II. Capítulo 32: Zarky

-Mamá- una Zorua se asomaba por la puerta de un laboratorio- ¿cuándo volveremos a casa?

Una laboratorio equipado con varias máquinas con bastantes frascos en ellas. Algunos giraban con luz ultravioleta y otros, un símbolo de hielo junto a un pequeño monitor que indicaba la temperatura.

Desde el punto de vista de un Pokemon, nada tenía nombre; si no fuera por su madre que estaba sentada con una bata blanca, tecleando en un ordenador mientras observaba un microscopio frente a ella.

Se dio la vuelta, su rostro estaba manchado en los ojos y la boca con una especie de sombra roja. Las orejas nacían de su cabeza por arriba. Le dirigió una mirada vacía.

-Ya estamos en casa- contesto con una sonrisa forzada. Se notaba el cansancio en su rostro.

Zarky no sabía cuanto tiempo había pasado desde que aquel hombre los llevó a aquellos edificios, muy lejos de su casa. Desde ese día, tanto a Zerio como a ella la obligaron a estudiar y a adoptar comportamientos humanos; según su madre, gracias a ello, podrían en un futuro ayudar a Deimos  y ella a ser los siguientes líderes del futuro de los Pokemon. No entendía nada, pero al parecer su hermano si porque en seguida se involucró en el estudio y empezó a dar buenos resultados académicos.

Al parecer, mientras crecían y practicaban su habilidad, les administraban un compuesto para poder mantener una forma humana más real y corpórea. Claro, su madre estaba detrás de todo eso.

Zarky no entendía por qué no podían volver. Echaba de menos su casa, el bosque, a su padre... Se forzó para que no le saliese una lágrima, estaba frente a su madre. Según Zerio, cuando le preguntó por papá, lo golpeó mientras lo reprendía por mencionar a ese "impresentable"; por lo que lo mejor era no mencionarle sobre papá...

-Me refiero... a casa de verdad...- en su voz se notaba el nerviosismo y la tristeza contenida.

Su madre volvió a darse la vuelta y una sonrisa se dibujó en su rostro. Estaba forzada, Zarky lo sabía. Lo notaba en sus mejillas. Su rostro decía todo lo contrario. Los ojos no mostraban esa misma amplitud que su boca. Había aprendido ciertos patrones para cuando tuviera que engañar en su forma humana hacía pocos días y era curioso.
Sin embargo, que su madre hiciera eso... dañaba su pequeño corazón que se sumía en la nostalgia y las ganas de salir de aquí lugar frío y artificial.

En silencio, se retiró al no haber ninguna respuesta a parte de esa sonrisa que escondía una bronca.

Llegó a su habitación tras caminar algunos pasillos. Se sentó frente al espejo y se miró a sí misma.

Una Zorua con unos ojos azules y un rostro muy triste la miraba. Su pelaje estaba cuidadosamente peinado y cepillado. Cada día unas señoras la lavaban y cepillaban para prepararla para ir a las clases.

"Como si fuera humana..." cerró los ojos y su pelaje comenzó a moverse.

Su rostro se contrajo y se dividió en una nariz pequeña y redonda con una boca. Sus orejas se retrajeron a una forma más redondeada. Su pelaje se retrajo y el pelo de arriba se alargó hasta llegar hasta los codos. Un pelo negro con las puntas rojas carmesí.

El resto de su cuerpo se fue alargando un poco. Sus patas se convirtieron en piernas y sus zarpas manos, aunque las uñas conservaban un color rojizo.

Abrió los ojos. Una niña humana de unos 8 años la miraba con tristeza. Bajo sus ojos celestes había un pequeño reborde rojizo en la pestaña inferior. Sintió algo por detrás. Su cola no había desaparecido. Aun le quedaba mucho por hacer.

Volvió a mirar al espejo y se quedó contemplando ese rostro triste que la miraba con muchas dudas.

Un escalofrío le recordó que no llevaba pelaje así que cogió una de las mantas y se la puso por encima. Hacía frío y le gustaba esa sensación de calidez tras exponerse al frío. Algo que no podía sentir tanto siendo una Zorua...

Mientras estaba de pie se fijó que su habitación era más pequeña que la habitual. Se dio cuenta de que todo estaba más a mano y recorrió su cuarto examinando las cosas y agarrándolas con la mano.

Se sentía atraída por todas esas sensaciones. Las disfrutaba por ser algo tan nuevo para ella. No sabía cuanto tiempo llevaba bajo esa cosa que le habían dicho los médicos; pero al parecer le estaban permitiendo mantener esta forma humana de una forma más clara y real. A su vez, un temor que no sabía explicar la asaltaba por detrás.

Mientras estaba en su mundo alguien llamó a su puerta. Zarky dio un respingo y rápidamente se cubrió con la manta.

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-Ten- el Zoroark le tendió una botella de agua a Zarky que estaba sentada, perdida en sus pensamientos.

La Zorua- Glaceon le dirigió una mirada de odio. Zerio suspiró.

Aly estaba hablando con Cira y Noivern mientras la chica le contaba lo que había pasado ya que ni Zerio, que acababa de llegar ni Zarky estaban en la actitud de hacerlo.

Tras revelar que era el hermano de Zarky, Aly estaba confusa así que Cira pidió que, por el momento se calmara la cosa y que le pondría al día de los pocos minutos que habían pasado. Entonces ambas se fueron a la habitación y comenzaron a ordenar el lugar.

-¿Que haces aquí? - preguntó Zarky con cierto rencor a Zerio que estaba bebiendo la botella.

Con un último trago, tomó aire y su semblante pícaro se tornó más sereno y serio.

- No sabría cómo empezar, pero... - su voz era suave y agradable. A Zarky le parecía muy familiar.

"Cómo si fuera papá..." un pensamiento fugaz activó algunos recuerdos.

-...pero creo que debería empezar con que Deimos sabe cuál es vuestro plan- terminó de decir.

-Y vienes a que decirnos que habéis ganado y que desistamos- respondió con desdén.

Zerio soltó una risa.

-Se podría decir que sí, pero no porque me ha enviado él. Vengo por cuenta propia...

-Para reírte en mi cara- interrumpió Zarky

-¡No, no! Déjame hablar- la voz del Zoroark mostró un tono molesto. A Zarky ya le parecía más al hermano que recordaba. Una voz más seca y cortante. Inspiró profundamente y continuó- A ver, como explicarlo...

Zarky estaba observándolo con una mirada seria. Solo se escuchaban los murmullos de la otra habitación en la que estaban los otros. Zerio mientras tanto la miraba fijamente, un torrente de pensamientos cruzaba sin parar por su mente; tantas cosas que contar tras tanto tiempo de haber sido un completo idiota... Y ahora que estaba frente a ella no sabía qué decir. Había estado mucho tiempo bajo la sombra de sus padres, bebiendo de sus ideales por parecerles mejores; desatendiendo a su hermana que solo...

-Perdón- logró decir al final con un suspiró.

Zarky se quedó perpleja. Su sangre hervía, hacía mucho tiempo que sus emociones ya no le afectaban , pero fue ver a su hermano y todo empezó a brotar. Con esas palabras, la ira comenzó a surgir de lo profundo de su ser y mirándolo con fiereza le gritó:

-¿¡Eso es todo lo que tienes que decir!?

Zerio tragó saliva, pero intentó no dejar que su temperamento colérico se apoderase de él

-Escucha... No... Verás... -las palabras no salían de su boca- Joder, no creas que me está resultando fácil; por favor- Zarky estaba que trinaba se levantó con la cara enfadada- ¡espera! - El Zoroark intentó agarrarla por la cola, pero Zarky reacciono, arañándolo en el brazo. Zerio gimió; entonces la tiro para sí y la envolvió entre sus brazos mientras Zarky intentaba quitárselo de encima

-¡Suéltame imbécil, egoísta, egocéntrico, gili...

Zerio entonces, sin poder aguantar gritó:

-¡ZARKY, LO SIENTO, DÉJAME INTENTARLO! - la voz sonó muy cerca del oído que bloqueó a la Zorua que se quedó inmóvil. La voz de Zerio sonaba rota y triste, los recuerdos volvían a invadirla... Recuerdos de su padre... De antes de que él se volviera... De su hermano... De su evolución...

-Zerio...- Zarky estaba paralizada, las lágrimas se acumulaban contra sus ojos a punto de salir.

-Perdóname por abandonarte, por dejarte de lado, por no darme cuenta de que lo que hacía estaba mal... Perdón porque cuando te fuiste solo pensaba en cómo joderte la existencia y os hice daño... - la voz de Zerio que contenía todos sus recuerdos de este último tiempo afloraron- Me ofusqué y os perdí a todos, aferrándome a lo único que tenía conmigo y no me abandonaba... Me sentí solo y... Me enfadé... Me enfadé... y... - se frenó cuando sintió cómo la cabeza de Zarky se apoyaba sobre él. Estaba conteniendo las lágrimas.

Zerio la cubrió con sus zarpas y Zarky dejó que lo abrazara mientras volvía a recordar aquellos tiempos en los que su familia estaba bien, en el bosque, libres y felices... Y luego en su habitación, cuando su padre...

-Lo siento- repetía sin cesar Zerio

-Perdón- murmuró Zarky mientras se sentía otra vez como una niña pequeña en brazos de su familia...

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-¿Puedo pasar? - la voz de su hermano la calmó un poco.

-S... Sí- dijo Zarky.

Rápidamente cerró los ojos para poder revertir la Ilusión.

-¿Zarky?- un niño con una apariencia más mayor que ella abría la puerta y se asomaba con cierta precaución.

Zarky estaba en plena transformación. Manteniendo la mente tranquila y no dejando que los nervios se apoderasen de ella.

Zerio observó un bulto que se movía. Con un suspiró cerró los ojos y su cuerpo comenzó a cubrirse de un pelaje negro. Sus orejas se alargaron y una cola creció detrás de el. Se puso a cuatro patas mientras sus piernas y manos se transformaban en patas. El Zorua frotó suavemente la manta. Zarky asomó su hocico de debajo de la manta. Zerio le sonrió.

-Lo has intentado otra vez, ¿no? - preguntó Zerio.

Zarky asintió con tristeza.

-No vamos a volver, nunca- murmuró Zarky.

Zerio suspiró.

-Escucha, Zarky, ahora nos tenemos solo a nosotros dos. Cuando todo esto se relaje, prometo llevarte algún día a casa...

-No será lo mismo...

-Si logramos estar nosotros dos, entonces será más que suficiente... Si permanecemos juntos, entonces podremos volver.

Zarky alzó la mirada esperanzada.

-No quiero ser humana...

Zerio sonrió.

-Hasta que salgamos... Aguanta, ¿vale? - respondió Zerio tocándola con su hocico- Bueno, ya casi es hora de cenar y supongo que mamá no quiere que nos saltemos la cena

Zarky se escabulló por la sábana. Zerio suspiró.

-Bueno, yo me voy a preparar. No pienso soportar una bronca más - dijo con cierto humor.

Zarky salió de su manta. Zerio estaba en la puerta, que se abría automáticamente.

-Por cierto, me gusta el nombre que has escogido... Zarky... Supongo que mamá no te dirá nada.

Zarky se sonrojó. Zerio la sonrió.

-Bueno, prepárate ya.

Zarky se quedó otra vez a solas en su habitación.

Ese día fue el último en el que pudo ver a su hermano tal y como era. Desde aquel entonces, la promesa se fue enfriando y Zarky se sintió abandonada; nunca supo a qué vino el cambio en su personalidad, pero su evolución semanas más tarde tendría mucho que ver...

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