Capítulo 5, Victoria rotunda y un descanso.
Las peleas transcurrieron con normalidad, Treecko llegó a la final dónde se enfrentó a un Monferno, el cuál presentó una pelea difícil, pero Treecko supo arreglárselas para ganar, siendo el ganador del primer premio; 50 monedas de oro, tres bayas Aranjas y un bolsito de seda de Levanny, el segundo premio lo ganó el Monferno, y el tercero lo ganó una Kirlia.
Snivy salió en quinto lugar, perdiendo por primera vez, en octavos contra un Muk, y por segunda vez en los cuartos contra Monferno. Cabe destacar que ella dejó la competición refunfuñando y obligando a Treecko a ganar. Ya habiendo recibido su premio, Treecko y los demás sigue su camino a pueblo Cascada.
–Sí, en efecto, me sorprende que la Braixen haya perdido en cuartos, esa Kirlia supo hacerle frente–comentó Snivy, todavía frustrada por no haber ganado nada.
–Esa Braixen me llena de intriga–dijo Treecko, que al percatarse de la mirada pícara de Snivy se defendió– no, no es lo que tú crees, es que no tenía idea de que se podía combinar esos ataques de esa manera.
–Claro, seguro es por eso–respondió Snivy mientras sonreía levemente–entonces, ¿cuánto falta para pueblo Cascada?
–Según el mapa, está a unos 200 metros de aquí–contestó Treecko mientras veía el dichoso mapa.
–¡Es demasiado Tiempo!–gritó Snivy al saber de cuánto tiempo tardarían–por lo menos dime qué haremos ahí.
–Iremos al puesto de mensajería Pelipper, pediremos un vuelo para ir a pueblo Ígneo, allí participaremos en un torneo dónde el premio es una Sceptilita–respondió Treecko con emoción, pues era de esperarse de la prevolución de Sceptile.
De repente, miraron al cielo, las nubes oscuras estaban por doquier, dando a entender que llovería sin lugar a dudas, debían buscar un lugar para refugiarse, pues la lluvia sería problemática.
Al hacer un refugio subterráneo con ayuda de excavar y acomodarse debidamente, comenzaron a preparar la cena, pues la noche había caído con un frío inusual. Tal vez debido a la tormenta que se había desatado en el exterior.
–¡Come tus malditas bayas!–gritó Snivy mientras Treecko sólo observaba con una sonrisa.
–¡Cómelas tú, yo no tengo hambre!–vociferó Igglybuff, moviendo su plato de bayas hacia un lugar más lejano a su posición.
–¿¡Acaso quieres que los meta en tu boca a la fuerza!? ¿¡eso quieres!?–volvió a gritar la Pokémon tipo Planta.
Igglybuff enojado dio un golpe en la mesa y tiró todas las bayas al suelo, Snivy al ver esto, su rabia empeoró aún más.
–¡Vete a dormir!
–¡Tú no eres mi jefa!
–¡Ya cállense de una puta vez!–Treecko ya harto tomó cartas en el asunto, haciendo un silencio sepulcral cuándo esas palabras llenaron el lugar–¡Tú no le discutas a tus mayores y come la puta comida!–mira a Igglybuff, y luego miró a Snivy–¡Y tú deja que lo haga a su ritmo, es un maldito niño joder!
Snivy se quedó en silencio y Igglybuff levantó las bayas y tras limpiarlas un poco, las empezó a comer poco a poco.
–Iré a dormir, perdonen por gritarles–se disculpó Treecko para irse a una pila de hojas y dormir tranquilamente–mañana será un nuevo día.
Tras decir eso, Treecko cayó en un profundo sueño.
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