|Cap ₆₄|Empecemos de cero.
Jungkook había desarmado nuestro closet por completo al buscar solo lo más importante para nuestro viaje.
No sabía a dónde iríamos, ni dónde nos quedaríamos o qué haríamos. El dinero no era una preocupación, puesto que mis tarjetas se encontraban llenas de ello y Jeon mantenía sus ahorros guardados.
—¿A dónde iremos? —me atreví a preguntar, sentada en la punta de la cama, observando al castaño ordenar con rapidez todo dentro de un bolso.
—Lejos —seguía metiendo y metiendo cosas. Pronto, había tomado unos pequeños zapatitos blancos, los observó unos segundos para luego suspirar—. Lejos de aquí —esta vez me miró—. Donde nadie nos reconozca, donde podremos empezar una nueva vida, lejos de problemas en nuestro día a día y donde nada más estemos nosotros.
De pronto, se me hizo inevitable no pasar por mi cabeza ese gran detalle sobre nuestro bebé. Sentía que no podía arruinar sus esperanzas al decirle la verdad sobre esta criatura. No quería decirle que no sabía si este bebé era de él... O de Jimin.
Sin embargo, no podían existir más secretos entre nosotros.
—Jungkook... —llamé. Él seguía ordenando la ropa—. Jungkook... —hablé nuevamente.
—Dímelo —sin mirarme, caminó a un mueble y sacó pequeñas prendas de ropa de bebé para luego llevarlas al bolso.
—Necesito decirte algo... importante.
—¿Pasa algo, ___? —por fin me había mirado a los ojos, fruncido de ceño y acercándose a mí unos pasos.
—E-es nuestra galletita... —agaché mi cabeza.
—¿Te duele algo? —preocupado.
—No —sorbí mi nariz—. Lo que pasa es que... —más lágrimas salían de mis ojos—. Lo que pasa es que no sé si nuestra galletita, es nuestra galletita —le miré, pero éste no lograba entender.
—Ilumíname, por favor. No logro entender... —tensó su mandíbula.
—Quiero decir que... —arrugué mi nariz—. Tengo cuatro meses de embarazo... hace cuatro meses pasó el incidente del homicidio, y hace cuatro meses hicimos el amor en esta cama.
—Lo sé. Todo lo sé, pero ¿Qué sucede exactamente? —seguía sin entender.
Obvio, debía ser más explicita, aunque doliera, debía serlo.
—Hace cuatro meses, la misma semana en que tú y yo estuvimos juntos... Unos días antes yo... Jimin y yo tuvimos... —no terminé de hablar, pues Jungkook se había dado la vuelta rápidamente, dándome la espalda y caminando en esa dirección con lentitud—. Perdóname por favor... —había explotado en llanto—. Y-yo no sabía de esto hasta hoy, hasta que Park llamó y me recordó lo sucedido... Yo necesitaba a alguien en quien sostenerme en aquellos momentos cuando tú no estabas... Y yo...
Sorbí mi nariz, viendo la espalda de Jungkook, quien ahora había cubierto su rostro con sus manos. Entonces, volví a hablar:
—Te amo, te amo a ti y a este bebé por igual. Aún n-nada está dicho, y ni si quiera sé si es de él... —abracé con más fuerza mi vientre—. Pero sé que es nuestro... Porque cuando lo abrazo, le hablo y lo siento... Me encuentro en completa paz, porque me hace sentir a salvo, y antes de él... Tú te habías convertido en la única persona quien me entregara ese mismo sentimiento.
Finalmente, Jungkook se había dado la vuelta, con sus mejillas empapadas en lágrimas, mirándome a los ojos. Comenzó a caminar en mi dirección, sin embargo, eso nada más había provocado que agachara la cabeza, resignada a la vergüenza de ser una mala persona.
Cerré mis ojos y acaricié mi pancita, buscando apoyo. Después de unos segundos había sentido las manos de Jeon en mis rodillas, éste se había puesto en cuclillas frente a mí. Luego, una de sus manos la llevó a mi mentón, donde lo alzó para que le mirara a los ojos, y eso hice.
—Te amo —dijo, y sentí que me desmayaría—. Te amo a ti y a este bebé. Prometí que les cuidaría de cualquier derrumbe, aquí estoy y siempre estaré. No me iré del lado de ustedes jamás —suspiró con profundidad, sin dejar de verme a los ojos—. Si este bebé es de él... Estoy seguro que Park será un buen padre, pero yo seré mejor —torció una sonrisa triste—. No hemos llegado a esta etapa de nuestro camino por nada, ___. No por nada estoy aquí en frente de ti, diciendo que te amo en vano. Un te amo es una frase más allá de todo, la cual no todos entienden el verdadero significado... —llevó sus pulgares a mis mejillas, secando éstas al paso—. Para mí amarte es caminar contigo de la mano, esquivando todo aquello que te quiera hacer daño. Para mí decirte que te amo con toda mi alma es hacerte saber que sin importar qué, siempre estaré para ti, en cada obstáculo, lágrima y sonrisa. Porque aunque te lo diga una y mil veces jamás me cansaré de decirte que te amo, y que siempre serás la causa de mi euforia —dejó unos cabellos detrás de mi oreja, despejando con ello mi rostro—. No por esta piedra en nuestro sendero hay que detenerse, sino que hay que seguir, buscando siempre nuestra felicidad. Tú y esta galletita se volvieron en mi felicidad, y no pienso perderlas. Nunca estará entre mis planes perder mi felicidad.
Me sentía frágil, no por tristeza, sino por emoción. Sentía un calor inmenso en mí, causante de sus palabras repletas de amor y sinceridad. Una confesión así era lo menos que esperaba al decirle la verdad, sin embargo, Jungkook siempre ha sido una caja de sorpresas.
—Jungkook... Fuiste el problema más bonito en mi vida, y no puedo creer que al conocerte quise alejarte de mi vida... —acuné su rostro entre mis manos—. A pesar de todo lo sucedido. A pesar de nuestros errores y caídas, siempre volvemos a unirnos por razones del destino. Agradezco haberte visto por primera vez ese día, en aquel maldito banco. Aunque seamos polos completamente opuestos, no me imagino un minuto de mi vida sin ti. Sé que serás un buen padre, y yo seré una buena madre, porque finalmente me siento lista para dar otro paso junto a ti —Jungkook acarició mis manos con su rostro.
—Vamos, hay que irnos y no puedo esperar ni un segundo más por empezar de cero —sonrió, al mismo tiempo en que una lágrima brotaba de uno de sus ojos.
Jeon ayudó a levantarme con sus manos, para luego ir por el bolso y una carpeta con todos nuestros papeles, para así salir del país. Antes de salir de la habitación, caminé a mi mesita de noche, donde guardaba la carpeta con los datos de Jungkook cuando a penas era un niño y vivía en el orfanato junto a mí.
Hoy le diría la verdad de nuestro pasado.
Me quedé parada unos minutos en el marco de la puerta, observando todo aquello dentro de mi campo de visión. Comenzaba a recordar todos aquellos momentos vividos dentro de estas cuatro paredes. Causaba una gran nostalgia al notar todas las emociones que sentía al recordar todo lo vivido junto a Jungkook y esta habitación.
Me volteé y miré a Jeon, quien sonreía con aflicción.
—¿A dónde vamos? —entrelazamos nuestros dedos, finalmente dejando atrás la habitación, para siempre.
—Es una sorpresa... —comenzamos a bajar las escaleras—. Quiero que nuestro bebé sea feliz, y para ello tiene que ser en un lugar en el que todo sea hermoso.
Habíamos bajado por completo las escaleras, caminando por el primer piso hasta llegar a la sala y notar a mis dos amigas paradas, mirándome.
—Promete que no nos olvidarás —habló Solar, con sus ojos llorosos—. Promete que siempre nos recordarás como nosotras lo haremos contigo —más lágrimas salían de sus ojos—. No olvides hablarle de nosotras al bebé. Cuéntale cómo son sus tías y dile que siempre le querremos —Solar había caminado rápidamente hacia mí y me había abrazado con fuerza, sollozando en mi cuello—. ¡No estoy preparada para que te vayas! ¡Eres mi hermana! ¡Nunca pensé que te alejarías de nosotras! —lloraba con dolor—. Sé que es por tu bien... —se separó un poco de mí, mirándome a los ojos—. Sé que es por el bien de los tres —posó sus manos en mi vientre, para luego dejar un largo beso en mi frente, y retroceder lentamente de espaldas.
—¿Puedo hablar yo? —preguntó Hwasa, asentí con tristeza—. No te voy a decir que estás mal. No te voy a decir que has tomado un mal camino, porque no lo es. Tampoco diré que irte para siempre y dejar tu antigua vida es una mala opción, porque yo misma se los dije —arrugó sus ojos y nariz con rabia. Hwasa nunca llora, y esto era chocante—. Pero... —sorbió su nariz—. Pero te diré que te extrañaré, porque eso sí es verdad —la morena caminó hacia mí, abrazándome con fuerza, acariciando mis cabellos y besando mi mejilla—. Por fin has tomado tu camino, pequeña... —se separó de mí, apretando sus labios—. Estoy orgullosa de ti.
Haber salido de aquella casa había provocado un gran vacío en mí. Mis amigas se habían vuelto en lo único para mi vida, antes de Jungkook y nuestro bebé. Debía ser fuerte y seguir por nosotros. No querría que nuestro hijo creciera en esta ciudad repleta de problemas y mala mafia.
El viaje al aeropuerto había sido largo, con tristeza y tensión. Tensión porque Jungkook había llamado a las patrullas de policías por el cuerpo de Hara. Jeon les había recalcado que era obra de Hidden Lord, debido a la marca. El castaño no mencionó su salida del país, sólo al terminar la llamada dijo: Adiós. Y ya.
Él quería empezar de nuevo. Quería abandonar esta parte del mundo en la que había muerto su amigo, porque simplemente no era suficiente fuerte para lidiar con ese dolor y carga en su espalda.
Al llegar al aeropuerto, Jungkook compró los boletos, realizando todos los tramites. Él no quería que supiera nuestro destino en este viaje, por lo que no dejó acercarme en ese lapso de la compra.
Cuando nuestro vuelo ya anunciaba que había que abordar el avión, con Jungkook caminamos hacia él con nuestras manos entrelazadas.
Este era el día. Hoy era el día en que todo cambiaría y nada ni nadie nos detendría. Esto era lo correcto y los dos lo sabíamos a la perfección.
—¡Hey! —grita una voz detrás de nosotros antes de ingresar al avión, exaltando a todas las personas que se hallaban caminando.
Jimin.
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