II. Capítulo 35: Debate interno
Dani tragó saliva.
-Xerneas- murmuró.
El Pokemon ciervo iluminaba el lugar de forma natural. Cada paso dejaba tras de sí unos brotes que crecían velozmente hasta volverse plantas.
-Nos volvemos a ver, humano- dijo solemnemente. Su voz era como la brisa y traspasaba los oídos del Sylveon reverberando armoniosamente.
- ¿Qué quieres? - preguntó Dani con un tono molesto. No le gustaba cuando aparecía él, le traía recuerdos bastante dolorosos.
-Tu exilio va a llegar a su fin- respondió solemnemente
-¿ Qué? ¿Por qué? - insistió preocupado.
- Deimos está a un paso de poder llevar a cabo plan- contestó.
-¿Deimos? ¿El Campeón? - Xerneas asintió levemente- ¿Y yo qué tengo que ver ahora? Me escondisteis aquí hace ya tiempo.
-Tu amiga- dijo Xerneas interrumpiéndolo.
-¿Quién?
- La Braixen transformada que responde al nombre de Alice...
"¿Aly?" pensó el Sylveon
-... ella tiene la clave para poder evitar el desenlace fatídico que se cierne sobre el mundo...
-¡Por favor! - exclamó Dani interrumpiendo- no me hables con tantos matices místicos...
Xerneas lo miró soltando una risa solemne.
-Esta bien, pero la Braixen tiene la forma de poder evitar el desastre que os viene encima; pero para ello te necesita.
- ¿Y por qué no evitáis el desastre vosotros? - pregunto en Sylveon
-Aquellos que custodiamos los pilares de la existencia no podemos interferir en las situaciones del mundo. Solo podemos guiarlas.- respondió Xerneas con un ápice de tristeza. Dani entornó los ojos.
-Entiendo, más o menos- suspiró Dani- pero, ¿qué hay de mi familia? ¿De Aria y Alexia? No puedo abandonarlas... - luego con tristeza murmuró- Ellas forman parte de mí y de mi vida... Son mi familia
Hubo un silencio en el que se escuchaban las olas del mar meciéndose suavemente por la playa de la isla. El viento hacía que las hojas se golpearan a un ritmo relajante.
-Dani,- Xerneas rompió el silencio- tienes un conflicto interno.
El Sylveon desvió la mirada.
-Sigues viniendo todos los días a este lugar y piensas en los que has dejado...
-¡Porque no puedo olvidarme de ellos! - exclamó Dani airoso- llevo cinco años aquí completamente aislado de todos. De Aly, Sarah, Jack, Raven, Isaac, Ikena... Gracias a los que nos ayudaron cuando aparecimos aquí transformados hicieron todo el esfuerzo, ¿para qué? No he sido capaz de ayudarlos en nada. Siento que solo he huido... - miró al horizonte con tristeza- que todas las acciones que he hecho para que el Valle crezca eran para evitar pensar en la carga que tengo encima. - una lágrima se deslizó por su rostro que mostraba decepción- Esa frustración de haberles fallado a todos ellos... De no haber tenido ni siquiera la valentía de...
-Dan- la voz de Xerneas lo interrumpió - ¿por qué enviabas las señales de Musharna?
-Porque me lo pedías- replicó. Xerneas negó.
-Quieres volver- contestó el Pokemon ciervo- Quieres decirles que aún estás porque sientes una deuda con ellos. Dime una cosa, ¿estás feliz con la vida que tienes ahora?
Dani miró al cielo, secándose una lágrima con una de sus cintas. Cerrando los ojos y respirando profundamente la sensación ara calmarse, volvió a abrirlos y respondió:
-Sí, lo soy. Aria y Alexia lo son todo para mí ahora. La amo con locura, al igual que a mi hija... No pasa ni un día en el que no piense en su seguridad... Sus sonrisas, su aceptación, su cariño... Es algo que me han ayudado a superar el hecho de que no soy de este mundo... Gracias a ella estoy viva. Me trajo aquí. No la quiero porque me deba nada, sino porque en cierta manera sentía ese rechazo... No he confío en nadie, y por egoísta creí que podría hacer frente a una persona muy poderosa. Al final, no me sentía capaz de nada. Y más después de la explosión. ¿Para qué? Ella me dio un camino al que poder aferrarme y me enamoró- inspiró profundamente con una sonrisa. Pero mientras expiraba, su rostro se ensombreció- pero no puedo disfrutar de esto si todos mis amigos que dejé atrás están sufriendo de esa manera... Esto ya lo dije... Pero es que no puedo evitar tener miedo...
-Ahora que he tengo experiencia en lo que soy... Me siento más capaz y más preparado para poder enfrentarme a ellos, o eso creo... Xerneas... Estoy echo un lío- suspiró Dani con las orejas bajadas.- pero más que nada quiero que ellos puedan también vivir bien y si nosotros no volvemos a nuestro mundo, pues que tengamos una buena vida aquí...- el Sylveon miró hacia el suelo.
- Tú les has dado una señal para que te encuentren - dijo Xerneas
- Quiero que sepan que estoy vivo y que puedo ayudarles.
-Eso ya implica varias entregas: tu familia, el valle...
-Si por ese Deimos mi familia está en peligro... Entonces tengo que responder. Él ya nos ha destrozado la vida anterior; no quiero que destroce esta
-Entonces yo creo que ya sabes la respuesta.
Dani observó el mar durante un instante pensativo.
-Supongo que... tengo que hablar con Aria.- murmuró el Sylveon.
-Supones bien- asintió Xerneas
-Bueno, ¿me puedes por lo menos decir qué es lo que está pasando ahí fuera?- preguntó Dani.
-No- respondió solemnemente el Xerneas.
-¡Oh, vamos! - protestó el Sylveon- ¡ Necesito saber qué está pasando para poder ver a qué es lo que me enfrento!
-Ya sabes por qué. Además, no me corresponde a mi contarte la situación- contestó.
-¿Y cómo va a saber Aly dónde estoy?
-Deimos está a un paso de tocar uno de los pilares más cruciales de la existencia. No interferiremos, pero os ayudaremos a uniros, pero sois vosotros los que tenéis que estar dispuestos a tomar los riesgos necesarios para que dicha unión suceda.
-Dime por lo menos si lo que he hecho ha servido de algo- suspiró Dani dándose cuenta de que no le iba a poder sonsacar nada más al Pokemon legendario.
Xerneas asintió.
-Tu mensaje les llegó.
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Aria observaba cómo aquel majestuoso Pokemon se desvanecía, dejando un rastro de estrellas que se elevaban al cielo.
Lo había escuchado todo con lágrimas en los ojos. No sabía nada. Se sentía frustrada, pero a la vez...
Culpable.
Dani empezó a moverse de vuelta a casa. Aria lo siguió con la mirada. Tenía que decirle algo.
Cuando comenzó a juntarse con él; su falta de experiencia con el cariño cercano hacía que dependiese demasiado de Dani y más de una vez se hacía daño pensando en que la abandonaría en cuanto tuviese la oportunidad, como siempre había sentido.
Sin embargo, cuando le dijo eso... Dani simplemente sonrió y dijo que trabajarían sobre ello.
Todo este tiempo, aprender a evitar las miradas de desprecio, la lucha por lograr encajar y destacar a pesar de su pelaje. Cómo Fir, los hijos de Arce, y todos los que la conocieron comenzaron a apoyarla y animarla.
En ese momento comenzó a experimentar realmente qué era poder querer a un pokemon. Y eso hizo que lo quisiese más.
Él estuvo siempre ahí, pero dejó que creciese paso a paso; dejando que explorase. Ayudándola cuando sufría por ser incapaz de crecer. Aquel Sylveon que rescató siempre acababa consolándola y animando a que continuase... Que estaría ahí todo lo que pueda...
¿Acaso es casi lo mismo que sucede con aquellos que dejó?
-Dani- la voz inconfundible de Aria la sorprendió
-¡Aria!- exclamó asustado- ¿Qué haces aquí? ¿Alexia se ha dormido?
La Sylveon salió de la sombra de los árboles com un paso grácil. El pelaje azulado de su cabeza mostraba unos reflejos plateados y el viento mecía sus lazos con delicadeza.
-Nunca me dijiste que aún pensabas en tus amigos- dijo Aria. Su mirada caminaba entre la frustración y la comprensión.
- Yo...- suspiró - No quise preocuparte.
-¿Eres feliz?- preguntó. La voz le temblaba, pero Aria quería escucharlo con sus propios oídos
-Claro que lo soy- respondió Dani con una sonrisa- pero no puedo evitar pensar en que ellos no están pasándolo bien.- Se acercó a ella y la abrazó- gracias a vosotros he crecido como Pokémon y me veo un poco más capaz de afrontar lo que venga. Primero por aquella primera promesa que abandoné y segundo, - el Sylveon la miró con ternura- por proteger lo que me dio vida en este momento.
Aria sonrió y besó con su hocico su mejilla. Dani sonrió y luego, ambos se fueron caminando de vuelta a casa.
-Si me lo hubieras dicho hace algún tiempo... Pensaría que estabas abandonándome, o que buscarías la forma de engañarme para poder regresar...- Dani la miró con cierto semblante de reproche- pero ya me demostraste el sacrificio que hiciste por nuestra familia y por el valle... Perdóname... por ser egoísta.
Dani sonrió y envolvió sus cintas con las suyas.
-Gracias. Aunque creo que ambos hemos sido egoístas en cierta manera.
El suave olor salino del mar envolvían a ambos en su ascenso a su hogar. La brisa cálida daba paso a una más fría que hizo que Dani se estremeciera.
Si era verdad que Aly estaba en camino, y Deimos estaba atemorizando a los Pokémon legendarios solo significaba que las cosas iban mal. En esos cinco años, no había ni un solo día en que pensase qué es lo que podría suceder.
Dani se detuvo y observó una zona del bosque que tenía los árboles destrozados y un gran agujero; lugar en el que antes había un objeto de gran volumen. Frunció el ceño.
-Aquel día cuando el barco atracó... - Dani rompió el silencio que había entre ellos dos- quería saber si había alguna pista acerca de lo que estaba pasando... Pero solo encontré notas y libros sobre el mundo onírico y su influencia en la gente; así como una investigación en la que, mediante la extracción del ADN inestable de los Eevees permitían una mejor transformación. Gracias a ello pude... - se detuvo y pensó: "Mejor lo de Musharna se lo digo mañana"
-Nos dijiste que iban a por nosotros, pero no sabías cómo demostrarlo... Ninguno sabemos leer.
Ambos se sentaron contemplando aquel agujero.
- En ese tiempo ya temí por ellos, pero si Xerneas ha venido en persona a verme... Es porque hay algo que voy a tener que hacer.
- Te perseguían por tu sangre, ¿no?
Dani asintió.
- Espero que el Campeón no haya encontrado la forma de replicar mi Esencia... Sino este exilio no ha servido para nada. Aunque Xerneas no me ha avisado nunca de ello así que presupongo que no.
Se quedaron unos minutos más hasta que un viento fuerte los sacó de su pensamiento. Ya era hora de dormir
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