Capítulo LXI
Justo ahora es domingo, 21 de diciembre. Son las 10:23pm, hora de México... Y recién terminé de escribir este capítulo. En verdad me enamoré tanto de él que por eso estoy subiéndolo a tiempo distinto. Este capítulo cuenta como el capítulo del lunes y sé que quizá todos lo verán hasta mañana, pero yo quería subirlo ya xD
Antes de que lo lean, debo decirles dos cosas:
1) En el capítulo anterior vi que a la mayoría le dolió el asunto de Sheryl... Pero, quisiera saber qué opinaron de la escena de Vaporeon haciéndose bolita en el regazo de ella cuando Sheryl les pide que se vayan xD Así que déjenlo en los comentarios *-*
2) En multimedia les dejo una canción, la que me inspiró a la hora de escribir este capítulo. Gracias a @LadyNerissa, por haberme viciado con ella xD La canción deben escucharla durante el enfrentamiento de Jackie con el Jefe de la Elite.
Sin más por ahora, los dejo con el capítulo:
Aunque ese hombre se ha quedado sorprendido por verme, le causa más impresión ver la forma en la que Jackie baja del lomo de Talonflame para colocarse a mi derecha y encararlo con los brazos cruzados. La forma en la que ambos se miran, la forma en la que ambos fruncen el entrecejo… Nunca me había dado cuenta de lo mucho que Jackie y ese hombre se parecen entre ellos.
—No esperaba verte aquí, Jackie —dice él y hace una señal con una mano para que sus Pokemon detengan la pelea y se coloquen en una posición neutral a cada lado de él.
Diamond y mis Pokemon los imitan, colocándose a un lado de mí. Diamond salta a mis brazos y acaricia mi mejilla un par de veces con su nariz para luego dar un salto y colocarse un par de pasos enfrente de mí.
Jackie suelta un indiferente suspiro.
—Querrás decir que no esperabas verme aún con vida, ¿no es cierto?
La voz de Jackie denota que ha detestado a ese hombre durante toda su vida.
¿Cuál es la historia de este par?
No, ¡concéntrate, Perla! ¡No es momento de divagar!
—No me sorprende que hayas sobrevivido, Jackie. Estás entrenada para esto y más.
Jackie aprieta los puños con fuerza, intenta hacer uso de toda su fuerza de voluntad para controlar un absceso de ira.
— ¿Entrenada? —Repite ella indignada y avanza un par de pasos hacia ese sujeto, Persian sale de su Pokebola para hacerle compañía. Se detiene y le dedica una gélida mirada—. Yo no soy uno de tus estúpidos Pokemon. —Toma un respiro y exclama sus siguientes palabras haciendo uso de la voz más fría que he escuchado en la vida—: Aunque te cueste mucho aceptarlo, tarde o temprano tendrás que reconocer que soy tu hija.
¿¡Qué!?
¿Jackie es la hija del líder de la Elite?
¡Me están tomando el pelo!
—Sé lo que estás pensando —sigue diciendo Jackie, la forma en la que exclama sus palabras me hace pensar que seguramente es la primera vez que dice todo esto luego de habérselo guardado durante mucho tiempo—. Piensas que ahora mismo me giraré y chasquearé los dedos para que Talonflame ataque a Perla. Que avanzaré hacia ti y te demostraré mi lealtad, solamente para aumentar tu ego… Pero no lo haré. —Las lágrimas comienzan a brotar de sus ojos, todo esto debe ser muy difícil para ella. Y a pesar de eso, continúa descargando todo lo que tiene dentro—: ¡Estoy cansada de esto! ¡No quiero seguir más tus órdenes! Gracias a ti es que me he quedado sola en este maldito mundo.
—Bien, ya has establecido tu punto.
—No. Esto aún no termina.
Me siento como una intrusa.
¿Cómo fue que esto pasó de ser un enfrentamiento entre enemigos a un ajuste de cuentas entre padre e hija?
—Fue gracias a ti que mi vida se convirtió en un infierno —sigue Jackie—. ¡Fue gracias a ti que nunca logré superarme a mí misma, ya que siempre te ocupaste de demostrarme que nunca podría ser mejor que los demás!
—Es la verdad, Jackie. Tú jamás habrías…
— ¡¡Yo soy tu hija!! ¡¡Esperé y esperé, día tras día, deseando cada noche que al día siguiente tú anunciaras que yo ocuparía un puesto importante dentro de tu selecto grupo de Entrenadores de pacotilla!!
No quiero seguir escuchando esto, no quiero seguir presenciando la forma en la que Jackie externa su dolor.
Jamás me lo habría imaginado, no viniendo de ella.
—Lo único que deseaba era que tú me hicieras tu mano derecha. ¡¿Y qué fue lo que pasó?! ¡Que tú nombraste a Jay Jason como tu mejor cómplice! Y cuando nombraste a quienes eran los mejores de entre los mejores, elegiste a Skyler Crown a pesar de que yo le enseñé todo lo que ella sabía.
Jackie…
Quisiera abrazarla.
Ese sujeto sólo la mira con indiferencia. ¿Cómo alguien puede ser tan frío?
—Pero ya no voy a ocultarme, ya no quiero volver a agachar la cabeza. Si estoy aquí, ayudando y protegiendo a Perla, es porque no quiero seguir siendo partícipe de tus atrocidades. ¡Quiero vengarme de todo el dolor que me has hecho sentir desde que era una niña! ¡Tú me quitaste a mi madre! ¡Me arrebataste cruelmente mi inocencia cuando sólo era una niña! ¡Gracias a ti he perdido a mi hermano! Y gracias a ti… Gracias a ti… ¡Gracias a ti he perdido también a mi mejor amiga!
—Dices que te parece injusto lo que hice contigo. Bueno, hace falta que te mires en el espejo para que puedas entenderlo. Eres débil, esas lágrimas que corren por tus mejillas son la prueba fehaciente de lo que digo. Si fueras un poco más fuerte, entonces quizá las cosas habrían sido diferentes. Tú jamás has tenido lo que hace falta para pertenecer a mi Elite, no quería perder mi tiempo entrenando a alguien que no comprendía mis ideales. ¿Eso de qué habría servido? Cuando ponía en tus manos las armas para que los Pokemon obedecieran, tú preferías hacerlo del otro modo. Del modo inútil, del modo que nunca funcionaría.
—Tardé mucho en comprenderlo, cuando ya era demasiado tarde. ¡Lastimar a cualquier otro ser vivo no iba a hacerme más poderosa! Lamentablemente, sólo pude entenderlo cuando vi morir a mi hermano. ¡Estaba dispuesta a asesinar a Perla y a sus amigos con tal de ayudarte a cumplir con todos tus objetivos! Y cuando vi los ojos de Max… Cuando Umbreon me hizo revivir todos mis errores… ¡¡Cuando vi morir a Skyler fue que lo comprendí!! Yo no soy como tú. ¡¡No quiero ser un monstruo!!
—Si no quieres serlo, entonces puedes irte.
— ¿Qué mierda estás diciendo?
—Vete. Sube a tu Talonflame y lárgate. Mi único objetivo ahora es Perla Cobby.
—Si quieres hacerle daño a Perla, tendrás que pasar sobre mi cadáver.
¿Qué?
¿En verdad le importo tanto a Jackie?
— ¿Qué puedes ver en esa chiquilla idiota? No tiene potencial, es casi tan débil como tú.
—Será mejor que no pretenda manipularme con sus palabras.
No puedo creer que haya intervenido.
Ya es tarde para retractarme.
Arcanine avanza un par de pasos hacia ese sujeto para poder encararlo más de cerca, Diamond y el resto de mis Pokemon nos siguen a una distancia prudente.
Ese sujeto ha logrado enfurecerme.
Jackie es mi amiga. Y nadie tratará de esa forma a mis amigos mientras yo puedo evitarlo.
—No va a hacerle daño a Jackie. Esto es entre usted y yo. Si es un cobarde, entonces puede irse ahora. ¡Ocúltese en ese escondrijo suyo! ¡Distorsione su voz tanto como quiera! Ambos sabemos que lo hace únicamente por estar consciente de que usted no es nada sin su anonimato. Usted no vale nada sin el miedo que intenta provocarles a sus hombres. Ha llegado el momento de que usted pague por todo el daño que nos ha hecho… ¡¡Y seré yo quien se encargue de hacer que usted deje esa deuda saldada!!
Arcanine corre en cuanto me escucha exclamar aquello. Lanza un poco de fuego por sus fauces y suelta un rugido de guerra se levanta en sus dos patas delanteras para aplastar de un pisotón a Malamar. Malherido, Malamar intenta levantarse. Tristemente, Ninetales y Ponyta se encargan de terminar con él. Arcanine se agazapa para atacar a ese sujeto en cuanto nos encontramos lo suficientemente cerca de él. Él nos responde liberando a un Alakazam, mismo que usa una de sus técnicas para lanzarme con una fuerza invisible hacia el suelo. El impacto contra mi nuca a la hora de caer es lo suficientemente fuerte como para dejarme aturdida por un momento, pero eso no será suficiente para vencerme.
— ¡¡Ve, Cyndaquil!
Cyndaquil es un Pokemon pequeño, pero sus ataques son lo suficientemente fuertes como para compararse con los de ese Alakazam que, sin duda, está bien entrenado. Persian y Talonflame se unen también a la pelea cuando ese hombre termina por liberar a cuatro Pokemon más: Haunter, Hypno, Shedinja y Froslass.
Jackie corre hacia mí para tenderme una mano y así ayudarme a ponerme en pie. Me sonríe a manera de agradecimiento y me da una palmada en la espalda. Yo coloco una mano sobre su hombro, que me queda un poco más arriba de m cabeza gracias a la diferencia de altura que hay entre nosotras. Le sonrío de vuelta y hablo en voz baja:
—Yo creo en ti, Jackie. Confío en ti. La muerte de tu hermano no quedará impune, es una promesa.
Asiente y ambas sonreímos con complicidad.
El fuego, el veneno y los ataques telequinéticos vuelan por todas partes. Se trata de una batalla por ver cuál de nuestros ejércitos es capaz de aguantar durante más tiempo.
Incluso Umbreon se ha unido a la contienda, sus ataques son de mucha ayuda ya que deja a los Pokemon de ese hombre con esas miradas perdidas que nuestros Pokemon aprovechan para asestar sus mejores golpes.
Mis Pokemon son imparables, así como los de Jackie. Jamás en mi vida creí que durante la batalla final estaría luchando hombro con hombro junto a una valiosa amiga con un pasado tan oscuro como el de Jackie.
Creo que es justamente eso lo que me hace sentir que no existe mejor compañera que ella.
Sin embargo, las manos y los pies de ese hombre no han perdido tiempo. Ni bien se inició el caos, se ha lanzado hacia mí con intenciones de estrangularme. Sus golpes duelen, sí. Pero me duele más el hecho de que mi cuerpo no pueda resistir por más tiempo para así ayudar a Jackie a superar todo el daño que él le ha causado. Es justamente esa mi razón para resistir los golpes y devolverlos con el doble de fuerza. Tal como ese puñetazo que ha logrado dejarle el ojo morado, mismo que le propiné luego de que él estrellara mi cuerpo contra el suelo e intentara romper mi cabeza con un par de golpes. Ahora lo tengo sujetándome por los cabellos con fuerza y tirando de mi brazo derecho hacia atrás con intenciones de quebrar mis huesos. Intento registrarme, pero el dolor no me permite pensar.
— ¡Perla!
El resplandor de Diamond llega justo a tiempo, golpeando a ese sujeto en el pecho y lanzándolo hacia el suelo. La fuerza es tal que yo voy a dar al suelo junto con él y caigo sobre su pecho, él resolla e intenta levantarse. Por el ángulo de la caída, mi brazo ha quedado inservible y el dolor me dice que ha quedado en una posición antinatural. Con todo, consigo levantarme y le doy una fuerte patada en la entrepierna a ese hombre para dejarlo fuera de combate por un momento. Consigo llegar hacia donde Jackie intenta atender una herida en la pata derecha de Ninetales, misma que consigue vendar con un trozo de sus ropas para que mi Pokemon pueda volver a la contienda.
—Mierda, ¿qué te ha pasado en el brazo? —me pregunta.
Yo sólo puedo apretar los dientes. La forma en la que ella coloca mi hombro en la posición que debe tener me hace gritar con fuerza, aunque el alivio es casi inmediato. Quisiera tener una escayola, al menos así estaría segura de que esto no me dejará una marca permanente.
—Tenemos que sacarlo de aquí —le digo a Jackie, por el rabillo del ojo consigo ver cómo Arcanine arranca la cabeza de Hypno de un mordisco—. Tiene que haber otro sitio donde ese sujeto no posea la ventaja.
—Hay algo más preocupante que eso —responde Jackie.
Detrás de ella se levanta una nube de humo causada por un potente resplandor de Diamond que consigue acabar a Haunter, dejando en su lugar sólo un cuerpo inerte.
— ¿Qué podría ser más preocupante?
—Hay dos calderas en este edificio. Una en el sótano, otra en el piso que hay debajo de nosotros.
— ¿Qué?
—Si el incendio llega a nosotros, las calderas estallarán. Tenemos que haber dado fin a esto antes de que el estallido ocurra.
—Pero… Sheryl… ¡Sheryl estaba dentro de este edificio! ¡Estaba muy malherida, dudo mucho que haya conseguido salir! ¡Tengo que encontrarla!
—Perla… —Jackie me toma por los hombros y me da una sacudida, parece ser que esa es la solución para todos esos momentos en los que por alguna razón termino divagando. Es un método efectivo, a decir verdad—. Lo que haremos ahora será subir al lomo de Talonflame e irnos cuanto antes. Él no tiene ningún Pokemon que pueda volar. Si tú y yo nos vamos ahora, todo estará resuelto.
Al girarme, sólo puedo ver que ese sujeto ya se ha levantado. No hay rastro de él, sus Pokemon han sido abatidos ya. A juzgar por el humo que emana de sus cuerpos, sé que Diamond ha contribuido en todas y cada una de sus batallas. Al acercarse a nosotros, se contonea de forma triunfal y se estira un poco.
—Excelente calentamiento —dice él, se escucha bastante motivado a pesar de que un poco de sangre le escurre por el morro—. ¿Cuándo comienza el siguiente encuentro?
Jackie y yo sonreímos, nos es imposible hacer otra cosa.
Nuestra sonrisa dura tan sólo un par de segundos, pues la estructura entera del edificio suelta un rechinido. El sitio se tambalea un poco y Jackie corre hacia el borde para mirar hacia abajo.
—Mierda… —dice en voz baja y vuelve con nosotros a toda velocidad—. Tenemos que irnos, el incendio está por alcanzarnos.
—Aún tenemos que encontrar a James y a los demás —dice Diamond.
—Lucario, Mewtwo y Flareon no están con nosotros —interviene Umbreon corriendo hacia nosotros—. Yo no me iré de aquí sin ellos.
—Eso es verdad, no sabemos en qué condiciones estará Flareon —dice Diamond un poco acalorado.
Y lo más importante: ¿En qué condiciones estará James?
—Subamos al lomo de Talonflame —dice Jackie—. Esperaremos a que el estallido haya ocurrido y luego buscaremos por tierra a los demás.
Asentimos y la obedecemos. Ella devuelve a sus Pokemon a sus Pokebolas, así como yo. Velozmente, tomándonos quizá sólo un par de segundos, subimos al lomo de Talonflame. Diamond y Umbreon van fuera de sus Pokebolas, cosa que a Talonflame parece incomodarle un poco gracias al peso de todos nosotros en conjunto. Nos levantamos en los aires y subimos a una velocidad apresurada.
Pero al revisar que todas mis Pokebolas estén conmigo, me doy cuenta de algo importante.
—Humana, ¿qué ocurre? —pregunta Umbreon cuando me ve fruncir el entrecejo.
No puede ser…
—Tengo… Tengo una Pokebola vacía…
¿Quién falta? ¿A quién no vi entrar a su Pokebola?
Vamos, Perla, concéntrate… Piensa…
— ¿Te hace falta un Pokemon? —pregunta Jackie alzando un poco la voz gracias al sonido que produce el aleteo de Talonflame.
— ¿Quién es? —secunda Diamond.
No puedo… No puedo pensar…
¿Quién es? ¿Quién no ha venido con nosotros?
Charmander…
Ponyta…
Arcanine…
Ninetales…
A todos ellos los vi entrar a sus Pokebolas, excepto a…
No… Él no…
— ¡¡Cobby!!
No…
No puede ser…
— ¡¡Si no bajas ahora de ese Talonflame y me enfrentas, mataré a esta estúpida y despreciable criatura!!
Al girarme, veo que Cyndaquil se retuerce en las manos de ese sujeto para liberarse. Él tiene un arma de fuego apuntando hacia la cabeza de mi Pokemon y me mira fijamente, con esos ojos fríos en los que puedo ver que él es capaz de hacer tal atrocidad con tal de tenerme en sus manos.
— ¡¡No!! ¡¡No lo lastime, se lo ruego!!
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