Capitulo 18: Guardianes.

14-3-2030
Hora: 11:33 am.
Lugar: Pico Legendario.

Kikyo:

Fue algo bastante cruel dejar a Erick en el hospital pero necesitaba avanzar, esperé lo mas que pude pero al fin mi viaje para hacerme mas fuerte estaba dando frutos, ya tenía cuatro medallas y mis pokémon eran cada vez mas fuertes, aunque hasta aquí solo mi Pidgeotto había evolucionado a un Pidgeot y no había podido encontrar una piedra fuego para mi Growlithe.

Me encontraba en una montaña llamada Pico Legendario, el nombre se debía al gran número de avistamientos de pokémon legendarios en la zona, entre ellos Thundurus, quien se había visto recientemente y quien era mi objetivo.

Con la ayuda de Pidgeot llegué a la cima de la montaña con facilidad y ya ahí busqué una cueva donde Thundurus pudiera estar descansando.

Después de caminar un rato por donde pude escuché unos gritos y un rugido que venían de el otro lado de el pico así que volví a sacar a Pidgeot de su pokebola y volé sobre el hacia el lugar de donde vino el rugido para encontrar a un hombre tirado sobre una roca al lado de una cueva, me acerqué volando y regresé a Pidgeot para luego hablar con el hombre.

Kikyo: Oiga... Señor... -le dije tocándole el hombro-.

Hombre: Aaaagh... Sal... De... Aquí -me dijo a modo de advertencia con una expresión de dolor en su rostro-.

Me detuve un momento a observarlo, llevaba ropa de montañero un poco rasgada y llena de lodo, y no estaba sobre una roca, estaba sobre un Golem inconsciente.

Kikyo: ¿Que le pasó?

Hombre: Yo... Buscaba... A Thundurus... Pero el... Me encontró a mi... -me dijo con mucha dificultad-.

Kikyo: Thu-Thundurus...

Hombre: ¡Vete de aquí antes de que regrese niña!

Kikyo: Lo siento... Pero algo me dice... Que debo entrar ahí y enfrentarlo.

Hice que Mary se quedara sanando al hombre y entré a la cueva acompañada de mi Growlithe y mi Umbreon con un sentimiento de seguridad.

-¡Thundurus, sal de donde estés!-

gritaba a mi paso por la oscuridad de la cueva sin respuesta hasta que escuché unos crujidos mas adelante y continúe siguiéndolos, cada vez se escuchaban mas cerca hasta que se detuvieron y con ellos yo también.

No me había dado cuenta pero ni mi Growlithe ni mi Umbreon estaban detrás de mi, entré en pánico y los llamé sin obtener respuesta alguna hasta que escuché un rugido que me estremeció y me hizo cubrirme los oidos, cuando recobré la compostura vi un brillo azul en frente de mi que me cegó un poco, luego me di cuenta de que había una especie de esfera gigante de electricidad en frente de mi y retrocedí quedando al borde de un abismo.

La esfera desapareció dejando ver a Thundurus en forma Therian, este se acercó a mi lentamente con una mirada amenazante, yo estaba aterrada, estaba entre la espada y la pared, bueno entre el Thundurus y el abismo y no había escapatoria.

-¡Suicune, Hidro Pulso!- escuché a lo lejos y un chorro de agua impactó contra el Thundurus aturdiéndolo un poco lo cual me dio tiempo para correr y esconderme entre unas rocas, vi a una mujer que parecía ser la entrenadora del Suicune la cual le dio la orden a este de usar Hidro Bomba, el Thundurus saltó a mi lado evitando el ataque, me vio a los ojos y me di cuenta de que no me lastimaría, salí de mi escondite con las manos arriba y dije: -Lo siento, es mío el Thundurus-.

-Oh... Vaya no te había notado niña- dijo apenada la mujer- Vaya, no es fácil imaginar que una niña capturaría al Thundurus Therian...

Kikyo: Pues... Si... He... Fue algo del destino -miré a los ojos al Thundurus-.

-Bueno... Me llamo Anne Dagurah niña, Guardiana de Suicune-.

Kikyo: ¿Guardiana? -pregunté confundida-.

Anne: Si... Me lo encontré un día y no se ha separado de mi desde entonces, se dice que los pokémon legendarios escogen personas para que los acompañes para siempre...

Kikyo: Moola -dije soprendida-.

Anne: Me parece raro que te sorprenda, tu eres la guardiana de un pokémon aún mas fuerte... ¿Cual era tu nombre?

Kikyo: Kikyo Uzuki... Un gusto Anne... Por cierto ¿No has visto a un Growlithe y a un Umbreon por ahí?

Anne: Claro, estaban de camino a la salida..

Kikyo: Oh... Gracias -sonreí-.

El Thundurus me abrazó de pronto.

Kikyo: !Eeeek! -chillé al contacto con el pokémon-.

Anne: Ooh... Que tierno... Le agradas mucho... Bueno Kikyo Uzuki, nos veremos -se despidió y caminó hacia la salida-.

Kikyo: Claro... Hasta pronto Anne Dagurah...

Miré al Thundurus un momento y pregunté -¿Soy tu guardiana?- y este asintió, pues, había conseguido a Thundurus, no como esperaba pero lo había hecho.

Caminé a la salida de la cueva y mis pokémon estaban esperando ahí.

Hombre: Vaya... Vaya -dijo observando detenidamente a Thundurus- lo has conseguido niña.

Kikyo: Ha sido cosa del destino -abracé a Growlithe-.

Hombre: Jeje... Bien por ti, además gracias, me hubiera tardado en recuperar de no ser por tu Gardevoir.

Kikyo: De nada -hice una pequeña reverencia-.

El hombre se fue por otro camino y yo me senté en el suelo junto a mis pokémon, y saqué a Pidgeot de su pokebola.

Kikyo: Necesitan apodos chicos, Umm... -pensé un momento- Que tal... Si tu eres... -señalé a Growlithe- Garry... Y tu -señalé a Umbreon- Kcalb... Pidgeot... Tu serás Emalf, y Thundurus... -lo miré a los ojos- Samekichi...

Todos asintieron felices y los regresé a sus pokebolas, a todos menos a Samekichi a quien aún no había capturado.

Kikyo: No puedo creer... Que en verdad creas que puedo cuidarte Samekichi... -sonreí- pero daré mi mejor esfuerzo.

Samekichi me abrazó nuevamente, pero no me disgustó, me sentía como si en verdad el fuera quien me protegería a mi, es más, lo vi en sus ojos.

Saqué a Emalf de su pokebola y volé junto a Samekichi hacia un lugar donde pudiera conseguir mi quinta medalla.

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