—¿En verdad y cual es la siguiente apuesta? —la más alta no pudo evitar ruborizarse —Dudo mucho que sus pezón es estén así por el frío—la más alta bajo la cabeza notando como claramente esos botones rozas alcanzaban a notarse por encima de el vestido y el sostén—Este lugar es todo menos frío—lo peor es que tenía razón. Ella no tenía frío pero su cuerpo reaccionó cuando se restregó contra su espalda de esa forma.

—¿Qué me ofrece? —

—Debo admitir que esos dos me causan...—el silencio siguiente fue suficiente para que elizabeth entendiera lo que el más bajo quería, sin contar, claro, que no dejaba de ver ambos pechos con lujuria—No quiero sonar vulgar señorita, pero es que usted me pone muy cachondo— susurro empezando a acercarse a la dama, abandonando su asiento y tomándola de la cintura para poder susurrar le más cosas en el oído. En verdad era una bestia que buscaba devorar a su víctima, se le había raro de sí mismo pues él no solía jugar de esa forma con sus presas o sus acompañantes de noche. Simplemente no podía evitar la intriga que esa mujer enmascarada le daba y la increíble sed que le provocaba el no besarla