CAPITULO 19 (FINAL)
Frank se encontraba en una cama con sabanas blancas, estaba recién despertando y lo primero que miró al abrir los ojos fue a aquella mujer castaña con un vestido floreado azul, y aquella sonrisa en su rostro que hace mucho tiempo lo volvía loco, la mujer se acercó a él y tomó sus mejillas.
-María...- susurró su nombre, ella poco después sujeto su diestra con suavidad.
-Hola amor.- Sonrió.
-Amor.- tomo asiento y se acercó para abrazarla con tanto afecto, podía sentir la calidez de su cuerpo y el amor que aun había en ella. –Estoy de regreso... Es hora de quedarme.- murmuró y se separó de ella solo un poco.
-No cariño.- le dijo tiernamente y beso sus labios. –Tú ya estabas en casa.- le respondió.
-¿Qué?- dio después de besar su mano.
-Tienes que dejarnos ir, Frank.-
-No... No puedo dejarlos, no puedo dejarte de nuevo.- se negó de inmediato aferrándose a sus manos.
-Ya no hay nada más que hacer... Terminaste el trabajo.- tomó sus mejillas.
-Y por ya puedo regresar contigo.-
-Ambos sabemos que esto nunca se va a terminar Frank.- soltó una lagrima. –Habrá más maldad de los cuales querrás encargarte y sé que no te voy a poder detener.- frotó su nariz contra la de él. –Se que también lo sabes.- le susurró.
-María...-
-Déjame ir...- murmuró.
-No puedo...- negó entre sollozos.
-Tienes que continuar.- insistió dulcemente. –Estamos agradecidos por todo lo que has hecho, por estar ahí con nosotros, y por darme los mejores años de matrimonio.- murmuro.
-Mamá tiene razón.-
Frank miró a su lado, ahí mismo se encontraba su hija, su princesa como solía decirle, Frank la tomó para abrazarla con fuerza, Lisa aceptó su abrazo, parecía todo tan real para le mayor.
-Nosotros estamos orgullosos de ti papá.- escuchó a su hijo que también se unió a su abrazo.
-Fuiste el mejor padre que pudimos tener.- comento su hija.
-Y estamos agradecidos de ser tu familia.- sonrió Frank Jr.
-Pero ahora tienes que dejarnos ir.- Lisa besó su mejilla. –No te vamos a olvidar, y sabemos que tu a nosotros tampoco.-
-Pero tampoco puedes guardarnos luto para siempre.- comento María.
-Tienes que seguir, hazlo por nosotros.- alentó su hijo. –Comienza de nuevo, eso es lo que nos enseñaste, comenzar de nuevo.-
-Ya podemos descansar ahora.- dijo su esposa. –Déjanos ir, estamos bien.-besó sus labios.
-Despierta papá.- dijeron ambos niños
-Yo los amo... Los amo.- dijo entre llanto.
-Despierta Frank, estas en casa.-dijo maría. –Despierta...-
Se escucharon sirenas acercándose al lugar, varios policías armados entraron al lugar, entre ellos Madani y Mahoney que miraban la escena.
-Carajo...- susurro Mahoney.
-Frank...-fue lo que Madani dijo antes de ver a Billy muerto. –¡Que entren los paramédicos!-
Hace mucho tiempo, Charles le había dicho a Lorna que no solo sus poderes se centraban en los metales, la electricidad o el vuelo, sino que también tenía habilidad de manipular enfermedades y engendrarlas, así que probablemente podría detener las heridas internas. Era un poder que a un no manejaba como tal, pero la vida de Frank pendía de un hilo, no le importaba cual herida y cansada se sentía, de sus manos apareció un aura verde y negra.
-¡Alto, alto!- dijo Mahoney y le apuntó a Lorna.
-Cálmate, con un demonio.-Dinah le quitó el arma.
Lorna continuó con lo que estaba haciendo, aun sentía dolor, pero el aura envolvió a Frank, sus ojos estaban iluminados de verde, soltó un grito reuniendo todas sus fuerzas, poco después sintió como estaba parando la hemorragia interna, antes de que la sangre llegara a sus pulmones y lo empezaran a asfixiar. Los agentes miraban impresionados, los paramédicos llegaron y tomaron distancia al ver todo lo que estaba pasando.
Poco después Frank soltó una bocanada de aire y abrió los ojos de par en par. La mutante al ver eso sonrió, entre lagrimas y dejó de sacar su aura, cayó a un lado de el, giro su cabeza y este igual hizo lo mismo, ambos se quedaron viendo. Lorna estiró su mano tocando su mejilla, trataba de hablar pero las palabras no le salían. Aun así hizo el intento.
-Te cuido la espalda.- susurró.
Lorna cayó inconsciente por el cansancio y Frank no duro tanto tiempo despierto, de igual manera cayó inconsciente. Ambos empapados de sangre fueron subidos a las ambulancias y llevados a cuidados intensivos en el hospital.
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Los siguientes dos días habían sido críticos para Frank, pero al cuarto día se estaba recuperando y había salido fuera de peligro, se encontraba en el hospital siendo custodiado por policías que estaban afuera de su habitación. Tenía el marca pasos conectado y un pequeño tubito en su nariz para poder respirar. Poco a poco el hombre fue abriendo sus ojos, miró a su alrededor dándose cuenta en donde estaba.
-Mierda...- murmuró tocando su cabeza.
-Frank...-
El mencionado escuchó la voz y volteó a ver su lado derecho, en el cual se encontraba Lorna usando una bata azul, con unos cuantos golpes en el rostro y una marca alrededor de su cuello.
-Al fin despertaste...- una sonrisa en sus labios se formó y sujetó su mano.
-¿Cuánto llevo aquí?- preguntó.
-Seis días... los primero dos días estabas entre la vida y la muerte, pero a partir del cuarto día empezaba a ver mejoras más notorias, casi toda una semana sin despertar hasta ahora.- le comentó.
-¿Y tú como estas?, esa marca en tu cuello.-
-Estaré bien.- se llevó su mano a su cuello. –Lo hizo el collar cuando quise quitármelo... Lo logré, mi poder llegó a límites que no conocía. -sonrió
Tomó la mano de Lorna y la miró. –Lorna... Lamento lo que hice, yo... Yo la verdad, no quería que esto sucediera, pensé que estaba protegiéndote.-
Ella negó lentamente, a estas alturas ya no le importaba. –Lo sé, Curtis me contó todo, incluso el agente Jace vino a verme y me lo confirmo, no me sorprendió que mi padre al final quisiera salirse con la suya, pero no lo logró y Turner ahora se retirara y se mudara con su familia, igual manera me levantaron los cargos sobre los oficiales, estoy limpia- se encogió de hombros. –Billy está muerto, terminamos Frank, vencimos.- sonrió mostrando una blanca sonrisa.
El hombre soltó un suspiró como si se hubiera liberado de algo. –Todo gracias a ti, con tu ayuda.-
La mutante solo sonrió dándole un apretón a la mano de Frank, en ese momento Dinah y Mahoney entraron por la puerta.
-Castle, veo que ya despertaste.- dijo el moreno
Lorna estaba nerviosa y algo molesta de ver a ese detective, no quería que Frank tuviera que ir a la cárcel.
-Tienes una maldita suerte Frank.- comentó Madani.
-Ni tanta, seguro vienen para llevárselo preso ¿No es así?- Habló la peliverde.
-Eso quisieras pero los altos mandos decidieron perdonar a Frank.- habló el hombre y saco un sobre que le entregó a Castle y otro a Lorna. –Billy Russo era un prófugo y un criminal, al igual que todos los que estaban ligados con él, por suerte no salieron personas inocentes heridas, solo los que lo merecían por lo que veo.-
-Contigo se pudieron aceptar las pruebas, así que estas deslindada de los cargos, seguro eso ya lo sabes.- dijo Madani. –Así que ambos están limpios, en esos sobres van a encontrar su nueva vida; Peter Castiglione y Loretta Denis.-
-Se nota que se esmeraron.- comentó la chica revisando lo que contenían, eran pasaportes, credenciales con su nombre entre otras cosas.-
-Su trabajo ya terminó, es la única oportunidad que van a tener, aprovéchenla.- comentó Mahoney. –No los quiero ver por las calles haciendo lo que saben hacer o esta vez habrá demasiados problemas.-miró más que nada a Frank.
-Claro.- rodó los ojos y negó, desde luego que no haría caso.
-Eso espero, disfruten su nueva vida.- dicho esto salió por la puerta.
-Supongo que es todo.- dijo la mujer mirando a Castle. –Billy ya no estará en nuestras vidas, no hay de qué preocuparnos ahora.-
-¿Y tú? A donde iras.- preguntó Frank.
-Conseguí un puesto en la CIA, sin dudas acepte, no quiero seguir aquí siendo molestada por Mahoney cuando sepa que sigues haciendo tu misma mierda.- sonrió de lado. –Aunque espero que esta vez aceptes vivir tu nueva vida.- extendió su mano. –Adiós Frank.-
-Fue un placer Madani- le estrechó la mano.
-En cuanto a ti, cuida bien esos poderes.- estrechó la mano de Lorna.
-Lo hare, gracias Madani.- dijo la mutante y después de eso la agente salió de la habitación.
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Al anochecer ambos habían sido dados de alta, caminaron juntos por las calles frías y mojadas de la ciudad, hasta llegar al cementerio donde estaba la familia de Frank. Los dos colocaron un ramo de flores en cada lapida.
Frank puso una mano en la lapida de su esposa y suspiro mirando esta.
-Ahora puedes estar tranquilo.- hablo la peliverde. –Ellos sabe que los sigues guardando dentro de ti, seguro están orgullosos de ti.-
-Seguro que si.- sonrió. –Ellos están bien y a salvo ahora, lo puedo sentir.- se levantó, se quedaron en silencio por varios minutos vagando en sus propios pensamientos hasta que Frank decidió hablar. -Y... ¿Qué harás?- dijo con sus manos en los bolsillos de su gabardina.
Lorna tenía sus brazos cruzados mientras miraba al piso. –Charles me dio un boleto de avión para irme de la ciudad, ya no será a Canadá, regresaré a Escocia.- se encogió de hombros. –Creo que es lo mejor, mi padre intento sabotearme y quizá no será la última vez que lo haga, así que...-
-Es mejor no darle oportunidad...- acompletó Frank y ella asintió. Dentro de el sabía que no parecía estar convencida.
-Exactamente... ¿Y tú que harás?- levantó la mirada para verlo.
-Me iré de la ciudad, no sé a donde... El camino lo dirá.- la miró. –Trataré de tomar la vida de Peter Castiglione, pero el mal nunca descansa, siempre habrá hijos de puta saliéndose con la suya.-
Lorna asintió ligeramente. –Sea lo que decidas hacer... Ten cuidado.- su voz era serena y tranquila, el viento que soplaba en ese momento, revolvía ligeramente el cabello de Lorna dejándole a Castle una imagen bastante agradable a los ojos.
-Lo tendré, no es fácil matarme.- sonrió y ella soltó una risa leve. –Tú también cuídate Lorna.-
-Lo haré.- se miraron unos segundos y la chica se acercó para darle un abrazo el cual fue correspondido por el contrario, respiró profundamente. Tres minutos después se separo de el y lo miró. –Adiós Frank.- le extendió su mano.
El hombre la miró unos segundos y después le aceptó la mano. –Que tengas buena vida Lorna.- le sonrió y ella le devolvió la sonrisa con un ligero asentimiento.
Soltaron sus manos y la chica se dio la vuelta para alejarse del lugar, el mayor la vio alejarse y después volteo a ver las lapidas de su familia, soltó un suspiro aliviado, sabía que ese sueño o esa experiencia que tuvo, fue verdad, un mensaje de ellos. Cerro sus ojos un momento y se repitió esa frase en su cabeza >>Es hora de dejarnos ir<<. Una lágrima bajó por su mejilla y una pequeña voz dentro de el habló>>Pero no la dejes ir a ella<<.
Lorna había salido del cementerio de la ciudad, miró hacia arriba; la luna llena resplandecía demasiado, soltó un suspiro para después continuar con su camino, pero una voz agitada gritaba su nombre, así que dio la vuelta, para su sorpresa era Frank, frunció ligeramente el ceño.
-Frank...-
El mayor se acercó a ella para tomarla de los hombros y con todo el valor se atrevió a besarla, un beso que decía más que mil palabras en ese momento. La mutante se había sorprendido, pero por nada del mundo lo rechazo, sus labios reaccionaron a los movimientos del pelinegro y se unieron a ese beso tan dulce, tan honesto y encantador.
Fueron unos largos segundos, quizá fueron minutos los que estuvieron embelesados por aquel beso, por la falta de aire dejaron de hacerlo, pero no se despegaron; sus frentes estaban juntas y sus narices rozaban ligeramente. Frank no sabía cómo describir ese sentimiento, era inefable, hacia mucho que no sentía nada como lo que ahora estaba sintiendo, se sentía libre, se sentía feliz y completo otra vez, como si por fin la oscuridad se haya desvanecido por completo, ya solo había luz en su corazón.
Se podría decir lo mismo de Lorna, por primera vez se sentía amada, ahora alguien la veía, era como si aquella pantalla de invisibilidad que siempre tuvo, al final cayó. Esa calidez en su pecho se sentía demasiado bien, su corazón latía a mil por hora, si eso solo era un sueño, no tenía ganas de despertar, ese pequeño rayo de esperanza volvió a invadirla, aunque tenía miedo de que terminara como la otra vez, no quería que esto fuera solo un impulso de Frank.
El mayor se separó de ella y la tomó de la barbilla acariciando sus labios suevamente, los ojos verdes de la mujer brillaban ante Frank, esa mirada que lo hacía temblar, esa mirada que sentía que desnudaba su alma, la mirada que podía ver más allá; las cosas buenas del ex marine que no muchos veían.
-No te vayas.- susurró con aquella voz grave. –Por favor.-
Lorna abrió ligeramente la boca sin creer lo que estaba diciendo, quería hablar, pero no sabía que decir.
-Sé que me comporte como un completo imbécil la última vez... Y lo lamento en verdad.- seguía tomando su barbilla. –No soy buena persona, no soy alguien normal... La muerte me sigue a todos lados y temía... Temía que me alcanzara y que túfueras el daño colateral.- sus ojos mostraban la sinceridad de sus palabras. –Perdí a María y no quería perderte a ti también por mi culpa, no lo soportaría, Lorna.- suspiró. –Trate de alejarme, trate de olvidarte... Pero eres una desconsiderada, no pude dejar de pensar en ti, simplemente no pudo dar la vuelta y no mirar atrás, no pude.-
Lorna empezó a llorar en silencio por todo lo que le estaba diciendo el mayor, cerró sus ojos un momento procesando todo, su pecho latía, su sonrisa temblorosa se hacía cada vez más grande.
-Lorna... Yo te amo...- limpió sus mejillas con sus pulgares, la chica soltó un suspiró emocionado.
-Yo correría cualquier peligro, cualquiera... Solo para estar contigo, Frank.- hablo por fin soltando una risa con tantos sentimientos encontrados. –Yo también te amo.- lo tomó de las mejillas y se levantó en puntas para besarlo; primero un beso largo y después varios besos cortos mientras acariciaba sus mejillas.
Estuvieron varios minutos entre besos y abrazos, hasta que supieron que ya era hora de irse del lugar.
-Y ahora... ¿Cuál es el plan?- Preguntó el pelinegro sujetando a Lorna de la cintura.
-Bueno... Casualmente me aprendí algunos nombres y direcciones de los otros compradores de Billy que estaban en la libreta de Gutierrez.- frunció los labios de manera divertida. -Creo que alguien tiene que hacer algo al respecto ¿No crees?- sonrió de lado y arqueo la ceja a lo cual el mayor soltó una risa y negó ligeramente, esa mujer era increíble.
-Entonces... Somos equipo.- sonrió. -¿Lista para recorrer posiblemente todo el país?-
-Todo el país, todos los continentes... A donde quiera que vayas yo iré.- tomó su mano con una sonrisa.
-Entonces no hay tiempo que perder.- se aferró a su mano.
Ambos subieron al auto del mayor, arrancaron este para continuar con su ahora nuevo camino y su no tan nueva vida, la única diferencia era que estarían juntos para apoyarse mutuamente y amarse hasta el final de sus tiempos.
FIN.
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