jeon. Digo, ¿Qué explicación le daría por juntarme en una heladería con su amigo? No podía decirle que quería saber sobre Hara, eso sería como un balazo directo en mi dignidad.

Fijé la vista en la moto, saqué la llave.

—Tú no te irás.

—Jungkook —di un pequeño saltito al ver la silueta de Jeon parada en frente de mi persona. Éste tenía los brazos cruzados, me miraba. No estaba siendo gracioso.

—Ven conmigo —tomó de mi mano, llevándome casi a rastras por la vereda de la calle.

—¡No quiero! Es ilegal que me lleves contra mi voluntad, ¿lo sabías? —con mi otra mano intenté zafarme de su agarre—. Y q-que yo alguna vez te haya secuestrado no cuenta, por si acaso —aclaro la voz.

—Hazme caso, al menos una vez en tu vida. Mujer, por Dios —paró en seco, fijó su mirada con la mía, yo asentí con miedo.

Jungkook siguió caminando conmigo tomada de su mano, sacó la llave de su auto e hizo que éste sonara. Abrió la puerta del copiloto y me sentó en el asiento.





...





—¿Por qué venimos a tu departamento? —aún me traía de la mano, sin embargo, no aplicaba fuerza bruta.

—Sólo entra, has hecho preguntas todo el camino, el que tiene que hacerlas aquí soy yo —Jeon abrió la puerta de su departamento, dejando camino a los dos. Cerró ésta misma a su paso.

Volteé a verlo, el castaño me soltó y se quedó totalmente quieto delante de mí, muy cerca, tan cerca que lograba escuchar su respiración golpear junto a la mía, sin dejar de observarme a los ojos, por unos largos segundos sin que ninguno de los dos hiciera algo más que mirarnos. Apretó los labios, y se acercó a mí, rodeó sus brazos por mi cuerpo, abrazándome.

Dejó su rostro en mi cuello enseguida, y susurró unas palabras que sin duda se transformaron en una desigualdad dentro de mis pensamientos:

—Te extrañaba.

Dios mío.


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