Capítulo 52: Consecuencias
-¡Mierda!
Isaac golpeaba el suelo con furia.
-¡Mierda, mierda,mierda!
Hacía diez minutos que habían salido del bosque. De los cincuenta que había, sólo habían podido escapar siete.
Cuando se metieron en el bosque, fueron emboscados por cuatro personas con pistolas tranquilizantes. Uno a uno iban cayendo mientras Isaac y Zarky hacían lo posible por evitar que les disparasen.
Nada más salir del bosque, Zarky utilizó Rayo Hielo para crear un suelo helado que logró frenar a los asaltantes haciendo que perdiesen el rastro.
Siguieron corriendo por toda la llanura hasta llegar a otro bosque que se extendía hacia unas montañas nevadas. Encontraron una pequeña abertura en una de las rocas y se refugiaron ahí.
En cuanto se pararon, los cinco cayeron al suelo mientras sus cambios eran cada vez más rápidos.
El primero de ellos, un niños de 10 años se retorcía mientras le crecía un pelaje de color morado por los brazos hasta llegar a las manos. Sus dedos se fusionaron y se convirtieron en garras pequeñas. Sus pies menguaron y siguieron el mismo proceso que sus manos, solo que esta vez, sus piernas se doblaron para adaptarse a una posición cuadrúpeda. Su columna crujió y ya no pudo ponerse en pie. Su cara, ya medio alargada, terminó de reestructurarse y el pelaje morado le empezó a cubrir la parte de arriba mientras un pelaje color crema le cubría la parte inferior de la boca. De su boca sobresalieron los dos paletos y el pelaje color crema comenzó a bajar. Su cuerpo se hizo pequeño mientras una cola le nacía y se rizaba al final, cubriéndose con el mismo pelaje morado. La ropa se le quedó grande y un Rattata asomó entre ellas.
Una niña de 7 años sintió como sus miembros se iban encogiendo. Brazos y piernas se fueron metiendo en su cuerpo mientras éste se estiraba. Escamas azules y blancas comenzaron a nacer en su piel recubriendo todo el cuerpo. Su cabeza comenzó a perder el cabello castaño rizado mientras sus orejas se volvían blancas y se volvían puntiagudas semejantes a unas aletas. Un pequeño cuerno nació en su frente y su nariz se volvió blanca y creció hasta cubrir la boca que se hizo casi imperceptible. Un Dratini se arrastraba intentando buscar la salida de su propia ropa mientras sollozaba.
A otro niño que ya tenía unos cuernos dorados en su cabeza y con una esfera negra donde se bifurcaban; se intentaba levantar, pero sus dedos se fusionaron y volvieron negros hasta que adquirieron la forma de pezuñas. Sus pies comenzaron a doler y, con gran esfuerzo, tuvo que quitarse los zapatos con sus nuevas pezuñas para ver que sus pies sufrían el mismo destino. Su piel se cubrió de pelaje marrón y sintió como estiraban de su lomo y su cuello se fue hacia atrás mientras cu columna crujía. El pelaje de entre las patas se volvía más claro. Su cabeza comenzó a estirarse mientras su nariz crecía enormemente y se tornaba marrón. Sus pómulos crecieron hasta formar un ancho hocico que terminaba en aquella gran nariz marrón. Bajo ello estaba la boca que era cubierta por el hocico. Sus orejas se alargaron y su pelo se retrajo y se tornó marrón. Con un bramido, lo que quedaba del pantalón estallo al formarse una enorme esfera que resultaba ser una gran cola esférica que cubrió todo su trasero. El nuevo Stadler estaba demasiado asustado y observaba sus pezuñas con profundo estupor.
Isaac y Zarky presenciaban con impotencia las demás transformaciones.
Una niña de 4 que tenía Zarky en los brazos se zafó violentamente de sus brazos y se cayó al suelo. Su cambio ya estaba muy avanzado. Sus brazos eran dos zarpas cubiertas de un pelaje negro que llegaba hasta los hombros y el pelaje de color crema le había cubierto de la cintura para abajo como una falda y sus pies ahora eran patas negras. Lo último en cambiar había sido su cabeza que por detrás comenzaba a verse una masa de carne que crecía mientras se cubría de pelaje negro y se dividía formando una gran boca. La Mawile se quedó aterrada cuando se giró al ver la gran boca que sobresalía encima de la nuca.
Otra niña de 7 años ya tenia una gran cola gris clara con la punta más oscura y sus cuerpo se había hecho ya pequeño. Lo único que faltaba era sus mejillas que comenzaron a inflarse hacia los lados mientras un pequeño hocico nacía y su nariz se volvía un óvalo rosa. Sus paletos crecieron sobresaliendo de su boca. La nueva Skwovet se llevó las pequeñas patas a su cabeza mientras sus orejas se ponían encima de su cabeza.
Los hermanos con los que había estado Isaac: uno de ellos observaba como de sus manos salían dos puntos de acero mientras sus dedos se fusionaban en tres y se recubrían con un suave pelaje azul que se tornó negro en su pecho y se volvió azul de las costillas hacia abajo y su cintura aumentó de tamaño formando dos bolas con pelaje azul mientras sus piernas se achataban y sus pies se hacían más grandes con el tobillo empujando hacia arriba. Una cola azul asomó por sus pantalones mientras los rasgaba del todo y los dedos de los pies se fusionaron en tres mientras en la planta se formaban almohadillas. Los cambios llegaron a su cabeza que comenzaron a empujarla hacia adelante mientras su nariz se volvía negra y el pelaje se extendía como una máscara alrededor de los ojos. Las orejas se le subieron arriba y en el final de cada ojo, dos apéndices en forma de gota le crecieron a ambos lados mientras se llevaba las patas a la cabeza llorando.
El otro hermano tenía las manos ya convertidas en unas garras enormes y se había recubierto de un pelaje marron y azul. Sus pequeños brazos habían sido reemplazados por unas garras enormes por lo que carecía de codos. Su pequeña nariz se volvió rosa y comenzó a empujar el resto de la cabeza mientras sus ojos se iban hacia los lados su boca simplemente se quedó por debajo del hocico. Un pelaje blanco cubrió toda la cara. Su frente se aproximo a su cabeza haciendo que su cráneo se metiese más profundo provocándole un gran dolor de cabeza. Sus piernas se encogieron hasta desaparecer, dejando solo sus pies que se tornaron marrones y sus dedos se fusionaron formando una pata. Riolu lloraba desconsoladamente y el Drilbur se había desmayado.
-¡Mierda!- exclamó Isaac de rodillas.
Zarky permaneció a la espera de algún posible rezagado...
Tras un tiempo que pareció una eternidad, un gran bulto apareció entre la espesura y se pararon junto a Zarky jadeando.
Un Luxio llevaba en su lomo a un Popplio y un Stunky dormidos.
Zarky esperó un poco más, pero no hubo ninguno más.
Los cazadores se habían parado en el límite del bosque mientras derribaban al último niño de 10 años al que le había crecido un pico.
"Buen trabajo" la radio daba por finalizada la operación de caza.
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La luna brillaba en lo alto.
Nadie más había logrado escapar. El ambiente del improvisado refugio era triste y apagado. Solo se escuchaban los sollozos de los niños y las respiraciones entrecortadas.
Zarky estaba sentada con las piernas cruzadas. Había pensado que los niños no sufrirían tanto los cambios si ella no era humana del todo. Acariciaba al Stunky y el Popplio que se habían quedado dormidos en su regazo.
Isaac enroscó su larga cola y cuerpo contra los hermanos y contra el Dratini.
El Stadler estaba junto a la Mawile y la Skwovet encima de su lomo.
El Vaporeon miraba hacia el cielo enfadado.
-Diez- murmuró
Diez.
Solo diez niños de los cincuenta que había habían logrado escapar. Tres de ellos venían detrás de ellos pero no hubo ninguno más.
Antes volvió con cuidado para ver si se había quedado alguien a medio camino, pero lo último que vio fue un Mareep siendo cargado en una camioneta.
Suspiró e intentó buscar la mirada de Zarky, pero ésta estaba mirando al cielo con lágrimas en los ojos mientras abrazaba al Stunky y al Popplio.
Isaac miró al cielo y pensó en si lograrían encontrar a sus amigos.
Pensó en Raven, su cara siempre sonriendo, su sonrisa que llenaba su corazón de alegría cada vez que iba a trabajar. Recordaba el laboratorio, donde experimentaban y lograban hacer grandes descubrimientos. Recordó también a su hermano, sobre todo cuando lo conoció.
Era un niño bastante travieso y no paraba quieto. Pasó toda la escuela siendo el centro de atención, casi como Raven; aunque luego todo cambió en el instituto. Se volvió tímido y todo el mundo comenzó a rechazarle. El peor momento fue cuando Raven montó el escándalo del año. En ese momento todos lo insultaron. Hasta los profesores incluso murmuraban diciendo: "Este chico se parece a su hermana. Igual de perverso. Solo hay que verle la cara, hay que tener cuidado". Él era un muchacho listo, pero su autoestima era tan baja que no se creía capaz. Pero un día su hermana la cogió para experimentar con él y como a él no le importaba ya la vida, acepto. Isaac se río mientras miraba la Luna con lágrimas en los ojos. Desde ese momento, hubo un cambio en él. Siguió siendo tímido, pero esta vez tuvo más confianza en sí mismo gracias a las numerosas pruebas que habían dado resultados. Eso hizo que pudiese enfrentarse con más decisión contra los que le odiaban. Poco a poco se fue empezando a ganar el afecto de aquellos que se le acercaron.
Luego se fijó en el amigo de Jack, el que estuvo con él desde que sucedió aquello: Dani.
Aquel chico era el único que siguió siendo su amigo a pesar de que todo el mundo le rechazaba a Jack. Fue el único que le defendió en las sombras. Mientras todo el mundo hablaba mal de él, era de los pocos, por no decir el único, que decía que no estaba bien ni lo que estaban haciendo ni lo que comentaban porque no sabían nada de Jack. Callaba las bocas de aquellos adolescentes haciéndoles reflexionar poniéndose en el lugar de Jack o haciéndoles ver su pasado y el cómo buscan criticar a Jack para ocultar sus heridas; y muchas cosas más. Luego supo a través de un conocido de Dani que él siempre había sido un chico solitario que no encajaba en ningún grupo y que iba siempre al contrario que la mayoría de las personas.
No le conocía tanto como para pensar tan detalladamente en él, pero de pronto cayó en cuenta de las veces que ellos hablaron de los problemas que tenía el Vaporeon en la Tierra, de todas la cuestiones existenciales y de cómo él siempre le decía algo que hacía que cambiase la percepción de cualquier tema.
Los recuerdos seguían sucediéndose en la mente de Isaac hasta el momento en el que llegaron a este mundo. De pronto, la cara de los hermanos se volvieron la de un Absol y un Noivern y la de Dani un Lucario y luego un Sylveon. Enjugándose las lágrimas murmuró:
-Os encontraré, os lo juro
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Dani encontró a Aria en el borde del precipicio.
-¡Aria!- gritó Dani corriendo
-¡DÉJAME EN PAZ, TÚ YA NOS SIGNIFICAS NADA PARA MÍ!- exclamó con rabia Aria.
Y dicho eso se dejó caer.
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