Día 4: Perdidos Juntos

Nota: Ubicado (muy probablemente) en un futuro muy lejano.

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Retrocedió lentamente, hasta que su espalda se encontró con la fría madera que manchó su pulcro traje de vestir de color oscuro, sus manos se encontraban alzadas hasta la altura del pecho y la sonrisa nerviosa que mantenía en su rostro fácilmente dejaba ver que se encontraba en problemas.

Muy graves problemas.

— ¡Ash Ketchum! —grito furiosa la femenina de la cual intentaba alejarse—. ¡Eres hombre muerto!

—Va-vamos Misty —intentó tranquilizar el de cabellos negros—. No es para tanto..

— ¿No es para tanto? —repitio la de cabellos anaranjados con el tono de voz supurando sarcasmo—. ¡No es para tanto! —se repitió una vez más antes de dar una vuelta sobre su propio eje—. ¡No es para tanto estar perdidos en quien-sabe-que-parte de Ula-Ula, el día de nuestra boda, con los invitados esperando y yo con un vestido que no me deja caminar!

Como o porque habían terminado en aquella situación no era realmente un misterio, Jessi, James y Meowth como un regalo de bodas y un recuerdo a los viejos tiempos, habían terminado por crear tal espectáculo minutos antes de que llegaran al lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia, lamentablemente —y como debía de habérselo esperado—, algo terminó saliendo mal y una explosión terminó lanzando a los cinco de ellos a distintos lugares. Bueno, al menos Misty y él habían terminado en el mismo lugar.

Tragando saliva —dejando visiblemente lo asustado que se encontraba—, no pudo hacer otra cosa más que  cuestionarse seriamente sobre si decir algo o esperar con la boca cerrada hasta que ella decidiera continuar hablando, gracias a Arceus, ni tuvo que esperar mucho tiempo cuando ella finalmente soltó algo más.

— ¡¿Que parte de todo esto no te parece "para tanto"?!

—Bueno... Podría ser peor —intentó excusarse, separándose del árbol que le estaba manchando el traje—. Al menos tu tocado sigue intacto.

—Dame una buena razón para no matarte aquí mismo. —exigió Misty, con las manos en las caderas, acariciando la seda del elaborado vestido de novia con corte de sirena en el cual sus hermanas habían invertido mucho dinero.

— Si lo haces, ¿No podremos casarnos? —intento razonar el maestro pokémon con su bella prometida, a la cual no parecía muy convencida con su respuesta.

—Hay una ley que me permite casarme con un muerto. —fue la escueta respuesta de Misty, quien ahora se cruzó de brazos con una sonrisa llena de diversión en el rostro.

— ¿Me das cinco minutos para correr? –pidió con una sonrisa, consciente de que estaba en un callejón sin salida.

—Tienes un minuto. —concedió la pelirroja, alzando lo más posible su vestido para correr sin tanto problema.

— ¡No olvides que te amo!

Exclamó Ash a la distancia, antes de empezar a ser perseguido por su furiosa prometida.

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