—Ahhhh joder—ya llevaba solamente moviendo su cuerpo desnudo sobre sus labios mojados. Se sentía deliciosos pero no tenía la fuerza como para entrar en ella. La joven gemia fuerte movía sus caderas al mismo ritmo de él pero más desesperada.

—Hmmm...por favor, solo hazlo meliodas... Ahhh—

—¿Por qué? Nishishi, nos estamos divirtiendo—beso su nuca sacándole un jadeo y chupo el lóbulo de su oreja. En uno de esos movimientos rozó su punta rozada en su entrada causándole escalofríos en ambos y que su largura aumentará de grosos hasta ser doloroso. Parecía casi animal por lo fuerte de sus gruñidos mientras llevaba sus manos hasta apretar una vez más esas dos colinas blancas que le habían encantado

—Meliodas...¡Por favor! —no espero lo que siguió a continuación. Él se dejó caer en la cama con ella encima, y sin dejar de manipular sus senos suavemente le sonrió mirándola a la cara

—Si tanto lo quieres tómalo. Montarme, por favor— más que la insinuación, más que sus ojos brillantes era la forma en la que le había pedido hacerlo. Le había dicho "por favor" y le había sonreído sin apartar su mirada de los ojos, se notaba que estaba completamente loco por ella y eso aceleró su corazón de tal forma que le devolvió la sonrisa. Su cara se puso terriblemente roja al escucharlo decir eso pero estaba tan excitada que no podía negarse lo. Solo tomó su miembro entre sus manos sacándole un gemido a el hombre, lo posicionó en su entrada y sin esperarlo lo metió todo dentro de ella.

Tan grande y duro que parecía un dulce hecho a la medida para ella. Palpitaba dentro de su sexo como si siempre hubiera pertenecido ahí y con sólo ver como él blondo cerró los ojos con placer se volvió loca.