CAPITULO 2

A la mañana siguiente ambos se levantaron y tomaron sus cosas para irse del lugar, se subieron a la camioneta del hombre y este empezó a manejar en la dirección que la chica le había dado. Los dos estaban en silencio hasta que la pelinegra decidió hablar.

-¿Qué estabas soñando?-

-Yo no sueño.- dijo el hombre de manera cortante.

-Claro que si, a mitad de la noche estabas balbuceando y sudando demasiado.-

-Fueron tus nervios.-

-Yo sé lo que vi ¿Fue algo malo? ¿Siempre sueñas lo mismo? ¿Quién es María? ¿Fue tu novia?- empezó a bombardearlo con preguntas y el contrario solo apretó el volante.

-Cierra la maldita boca ya.- dijo molesto. –Es algo que no te incumbe, ahora guarda silencio.-

La ojiverde rodó los ojos y se cruzó de brazos para seguir viendo por la ventana, aquel hombre era demasiado duro y de pocas palabras.

-Si quieres que confié debería de saber al menos algo de ti.- murmuro. –No sé nada de tu pasado y quien fuiste antes de todo esto, solo que tuviste problemas con la ley por haber matado a 37 personasde grupos de mafia y pandillas...- fue interrumpida.

-No tienes que confiar en mí, no quiero que lo hagas y no me interesa, si acepte esto es para acabar con esos idiotas, no para hacer amigos- dobló en una esquina. –Y si quieres un consejo, no confíes plenamente en nadie porque no sabes cuándo pueden traicionarte y no sabrás nada de mí así que no insistas.-

Después de eso nadie dijo nada, el resto del camino estuvo en un silencio incomodo, pero se rompió al momento en que llegaron al departamento de la chica, así que estaciono el auto y salieron de este. La mutante pidió que la siguiera por la puerta de atrás y fueron subiendo las escaleras que estaban algo estrechas. Al llegar a su piso abrió la puerta y se asomó por el pasillo.

-No hay nadie, ven.- la chica caminó hasta la puerta de su departamento la cual estaba clausurada, destrozó la perilla y quito las cintas para entrar, sin darse cuenta de que arriba de la puerta había un detector que se activaba a la hora de entrar. –Seamos rápidos.- se apresuró y fue a un mueble; abrió el primer cajón y quitó la parte de abajo donde estaban escondidos mapas, y una pequeña libreta entre otras cosas más. –Saca todo eso, enseguida vuelvo.-

Lorna fue a su habitación y sacó una mochila donde puso ropa, y cosas que necesitaría, después de eso se subió a su cama y quitó un cuadro de su pared para dejar ver una caja fuerte, la cual fue destrozada por la mujer y empezó a sacar los fajos de dinero que tenía ahí.

Frank había sacado todo lo que estaba en ese cajón hasta que escucho ruido en la calle, se asomó y observo que el Servicio Centinela estaba empezando a llegar y a prepararse.

-Nos encontraron.-dijo entrando a la habitación y observando que la chica se estaba cambiando.

-Carajo, ¿Qué no te enseñaron a tocar?- se cubrió el pecho algo molesta.

-¿Tú quieres apresurarte? Ya están subiendo.- dijo ignorando lo que vió.

-Toma la mochila y pon lo que sacaste ahí.- se dio la vuelta y el hombre la tomó observando todo el dinero que contenía esta. No dijo nada al respecto, solo salió y colocó la mochila en la mesa para meter lo que hacía falta. A los pocos minutos salió la chica.

-Tú vete por las escaleras y sube al auto, te veo en la esquina norte junto a la avenida, yo los voy a distraer.-

-Solo vas a llamar la atención.- tomó la mochila y la puso sobre su hombro.

-Confía en mí y haz lo que dije.-

Ambos salieron del apartamento y varios hombres los vieron y apuntaron a ambos con sus armas.

-¡Deténganse!- gritó uno de ellos.

Lorna juntó sus manos e hizo una bola de energía para lanzarla contra el escuadrón haciendo que estos cayeran y dejarle el paso libre a Frank.

-¡Ahora corre!- le gritó y ella salió por la ventana y bajó al suelo frente al jefe.

-Señor Jace Turner ¿Ya desayuno?- habló con burla.

-¡Disparen!- dio la orden y la mutante solo sonrió parando las balas y las regresó haciendo que todos se cubrieran detrás de las camionetas y los autos, después de eso la chica empezó a correr a una dirección contraria.

-Vuelen los drones y síganla.- ordenó el hombre calvo.

Por otro lado, a mitad de las escaleras unos soldados Centinela se lo toparon y fue donde tuvo que atacarlos a manera de golpes; a uno lo empujó por las escaleras con su pie haciendo que otro se tropezara con su compañero y cayera de cara, poco después se empezaron a escuchar disparos, pero por suerte las balas no lograban darle al ex marine.

-¿Qué demonios está pasando ahí dentro?- preguntó el jefe de los Centinelas.

-Señor, hay un hombre que esta con Polaris.- informó uno de sus agentes.

-¿Quién es?-

-Aún no lo sabemos.-

-Quiero que lo atrapen ahora.-

Castle logró salir y entró al auto rápidamente, miró por los espejos y empezaron a dispararle. –Carajo.- maldijo y arrancó el auto para dirigirse a donde la chica le había ordenado.

Lorna por su parte salió corriendo a una dirección opuesta, los drones que el Servicio Centinela habían liberado; sobrevolaban por la cabeza de la chica y empezaron a disparar contra ella, por lo tanto la pelinegra se detuvo y con su aura verde destrozó a los drones partiéndolos en dos, poco después se elevó por los cielos y fue directamente a la dirección donde le había dicho a Frank que lo vería.

-¿Dónde demonios esta?- dijo mirando por los espejos en busca de una señal de la chica.

De repente la puerta se abrió sola y el peliengro volteó a ver, Polaris entró al auto. Por otro lado las patrullas aparecieron y la chica no esperó a que el mayor pisara el acelerador, hizo avanzar el auto con sus poderes.

-¿Qué haces? Relájate- dijo Frank tomando el volante.

-Tenemos que huir quieras o no, no te detengas tengo una idea.- miró por los espejos y abrió la ventana y sacó mitad de su cuerpo.

-¿Estás loca? Lorna entra ahora.- exigió el castigador.

-Tú sigue manejando.- miró los postes de luz dirigiendo sus manos hacia ellos y después de ello los empezó a mover hasta que los hizo caer causando un bloqueo en el camino, las patrullas que los seguían chocaron contra este y se detuvieron.

-Necesito que busquen ese auto vía satélite ahora.- dijo Turner saliendo del auto mirando como escapaban.

Lorna entró al auto de nuevo y se puso el cinturón de seguridad, mientras Frank no dejaba de manejar el auto. En todo el camino estuvieron en silencio, salieron de Atlanta y ya iban en la carretera con dirección a Hell'sKitchen, a mitad del camino el pelinegro se detuvo en una gasolinera donde cargo gas y poco después se estacionó frente a un restaurante. Ambos bajaron y fueron a una mesa donde una mesera les entrego un menú.

En minutos habían ordenado cada quien su desayuno y la mesera fue a la cocina a pedir sus órdenes, dejando a al dúo solos de nuevo.

-Y bien ¿Qué es lo que tienes?- preguntó el pelinegro a la contraria.

-Billy tiene un informante y cómplice en este bar, su nombre es Barry Laswell.- sacó una foto y sus notas, siempre está en ese lugar a las 9 de la noche- la mesera llegó con sus pedidos y se los entregó a cada uno, ambos agradecieron. –Es un vendedor de droga; éxtasis, cocaína entre otras.-

-Será muy sencillo hacerlo cantar- dijo el mayor mientras empezaba a comer su protéico desayuno.

-Concuerdo, claro que tiene seguridad en ese bar, pero no creo que sea problema.-

Después de ello ambos quedaron en silencio desayunando hasta que Frank habló.

-¿Acaso asaltas bancos en tus tiempos libres? Cargas mucho dinero.-

-Gracioso- rodó los ojos y negó. –No eres el único que trabaja como mercenario.-

-No siempre lo hago por el dinero, me considero más un vigilante.-

-¿Y por qué dejaste al ejército?-

-No quiero hablar de eso.-

-¿Tiene que ver con tus sueños?-

-Basta Lorna.- dijo con seriedad, no iba a comentarle nada al respecto.

La chica se quedó callada y continuó con su desayuno, no necesitaba ser una telepata para suponer que algo oscuro y triste ocultaba aquel hombre de carácter duro, tenía tanta curiosidad de saber que era, pero mejor prefirió dejar las cosas así, con suerte él le contaría después o ella buscaría por su cuenta.

El desayuno estuvo en silencio algo incómodo, al final pagaron y volvieron a salir del lugar, cuando lo hicieron la chica fue al auto del castigador y le quitó la matrícula y la de otro auto.

-Van a estar buscando el auto con tu matricula, es mejor cambiarla y tal vez más adelante cambiar el auto por otro o una motocicleta.- comentó mientras colocaba la nueva placa y atornillaba esta.

-Espero que no, amo a este auto.- subió al mencionado y se puso el cinturón, la pelinegra también subió a este e hizo lo mismo.

El viaje sería un poco largo hasta Hell'sKitchen, por lo tanto la mutante no se molestó en seguir preguntando cosas al mayor y hacer charla, sabía que no iba a responder ni el 30% de ellas.

-¿Te importa?- apuntó con su dedo a la radio del auto.

-Adelante.- dijo sin apartar la vista de la carretera.

Lorna con sus poderes encendió la radio y cambió a una estación de música rock, era su estación favorita.

-¿Siempre estas usando tus poderes para cualquier cosa?- preguntó el hombre mientras la miraba de reojo.

-Solo a veces... Estuvieron reprimidos bastantes años.-

-Llamaras la atención si sigues haciéndolo.-

-Creí que tenía que practicar.- dijo con la vista a la ventana.

-Creo que esa no es la forma.-

-Lo se... pero es mejor que 8 horas de entrenamiento diario y solo 10 minutos de descanso.- suspiró.

-Eso es bastante, hasta para alguien con poderes debe ser cansado.-

-Si bueno... Tenía un instructor demasiado exigente.- se encogió de hombros.

-¿Charles?-

-Peor, Erick... Es un idiota.- dijo con algo de molestia.

-Sí que no te agrada-

-Tú mismo lo dijiste, al único que le importo es a Charles- lo volteó a ver solo unos segundos. –A Erik solo le agradarías de dos formas, o eres un millonario poderoso o eres uno de sus gemelos.- dijo con referencia a sus medios hermanos. Volvió su vista a la ventana.

-Adivino, no eras su preferida.- la miró. –Aún así es tu padre.-

-No es mi padre, quizá pueda compartir su misma sangre, pero todos tenemos el gen X así que no puedo decir que todos los mutantes somos familia.-

-No deberías odiarlo, el solo quiere lo mejor para ti.-

-¿Lo mejor para mí?- bufó sin creer lo que escuchó. –No digas estupideces... No lo conoces tanto como yo, pero si de algo sé... Es que cuando fuiste la hija bastarda no esperes respeto de nadie.- con eso dio por finalizada esa conversación, tampoco iba a contarle nada de ella, solo eran dos conocidos y al finalizar esto cada quien se iría por su parte.

Frank ya no dijo nada al respecto solo continuo manejando, de vez en cuando miraba a la pelinegra, estaba sumida en sus pensamientos, debía de admitir que tenían algo en común, eran solitarios y tenían un carácter bastante pesado y quizá cada uno roto por dentro de una manera diferente.

Fueron 9 horas de camino contando las paradas que hicieron para comer algo y tomar más gasolina, al fin habían llegado a la ciudad de Hell'sKitchen. El pelinegro dejó el auto a unos metros del bar.

-Entra sola, yo entrare por la puerta trasera, ya soy conocido en este bar y si me ven tu plan se arruina.- salió del auto junto con la chica y fue al maletero para sacar sus armas y empezarlas a cargar.

-Bien, te veo adentro.- Lorna caminó hacia el lugar y entró en este, había muchos hombres y una que otra mujer sirviendo tragos o de acompañantes, cada sujeto tenía un chaleco con el nombre del lugar. Observaba a su alrededor para ver si estaba el hombre que buscaban, se paró en la barra trataba de no ser tan obvia, solo tardó unos minutos cuando observó al hombre junto con otros sujetos, entre ellos intercambiaron algunas palabras y después de eso salieron por la parte de atrás que daba a un callejón así que Lorna los siguió y se escondió detrás de unos contenedores para verlos.

Era una simple venta de drogas lo típico de estos tipos, se iba acercar un poco más cuando uno de estos encontró a la mutante espiar al momento que salió detrás de su jefe y la tomó de la chaqueta para aventarla hacia donde estaban ellos.

-Mira que tenemos, un polisón.-los que estaban comprando la droga sacaron sus armas al igual que el hombre que la encontró y los otros dos sujetos que venían con Barry.

-¿Era necesario la violencia?- se fue levantando poco a poco con las manos en alto.

-No es personal, linda- dijo con una sonrisa arrogante. –Pero creo que tendremos que matarte.-

-Solo viene a comprar droga, sé que es aquí donde puedo conseguir de la buena.

-No soy el único que vende drogas en la ciudad, si vas a engañarme al menos arma una buena mentira, policía.-

El hombre había quitado el seguro del arma y antes de disparar, Lorna fue rápida e hizo que los cartuchos de las armas cayeran al suelo inmediatamente. Los hombres se quedaron sorprendidos por eso, en cambio la mutante sonrió de lado e hizo una bola de energía para lanzarla y hacer que cayeran sus guardaespaldas y los compradores, para así tomar a Barry del cuello y estamparlo en la pared.

-Ahora vamos a poner las cosas en orden si es que no te molesta, Barry Laswell.—

-¿Cómo demonios sabes mi nombre?-

-Las preguntas las hago yo, así que ahora dime ¿Dónde Carajos se encuentra Billy Russo?-

-No voy a decirte nada, estás en un lugar donde puedes ser blanco perfecto y dudo que puedas parar una lluvia de balas por todos lados.-

-Claro que puedo eso y mucho más.- rodó los ojos y golpeó su rostro. –Te lo vuelvo a decir una vez mas ¿Dónde carajos está Russo?- Los hombres que había dejado inconscientes por unos minutos se volvieron a levantar.

Estaban dispuestos atacar a Lorna hasta que llegó Frank y le disparó a uno en el estómago, Lorna volteó a ver. Enseguida los hombres presentes atacaron al ex marine cosa que le fue tan sencillo para el acabar con ellos.

-Que considerada, gracias por incluirme a la fiesta.-dijo el pelinegro y le rompió un cuello al último, después de eso tomó a Barry y lo pegó en la pared.- La señorita te acaba de hacer una pregunta, es de mala educación que no le respondas.- dijo apuntando con su arma en la cabeza.

-¡Tranquilo!, ¡Tranquilo! si lo digo me van a matar.-

-Y si no nos dices nosotros también lo haremos, a menos que quieras cooperar, así tendrás tiempo de escapar, maldita escoria. - comentó el mayor.

-¡Bien de acuerdo lo diré pero bájame!- Frank lo bajó de golpe y lo miró. –No tengo idea en donde están, desde lo que pasó en Atlanta no me han llamado ni nada al respecto, perdieron grandes cantidades de mercancía, pero sé que eso no les va a detener- acomodó su camiseta. – Juro que no sé dónde están, pero ellos tienen más puntos de entrega.-

-¿En dónde?- peguntóLorna.

-No lo sé.- Frank lo volvió a tomar del cuello de su camisa. -¡Juro que no sé! Y-yo. y-yo solo soy un vendedor, pero sé que hay aliados, hay un hombre llamado Miguel Gutiérrez, él es el encargado de organizar los puntos de las entregas de Russo.- dijo nervioso. –Tiene un bar aquí en la ciudad, cada miércoles va a su bar, se llama M & G- Frank soltó al hombre antes de darle un golpe y dejarlo inconsciente.

-Fue bastante creíble para mí. -le dijo la chica.

-Lo sé, decía la verdad; los vendedores son más fáciles de asustar. - guardó su arma en la funda y empezó a caminar la salida del callejón.

-Entonces mañana en la noche tendremos que ir a darle una visita.- lo siguió a la salida y ambos caminaron al auto. –Tenemos que hacer que hable.-

-No creo que sea tan sencillo hacerlo sin llamar la atención y no me importa si tienes poderes para detener una lluvia de balas, aún desarrollas tus habilidades.-

-Pero si lo necesario. - Entraron al auto y el mayor arrancó rumbo a un hotel.

Al llegar al lugar ya estaban en la habitación, Polaris dejó su mochila en una cama y Frank dejo la suya en la otra.

-Ahora descansa, niña- dijo el hombre y se quitó la camiseta dejando ver su torso completamente trabajado y una que otra cicatriz.

Lorna tomó su pijama que había empacado y miró al pelinegro de reojo, no iba negar que era demasiado atractivo, incluso su personalidad le era tan interesante, como un alma misteriosa. Salió de su trance y fue al baño a cambiarse.

Antes de salir se lavó la cara y al verse al espejo suspiró, estaba atenta a su reflejo y le sorprendía como era que una persona podría tener tan mala suerte desde que llegó a este mundo. Se ponía a pensar un poco, la única cosa buena que le había pasado era cuando fue a un concierto de Nickelback en los Ángeles. Por otro lado no se podía decir lo mismo de Frank, todo su mundo lo había perdido de la noche a la mañana; sumido en sus demonios y en aquellas pesadillas que lo torturaban cada noche. Si de algo ellos dos tenían en común era que solo son almas solitarias con muy mala suerte. Lorna salió del baño y se encontró a Frank ya acostado en su cama, ella fue a la suya sin decir nada más y se dispuso a dormir.

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