—Así que ellie te ayudo—A Ban se le hacía extraño que la albina haya aceptado ayudarlo con su contraparte. Se le hacía extraño aunque no la culpaba, esa pequeña broma para bajar su ego se estaba convirtiendo en algo más fuerte y aunque quisiera sabía que no podría pararlo—Que bien—

—¿Solo dirás que bien? —

—¿Qué quieres que te diga? —el rubio alzó una ceja ante su repentino carácter serio. El de ojos rojos no quería tener que consolar a una albina de corazón destrozado cuando su amigo terminará de humillarla y decirle que solo había sido un cruel juego de seducción, quería mucho a meliodas pero no permitiría que jugará con elizabeth—Te estás enamorando de una chica que quizá no es quien dice ser, te estás enamorando de una personalidad y lo peor es que le estás dando señales que tal vez cambien y créeme que no quiero tener que consolarla cuando rompas su corazón—

—Espera—el mas alto sudo en frío al ver sus repentinos ojos negros y tembló cuando este se puso de pie empezando a caminar hacia él —¿Tú sabes quién es ella, verdad? —

—Mierda—.