Capítulo IV
La casa de los Crown es grande, fría y un poco intimidante. Todo es de colores claros, aunque sin electricidad todo parece ser demasiado oscuro. Seguro que durante el día es una casa muy bien iluminada. El segundo piso es donde están los dormitorios, además de otras habitaciones como un cuarto de juegos, un segundo baño y una terraza. Incluso la segunda planta parece haber sido saqueada, no se puede avanzar por aquí sin querer abrazarte a ti misma con cada paso que das.
Una de las habitaciones que tienen la puerta entreabierta me llama más la atención. En la puerta, que es de color blanco, hay un adorno fijado con pegamento. Alguien ha intentado arrancarlo, así que la mitad está en el suelo. Se trata de la figura de la huella de un Vaporeon fabricada con hojas de papel de colores. Empujo la puerta para entrar y ésta suelta un siniestro rechinido.
Lo que más me llama la atención de esta habitación es el impecable alfombrado de color celeste. Bien, impecable es un decir ya que hay algunas huellas de color negro que resaltan demasiado. Son huellas humanas nada tranquilizadoras. Es un dormitorio. Está amueblado con una cama, mesas de noche, un armario, algunos libreros… Al igual que el resto de la casa, todo está desordenado. Alguien ha tirado al suelo todo lo que había en las mesas de noche, así como han sacado los cajones y han vaciado los objetos que almacenaban. Uno de ellos, el más llamativo, es un muñeco de un Totodile fabricado con barro. Está roto, casi como si alguien lo hubiera lanzado al suelo para luego darle un pisotón. Un listón azul también yace olvidado sobre la alfombra, es como esos que les dan a las personas que ganan el primer lugar en los concursos escolares. Me provoca una desagradable sensación al recordar que Jay ganó cientos de esos listones en las competencias de gimnasia que organizaba el colegio. El listón tiene grabada una inscripción.
Sheryl Crown
1° Lugar
Instituto Privado Roosevelt Para Futuros Entrenadores Pokemon
Un segundo…
¿Roosevelt?
¿Igual que Jackie Roosevelt?
Seguro es una coincidencia… Pero si lo es, entonces ¿por qué me siento un poco aterrada?
Dejo el listón azul sobre la mesa de noche y me dirijo al librero. Aunque todos los libros han sido desordenados y a algunos les han arrancado las hojas, otros se conservan intactos. Todos ellos hablan sobre los Pokemon. Hay títulos como Cómo entrenar a un Pokemon Acuático, Dónde encontrar a todas las especies de Pokemon, Almanaque Pokemon, Consejos para cuidar a un Pokemon herido. Conozco todos estos libros pues yo también los tengo en casa. Además de ellos, en el librero hay una carpeta adornada con un collage de fotografías. Todas son imágenes de los Pokemon de Sheryl, aunque parece que esto fue hecho hace muchos años pues la mayoría de ellos aparecen sin haber evolucionado. Está un Squirtle que en todas las fotografías aparece abrazando una enorme Pokebola de felpa, un Psyduck montado sobre el lomo de un Seel, un Omanyte y Gyarados, que es el único que está evolucionado. Dentro de la carpeta hay cientos de documentos. Un diploma que certifica a Sheryl como una de las mejores estudiantes del instituto, panfletos sobre distintos eventos y actividades de su colegio, exámenes escritos con las notas más altas… Y luego hay cosas que van más al pasado. Certificados del jardín de niños, dibujos que no deben haber sido hechos después de los cinco años…
Mi madre tiene algo similar en casa con todo lo que David y yo hemos hecho a lo largo de nuestras vidas. Son dos álbumes idénticos que en las portadas llevan nuestros nombres, uno para David y el otro para mí. ¿Por qué Sheryl guarda todo esto en su habitación en lugar de que su madre lo tenga en el baúl de los recuerdos?
Aquí también hay fotografías tiradas en el suelo, entre los restos de sus marcos. Una de ellas llama más mi atención que las demás. Retrata a una Sheryl de unos doce o trece años, peinada con dos coletas y vestida con el uniforme de su colegio. Junto a ella, hay una Skyler de unos quince o dieciséis años que la abraza con fuerza. Skyler sonríe y Sheryl esboza su mueca de pocos amigos, como si quisiera alejar a Skyler para que deje de invadir su espacio personal.
Aunque intento buscar otra fotografía donde aparezcan juntas, no hay más. Debe ser la única… Y por eso creo que es más valiosa.
— ¿Quién te permitió entrar aquí?
Me sobresalta la voz de Sheryl. Parece que ha estado llorando, lo sé por su tono de voz y por sus ojos rojos e hinchados.
—Estaba buscándote —le respondo.
Ella avanza hacia mí y me quita la fotografía de las manos.
—No me gusta que nadie entre a mi habitación sin mi permiso —me dice y guarda la fotografía en su carpeta de los recuerdos.
—Estabas en la habitación de Skyler, ¿cierto?
Asiente y se sienta en la orilla de la cama. Se cubre el rostro con las manos y la escucho sollozar.
—Toda mi vida crecí detestándola por tener todo lo que yo no tenía… —dice con voz quebradiza—. Durante toda mi maldita vida no hice más que intentar superarla, no hice más que desear ser mejor que ella en todo. Pensar que ella se ha ido me hace sentir que… Que…
Solloza con más fuerza y yo corro con ella para envolverla en un fuerte abrazo.
Me parte el corazón.
—Perla, ¿qué soy yo si ya no tengo a quién superar?
—Tú eres Sheryl Crown —le respondo intentando parecer fuerte aunque también quiero derrumbarme tan sólo de recordar que Skyler jamás volverá a llegar al rescate montada en su Lugia—. Eres la Entrenadora de Lucario.
Sheryl intenta decir algo, pero se interrumpe cuando escucha lo mismo que yo. Ambas nos separamos y nos levantamos de la cama, en guardia y con una Pokebola en la mano.
¿La razón?
Hay alguien mirándonos por la ventana y golpeando el cristal con los nudillos para llamar nuestra atención.
Un miembro de la Elite.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top