Capítulo 50: La perfección soñada

El cabello de la niña se tornó azul claro y las puntas se tornaron moradas. Su cuerpo comenzó a encogerse mientras su cara se cubría con el mismo color que el resto de su piel. Sus ojos se tornaron amarillos y su iris rojo. Su cuerpo había desaparecido completamente dejando solo una especie de falda color azul claro. Un collar de perlas rojas rodeó el cuello de la que antes era una niña. Las lágrimas aún caían por el rostro de la nueva Misdreavus.

Entonces el tubo se abrió y uno de los hombres disparó con un arma que a Isaac le resultaba familiar. De pronto, la Misdreavus se quedó mirando a la nada sin mostrar emoción alguna. Entonces sus ojos brillaron con un resplandor rojizo.

De pronto, un hombre apareció con la niña que se habían llevado cuando él estaba en la otro sala e intentaba zafarse de alguna manera, pero el hombre la tenía agarrada muy fuertemente. Una mujer se la acercó y la inyectó algo en el cuello. El hombre la tiró al tubo y la encerró. La niña, semidesnuda, se levantó comenzó a golpear la puerta.

Se llevó las manos a la cabeza mientras su cuerpo comenzaba a cambiar. Pelaje gris comenzó a crecer por todo su cuerpo mientras su estructura ósea comenzaba a cambiar. Sus pequeñas piernas comenzaron a encogerse mientras sus pies se alargaban hasta formar unas patas de conejo que fueron recubiertas con un pelaje marrón. Sus piernas se alejaron aun más entre ellas mientras su tripa se inflaba cubierta por el mismo pelaje gris. Sus dedos se fusionaron hasta que solo tenía tres y se encogieron hasta formar pequeñas zarpas grises. La niña se giró porque de su cadera nació una cola. Entonces se llevó sus patas a la cabeza mientras esta comenzaba a transformarse.

Sus paletos se alargaron como los de un conejo y las mejillas se hincharon mientras su labio superior se unía con su nariz que se alargaba y se tornaba rosa. Su labio se uní dejando visible esos dos dientes. De las mejillas que se habían hinchado nacieron bigotes mientras el pelaje gris cubría sus cara hasta llegar a los ojos llorosos de la niña que se alargaron un poco.

Entonces se llevó las patas a la cabeza mientras pegaba un grito desgarrador y unas orejas de conejo iban alargándose casi el doble de su cabeza. El pelaje gris llegó hasta la mitad de sus orejas y se tornó marrón en la punta.

Por último, un collar marrón cubrió su cuello y parte de sus brazos mientras terminaba de encogerse hasta alcanzar el tamaño adecuado.

La niña entonces se levantó y se miró su reflejo entre lágrimas. Se acercó a su reflejo y tocó el cristal. Una Bunnelby imitaba sus movimientos. Estuvo mirándose largo rato paralizada, aún no podía asimilar todo. Los hombre le dispararon y la pusieron el controlador. Inmediatamente la Bunnelby se quedó con la mirada vacía

La voz de la chiquilla pidiendo auxilio había roto el corazón de Isaac que observaba impotente entre las sombras. Su furia contenida estaba a punto de salir

Entonces la voz de una mujer ordenó con voz siniestra:

-Ahora sois mías y haréis lo que yo os diga

La Misdreavus y la Bunnelby se dieron la vuelta y sus ojos se volvieron de un rojo resplandeciente e inclinaron la cabeza frente a la mujer que finalmente mostraba su largo cabello negro y una mirada frívola. Cogió a la Bunnelby e indicó a la Misdreavus que la siguiera. Entonces uno de los que Isaac identificó como los científicos le saltó al paso.

-Se...Señora, por su seguridad no recomiendo que las haga evolucionar... No sabemos a ciencia cierta si seguirán sus órdenes o...- dijo el científico

La mujer lo miró con desprecio.

-Tch... Haré lo que quiera con ellas, ahora me pertenecen y además... Eso dará igual cuando nuestro querido Campeón consiga controlar a todo ser viviente en este mundo...- la mujer soltó una carcajada

-¡Pero recuerde que no deben evolucionar!

-Qué pesado, voy a hacer lo que quiera con...

-Si lo haces esas dos no volverán a ser humanas- una voz mucho más grave que la del científico interrumpió firmemente a la mujer que se dio la vuelta para ver de dónde procedía.

Un hombre corpulento con un traje negro se acercaba a los dos Pokémon y los acarició. Las dos Pokémon permanecían inmóviles, esperando órdenes.

-Si desaparece el rastro humano, se liberarán del control y pasarán a ser Pokémon normales y corrientes.

-Entonces... ¿Por qué no controlar a los humanos sin transformarles?- preguntó la mujer con desdén

El hombre sonrió y se puso frente a ella mientras le respondía:

-Porque los humanos son muy orgullosos de sí mismos. Se creen los amos de este mundo y lo peor,  los Pokémon son seres que creen que pueden confiar en un humano que les va a cuidar y pueden llegar a ser muy dóciles. Los Pokémon salvajes que no son capturados creen también que son los dueños... Hasta que les capturan. Ambas especies son inútiles separadas...Pero juntas...- Cogió una jeringuilla con una de sus manos y la miró. La mujer tragó saliva- Si mezclamos la inteligencia del ser humano y la docilidad de los Pokémon... Les controlaríamos la voluntad a los humanos haciéndolos herramientas útiles y no dudarían en obedecer puesto que también son Pokemon y nos pertenecerán- el hombre estaba con la jerniguilla levantada en dirección hacia la mujer que le miraba con miedo- el control del mundo, el ser humano siendo lo que debe ser, un esclavo al servicio del más poderoso... La mezcla de los dos seres de ambas especies será el ser...

-¡Señor!- un hombre vestido de gris abría la puerta del laboratorio- ¡Alguien se ha infiltrado en el edificio!

El hombre dejó la jeringuilla en el suelo. Isaac percibió cómo la mujer se relajaba.

-¡Llama al Campeón!- ordenó el jefe- envíale los resultados que hemos tenido e identifica al infiltrado y envíaselo también. ¿Dónde lo han visto las cámaras?

-En el almacén se ha detectado un movimiento extraño. Dos guardias nos han dicho que el almacén tenía la puerta abierta, han entrado y se han encontrado varios frascos rotos y una huella que se ha identificado como una Zorua.

"¡Zarky! ¿Qué estás haciendo?" pensó Isaac

El hombre sonrió y, a través de un micrófono, ordenó:

-A todo el edificio. Les notifico que hay un infiltrado. Vamos a proceder con su purga. Tienen 60 segundos para ponerse las máscaras.
Si alguien lo encuentra, derribadlo.

-¡Señor, los sujetos morirán!-exclamó un científico mientras se ponía la máscara.

-Que les den, ya encontraremos más

Isaac no pudo frenar su ira y con un potente Hidrobomba estampó contra la pared al hombre. Salió de donde estaba. Los científicos se sorprendieron. Isaac exclamó:

-¡Ya basta, no voy a permitir que los mates ni que transforméis a nadie más!

Su cuerpo comenzó a cambiar mientras se levantaba y adoptaba su forma semi- humana.

Uno de los guardias se abalanzó contra él, Isaac se giró hacia un lado haciendo que su cola impactase contra su cara dejándolo inconsciente. Había murmullos de asombro entre los científicos. Los ojos de Isaac estaban rojos de ira. Se puso la túnica que le cubría su desnudez y miró fijamente al hombre que se levantaba con una risa profunda y siniestra.

-Vaya, vaya... Parece que hemos descubierto uno de los infiltrados- dijo el hombre- y además es alguien muy valioso...

-Voy a liberar a todos estos niños- Isaac ignoró el comentario- vas a pagar por el daño que les has hecho.

La mujer que ahora estaba en el suelo. Se levantó y miró con desdén a Isaac. Tomó dos PokéBalls y las lanzó contra las dos niñas capturadas. Isaac lanzó un Hidropulso que las desvió.

-Y usted señora no va a hacer sufrir a estas niñas- lanzó otro ataque que impactó contra ella y la lanzó contra una de las mesas. La mujer gritó de dolor y vio que en su brazo había una aguja clavada. Miró con terror mientras comenzaba a temblar.

-Isaac, el sujeto que escapó del laboratorio de Puntaneva, te has hecho bastante famoso. Seguro que por aquí también estará rondando la hija del Campeón- el hombre se quitó la sangre de su cabeza

Isaac se giró y le miró con odio.

-Ella no es su hija- gruñó

El hombre se rió.

-Ya sé que no es suya idiota, es su padrastro, así que ella es su hija. Pero ella me da igual, el que me interesa eres tú. Y esta vez conseguiremos nuestro objetivo.

De pronto el hombre lanzó un alarido y su cuerpo se empezó a cubrirse de un pelaje rojo y negro. Su pecho se ensanchó, dejando ver un pelaje gris con uno negro marcando los abdominales. Un cinturón incandescente rodeaba la cintura de la criatura. Su cara se alargó adquiriendo rasgos felinos. Sus pies se cubrieron del mismo patrón rojo y negro de sus brazos y sus pies se tornaron patas. Una cola roja y negra salió del ya destrozado abrigo. El recién transformado Incineroar derribó al semi-Vaporeon con un Lariat Oscuro y lo estampó contra la otra pared.

-¡AHORA CONTEMPLA EL PODER DE UN SER QUE HA CONSEGUIDO LA PERFECCIÓN!- una voz más grave todavía salió de la boca del Incineroar- tú no lo comprendes pero lo que tenemos tú y yo es una bendición. Somos seres que han alcanzado la perfección. Hemos juntado lo mejor de unos y lo mejor de otros.

Isaac escupió replicó:

-No existe ningún ser perfecto. Ni ser así te va a hacer ser mejor de lo que eras. Los errores los vas a cometer sin importar en que te conviertas - su mano cargó un Hidropulso- Así que no me vengas con estupideces.

El Incineroar esquivó el ataque y lanzo un Lanzallamas que Isaac contrarrestó con un Pistola Agua y logró escabullirse hacia donde estaban los niños. El otro soltó un rugido y exclamó:

-¡No escaparás!

Dicho esto presionó un botón negro que había en una de las paredes. Una voz se escuchó a través de los altavoces que decía:

"LA PURGA HA SIDO ACTIVADA. SE PROCEDE A ELIMINAR AL INTRUSO. SE RUEGA QUE TODO EL PERSONAL TENGA UNA MASCARILLA"

Isaac atrancó la puerta con lo que pudo. Pequeños hilos de humo violeta y azul comenzaron a emerger del suelo. Escuchó toses y se fijó en los niños de las jaulas de más abajo. Haciendo acopio de fuerzas comenzó a arrancar los candados que los tenían encerrados.

Dos minutos después, 50 niños estaban en el pasillo. Todos temblaban de miedo. El humo llegaba hasta los tobillos. Isaac se fijó que le miraban raro.

-¿Quién eres?- se atrevió uno a preguntar

-Yo soy Isaac- respondió

Otro niño preguntó

-¿Qué... eres?

Isaac sonrió y se agachó un poco. Puso su cola en frente aunque ya con sus orejas con forma de aleta y su cuello le hacían diferente de cualquier humano.

-Soy un humano que se ha convertido en un Vaporeon- contestó

Se fijó que los dos hermanos con los que se había escondido lo miraban. El más pequeño habló.

-Eres... ¿Eres el Vaporeon de antes?

Isaac asintió y respondió:

-He venido a rescataros, pero tenemos que darnos prisa o el humo nos matará- dicho esto, sonrió y con su cola moviéndose de un lado a otro exclamó- ¡Seguidme!

Mientras tanto, Zarky estaba escondida en un cuarto. Su cuerpo entero estaba temblando y crujiendo. No gritaba para no alertar a nadie, pero el dolor era insoportable. Se movía sobre una mesa e intentaba no caer al suelo por el humo que se estaba formando.

"Espero que esto funcione o..." no era capaz casi ni de pensar ya que le invadía una sensación de dolor como agujas clavándose en cada célula de su cuerpo.

De repente el dolor cesó, sus músculos se relajaron. Zarky se puso en pie y encendió la luz. Por suerte había un espejo y se vio reflejada. Lo que vio la llenó de tristeza.

Se fijó en su pelaje azul claro. Le recorría de pies a cabeza. Sus pies eran en realidad patas cubiertas con un pelaje más oscuro que el resto. El pelaje azul claro atravesaba su cadera y se extendía por el hombro. Se giró para ver su espalda: por su columna bajaba el pelaje azul oscuro en forma de dos diamantes. Uno mas grande y otro más pequeño. Su cola delgada también presentaba en la punta el pelaje oscura con forma de diamante. Luego se llevó sus manos, cubiertas con el pelaje azul oscuro a dos apéndices de la misma forma que su cola. Su cabeza estaba cubierta por el pelaje azul claro su pelo se unía como una corona de hielo sobre la frente de Zarky y luego bajaba en los dos apéndices que agarraba con los brazos. No había rastro de su forma original...

-Parece que no voy a volver a ser una Zorua...- suspiró desanimada.

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