III. Capítulo 1: Ecos de la humanidad

"Ciudad Porcelana"

No se le quitaba de la cabeza aquel lugar. Intentaba dormir y otra vez volvían los típicos dolores de cabeza a golpearla. El espíritu de Azelf en su interior parecía bastante insistente en ello. La criatura volaba por el cielo estrellado de Teselia con gracilidad.

Aún no controlaba bien su poder, pero cada vez lo podía usar mejor. Hacía relativamente poco que había aprendido a teletransportarse. Aunque cosas más poderosas había hecho ya, como adquirir la forma completa de Azelf. De esta manera era mucho más ligera y había menos materia que transportar. Al principio le costo aprender a levitar, pero con el paso de los días, se acostumbró a ello. Ahora podía alternar su forma a voluntad. Su primer teletransporte fue el último lugar en el que vio a su hermana por última vez. Recuerdo que le dolió y reforzó su motivo por el qué estaba con ellos. Destruyó aquella base sin miramientos en un ataque de ira que fue reprendido por el grupo, pero tampoco le importaba ya.

La Azelf suspiró. Habían pasado dos meses de que se separó de ellos... Y otros dos desde que Deimos destruyó aquel lugar y se proclamó como un nuevo dios. Tuvieron que esperar tres semanas para poder recuperase del todo antes de descubrir lo que pasaba en el resto del mundo: Deimos iba a recorrer todas las regiones y reunir a todos los adeptos para formar un ejército con el que entrar en otras dimensione, presentándose como una deidad que había venido a salvarles.

Vislumbró la silueta de una gran ciudad en la orilla del mar que reconoció como Ciudad Porcelana, pero a medida que se acercaba observó cómo habían muchos edificios rotos o abandonados por la parte de arriba.

Varias presencias la rodearon haciendo que se parase en el aire y las escanease.  Dos Swoobat y un Crobat batían sus alas para mantenerse en el aire. Su mirada estaba seria y la observaban con desconfianza.

-¿Quién eres?- preguntó el Crobat con el ceño fruncido- No es habitual ver alguien como tú aquí.

La Azelf suspiró. Aquel Luxio tenía razón cuando dijo que aquella ciudad estaba bien protegida y que se olvidase de usar sus "poderes de Pokemon legendario". Solo haría saltar las alarmas.

-Me llamo Cira y traigo un mensaje de parte Prius- contestó la Azelf.

El Crobat cambió su expresión a una de sorpresa y se quedó pensativo. Luego hizo un gesto a los Swoobat que se fueron e hizo una señal para que lo siguieran.

-No esperaba que el mensajero de Sinnoh fuera la mismísima Azelf- dijo el Crobat.

-No soy exactamente Azelf- murmuró Cira disconforme- soy su Guardiana y su espíritu habita en mí.

-Entonces es como si lo fueses- contestó el Crobat con una pequeña sonrisa, parecía que toda aquella desconfianza y seriedad se había esfumado- ¿eres una Transformada?

La Azelf negó con la cabeza.

-No. Si puedo transformarme es por Azelf, no por ellos.

-¿Cómo sabes de nosotros?- preguntó el Pokemon murciélago mientras llegaban a los altos edificios y comenzaban a descender a las grandes avenidas en los que comenzaba a ver más Pokemon.

-Conozco a Prius desde que mi madre me entregó a los hombres de gris... Bueno, un poco después...

-Ah si, ahora se llaman a sí mismos sacerdotes o Enviados- interrumpió el Crobat con desdén- aunque ahora son Transformados, pero siguen teniendo ese aspecto grisáceo.

-Ya... Bueno...

-Si, perdona, continuó- se disculpó el Crobat al darse cuenta que la había interrumpido.

- Pertenecía a un grupo de asaltantes de laboratorios para aprovisionarnos. Junto con Prius, ayudábamos a los que huían de esas cárceles, especialmente a los niños...- la mirada de Cira se perdió en los recuerdos- Deimos descubrió mi secreto y me quitó lo que más quería. Mató a Azelf para poder usar la Cadena Roja y someter a Arceus. Yo... No fui capaz de defender a nadie...

El Crobat la miró con compasión. La Azelf sacudió la cabeza.

-Ahora tenemos una posibilidad y le debo un favor a Prius y a los que me acogieron- prosiguió Cira.

Continuaron por su camino hasta que los edificios ya no estaban tan destrozados y, al contrario, estaban bastante bien iluminados. Cira observó movimiento en aquellas casa y vio a varios Pokemon caminar por la calle. Lo que más le sorprendió fue ver a varios humanos que descansaban fuera de lo que un día era un restaurante. Sonreían.

-Mañana llega un barco desde Alola para llevarlos ahí- dijo el Crobat al observar a la Azelf mirándolos con cierta curiosidad.

- ¿Alola?

-Si, al parecer, los Tapus crearon una bóveda que protege toda Alola con el poder Z... Solo dejan pasar a aquellos que van en aquellos barcos...

Pasaron por el puerto que estaba bastante poblado con varios Pokemon. Hasta en el mar habían varios que dormían en la superficie del agua. Aunque también había alguno que se movía, como si estuviera patrullando.

-Nos aseguramos que todos estén protegidos - comentó el Crobat- algunos nos ofrecimos a evolucionar para poder aumentar nuestro poder y proteger a los más débiles. Con mucho esfuerzo hemos logrado que Ciudad Porcelana se convierta en el último estandarte de la humanidad... O de la que queda.

-¿Y Deimos no sabe nada de esto?- preguntó Cira sorprendida.

-Supongo que tiene otras cosas importantes que los renegados que estamos aquí. Si tienes el noventa por ciento de la población bajo tu control, qué más te da ahora o más tarde ir a por nosotros- el Crobat suspiró y bromeó diciendo- le estamos haciendo un gran favor reuniendo a los que quedan.

Torcieron varias esquinas hasta llegar a un edificio en el que el símbolo de Gimnasio Pokémon estaba con los colores apagados y los bordes metálicos oxidados. En la entrada, había un Ursaring leyendo un libro que se fijó en ambos y parpadeó varias veces. Miró al Crobat que asintió con la cabeza. El Pokemon oso entonces se encaramó a la puerta, que se abrieron de forma automática.

-Hemos llegado, espero que no te importe, pero tengo que cuidar el cielo mientras tanto, así que nada. Disfruta de tu estancia- el Crobat se echó a volar y desapareció en la oscuridad del cielo nocturno.

Cira se adentró en el edificio y se sorprendió al ver que la entrada estaba rodeada de árboles dispuestos en los laterales con un pasillo de arbustos. En el centro, lo que antaño había sido un campo de batalla, ahora estaba cubierto de más vegetación.

Un Lucario estaba con un Drilbur dialogando de forma bastante alta, como si estuvieran discutiendo. En un momento, el Drilbur pegó un tajó y excavó bajo tierra, desapareciendo y dejando al Lucario con un rostro dolido. Alzó la vista y sacudió la cabeza sorprendido mientras se frotaba con sus patas los ojos.

-¿Azelf?- preguntó perplejo.

Cira suspiró y un resplandor rojizo la envolvió. Su cuerpo se alargó mientras tomaba su forma humana. Un vestido blanco cubría todo su cuerpo mientras se alargaba. Sus brazos se formaron, así como sus piernas. El pelaje se redujo. Su cara comenzó a amoldarse a una humana, con una nariz respingona y el pelaje azul de su cabeza se convirtió en un pelo largo y rizado conservando el color. Las dos colas se mantuvieron y su característica gema roja se quedaba en si frente. Delante del Lucario había una joven de unos veinte años con una túnica blanca.

-¿Eres Ronand?- preguntó Cira.

El Lucario la miró perplejo y sacudió la cabeza.

-¿Cómo...?

-Ya te lo explicaré- interrumpió Cira.

-Yo soy Ronand.

-Encantada- dijo Ciro alargado la mano que el Lucario estrechó.

-Traigo un mensaje de parte de Prius- continuó Cira- es con respecto a lo que ha sucedido en este tiempo y corre prisa.

-Si es por lo que está haciendo Deimos...

-Si y no- interrumpió la humana- hemos encontrado la forma de vencer a Deimos... Que se dirige aquí para poder acabar con este último bastión de la humanidad.

Ronand tragó saliva.

-No es la primera vez que nos intentan invadir.

-¡Pero esta vez es distinto! Con lo que está haciendo ahora... este mundo se dispone a enfrentarse a los del Otro Lado. A uno de ellos le conoces.

El Lucario abrió los ojos recordando.

-Isaac... - susurró. Cira asintió. El Lucario se quedó pensativo.

-¿Qué necesitas de nosotros?

-Dos cosas: la ruta para llegar a los humanos que quedan y... el lugar en donde están ocultos los Pokemon de los Entrenadores aquí en Sinnoh.

Ronand saltó con las orejas levantándose.

-¡Ese lugar es inaccesible! ¡Nadie de nosotros ha podido nunca atravesar la seguridad...!

-Nosotros sabemos cómo- interrumpió Cira.

El Lucario suspiró.

-¿Y el mensaje de Prius?

Cira le entregó un sobre.

-"Reunid a Alola entera. Romped el velo y dejad que Deimos vaya. Vamos a combatir contra él. Nos reuniremos ahí"- dijo el Lucario leyendo la carta en voz alta.

-Soy la diosa de la voluntad humana- dijo Cira. Su semblante cambió y un atisbo de tristeza se reflejaba en si cara- Hemos descubierto la forma de vencerlo.

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