Capítulo 45: Un cambio necesario
-Me gustaría quedarme, pero tengo que ir- dijo Dani mientras calmaba a Aria que se había enfadado cuando le dijo que iba a ver a Arce
-¡Pero me habías dicho que me ibas a contar tu historia hoy!- protestó Aria
-Lo siento, pero primero tengo que cumplir mi primera promesa- contestó Dani
Aria accedió a regañadientes y Dani se despidió de ella.
Mientras caminaba hacia la casa de Arce no pudo evitar pensar en cuánto había cambiado Aria desde que la conoció. Le sorprendía que ya no tuviese tanto miedo al dirigirse a él, pero es cierto que antes de iniciar una conversación Aria se sonrojaba un poco. Aún seguía pensando en cómo decirla que era un... ¿humano?
Se detuvo durante un momento para darse que cuenta de que algo le había costado pronunciar esa palabra en su mente.
Llegó a la entrada y Arce le saludó mientras con un látigo cepa le daba en el costado y le animaba a seguirle hacia donde se iba a reunir con Fir. Dani suspiró y rezó para que lo que tuviese que decirle fuese breve para ir con Aria. Por un momento se sonrojó cuando pensó eso y se sacudió la cabeza. Arce lo miró extrañado, pero decidió no preguntarle nada...
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-¡Esto es inexpugnable!- Isaac estaba furioso.
Habían encontrado el primer laboratorio de la lista que Zarky tenía, pero se habían dado cuenta de que el edificio no tenía ventanas y estaba rodeado de metralletas y guardias. Al ver que no podían entrar, se escondieron en una gruta pequeña.
-¿Tú crees que están ahí dentro?- preguntó Zarky mientras se lamía la pata derecha
-Eso está demasiado protegido, deberían estar ahí- replicó Isaac.
Hubo un momento de silencio. Isaac estaba tumbado a cuatro patas y su cola azulada le tapaba la cara para que Zarky no viese su cara de frustración.
Zarky se le acercó y frotó su hocico contra el cuello escamado del Vaporeon que no pudo resistir y se relajó un poco.
-Ya pensaremos en cómo entrar, total, aún no sabemos si están dentro- susurró la Zorua/Glaceon mientras se recostaba sobre el costado de Isaac.
Se quedaron ambos tumbados, pensando hasta que sin querer se quedaron dormidos.
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Una sola luz azul iluminaba la sala oscura. Una ventana del tamaño de un balón dejaba paso a una tenue luz blanca que se desvanecía en la oscuridad de aquella habitación. Conforme pasaban las horas, el rayo de luz iba cambiando de dirección hasta toparse con un hocico azul oscuro y un pelaje blanco sucio.
La Absol abrió los ojos. Se sentía débil y algunas partes de su cuerpo le dolían a horrores. Intentó moverse pero no pudo. Una ola de dolor le hizo retorcerse mientras aguantaba sus ganas de gritar. Desorientada y sintiendo que algo la estaba succionando se detuvo para asimilar todo lo que había pasado. Recordó haber escuchado una explosión y de pronto todo entró en caos. Unas rocas la habían golpearon violentamente haciendo que le fuese imposible moverse. Lo último que recordó es ver que a su hermano se lo llevaban y a ella también.
De pronto, se sobresaltó y comenzó a mirar los alrededores.
Estaba en una cama, pero sus patas estaban encadenadas al techo y ella observaba todo boca abajo. Observó que ese sentimiento de succión era porque en el cuello tenía una aguja que iba absorbiendo su sangre lentamente. Sintió pánico cuando notó que las patas no le respondían. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí encadenada?¿Dónde estaba?
Volvió a mirar la sala. Todo eran paredes negras. Unos tubos cruzaban algunas de ellas e iban por el techo. No podía girar la cabeza, pero de reojo observó que estaba conectada a una máquina que cogía su sangre y la iba transformando en una sustancia morada.
Era una torre con dos pantallas para detectar su pulso, actividad cerebral y demás cosas que a Raven le sonaba. La aguja que tenía clavada en el cuello se unía a la máquina por un tubo que llevaba la sangre hacia arriba y luego la dejaba caer gota a gota hacia un extraño embudo que se encargaba de transformar la sangre en ese líquido morado.
Raven, ya con la cabeza un poco más puesta en tierra, pensó en cómo salir de esa situación. Estaba encadenada boca arriba, sus patas estaban entumecidas y sentía que su cabeza le daba vueltas.
De pronto se le ocurrió utilizar un movimiento, pero no sabía cual. Pasó de pensar y comenzó a concentrarse para poder ejecutar un movimiento que pudiese liberarla. Entonces de su boca salió un Bola Sombra que rompió las cadenas que la tenían atada; pero se le había olvidado que sus piernas estaban dormidas y se desplomó al suelo, arrancando la aguja de su cuello.
La máquina comenzó a pitar.
Raven intentó ponerse a cuatro patas, pero no lo conseguía así que comenzó a arrastrarse hasta lo que había visto que era una puerta.
Poco a poco notaba que sus miembros iban respondiendo.
Llegó a la puerta y la abrió. Sus patas ya respondían con un poco de dificultad.
Comenzó a caminar lentamente por los pasillos. Extrañamente no había nadie. Busco por todos los pasillos algún indicio de alguna salida, pero no encontraba nada. Hasta que al final alzó la cabeza y vio la señal de "Salida" y la siguió.
Llegó hasta lo que parecía que era la recepción.
De pronto, notó un espasmo que la dejó paralizada en el suelo. Sintió que algo le ocurría a su cuerpo. Vio cómo su pelaje blanco iba absorbiéndose en su propia piel. Sus patas traseras se alargaron y sus delanteras comenzaron a cambiar. Escuchó unos crujidos por parte de sus huesos y vio cómo su piel pasaba de azul oscuro al color carne de su piel humana. Sus zarpas se alargaron mientras perdía el pelaje y se dividió en cinco dedos. La cola comenzó a decrecer hasta dejar de existir y el cuerno que tenía a un lado de su cabeza también empezó a desaparecer. Su cuerpo se alargó y su columna crujió y se adaptó para poder caminar a dos piernas. Lo último en cambiar fue su hocico que comenzó a dividirse en una nariz y una boca. Su pelo volvió a adquirir su castaño natural.
Aún no entendía lo que había pasado, pero había vuelto a su forma humana. Estaba tan exhausta que no podía moverse. Comenzó a arrastrase para intentar salir de aquel lugar, pero ya no tenía la fuerza de antes y no pasó ni un minuto cuando siete personas la rodearon y la agarraron de piernas y manos y se la llevaron.
Raven volvió en sí. Esta vez se encontraba tumbada en una cama y una habitación blanca. Había un lavabo y un váter. Un espejo adornaba la pared donde estaba el lavabo.
Se levantó de la cama y se miró en el espejo. Hacía mucho tiempo que no veía su forma humana, que casi se había olvidado cómo era. Un pequeño sentimiento de nostalgia invadió su mente y una lágrima se deslizó por su mejilla.
Se levantó para enjuagarse las manos, pero no pudo levantarse y se cayó al suelo poniendo las manos instintivamente.
"Oh, no" pensó Raven
Se había olvidado cómo caminar de pie. Una sensación de terror invadió su cuerpo y temió levantarse. Por primera vez se sentía más cómoda gateando que de pie. Era como si su mente aún no hubiera asimilado que volvía a ser humana.
Se sentó como si fuese aún una Absol y abrieron la puerta.
Una mujer com bata blanca se le acercó. Raven retrocedió. Luego entró un hombre alto y fornido con un Zoroark y un Hypno.
-Me has sorprendido muchacha- la voz gutural y siniestra de ese hombre hizo estremecer a Raven- no pensaba que ibas despertar tan pronto, no como tu hermano...
-¡Ab... Absol!- Raven se tapó la boca dándose cuenta de que aún no podía articular ninguna palabra o eso esperaba ella.
El hombre sonrió
-Veo que te gusta mucho arrastrarte, es algo que la gente suele hacer como último recurso para sobrevivir... - luego susurró- siempre acabamos arrastrándonos.
Miró fijamente a Raven que estaba sentada en el suelo completamente desgreñada. La cogió de los pelos y la sujeto frente a él
-Dime dónde están tus amigos- dijo el hombre
-Ab... A... bso...Ngh- Raven intentaba decir que no sabía donde estaban, pero no lograba articular ni una palabra.
El hombre indicó al Hypno que se acercara y señaló su mente.
-Habla
-Yo, bno... sél donbde esolán- logró contestar, tosió un poco y continuó diciendo- y no te lo diría aunque lo supiera
El hombre la empujó hacia el suelo y le susurró algo al oído del Zoroark que sonrió y salió corriendo.
-Ve que no vas a colaborar aunque te lo diga... Eres muy valiente, pero eres débil y estás literalmente a mis pies. Tu decides si quieres que te salve o seguirás arrastrándote, suplicando que te libere.
Raven le gruñó y le espetó:
-Nunca me inclinaría ante alguien tan giliAb... sol
El Hypno quitó su poder de ella. El hombre sonrió y la dijo:
- Ahora haré que te arrastres mejor
Y con esa amenaza, sacó una pistola y disparó un dardo hacia Raven. El hombre dio media vuelta y le indicó unas cosas a la mujer que asintió y se fueron.
Su piel entera comenzó a tornarse blanca y un suave pelaje que se sentía como terciopelo comenzó a nacer
De repente sufrió un dolor espantoso y se
Fijo que sus piernas estaban uniéndose en contra de su voluntad. Comenzaron a crecerle un suave pelaje azul oscuro mientras se fusionaban sus piernas. Sus pies se juntaron y se alargaron formando una aleta a la que le cubrió el mismo pelaje blanco. Comenzó a retorcerse de dolor mientras de su cintura nacía una especie de falda azul clara que se unió a la recién formada cola de sirena. Lo mismo sucedió en el lugar donde estaban los tobillos: una especie de falda le nació de ahí cubriendo la aleta. Picos rosas nacieron de debajo de la falda de la cola, como si estuvieran incrustados. Raven comenzó a llorar y sintió cómo sus manos comenzaban a unirse. Sus dedos se fusionaron, formando tres siluetas de dedos. Sus manos, ahora aletas se triplicaron en tamaño y sus hombros se reajustaron causando unos dolores que hicieron que Raven sufriese demasiado. Su cuerpo se alargó, haciendo que su cintura fuese más estrecha que su cola. Alrededor del cuello y los hombros, una especie de manto del mismo color que la falda le cubrió los hombros, el pecho y la espalda, como si de un vestido se tratara. Su cuello se estiró y Raven no estaba como para aguantar más. Su cara se cubrió del pelaje blanco y su boca comenzó alargarse hasta que se quedó un poco más atrás que su nariz que se había convertido en una esfera rosa y adornaba la punta del nuevo hocico de Raven. Sus dientes se afilaron pudiéndose entrever dos colmillos caninos. Se llevó sus manos, ahora aletas a la cara mientras sus ojos se estiraban y se volvían completamente azules, lágrimas saliendo de ellas. Las cejas se tornaron blancas y crecieron el doble de lo que eran. De su cabeza, tres cúmulos de pelaje adornaron su frente y su pelo se echó hacia atrás mientras crecía y se tornaba azul. En las tres bolas de pelaje blanco, una diadema de color azul claro creció hacia atrás como un velo mientras su pelo era recogido por dos collares de perlas separadas a lo largo de su nuevo cabello azul. Sus orejas desaparecieron y nacieron dos apéndices con forma de estrellas de mar rojas que cubrieron esa parte de las orejas que ya no estaban.
Los crujidos cesaron y Raven tenía su cara cubierta con sus aletas mientras lloraba sin parar. No se atrevía a verse en el espejo.
Esperó un rato mientras sentía cómo cada parte de su cuerpo no era lo mismo. Sintió su cola, extraña porque no tenía ni piernas ni ptas.
Se armó de valor y se miró cara a cara a lo que el espejo reflejaba.
Frente a ella lo que la devolvía el espejo era una Primarina con los ojos cubiertos de lágrimas.
Solo pudo escuchar su sollozo mientras repetía "Pri...Prima...rina..." sin dejar de llorar...
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