III. Capítulo 5: El segundo secreto
-El Mundo Distorsión. El lugar de la "no vida", del vacío, de los restos de la creación... - Zoroark avanzaba por aquel camimo que no se sabía si estaba yendo recto, hacia arriba o hacia abajo pues encima de ellos, habían varios caminos invertidos que ser curvaban en el infinto, islas que flotaban en distintos puntos, como si cada uno tuviera gravedad propia. El entorno era de un color morado y varios haces de luz y nubes violetas danzaban libres por aquel páramo fantasmal, como si ocultaran algo. La luz que aparecía era del cielo normal, que se colaba como reflejos del mundo real a través de huecos que aparecían y se esfumaban cada cierto tiempo, creando una luz intermitente.
-El verdadero límite que existe en este mundo está aquí... O más bien, en donde se ubica la frontera entre las dimensiones- el Zoroark saltó a una de las rocas que estaba unos tres metros arriba. Cintia se sentía más ligera, pero decidió ser cauta y usó Psíquico sobre ella para seguir al Pokemon que continuaba la marcha. Los Unown les seguían y danzaban flotando por aquel espacio.
Anduvieron un rato más hasta que llegaron a una estructura flotante en ruinas. Un camino de piedras aclaraban lo que era el camino hacia su entrada, un portal vacío con un símbolo de una estrella de seis puntas que sobresalían de un círculo por el que se unían tres extremos opuestos en dos triángulos y del centro nacían unas lineas curvas que formaban una especie de remolino que se dirigían a los extremos de la estrella, en el que había otro círculo con un grabados extraños.
La bolsa de la Esencia comenzó a vibrar suavemente mientras cruzaban aquel arco en ruinas y se adentraban en la plaza de aquel misterioso lugar.
-¿Qué es este lugar? - preguntó Cintia.
-Un sitio que no debería estar aquí- respondió el Zoroark.
La Delphox se cruzó de hombros. El Zoroark siguió caminando.
-Deimos encontró la verdad tras estas puertas- dijo mientras tocaba una madera podrida que colgaba de un lado de la entrada de aquel edificio.
Se adentraron en aquel edificio abandonado y corroído por el mundo distorsión. Las piedras de las paredes exteriores eran estiradas de formas anormales, pero mantenían firme la estructura. El interior estaba lleno de polvo y de un haz de luz morada, característico de este mundo. Una vez atravesaron el pasillo, se metieron en lo que parecía una biblioteca. Cintia contempló las largas filas de estanterías que se alzaron como un pasillo hasta el fondo, aunque lo más impresionante era cómo el techo era estirado, provocado por la distorsión y causaba la ilusión de que los libros se elevaban hacia el infinito.
-En este lugar encontró un libro- el eco de la voz del Zoroark la sacó de su asombro. Cintia se acercó dónde estaba él.
Ante ellos había un atril de madera decorado con detalles extraños que no asociaba a ninguna civilización que había estudiado; y que estaba vacío, con un símbolo que parecía destacar, tallado en la parte donde debería estar un libro. Parecía el mismo que el de la entrada, pero solo tenía tres puntas y el tallado en el centro era diferente a los que llevaba viendo. Junto a este atril, habían otros dos que estaban destruidos y solo estaba el soporte. El Zoroark contempló con el rostro sombrío, absorto en sus recuerdos:
- "El Libro de las Dimensiones". Un libro en el que están escritos los propios cimientos de nuestra existencia, o al menos, los de este fragmento del mundo.
Cintia lo miró con cierta confusión.
-¿Cómo cuales?
-El idioma de los Unown, el caso de Missigno, las nuevas realidades que se van formando en este mundo, o más bien... Esta dimensión- respondió el Zoroark- en otras palabras, los fundamentos de este mundo.
Cintia se estremeció.
-Esto es lo que le permitió a Deimos ver más allá - los Unown que le habían seguido comenzaron a girar en torno a ellos y formar una palabra - Dimensión.
Al decir la palabra, un pequeño resplandor azulado comenzó a surgir de los Unown que comenzaron a deformarse mientras desaparecían y unos haces de luz azul comenzaron a dirigirse hacia aquella luz, entremezclándose hasta empezar a formar un círculo que comenzó a mostrar una imagen en el otro lado.
En aquella luz se mostraba una especie de castillo con grandes murallas de piedras, similares a los castillos de Kalos, pero aquel tenía un aire diferente. En algunos lugares, Cintia observó que habían banderas y emblemas con tres colores: azul, rojo y amarillo. Cada persona que veía caminando tenía una especie de uniforme con uno de esos tres colores. La Delphox se sorprendió cuando vio que aquellos con el uniforme negro con un color en concreto eran bastante jóvenes, entre dieciséis o diecisiete años.
- ¡Es una academia! Pero no reconozco cuál es - dijo Cintia.
Una mujer vestida de negro con pelo azulado y una espada en forma del hueso de una columna vertebral andaba junto a un grupo de alumnos ataviado con el uniforme, pero con matices azules. Parecía ser la maestra.
-Porque no está en este mundo - respondió el Zoroark- según Deimos, aquel lugar es la dimensión Emblema por lo que está escrito en los libros. Ese era su primer objetivo...
De pronto, la maestra se detuvo y empezó a girarse hacia la dirección a ellos. Entonces, la imagen comenzó a emborronarse se oscureció en una luz azulada.
-¿Qué ha pasado?
Un hilo entrelazado de otros hilos de luz se separó del círculo luminoso y otro haz de luz tomó su lugar. En su lugar, se observaba una batalla bastante cruenta. Había un hombre con una armadura embistiendo con lo que parecía una lanza con una esfera oscura hacia otro que emitía un brillo blanco que nacía de su espalda como una aureola. Mientras tanto, un chico con el pelo verde y con una lanza hecha de, ¿raíces? Combatía junto a una chica de pelo blanco que parecía controlar ocho espadas contra otros seres que no lograba vislumbrar bien, solo sabía que esos no eran Pokemon.
Con un resplandor, el círculo luminoso se sacudió y aquel hilo se difuminó. Los Unown se separaron y aquel espacio azul comenzó a desaparecer hasta perder aquel brillo azulado.
-Ragnell... ¿Que ha sido esto?- preguntó Cintia con el corazón en el puño.
-Ventanas dimensionales- explicó el Zoroark, "y no me llames así" quiso decir con una mueca, pero continuó explicando - gracias al poder que tienen los Unown, podemos ver más allá de esta Dimensión. No podemos atravesarlas, pero podemos ver lo que hay sin que nos vean. Permiten ver otros mundos... Otras dimensiones. Esto es algo que se escapa a esta realidad. Especialmente, en el Mundo Distorsión ya que este lugar hace de frontera entre estas dimensiones...
-Un momento- Cintia lo detuvo parpadeando varias veces. Tenía la respiración agitada- Necesito procesar esta información y encontrar un lugar más respirable.
Desde que habían llegado, la Delphox había sentido que aquella presión sobrenatural le estaba afectando también a la cabeza.
-Volvamos al mundo normal- dijo el Zoroark con un suspiro- es mejor que no estemos aquí mucho tiempo más.
Cintia miró algunos de los libros de las estanterías. Algunos estaban en un idioma parecido al de los Unown, y otros en lenguajes que no lograba identificar.
-¿No deberíamos tomar alguno de estos libros y estudiarlo?- preguntó mientras cogía uno que tenía la portada de un globo terráqueo.
-Deimos lo intentó y perdió aquel Libro- respondió el Zoroark- nunca lo encontró... Hasta hace cinco años.
La Delphox dejó el libro mientras comenzaron a salir de aquel lugar.
-Hace cinco años... - murmuró pensativa Cintia- fue cuando fui transformada.
-Fue también cuando aquellos que vinieron de otro mundo llegaron, trayendo consigo, aquel Libro que había sido sellado como la Esencia.
Cintia se detuvo.
-Entonces...
-No rompió el sello solo por la Esencia, sino porque probablemente tiene también el libro.
-----------------------*******-----------------------
La joven profesora de pelo azul se había detenido y observaba el cielo con cierta cautela. Sus alumnos se quedaron mirándola extrañados.
-Qué sucede, profesora Byleth- dijo un joven con el pelo rubio y ojos azules penetrantes.
La profesora se dio la vuelta.
"Tú también has sentido que alguien nos observaba" una voz parecida a la de una niña vibró en su mente. Byleth asintió.
-Continuemos, habrá sido mi imaginación- respondió la profesora mientras reanudaba la marcha.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top