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—¿Qué lugares te gusta visitar? —poco después de que el sucedió de el carro se hubiera alojado en sus mentes, entraron a la casa encontrándose con unos ruidos en la planta de arriba que no querían descubrir y se adentraron en la cocina. El más bajo le invitó una bebida de las que tenía en su refrigerador pero la dama prefirió negarse, solo observó como el blondo tomaba una cerveza y se adelantaba hasta donde ella estaba

—El parque de diversiones, el casino, el cine y mi cama—ambos rieron fuerte por el último comentario y luego se quedaron mortalmente callados—¿Y a usted? —

—Por favor deja las formalidades preciosa—le dio un trago a su bebida mirándola fijamente—Creo que después de lo de anoche es inapropiado que me hables de "usted" —la más alta no pudo evitar enrojecer ante aquellos recuerdos y apretó las piernas intentando inútilmente que la humedad no se propagara. Pará su mala suerte el rubio se dio cuenta de eso y llevó una de sus manos a su pierna empezando a trazar círculos sobre aquella piel descubierta. Elizabeth solo se recargo en la silla soltando un suspiro—¿O me equivoco? —susurro acercándose hasta la oreja femenina para pasar su lengua y chupar levemente

—Hmmm...No, de hecho usted—negó —Tú no te has equivocado...ahhh—

—¿Por qué? —

—Tuvo razón al decir que después de lo de anoche me encantaría el sexo oral—un par de sonrisas cargadas de un sentimiento oscuro y candente que empezaba a quemar sus pieles como si estuvieran en el infierno mismo. Pará su mala suerte meliodas dejó de hacer esas caricias y la miró

—¿Cuál es su edad? —ese maldito estaba jugando con ella y no sabía si molestarse por prenderle fuego a la hoguera o reírse y empezar a jugar de la misma forma

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