—Nunca imagine que algún día conseguiría trabajo—el blondo rió irónico mirando a su hermano mejor y negó con la cabeza—Es verdad, pensé que te la pasarías toda tu maldita vida encerrado en ese casino rodeado de chicas y licor—

—Lo sé, pero le prometí a elizabeth que empezaríamos de nuevo. La carrera que estudié no puede estar solo de adorno —ambos rieron y meliodas se llevo su tasa de café a los labios —Además, empezaremos una relación y si quiero que ella confíe en mi debo dejar de estar rodeado de ese ambiente—hizo una mueca, era cierto que amaba el casino, los juegos, el dinero...pero sabía que más de una mujer iba a acercarse y no dejaría que elizabeth desconfiara.

—Hasta que al fin tomas una decisión madura—

—Ademas, si duramos de novios me gustaría ya sabes...—formo una sonrisa tímida en su rostro—Tal vez casarnos y formar una familia—las anchas risas que resonaron fueron recompensada con los recuerdos del pasado que llegaban hasta la cabeza de ambos hermanos. Zeldris movió un poco su café antes de mirar intensamente a su hermano a los ojos

—Cuando tenga algún niño, no dudes en enseñarle a jugar cartas—

—Hablando de eso—

—¿Hu? —el blondo sacó de su bolsillo un juego de mesa que ambos conocían bien y lo dejó ante sus ojos

—¿Jugamos? —