II. Capítulo 11: Preludio del desastre

Aly y Zarky continuaron entrenando hasta bien entrada la noche. Llegaron a casa exhaustas.

Ikena salió de la cocina y las saludó. Llevaba puesto un delantal blanco y estaba un poco manchado.

-Hola- dijo Ikena

-Hola- respondió Aly jadeando.

Zarky saludó y miró al Zangoose que esquivó un poco su mirada. No pudo evitar sentirse mal.
Se produjo un pequeño silencio incómodo que Aly resolvió rápidamente con la excusa de que iban a limpiarse.

-Pero si somos Pokémon... - susurró Ikena

-¡Eso no quita que una no quiera estar limpia!- se quejó mientras subía la escalera.

Una vez en la planta superior, ambas se fueron a ducharse. Zarky le pidió si podía secarla.

Mientras se secaban, el rostro de Aly se puso triste y mirando al suelo dijo:

-Lo siento...

-¿Por qué?- quiso saber la Glaceon.

- Por Ikena, por cómo se está comportando con vosotros.

Zarky suspiró:

-No, tiene razón. No hemos cumplido con nuestra promesa y hemos invadido vuestro hogar sin respuesta de nuestros actos. La culpa es nuestra porque prometimos hacer algo que luego no llegamos a hacer.

Ambas se quedaron calladas doblando las toallas.

-Yo creo que habéis hecho lo que habéis podido.

Zarky la miró.

-Isaac ha perdido mucho más de lo que nosotros hemos perdido- continuó hablando Aly- sus tres amigos ya no están:  Jack no recuerda nada de su vida, Raven sigue en manos de esa secta y Dani ha desaparecido ya que ni ellos saben dónde está... No quiero ser pesimista, pero puede darse la posibilidad de que esté muerto...

-¿Dani no está atrapado?- preguntó Zarky interrumpiéndola.

La Braixen negó con la cabeza.

-Hace algún tiempo, escuché de parte de Ray que esos hombres nunca encontraron su cuerpo y a día de hoy, siguen sin saber dónde está...- respondió.

- Al menos es una pequeña buena noticia...- murmuró la Glaceon

-¿Qué esté muerto?- preguntó repentinamente

-No- Zarky rió- me refiero a que si no han encontrado su cuerpo, cabe la posibilidad de que esté vivo.

-Puede ser- se quedó pensativa.

Hubo otro silencio.

-Nunca he podido hablar contigo a solas- dijo de repente Aly un poco nerviosa. La cola se movía lentamente- con tantas cosas que han ocurrido... Nunca he tenido la oportunidad de conocerte bien... Me gustaría poder intentar hacer que seamos amigas...

Zarky la miró extrañada. Nunca había sentido la necesidad de tener a alguien más a parte de Isaac, no creía que nadie más se la iba a acercar. Era unos años mayor que ella, había pasado por muchas cosas que la dejaron en completa soledad y, quitando su relación con Isaac, nunca había considerado que su corazón también podría albergar una amistad.
Algunas lágrimas brotaron sin querer. Aly lo vio y se puso aún más nerviosa.

-¡Perdón!- se disculpó- no pretendía hacerte sentir mal.

Zarky comenzó a reírse. Aly la miró extrañada sin comprender.

-No, no- dijo la Glaceon- es solo que- cogió un poco de aire- es solo que nunca he tenido a alguien quien pueda considerar un amigo... o amiga.

Aly entonces se calmó, su cola se destensó y sonrió:

-Bueno, pues entonces te enseñaré cómo ser una buena amiga.

Y le dio un abrazo que dejó a Zarky perpleja.

Sintió su calor y de pronto, sintió como su mente poco a poco se calmaba.

-Sé que es repentino, pero creo que lo necesitabas...- susurró.

Sus pensamientos por un momento cesaron. Aquel calor que solo había sentido con Isaac de consuelo ahora lo sentía también con ella. Estaba un poco confundida, pero sentía que el abrazo de Aly era diferente al de Isaac y aún así le gustaba. Por un breve momento, sus dudas se desaparecieron .

Aquel día estuvieron hablando de sus vidas mientras la confianza entre ellas aumentaba.

Mientras tanto, Ikena estaba cuidando de algunos de los niños e Isaac estaba tumbado en la cama pensativo.

Ambos percibieron un leve temblor en la tierra.

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Solo un poco.

Arceus hacía temblar la tierra de una manera brutal.  El hombre nunca lo había recordado tan poderoso.

Iba ocultándose por diferentes huecos para evitar ser golpeado por los proyectiles de piedra.

Cuatro de sus Pokémon estaban debilitados. Se arrepintió haber dejado al Zoroark en el otro lugar...

Le faltaba uno: una Glameow .

Sabía que Glameow no estaba en condiciones de luchar. Hace poco abandonó su forma humana...

Respiró hondo. Los ataques habían cesado.

Salió y se puso frente al dios Pokémon.

Arceus se detuvo, levitaba levemente en el aire y se alzaba imponente.

-Sé que hemos empezado con mal pie, ruego que me disculpes- la voz grave del hombre resonaba en el eco de las ruinas.

Arceus no dijo nada

-Solo vengo a pedirte un favor

El Pokémon rugió.

El suelo tembló de nuevo y esta vez, varias erupciones surgieron de la tierra de manera peligrosa y destrozando todo a su paso.

Sintiendo que no podía hacer otra más que luchar, sacó una pistola y, sin mediar palabra , disparó hacia Arceus.

El Pokémon rugió, pero el dardo siguió su curso impasible y se clavó en el cuello.

De pronto, un estallido rojo lo envolvió y mermaba su poder poco a poco.

Arceus intentaba huir, pero por alguna extraña razón, esa cosa no la dejaba.

El hombre se acercó lentamente con otra herramienta, esta vez una jeringa.

Arceus estaba casi sin fuerzas. El dardo que aún resplandecía en rojo estaba comenzando a perder el brillo. Tenía que darse prisa.

El imponente Pokémon estaba a sus pies, él lo sabía. Nadie más estaba allí para presenciar aquella herejía.

-No quiero hacerte daño- le susurró mientras le clavaba la jeringa. Arceus se sorprendió aún más.

Un líquido comenzaba a verse en el recipiente. De un color que no era tan rojo como la sangre normal, era blanco y brillaba lentamente, como  si estuviera llena de estrellas.

El hombre le acarició el lomo al Arceus que estaba tumbado debilitado.  Se le acercó y le dijo:

-No te preocupes, el poder que tomo de ti, es para tu creación, para que puedas descansar y terminar el trabajo que no pudiste acabar....

Arceus lo miró. Dentro de esos ojos se escondían todos los secretos del universo. La creación entera se reflejaba. El pasado, presente y futuro.

- Lo que nos diste a los humanos no estaba bien usado- miró el maletín que contenía la Cadena Roja- he tenido que hacer un sacrificio para poder lograr que nosotros podamos regresar a donde pertenecemos. Perdóname por haber matado a Uxie,  Mesprit y Azelf, pero ellas interferían un poco en la vida de los hombres y tuve que sellarlas- por un momento parecía que una lágrima bajaba por aquella mejilla.

-Aún así estoy dispuesto a pagar ese precio con tal de ver culminado el sueño que tú desde siempre quisiste... Un gran mundo en dónde los Pokémon sean verdaderamente felices...

Sacó la jeringa con el recipiente lleno. Se levantó y se fue caminando, dejando una ofrenda: la flauta azul.

-Ahora debo deshacer el último error que le diste a los humanos.

De pronto, una voz telepática le susurró en la mente:

-Yo nunca odié a los humanos.

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Dani estaba sentado, mirando al horizonte. El cielo estaba nublado y un pequeño viento le azotaba el rostro. Sintió un escalofrío.

Cerró lo ojos para sentir el viento en su pelaje.
No sabía por qué, pero algo había en el ambiente que no andaba bien.

Caminó cerca del borde del precipicio. Abajo, los árboles escondían el suelo por debajo de ellos.

El viento estaba triste. Se estremeció

Algo malo había sucedido

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