|Cap ₄₂|Con las ganas.
Su mirada expectante desde el otro sofá, a cualquier movimiento o mueca que hiciera mi rostro. Una sonrisa ladina adorna sus labios mientras muerde la punta de su dedo índice.
—¿Por qué sonríes? —pregunté.
—¿Te has mirado al espejo?
Mierda, chica. Debes tener algo en el rostro, por eso te lo dice.
¡¿Qué hago?!
¿Te depilaste el bigote?
Sí, claro.
Entonces, no te preocupes.
—¿Tengo algo en la cara? —toqué mis mejillas.
—Exacto —asintió, sin dejar de observarme.
—¡Deja de mirarme!
Me levanté del sofá en un píe y salté lo más rápido que pude a la habitación de Jungkook, luego entré al baño y cerré la puerta tras mi espalda. Me observé al espejo, inquieta.
—___, ¿Qué haces? —cuestionó Jeon desde afuera.
—¡S-salgo de inmediato!
—Oye, abre la puerta —le dio golpecitos a la misma.
—No quiero —seguí mirándome al espejo.
—¡Ey, no tienes nada en el rostro! —comenzó a reír apegado a la puerta.
—Eres un... —entrecerré los ojos, mirando la puerta.
Ahora mismo le daría un puño a esa linda cara que tiene el maldito.
—¡Si hubieras visto tu rostro! —su risa se había formado en una enorme carcajada.
Típica risa burlona de Jeon Jungkook.
—¡Maldito...! —abrí la puerta, encontrado a un Jungkook tirado en el suelo, revolcándose de la risa—. Eso, sigue así. Muérete de la risa, cariño.
—¡Ey, no seas mala! —habló entre risas—. ¿Apenas nos reconciliamos y ya me deseas la muerte? —negó con gracia, haciéndose el dolido.
—¡Exacto! —me mantenía de brazos cruzados, mientras Jeon no paraba de reír—. ¡Te daré con el yeso, maldito! —alcé mi pie enyesado, y tras ello, Jungkook lo tomó ágilmente, provocando que cayera al suelo junto a él—. ¡Ah! ¿No te han dicho que no le puedes hacer esto a una persona con discapacidad?
—No. ¿Sabes? No —respondió con obviedad—. No por algo soy policía, ___.
—Agh... Aún sigues molestoso —caí de espaldas contra la alfombra de la habitación, suspiré y miré el techo—. Además, aún me debes una explicación...
—Específicamente, ¿de qué explicación hablas? —se posicionó a mi lado del suelo, los dos mirando el techo.
—Hara —bufé—. Hablo de ésa tipa sin vergüenza.
—¿Quieres hablar de eso? —frunció el entrecejo.
—Sí, por algo lo pregunto —me encogí de hombros.
—___, no tengo ganas de hablar de ella. No nos hace bien.
—Jungkook, me debes una explicación. Vamos... Ella se encontraba desnuda en la sala de tu departamento.
—___, ella llegó para arruinar mi trabajo. Lo supe desde el momento en que le dijo; Padre, a mi jefe —volteó su rostro y me miró a los ojos—. Yo perdí mi trabajo.
—¿P-por qué?
—Si no me acostaba con ella... lo perdería. Por eso ella se encontraba desnuda —exhaló con un notable enojo.
—Me estás diciendo que... Si yo no hubiera llegado a la puerta de tu casa... ¿Te hubieras acostado con ella? —pregunté con decepción.
—¿En serio crees que lo hubiera hecho?
Quedé en silencio.
—Por Dios... Claro que no —dijo—. Jamás podría acostarme con una persona mientras tengo a otra en mi corazón, ¿entiendes?
Sonreí ante su confesión. Me volteé, teniendo mi vista en la suya y acariciando su cabello delicadamente. Mi vista se estaba volviendo en algo borroso, aun así, seguí acariciando su cabello, él nada más recibía mi cariño.
—¿Estás llorando? —tomó mis mejillas y las acarició levemente, quitando las lágrimas que yacían en mi rostro.
—Es que... —sorbí mi nariz—. No quiero alejarme de ti. Sé que es casi imposible tener una vida tranquila si estamos los dos, pero...
Sin más, Jungkook me atrajo a su cuerpo y me cubrió con su calor.
—Yo haré lo imposible para estar a tu lado... —me miró a los ojos y le dio un escaso beso a mis labios—. Jamás me iría a alguna parte sin ti.
—Los policías nos seguirán buscando, y entonces... —volteé el rostro, sin mirarlo.
—No lo permitiría —negó con la cabeza rápidamente.
Las voluntades de Jeon eran positivas ante nuestro: Amor imposible. Después de un tiempo, esconderse se haría una situación difícil, a la que no podríamos enfrentar ninguno de los dos.
—___, no pienses en eso... por favor —me abrazó aun más fuerte, acariciando esta vez mi espalda baja.
Había hablado como si hubiera leído mis pensamientos.
—Es que es imposi...
—Ya cállate.
Jungkook transmitió todo su deseo a través de un beso, moviendo delicadamente sus labios junto a los míos. Subió sus manos al cierre de mi casaca, digo, la casaca de él., Ahí comenzó a bajar lentamente el cierre de ésta, sin despegar sus labios de los míos
—Déjame hacerte el amor... Mi vida —pidió.
Su rostro nada más yacía a unos tantos centímetros de distancia, por lo que sentía muy bien su descontrolada respiración. Asentí en modo de respuesta, pasando al mismo tiempo mis manos por su nuca.
Jeon actuó rápidamente, volteando mi cuerpo, quedando así debajo de él. Me observó a los ojos unos largos segundos antes de hundir nuevamente sus labios en los míos. Acarició mis mejillas, para luego ir bajando sus manos por mi cuerpo, éstas temblaban sin razón a mi parecer. Me encontraba nerviosa y ansiosa, pues ésta se convertiría en nuestra segunda vez.
—Jungkook... —sonreí frente a sus labios.
—___... —sonrió también.
Sus manos se dedicaron a bajar la cremallera de mi pantalón lentamente, como si no me quisiera hacer daño. Yo realicé lo mismo, bajando su holgado pantalón hasta sus rodillas, al igual que su bóxer. Subió mi camiseta y yo la de él. Hizo mis bragas a un lado y se posicionó entre mis piernas, se veía desesperado por hacerlo. Su cabello había crecido bastante en tan poco tiempo, y se podía decir que sus cabellos cubrían sus orejas y tapaban sus cejas.
Oh, Dios. Jeon Jungkook es tan sexy.
—Quiero hacerte el amor —repitió esa frase.
Hacer el amor.
Y con la dureza de su sexo sobre mi espesor, rozando mis pliegues, tendría a Jungkook por segunda vez entre mis brazos.
Quiero hacerlo.
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