Capítulo 44: Música

Dani le acercó con el hocico una hoja con bayas y la invitó a comer. Aria observó la Baya Aranja y la husmeó; luego la pegó un bocado. 

Cuando acabó de comerse la baya, Aria murmuró:

-Gracias

Dani sonrió y respondió:

-De nada

Entonces Aria miró al exterior y vio que era de día. Se asustó y dijo:

-Tengo que irme... No puedo...

Dani la cogió con una cinta e hizo que se tropezara.

-Tú no te vas a ninguna parte.

-Déjame, no puedo estar aquí

Intentaba zafarse, pero Dani agarraba con firmeza.

- No puedo, necesito que me expliques que te ocurre. No es normal que una niña ande...

Aria se rió a carcajada limpia

-¡No soy una niña!- exclamó- por tu olor deduzco que tenemos la misma edad.

Dani se quedó sorprendido y la Eevee aprovechó para zafarse, pero Dani había sido precavido y había puesto una roca que llegaba a los tobillos en la puerta y Aria se estampó contra la roca. Dani, riendo, la volvió a coger con sus cintas y la arrastró hacia el saloncito de la casa.

Aria tenía el ceño fruncido, pero no pudo evitar aceptar su derrota y tumbarse hecha una bola en el suelo.

Dani le tendió un cuenco de agua. Se había sorprendido al ver que, en una esquina de la casa, había un pequeño hilo de agua de lluvia cayendo hacia ese cuenco de piedra. Se cuestionó si estos Eevees habían evolucionado a una mejor versión de sí mismos.

Aria miró el cuenco. Miró a Dani y luego volvió a beber.

-Necesito explicaciones- dijo Dani-¿ qué es eso de que tengo tu misma edad?¿Por qué tienes que irte cuando amanece?¿Por qué...

-Para- murmuró Aria- es complicado de explicar.

Terminó de beber y respiró profundamente.

-Parece que ya estás mejor...- dijo Dani

Aria le miró.

-Nunca había hablado con nadie... Y menos de esto...

-Pero jugabas con los hijos del Leafeon que me ha curado

-No no, a ver; jugaba con ellos porque eran los únicos con los que podía estar, pero a escondidas... Ellos son los únicos que saben de mi existencia.

- Aria

Aria dio un respingo.

-Ahora reaccionas a ese nombre así que debe ser tu nombre- dijo Dani

-Lo es, no sé cómo lo sabes, pero ese es el nombre que me dio mi madre...

Aria bajó la orejas.

-¿Cómo me has escuchado cantar?- preguntó Aria- nadie lo ha hecho

-No lo sé- respondió Dani- escuché una voz y la seguí porque me era familiar; y luego te escuché cantar y... - se detuvo porque lo siguiente que iba a decir carecería de sentido

Aria le miró profundamente y, sonrojada, murmuró:

-Gracias... Por recordármelo...

-O al pajarito- bromeó el Sylveon con una risa- Intuyo que con eso he hecho despertar hechos de tu pasado que preferirías haber olvidado, ¿no?

Aria asintió con la orejas bajadas.

Hubo un pequeño silencio. Dani miraba por la ventana por temor de que apareciese alguien. Aria miraba su baya casi comida. Tras cinco minutos de silencio, Aria comenzó a hablar.

-Sí, tengo más o menos tu edad- contestó Aria- llevo mucho tiempo estando sola, sin nadie que pudiera ayudarme. Cuando perdí a mis padres...- intentó no ponerse a llorar al recordar la escena de sus padres muertos- era hija de un Umbreon y Vaporeon que eran diferentes al resto de los de su especie...

-Como yo- interrumpió Dani

Aria asintió y terminó diciendo:

-Y como mis hermanos y yo...

Dani se tumbó en frente de ella y escuchó atentamente lo que Aria decía.

- Mi familia murió a manos de unos humanos que buscaban a los que no éramos normales...- reprimía algunas lágrimas- y mi madre me protegió empujándome a un túnel en el que anduve hasta llegar aquí...

Aria tosió.

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Aparecí en la zona helada. Era de noche y un Glaceon me vio y me llevó a un lugar más caliente. Caí inconsciente y al día siguiente me desperté en una cueva. Luego vi que estaba en una cueva bastante alejada de los que era el valle. El Glaceon que me salvó me dijo que él se iba del valle porque iba a buscar mundo y me recomendó que nadie me viese. Que tuviese cuidado porque mi apariencia podría causar problemas. Le pregunté el por qué y me respondió diciendo que eso indicaba que tenía sangre real.

Me quedé muy extrañada y el Glaceon se rió respondiendo:

- Dice la Premonición de los Espeon del Valle que aquel Eevee que nazca con el pelaje de las nubes, será el que gobernará el Valle.

Me quedé con más dudas y seguí diciendo que no entendía nada. Él me miró diciendo:

-No te preocupes porque eso ya ha pasado. Ya ha habido varios Eevees grises- se rió- pero por si acaso a alguno de los habitantes se le va la olla, es mejor que no te vean.

Más o menos lo entendí. Le di las gracias y me quedé sola.

Descubrí lo que decía cuando me vieron en uno de los bosques. Muchos de ellos se asustaron y todo el mundo me miró de una manera despectiva. Alguno incluso me persiguió, pero logré escabullirme.

Desde ese momento decidí no mostrarme en público y ocultarme entre la noche. Así es como al final dejé de confiar en todos y me sumergí en mi mundo sabiendo que nadie podría entenderme ni consolarme.

Me he quedado aquí porque es lo que mi madre ha hecho por mantenerme a salvo y aquí por lo menos tenía la confianza de, aunque no me viesen, podría estar a salvo porque eran mi especie...

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-Luego conocí a esos dos Eevees...- Aria sonrió tímidamente- fueron los únicos que me descubrieron y no corrieron. Se pusieron a jugar conmigo de repente, aunque fuese mayor que ellos. Yo les dije que no le dijesen nada a nadie porque era nuestro secreto. Me prometieron que no dirían nada y así han hecho. Son los únicos con los que he hablado desde hace un par de ciclos.

Dani cogió una Baya Aranja, y le dio una mitad a Aria que lo agradeció.

-Y luego te encontré- dijo Aria mirando a Dani- no te veía bien, pero de repente vi que no eras una Sylveon como las demás...- Dani tosió y Aria se ruborizó al darse cuenta- bueno, es lo que pensé, perdón... Vi que tu pelaje era mas blanco y azul que rosa. Eras como yo... pero no tenía la fuerza suficiente para llevarte. Fui a llamar a estos dos Eevees que me ayudaron, aunque tuve que desaparecer y dejarles que te llamaran para que te pudiesen curar.... Estabas lleno de heridas...

-Seguramente querrás saber de dónde vienen...- murmuró Dani

-Tal vez, pero por ahora no, con saber que por lo menos tengo a alguien con quien puedo hablar me ha hecho sentir más tranquila.

Dani la miró y Aria se sonrojó e intentó explicarse:

- Quiero decir... Es que... Em...

-No hace falta que digas nada más- Dani se rió- me alegra que por lo menos hayas dejado ese miedo a estar con otras person... Pokémon. Eso es un paso importante.

-Aún les tengo miedo- Aria bajó las orejas en señal de frustración

-Pero ya me hablas con un poco más de normalidad.

Aria no pudo evitar sonreír y Dani la secundó.

Pasaron el día hablando sobre cómo sobrevivía Aria sin saber su nombre y en completa soledad. Había tantas cosas tanto malas como graciosas que perdieron la noción del tiempo y cuando quisieron darse cuenta, el sol comenzó a ocultarse.

-Vaya...- dijo Dani- se está haciendo tarde.

-Em... Dani- Aria se sonrojó bajando las orejas.

-¿Si?

-¿Me podría quedar en tu casa hoy también?- preguntó

Dani se rió y le pasó una cinta por la orejas mientras asentía. Aria no pudo evitar darle una caricia bajo el lazo del cuello mientras le daba las gracias.

Dani sonrió y le pidió que se soltase porque tenía que ir al baño. Aria se extrañó un poco por la frase pero no dijo nada. Se fue hacia su habitación mientras le decía:

-Mañana me tienes que contar cómo llegaste aquí

Dani se quedó un poco estupefacto y con serias dudas de si podría hacerlo. Había dos motivos:

El primero era que no se atrevía a decirla que era humano.

Y la segunda es que le había prometido a Arce que iba a ir a ver a Fir.

Entre sus dudas y el canto de Aria hizo sus necesidades y fue a acostarse...

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