Emociones de todas clases: Ash vs Paul


Ciudad Celadon...

- ¡¿Qué quieres decir con que no puedo desafiar a tu gimnasio?! ¡¿Qué te pasa, tienes miedo de perder?! ¡¿O es algo de los líderes de gimnasio de Kanto?!

Las furiosas preguntas de Paul no sacaron ninguna reacción de la joven mujer que estaba frente a él. Parecía estar alrededor de sus veinte, de cabello azulado oscuro, llevaba una blusa verde y blanca, y pantalones vaqueros. Su nombre era Erika, líder del Gimnasio Celadon, y había logrado incurrir en la ira de Paul muy, muy rápido.

- No acepto desafíos de hombres. – dijo ella simplemente. – Encuentro que suelen ser una influencia muy disruptiva para mis queridas amigas y aprendices. Y además, no parecen ser capaces de comportarse como es debido cuando están por aquí.

Por razones desconocidas, los ojos de Erika se dirigieron hacia un punto cerca de una ventana abierta, que iba hacia el interior de un invernadero, que parecía estar bien utilizado y a la vez camuflado por el entorno natural del gimnasio. Erika prosiguió:

- También suelen distraerse mucho cuando visitan mi gimnasio. Prefiero no ganarme mis victorias solo porque unos adolescentes estúpidos no son capaces de mantener sus ojos en las batallas.

- ¡Esto es ridículo! ¡¿Tienes idea de a cuántos entrenadores les arruinas los planes por esa regla tan estúpida?! – Paul rechinó sus dientes con frustración, particularmente por lo condescendiente que sonó el último comentario que le hizo.

- Si estás tan desesperado por desafiarme, habrá una audiencia oficial con la comisión de la Liga Pokémon dentro de un mes. Puedes presentar tu caso entonces.

El tono con el que lo dijo, más que ayudarle en algo, sonó como que decía "Espero que te pierdas con los recovecos legales, pero no lo diré", o algo así. ¡¿Un mes?! Ese era tiempo suficiente para ir a ganarse una medalla en otra parte, tal vez hasta dos. ¿En serio creía que alguien se quedaría sentado esperando a que alguien la tirase de su pedestal?

- O podrías esperar a que el gimnasio quede bajo... nueva administración. – habló una tercera voz, fría y helada, y con un acento bastante familiar para Paul. Acento de Sinnoh, específicamente de Snowpoint.

El entrenador visitante y la líder de gimnasio se dieron la vuelta para encontrarse con una mujer un poco más mayor, le llevaría unos cuantos años a Erika. Era bastante alta, con cabello azul platinado y ojos azul hielo. Traía puesta una camiseta que parecía de esquiadora, de color azul oscuro, minifalda y botas largas de un azul pálido. Con lo ceñida de la camiseta se podía ver que la mujer estaba bastante dotada en su busto, y Paul pensó que desviar la mirada después de trece segundos era más que suficiente. Erika, por otra parte, se tardó medio minuto para dejar de mirar en esa dirección.

- "O sea que los rumores eran ciertos." – pensó Paul, teniendo al menos suficiente dignidad para no burlarse de alguien por sus... preferencias. Después de todo, Wallace no era exactamente un pelmazo debilucho.

- Oh, es decir que esas amenazas no eran solo de chiste, sí llamaron después de todo a una destructora de dojos. – observó Erika, sonando más seria que cuando estaba hablando con Paul. – ¿Y de quién fuiste discípula? Por tu acento, podría suponer que estudiaste con Candice, y perdiste, ¿me equivoco?

- Esa niña tonta no tiene el sentido común para dirigir un gimnasio. – dijo la mujer con tono sombrío. – Solo ganó por un golpe crítico, eso fue todo. Ahora, déjame presentarme, mi nombre es Morana, ¡y vengo a desafiarte por tu gimnasio!

El rostro de Erika adquirió una expresión más profesional que cuando estaba rechazando de manera tan casual el desafío de Paul. Casi parecía otra persona.

- Las reglas del líder de gimnasio exigen que acepte cualquier desafío de aquel que quiera mi posición. Pero te lo advierto, vas a perder, igual que Candice.

- Eso está por verse. – sonrió Morana, pasando entre Erika y Paul, echando un vistazo al gimnasio como si ya se sintiera la dueña del lugar. Antes de seguirla, Erika se volvió hacia Paul, sonriéndole de manera maliciosa.

- Y bien, muchacho, ¿por qué no pasas? Antes me comparaste con las hermanas de Cerulean, ¿verdad? Es una pena que la belleza que tenían esas tres viniera acompañada de una personalidad tan desagradable, pero odiaría que mantuvieras esa misma impresión de mí.

- ¿Y por qué iba a hacerlo? – exigió saber Paul, mientras ella sonreía todavía más.

- ¿Por qué? ¿No quieres ver cómo me trago mis palabras y cómo me humillan? Además estando aquí, podrás desafiar a la señorita personalidad apenas me haya derrotado, ¿no?

Por lo menos parecía ser inteligente. Un punto para ella por encima de las líderes de gimnasio de Cerulean. Dicho esto las siguió adentro, hasta la arena de duelo. Morana ya estaba lista.

- Para que quede claro, más te vale que utilices tu mejor equipo contra mí. – empezó a decir Morana, mientras Paul tomaba asiento en las gradas, cruzando los brazos.

En este jardín lleno de flores, hierba y árboles, Paul pudo ver que había docenas de mujeres jóvenes, y al menos un par de ellas de la edad que tenía su madre (que en paz descanse), viendo la confrontación con interés. Y varias otras estaban sentadas y viéndose de maneras muy... cariñositas entre ellas. Claro, si Paul tuviera algo en contra de eso, estaría más molesto de lo que ya estaba solo por el hecho de que Erika no dejaba que entrenadores masculinos retaran su gimnasio.

- Tendremos una batalla de tres a tres, sin substituciones. La que gane dos de tres combates se quedará con el gimnasio y... ¡¿OYE, ME ESTÁS ESCUCHANDO?!

Morana levantó la voz de golpe, y fue entonces que Paul se percató de que Erika se había quedado dormida de pie, mientras Morana le estaba hablando. O sea que los rumores de su narcolepsia también eran ciertos.

- Oh, sí... – replicó Erika, despertándose con los gritos de Morana. – Sí, sí, solo tengo que ganarte dos veces y te largas.

- ¡Eso está por verse! – exclamó Morana, viéndola con ojos asesinos. – ¡Empecemos de una vez!

Las dos lanzaron sus Pokébolas al mismo tiempo, liberando a sus Pokémon. Morana, sacó a la enorme cabeza de hielo blanca y negra, Glalie. Erika, al árbol de palma con seis caras, Exeggutor.

- ¡Glalie, o sea, el Pokémon cara helada! – dijo su Pokédex en tono emocionado, para su fastidio. – ¡Se pone muy cool para congelar a su presa y después, o sea, se la come lentamente! ¡Hello, eso es completamente horrible!

Desde que salió de Vermillion la maldita cosa había estado hablando como una porrista descerebrada. Y por alguna razón, sospechaba que Ash Ketchum era responsable por eso. Si no fuera porque lo necesitaba, le pediría a su Grotle que lo destrozara a pisotones. O tal vez que se lo comiera, de no ser porque podría ser letal para su Pokémon más fuerte y confiable.

- ¡Glalie, usa Frío Extremo! – ordenó Morana, y al instante un horrible frío polar empezó a emerger de Glalie.

- Exeggutor, usa Hipnosis. – replicó Erika con voz calmada.

- ¡Tor! – Todas las caras frontales de Exeggutor abrieron sus ojos a la vez, liberando una onda psíquica que atravesó el hielo que empezaba a crear Glalie, y apenas lo golpeó, cayó pesadamente como una piedra.

- ¡Glalie! ¡Despierta, Glalie!

- Ahora, Comesueños. – Erika volvió a dar su orden con toda la calma del mundo, mientras una energía roja salía del Pokémon tipo Hierba y rodeaba a la roca de hielo durmiente, drenándole su energía. Se mantuvo así por unos buenos minutos, hasta que Glalie finalmente se despertó y canceló el efecto del ataque. Pero después de todo eso ya no se veía tan sano.

- ¡Grrrr, Glalie, usa Rayo de Hielo! – ordenó Morana furiosa. Una energía blanquecina empezó a formarse entre los cuernos de Glalie.

- Tormenta de Hojas. – volvió a decir Erika, manteniendo esa calma casi anormal.

Exeggutor bajó la cabeza, enviando un huracán de hojas directo hacia Glalie. Igual que la Snivy de Ash Ketchum, una comparación que hizo que Paul se sintiera todavía más molesto de lo que ya estaba. La Tormenta de Hojas golpeó antes que el Rayo de Hielo terminara de cargarse, con tal fuerza que mandó a Glalie a volar por encima de la cabeza de Morana, cayendo derrotado detrás de ella.

- ¡¿Qué?!

Morana no podía creer lo que acababa de pasar. Erika entretanto, solo caminó hacia donde estaba su Pokémon palmera y se puso a acariciarlo dulcemente, felicitándolo por un trabajo bien hecho. Ahí estaba la prueba, Erika sí podía respaldar sus palabras con acciones después de todo. Grandioso, por allí se fue su medalla del gimnasio Celadon, ahora tendría que darse toda la vuelta para ir a otro a ganársela. Morana retornó a su Glalie, y sus ojos y cara se pusieron rojos de furia.

- ¡Eso no pudo pasar, tuviste que haber hecho trampa y...! ¡DEJA DE IGNORARME!

Erika, después de regresar a su Pokémon, había vuelto a quedarse dormida antes que Morana terminara de hacer su acusación. Aunque el momento en el que pasó hizo que Paul arqueara una ceja, sin poder evitar preguntarse si lo estaba haciendo a propósito para hacer enojar a la entrenadora de tipo Hielo. O quizás de verdad se quedaba dormida así de pronto y Morana tenía mala suerte.

- ¡Abomasnow, sal ya!

Erika despertó al sonido del recién salido Pokémon con aspecto de Yeti, y el viento helado que la golpeó en la cara en cuanto este apareció. Se quitó la nieve que se le acumuló de la cara, echándole el ojo con interés al Pokémon de su enemiga.

- Vaya, tu Abomasnow tiene buen aspecto, Su Alerta Nevada también es impresionante.

- Abomasnow, o sea, el Pokémon árbol nevado. ¡Puede hacer nevar, qué frío! ¡Y la gente que tenga Abomasnows de mascotas, hello, que le avise a los distritos escolares que los tienen!

Paul resopló de rabia, rodando los ojos. ¿Por qué los Pokédexes no tenían botones de silencio?

- Muy bien, ¡ve, Victreebel! – dijo Erika, haciendo que apareciera su siguiente combatiente en medio de la nieve, la planta atrapamoscas.

- ¡Ventisca! – ordenó Morana, y Abomasnow abrió la boca para soplar una fuerte tormenta helada.

- Día Soleado. – replicó Erika con tono indiferente.

Una luz color naranja apareció en Victreebel, creando un resplandor solar que fundió por completo la Ventisca. La luz se volvió más intensa, y no solo detuvo el ataque, sino que además la nieve que caía por la Alerta Nevada también desapareció en un instante.

- ¿Sabes algo?, has criado muy bien a tu Pokémon a nivel físico, pero te vendría bien tener más empatía con él. – dijo Erika dándose importancia.

- ¡Váyanse al diablo tú y tu empatía! ¡Abomasnow, usa Frío...!

- Bola Meteorológica. – dijo Erika rápidamente, antes que Morana pudiese terminar.

De nuevo un aura ardiente empezó a rodear a Victreebel, que acumuló una esfera de energía en su boca, y la lanzó contra Abomasnow con un sabor muy ardiente. Con ese solo golpe, con doble superefectividad, Abomasnow se desplomó en el suelo, completamente derrotado.

- Muy bien. – dijo Erika como si nada, ignorando totalmente a la mujer a la cual acababa de darle una paliza en batalla, y dirigiéndose hacia las tribunas. – Eso fue divertido. Ahora, si eres tan amable, por favor retírate.

Mientras Morana seguía mirando a Erika en total shock, incapaz de procesar lo que acababa de suceder, Paul se puso de pie y caminó hacia la salida. El mensaje era claro. Esa medalla no la podría conseguir aquí, frustrantemente.

(--0--)

En el camino de Pueblo Lavender a Celadon, un poco antes...

Ash y compañía se encontraban descansando antes de continuar hacia su próximo destino. Todos se encontraban durmiendo plácidamente, a excepción de una de las dos chicas. Específicamente, Iris, que en aquel momento le rondaba por la cabeza, y así había sido desde que era una niña pequeña.

- "¿Quién soy?"

...

Una Iris mucho más pequeña, y con su cara triste, miraba con la cabeza gacha al suelo rocoso bajo sus pies descalzos. Le había hecho esta pregunta a un Dragonite ya muy viejo y con el rostro arrugado, y su cuerpo estaba lleno de cicatrices y otras marcas que evidenciaban el paso del tiempo en él. Este Dragonite era para ella lo que los humanos llamarían su "abuelo", pues era una figura masculina anciana y había sido el progenitor de su padre adoptivo, compartiendo la sabiduría que había acumulado con los años con todos aquellos que la necesitaban, incluso cuando creían que estarían mejor sin ella.

- Eres Iris. – le dijo sonriéndole con sabiduría. La joven Iris sacudió su cabeza violentamente.

- Eso no fue lo que quise decir. – le dijo. – Quise decir que yo no soy como tú. No soy como ninguno de ustedes, ni tampoco como nadie de los que viven en los bosques, en los ríos o en las colinas.

- Todos somos únicos en el mundo. Cada Rattata, cada Pidove, cada humano, todos somos especiales de alguna manera. – le dijo en ese mismo tono calmado cuando le dijo su nombre.

- ¿Por qué no podemos ser todos iguales? Así todos podríamos volar, como tú, mamá y papá... pero yo no puedo. Siempre me lastimo cuando trato de hacerlo. – Miró hacia su rodilla que tenía una herida cicatrizada, el resultado de un intento de volar unos días antes.

- Es cierto, yo puedo volar, pero tú puedes hacer otras cosas que yo no. Por ejemplo, una vez pude probar ese delicioso maní tostado después del evento que los humanos llamaron la Batalla de Nimbasa, en las ruinas de la ciudad. El maní había sido afectado por el fuego y muchos de los sabores únicos que los humanos habían cultivado por siglos, nunca me imaginé que pudiera existir algo así. Yo no puedo comprarlos, ni tampoco entrar a un asentamiento humano para conseguir algunos sin que me ataquen. Pero tú si puedes.

La última parte la dijo con un tono divertido, como sugiriendo que le gustaría que fuera a conseguirle algunos de ellos.

- Eres una niña muy especial, Iris. Aunque naciste de humanos, posees en tu interior los poderes de los dragones. Los humanos tienen un nombre para los que son como tú: Bloodliners. Por supuesto, nosotros los Pokémon también los hemos llamado de ciertas maneras a lo largo de mis casi doscientos años de vida: los Lucarios los llamaban Guardianes del Aura, guardianes que andaban en la línea entre humanos y Pokémon como agentes preservadores del orden. Los Golurks los llamaban Fundadores, pues fueron ellos quienes crearon a los primeros Golett y Golurk en el pasado antiguo. Y los Mamoswines cuentan leyendas sobre los "Crueles Seres del Calor Infernal", quienes siempre los perseguían con la brutalidad del sol.

- ¿Pero por qué yo? ¿Por qué no pude nacer como una Dratini? – preguntó Iris con toda sinceridad, mientras el anciano dragón le sonreía.

- ¿Quizás el destino decretó que necesitarías manos al comienzo de tu vida? – Trató de reírse de su propia broma, aunque Iris no lo hizo. Después prosiguió con un tono un poco más serio. – El por qué cualquiera de nosotros nacemos de la manera que somos, es una pregunta que todos nos hacemos. Tal vez el destino decreta cómo nace cada quién, o tal vez sea solo cuestión de suerte...

La cueva se mantuvo en silencio por varios minutos de ellos, mientras ella meditaba en las palabras. Finalmente, Iris volvió a hablar.

- Mis padres humanos... si yo hubiese sido una humana normal, ¿se hubieran quedado conmigo? No me malentiendas, los padres que tengo ahora, también a ti y a todos los demás, de verdad que los amo a todos. Pero...

El anciano dragón se quedó viéndola y le sonrió con algo de tristeza antes de formular su respuesta.

- Muchos Pokémon creen que los humanos son criaturas violentas, incontrolables y destructivas. Las cosas han mejorado en las últimas décadas, pero hay quienes todavía mantienen esa opinión. Y por buenas razones: yo mismo he visto las consecuencias de dos guerras humanas. Ambas fueron luchadas por gente que quería defender sus ideales y aquello que consideraban que era la verdad. Un lado capturaba a los Pokémon en sus esferas, sacándolos de sus hogares, y el otro buscaba su ayuda usando máquinas diseñadas para enlazar los corazones de los humanos y los Pokémon. El resultado, el bando que capturaba a los Pokémon les ayudó a crecer y experimentar cosas que ninguno de ellos podría haber logrado de otro modo, y a hacerse más fuertes trabajando juntos. Aquellos que se hacen llamar Entrenadores, dicen que los humanos y Pokémon juntos como compañeros son mucho más fuertes que por separado o solo cuando se ayudan de manera temporal, y yo puedo dar fe de la fuerza de esa verdad. Pero el otro bando, que se hacen llamar Guardianes, considera que eso contradice los ideales y el derecho de libertad que tienen los Pokémon, y que no deberían arrebatárselos.

Iris permaneció en silencio, escuchando con atención.

- Los humanos le temen a lo que no entienden, y ese suele ser el origen de sus guerras. Ese miedo les lleva a cometer acciones que normalmente nunca considerarían. Son igualmente capaces tanto de crueldad como de amabilidad. Afortunadamente, la mayoría se inclinan por la amabilidad, pero aquellos que se inclinan por la crueldad usualmente son los más recordados. – prosiguió el anciano. – He escuchado muchas historias y rumores en los últimos años, Iris. Relatos sobre niños como tú. Hubo un tiempo en que era increíblemente raro que naciera un humano con tus dones, más raro que el evento de un Pokémon con colores alternos. Pero se están volviendo mucho más comunes recientemente, y por razones que nadie conoce. Al menos, yo no lo sé.

Iris asintió. Su abuelo era muy sabio, pero ni él lo sabía todo.

- Los humanos le temen a lo que no entienden, y el hecho de que una población se incremente de ese modo es algo que entenderían tanto como yo, te lo aseguro. Pero quiero pensar que, así como hay padres que se deshacen de sus hijos solo por ser "diferentes", también los hay que los aman a pesar de todo. Hay especies que no son buenos padres por naturaleza, Iris. Algunos de ellos solo ponen sus huevos y nunca más los vuelven a ver: los Hydreigons, los Seakings, los Salamences, entre muchos otros. Pero los humanos, en términos generales, son buenos padres. Aquellos capaces de superar las sorpresas inesperadas en sus hijos, fácilmente podrían ser una subespecie de los humanos ordinarios, amorosos y protectores.

- ¿Protectores? – preguntó Iris.

- ¿Acaso tus progenitores humanos podrían haber sido buenos padres? No tengo idea, ¿y para qué especular? Un día tal vez podrías ir a buscarlos, pero no creo que nada bueno salga de eso. Un cazador nunca debe ir tras una presa de la cual no conozca su apariencia, o su comportamiento. Solo recuerda, nadie nace para estar solo. Siempre encontrarás a alguien, sea familia, amigos, o tal vez incluso alguien a quien amar. Tal vez ahora seas muy pequeña ahora para entender lo que quiero decir con "amar", pero ten siempre esto en cuenta: siempre habrá alguien allá afuera esperando por ti. Solo tendrás que encontrarlo.

Antes que Iris pudiese reflexionar en las palabras de su abuelo, este se puso de pie, con las articulaciones doliéndole, y teniendo que estirar las alas antes de poder moverlas bien.

- Muy bien, ya hemos hablado lo suficiente. Todavía tienes ganas de volar, ¿verdad? Que no se te olvide que no solo los Dragonites de Fiore pueden cargar fácilmente a las personas, y tú eres muy pequeña.

...

Sus recuerdos terminaron en el momento en que su abuelo la recogió, y su yo más joven pareció sentirse más tranquila y satisfecha, dejando de lado sus preocupaciones y feliz de poder surcar el cielo, aunque no fuese por sus propios medios. Ese había sido uno de sus últimos recuerdos de él, y uno que le venía a la mente mucho más a menudo recientemente.

Recién despertando, Iris se puso a estirarse. Traía puesta una camiseta larga y blanca que Misty le había dado para que durmiera (ropa solo para dormir, seguía sin entenderlo), además de unos shorts color rosa y un par de calcetines blancos. Axew todavía seguía dormido en la esquina de este nido creado con Poder Secreto. Iris salió de su "base secreta", como la llamaban, y afuera se encontró con un trío de personas muy extrañas rondando por el lugar donde Ash estaba durmiendo, llevando con ellos una especie de red para mariposas y un enorme palo. El trío, compuesto por el hombre de pelo morado que Ash enfrentó en el torneo, una mujer pelirroja con el pelo largo y retorcido como una serpiente, y un Meowth parado en dos patas, y parecían tan confusos de verla como ella de ellos. Iris frunció el cejo y gruñó, y rápidamente ellos lo interpretaron como que quería saber qué estaban haciendo aquí.

- Oh... jeje... hola. Eres la chica nueva, ¿verdad? Iris, ¿así te llamas? Mi nombre es James, esta es Jessie y él es Meowth. Solo acechamos al chico, no te fijes en nosotros.

- ¿Lo están acechando? – preguntó Iris, de pronto sintiéndose menos tranquila.

- Sí, lo acechamos para ganarnos la vida. – confirmó James.

- ¿Cómo un depredador? – La voz de Iris se tornó más agresiva al hacer esta pregunta.

- Um, quizás, aunque preferiría decir que somos paparazzi o... – Jessie se frenó en seco cuando vio la energía verde manifestándose en las manos de Iris, formando unas filosas garras.

- Sonsos, por su culpa ahora cree que nos queremos comer al niño... – dijo Meowth al darse cuenta de lo que acababan de provocar.

Lo siguiente fue que todo el trío salió corriendo de terror, mientras una muy agresiva y furiosa chica morena los perseguía, determinada a despedazarlos con sus Garras de Dragón. Por suerte para ellos, el miedo les dio adrenalina instantánea y lograron escaparse ilesos, pero pálidos del susto.

(--0--)

Más tarde aquella mañana...

Ash en aquel momento estaba rodeado por su equipo, Pidgeotto, Snivy, Aipom, Goomy, Squirtle y Pikachu. Decidió que era tiempo de discutir con ellos un asunto muy importante.

- De acuerdo, he estado pensando. Después del último torneo, creo que nos... hemos topado con un problema potencial.

- Pika-Pi Pika. [Y con eso, Ash se refiere al poder defensivo.] – completó Pikachu por él. – [Y supongo que también el ofensivo, ya que estamos en ello.]

- Miren, a lo que quiero llegar es... quiero saber si ustedes estarían dispuestos a evolucionar o no. – Ash trató de formular la pregunta de manera tan amable como fuera posible, sin sonar a que los estaba tratando de obligar a hacer algo. – Digo, ya sé muy bien que Charmeleon quiere evolucionar, y que Bulbasaur no. Si ustedes quieren... ¿hay algo que pueda hacer para ayudarles a llegar allí? Si no, ya encontraremos otra manera.

- La evolución es un proceso que requiere en parte experiencia, y en parte inspiración. Un Pokémon solo evolucionará cuando alcance cierto nivel de fuerza, y tenga la voluntad para hacerlo. – agregó Dexter. – Por supuesto, con algunos es tan fácil como tirarles un tipo específico de piedra para acelerar el proceso.

Ash recordó la ocasión en que motivó a Chimchar para que lo ayudara a derrotar a Paul en el Lago Acuity, cuando Chikorita quiso salvarlo del Equipo Rocket, y cuando Snorunt logró hacer funcionar su Rayo de Hielo. Pikachu quiso amenazar al Pokédex echando chispas por lo que sugirió sobre las piedras evolutivas.

- Es que... estoy preocupado por ustedes. – agregó Ash. – Solo bastó un golpe para que Squirtle y Snivy quedaran al borde, dudo mucho que eso sea bueno para su salud si se vuelve una costumbre...

- Pikapi. [Ash, tranquilo, ya lo entendieron. No tienes que actuar como si hubieras sonado como Paul. Todo está bien.]

- Sni. [No tengo idea de quién, o qué, es ese tal Paul, pero para ser honesta yo no tengo ningún problema, sea como sea.] – respondió Snivy. – [En serio, la única razón por la cual no evolucioné la primera vez, fue porque no tuve... creo que la respuesta es esa "chispa". Y lo mismo le pasó a Oshawott. Aunque sí sentí... algo, mientras estaba peleando con aquel Riolu. Si esa evolución en Lucario hubiese ocurrido medio minuto más tarde, tal vez yo hubiese evolucionado en ese lugar y momento.]

- Squirt. [Llámalo mi patriotismo, pero me gusta ser un Squirtle. Digo, si estoy en una situación de vida o muerte peleando contra un Moltres, entonces bueno, ahí sí me trago mi orgullo y cambio mis colores.]

- Pom. [Yo sí quiero evolucionar, solo necesito hacer funcionar bien ese Doble Golpe otra vez.] – Aipom fue la primera en decir un "sí", después de dos "tal vez" y un "no" definitivo de parte de Pikachu que no requería vocalización.

- Caw. [Igual que la mona.] – Con Pidgeotto, ahora eran dos.

- Goo-my. – dijo el último restante. Ash frunció el cejo, todavía no podía entender lo que decía Goomy.

- Pika. [Dice que sí quiere evolucionar.]

Ash agradeció a Pikachu por actuar de traductor, y por dentro se preguntó en qué evolucionaría Goomy. Por alguna razón se imaginó algo parecido a un Muk, con cañones láser, cinco ojos, brazos enormes y peludos, y patas como las de una araña con los colores de Goomy por todo el cuerpo.

Quizás por eso él no era el creador de todas las cosas. Un ser como ese, ahora que se ponía a reflexionar, sonaba a que nunca podría tener paz, felicidad ni tranquilidad.

- De acuerdo, suficiente de eso. Es hora de entrenar. – les dijo, poniéndose de pie.

(--0--)

Unos días después, en el laboratorio de Oak...

- Muy bien, fue un duro trabajo, pero ya terminé.

Secándose el sudor de la frente y con la bata manchada de tierra, el Profesor Oak sonrió al ver completado su pequeño proyecto. Plantados en el suelo frente a él crecían unos cien pequeños arbolitos, todos ellos ya con los primeros brotes de bayas. Pensar que eran las mismas que Ash le había enviado con su paquete, pero crecían alarmantemente rápido. Solo necesitaban buena tierra, sol y agua. Y además los Pokémon fácilmente las podían esparcir, pues la deliciosa fruta estaba llena de semillas que dejaban por todo el lugar al terminar de comer. Tanto así que las industrias productoras y distribuidoras de fruta las odiaban a más no poder. Podían fácilmente competir con las manzanas, bananas, nueces duras, y otras plantas comestibles, y también producían buena madera.

Por suerte, también tenían sus medios de control natural fuera de los bosques y huertas: los Pokémon podían esparcirlas y a la vez controlar que no crecieran más de lo necesario. Lo único que hacía falta era una infestación de Pinsirs, un Rhydon torpe, o un Pokémon tipo Fuego y con ello los arbolitos de bayas eran historia. Increíble cuanto tiempo le llevó a la gente descubrir que el fuego podría controlar el crecimiento de árboles de bayas mejor que los pesticidas y de andarse como un loco con una motosierra.

Desde luego, él no planeaba usar veneno, fuego o motosierras con estos arbolitos. Le iban a hacer un enorme recorte de gastos: podía cultivar las bayas en su propio patio trasero y usarlas como reservas de alimento para los Pokémon. Honestamente, ¿por qué no pensó en esto hacía años? ¿Tenía tantos problemas financieros que nunca se le ocurrió que podría ahorrarse mucho dinero simplemente ofreciéndose a sacar de las propiedades de otros los árboles que para ellos podrían ser una peste, y para él serían una mina de oro?

- Chirp.

El Profesor Oak salió de sus pensamientos respecto a este negocio desperdiciado cuando escuchó los graznidos de un Pidgey. Era un Pidgey salvaje, no parecía tener dueño considerando que sus ojos lucían mucho más cautelosos cuando lo miró fijamente. A este Pidgey recién llegado se le unieron otros dos. Y después otros tres. Y después un par de Pidgeottos, también salvajes. Y así, unos tras otros, fueron llegando más y más pájaros, todos posándose frente a él.

Y luego apareció la Pidgeotto de Ash, que parecía venir en cabecilla de todos ellos. Apenas un par de horas antes, Ash la envió para allá ya que tenía intención de entrenar al menos un poco con cada uno de sus Pokémon, incluso también llevándose a Krabby por un rato. Pidgeotto aterrizó encima de la rama más alta del árbol más cercano, y por alguna extraña razón parecía muy feliz consigo misma. El Profesor se quedó viéndola, y luego a todos los demás pájaros por un momento antes de hablar.

- Lo que sea que tú y tus amigos estén haciendo, no rompan nada ni se coman toda la comida, y estaremos bien. No espero más renta de su parte fuera de que me dejen tomar notas y componer algo de poesía con ustedes, ¿les parece?

Viendo que no se abalanzaron a atacarlo, todos parecieron encontrar esos términos aceptables.

(--0--)

De regreso con Ash...

Con un gran esfuerzo, Ash recibió un golpe de la cola de mano de Aipom, chocándola contra el brazo de su entrenador. Aipom retrajo la cola, viéndola con algo de fastidio.

- Pom... [¿Qué tan difícil puede ser rehacer algo que ya aprendiste una vez?]

- Dile eso a Charmeleon y su Lanzallamas. – dijo Ash, frotándose el brazo. Aunque no estaba roto o lastimado, ciertamente había sido afectado por el ataque. Después se volteó a ver hacia los restos de un árbol quemado hacia el cual Charmeleon trataba de echarle su aliento.

- ¡Meleon! [¡Funciona, maldita sea! ¡¿Qué Pokémon de Fuego que se respete no puede hacer Lanzallamas?!]

Por alguna razón, Ash se imaginó a un gran Pokémon pájaro rojo y blanco que vagamente se parecía a Fletchling echándole una mirada asesina a Charmeleon por ese comentario. Como fuera, Aipom había hecho un excelente progreso, casi lograba completar el Doble Golpe. De hecho, casi todos sus Pokémon habían avanzado bastante en su entrenamiento, muchos de ellos se sentían más fuertes, más rápidos y en general mejor que nunca. Krabby ya había aprendido a usar Rayo Burbuja, Disparo de Lodo y Garra de Metal, Bulbasaur había logrado recuperar Semilla Drenadora, y Goomy...

- ¡Goo! – La pequeña babosa gritaba, tratando de hacer surgir el poder que tenía en su interior y sacarlo afuera, solo para lograr poco más que un pequeño eructo.

De acuerdo, si es que había algún progreso, este no había llevado a ningún ataque espontáneo con meteoritos. Inseguro de qué hacer de momento, Ash se sacó del cinturón y extendió el bastón de Sir Aaron, que todavía tenía aprisionado a Lucario. Como si imitara una ceremonia de nombramiento de caballeros que vio en la televisión una vez, Ash tocó con el bastón lo que supuso que sería el hombro de Goomy. No tuvo ningún efecto. Trató de hacer una pose dramática, haciendo que la luz del sol atravesara por el cristal central y llegara hasta Goomy. Ningún efecto. Finalmente, cogió la piedra que le dieron durante el torneo, y trató de ponerlos ambos enfrente de Goomy. Igual que antes, ningún efecto.

Claramente no podría derribar a dos Pidgeys con un solo Geodude. Así que sin más, volvió a guardar tanto el bastón como la piedra. Ash todavía no tenía idea de cómo lidiar con ese susodicho bastón, o cómo ayudar a Goomy a liberar su poder oculto. Ese poder que Ash sabía que tenía en su interior, el poder para liberar un potencial mayor que solo usar Danza de Lluvia y Venganza.

- Parece que tienes problemas.

Ash se dio la vuelta, para encontrarse con Iris y Excadrill, que acababan de llegar al claro donde él y sus Pokémon estaban entrenando. Apenas vio a Excadrill, Charmeleon gruñó y con su Garra de Metal se lanzó a atacarlo. Los dos empezaron a pelear entre ellos, destrozando varios árboles en el proceso, mientras sus entrenadores los ignoraban. Iris prosiguió:

- Los Pokémon se vuelven más fuertes y evolucionan, gracias a una combinación de poder y voluntad. Sin embargo, diferentes Pokémon se inclinan más hacia una de las dos cosas que a la otra. Los Dragones son más poderosos por naturaleza, pero requieren mucha fuerza de voluntad para evolucionar o aprender nuevas técnicas. Necesitan tener razones muy fuertes, un gran deseo para impulsarse. Necesitan un empuje mayor para empezar, pero una vez que lo consiguen, es mucho más fácil para ellos aprender lo que necesitan.

- No me digas. – dijo Ash, considerando el consejo que intentaba darle la experta en Dragones por un momento. Iris se quedó observando a Goomy con una expresión pensativa, antes de voltear hacia Ash con una sonrisa.

- ¿Sabes qué? Tal vez podría ayudarlos. Creo que conozco un movimiento que le serviría muy bien a tu Goomy. Podría enseñárselo si quieres.

- ¿En serio? – dijo Ash sorprendido.

Por las próximas tres horas, Ash dejó que Iris ayudara a Goomy con su entrenamiento, mientras él se iba a practicar con sus otros Pokémon. Eso siempre era un gran beneficio, especialmente ahora que había estado entrenando para perfeccionar su Puño Incremento, el esfuerzo extra siempre era apreciado. Cuando terminó, fue a ver que Goomy e Iris estaban frente a un par de árboles, los dos rodeados con unos anillos de energía verde.

- ¡Ahora!

Con ese grito, los dos liberaron juntos sus Alientos de Dragón. El fuego blanco verdoso golpeó con fuerza el tronco de los dos árboles, derribándolos por completo, y esta vez sin que hubiese un solo Beedrill que Pikachu tuviese que ahuyentar. Iris miró en la dirección de Goomy mientras sonreía, se notaba bastante orgullosa.

- ¡Lo lograste! ¡Así es como se ve un Aliento de Dragón perfecto!

- ¡Sí, eso fue grandioso, Goomy! – lo felicitó Ash. – ¡Gran trabajo, sabía que lo tenías en ti!

- ¡Goo! – El pequeño dragón empezó a saltar de alegría por la felicitación de su entrenador. Pero entonces, sucedió: el Pokémon empezó a brillar en blanco y aumentar de tamaño.

- No puede ser... – dijo Ash en completa sorpresa.

Goomy de pronto formó un cuerpo más grande y un largo cuello, con dos antenitas adicionales más largas. Al apagarse la luz, se reveló su nuevo... ¿cómo se llamaba?

- ¡Sli! – exclamó el antiguo Goomy con orgullo.

- Sliggoo, el Pokémon molusco y la forma evolucionada de Goomy. Sliggoo percibe el mundo a través de unos órganos avanzados que funcionan tan bien como la vista a pesar de carecer por completo de ojos. El por qué cambia la vista por una forma diferente de percepción en solo esta etapa evolutiva es un misterio científico. Sliggoo se beneficia enormemente de la lluvia.

- Oh, un Sliggoo. Qué buen nombre, es pegajoso y... espera, ¿dijiste que es ciego? – dijo Ash, mirándolo de manera extraña.

La confusión por el nombre de Sliggoo y sus sentidos no eran solo de Ash. También, cierta pelirroja había estado observando las tres horas de entrenamiento desde detrás del tronco de un árbol. Y todo ese tiempo, preguntándose por qué se sentía tan... quizás no enfadada, pero estaba segura de que era una emoción negativa. Una que Misty no sabía cómo calificar exactamente.

(--0--)

Dos días después...

Debajo de ese cuerpo azul se ocultaban los músculos aerodinámicos y fuertes de un gran nadador. La gema roja que adornaba su frente canalizaba un distante poder psíquico que sus descendientes algún día podrían heredar. Golduck, la forma evolucionada de Psyduck (y a pesar de su nombre no era dorado) se había cruzado en su camino. Y Misty tenía toda la intención de capturarlo para ella.

El estanque rodeado por el bosque en el cual se habían detenido para descansar era su campo de batalla, rodeado de las hojas verdes, la madera marrón y el agua azul. Y el Psyduck tratando de pretender que era un tronco para no tener que pelear contra su forma evolucionada. Sacudiendo su cabeza en exasperación por el pato, Misty decidió llamar a su otro pájaro acuático para manejar esto.

- ¡Wingull, usa Ataque de Ala!

Arrojando la bola, la gaviota de tipo Agua-Volador apareció frente al pato evolucionado, con sus alas brillando en blanco. El pato azul contraatacó con un par de garras brillantes, sacando de curso al pájaro e interrumpiendo su ataque, revolcándolo en el suelo. Noqueado.

- ¡Wingull! – gritó Misty en shock el ver que Wingull cayera de un solo golpe así como así.

- Duck. [Por eso es que estoy imitando a un tronco. Sugiero que...]

- ¡Tú no me sugieres nada, Psyduck! – gritó Misty, eligiendo a otro Pokémon después de regresar a su Wingull, mientras Golduck se lanzaba a la carga otra vez.

Con esto salió Poliwrath, que apareció justo en el lugar perfecto para recibir un cabezazo brillante en el estómago. Cabezazo Zen, superefectivo contra un tipo Luchador como Poliwrath. Y por alguna razón la energía ondeante de ese ataque le recordó a Misty de cierto ataque tipo Dragón que había visto recientemente, y eso no ayudó a mejorar su humor. Saltando encima del caído Poliwrath, Golduck se lanzó a la carga hacia ella.

- ¡Gol! – gritó con furia el pato. Estaba furioso con los humanos que se metían en su territorio. Furioso con los humanos que les robaban sus presas con sus cañas de pescar y dañaban la hierba con sus zapatos y sus cuchillas. Furioso de que un humano horrible con ojos fríos y llenos de desdén lo hubiese atacado con una tortuga gigante de tipo Hierba, solo para después desecharlo como si fuese inútil, diciendo que no le valió de nada la captura y por eso lo liberó de inmediato.

- ¡Detente! – le gritó Misty, usando todo su poder para darle esa orden.

El furioso Pokémon de tipo Agua, aunque opuso una resistencia visible, obedeció, mirándola fijamente con una mezcla de furia confusa y miedo, mientras iba perdiendo el enfoque en los ojos. Psyduck finalmente dejó de hacer su imitación de tronco, e inclinó la cabeza con preocupación.

- Duck. [Eso todavía es escalofriante cuando lo haces. De hecho, creo que es más escalofriante ahora.] – le dijo. Misty frunció el cejo, pero era más que solo el Golduck lo que la estaba molestando.

- La verdad a mí tampoco me gusta hacer eso, Psyduck. Capturar a Goldeen así solo fue una prueba. Esta vez... francamente eso sería hacer trampa, y de todos modos dudo mucho que si capturo a este Golduck me vaya a escuchar.

- Psy... [Ya siento que viene un pero por allí.]

- Pero si lo dejo suelto por aquí, podría lastimar a alguien. Tal vez incluso a nosotros. De todos modos tú no vas a evolucionar en un futuro cercano.

Misty tomó una de sus Pokébolas vacías y la presionó contra la cabeza del Golduck, todavía bajo su control. Este fue succionado adentro, aunque quería, no podía hacer ningún esfuerzo por escapar. Y con esa última mirada antes de desaparecer, Misty pudo verlo, ese Golduck la veía a ella como un monstruo, y esa mirada se le quedó grabada incluso después que la bola desapareció y fue teletransportada al laboratorio del Profesor Oak. Mientras Misty todavía reflexionaba en esto, Psyduck finalmente dejó su imitación de tronco y se le acercó.

- Psy. [Eso... fue patético.]

Lo directo del comentario de Psyduck hizo que Misty lo mirara con severidad, pero este no se amilanó, sino que continuó hablando.

- Duck. [No estabas pensando con la cabeza, no estabas concentrada en esa batalla. Algo te está molestando.]

- Estás viendo cosas, Psyduck, nada me está molestando. – Desvió la mirada del pato, tratando de ocultar el rubor de vergüenza en sus mejillas.

- Psy. [Sí, sí hay algo que te está molestando. Ahora escúpelo, o voy a buscar a Iris.]

- ¡No, ni se te ocurra ir por...!

Misty alzó la voz sonando extremadamente violenta, y al darse cuenta se detuvo, mirando al pato entre sorprendida y avergonzada. No ayudaba en nada que el pato estaba sonriendo triunfante por haberla forzado a hacer eso. Los patos no debían sonreír. Eso se veía mal, muy mal. Finalmente, Misty suspiró, bajando la cabeza y mirando hacia sus pies.

- Está bien, lo admito. Tienes razón, Psyduck. Iris, ella es lo que me está molestando, y no tengo idea de por qué. – Misty empezó a jugar con unos mechones de su cabello, tratando de distraerse para recuperar la calma. – Es decir, claro, trató de despedazarme cuando nos encontramos por primera vez, pero ya no es eso. Ya no le tengo miedo. No creo que quiera lastimarnos, pero...

- Duck. [Tienes miedo de que quiera quitarte a Ash.]

Misty se sonrojó con eso, todavía sin atreverse a mirar a Psyduck de frente, y tratando de reírse de lo que dijo.

- ¡Claro que no! Es decir... ella solo es una chica, que le interesan las batallas igual que a él, tiene un cuerpo atlético, apenas hace poco que se dio cuenta de que la gente tiene que usar ropa no solo cuando hace frío, y seguramente se le podría convencer con mucha facilidad de cumplir fantasías nudistas adolescentes. ¿Por qué iba a ponerme celosa?

Su voz no ocultaba el tono de celos, pero entre eso también había preocupación. Y esa preocupación superaba con creces los celos.

- Psy-y-y. [¿No será porque me acabas de dar una larga lista de razones para sentirte celosa? Alguien en Hollywood podría hacer una comedia de dos temporadas con esos conceptos.]

Misty se puso todavía más roja, manteniendo la cabeza gacha y enfocando su atención en los cordones de sus zapatos, poniéndose a contar los hilos para mantener su cabeza alejada de "esos" pensamientos.

- Psy-Duck-Psy. [Seré honesto, Misty. Lo que estoy viendo es que estás celosa de que la chica nueva se esté acercando tanto a Ash. Y también estás preocupada, y eso es lo que te carcome. Piensas que Iris quiere quitarte a Ash. Crees que se va a acercar a él tanto como tú, y luego se lo llevará dejándote totalmente sola.]

Misty ya no podía sonrojarse, ahora estaba completamente pálida. Los ojos se le brotaron y la boca le quedó entreabierta. Las palabras de Psyduck dieron totalmente en el blanco, cada una de las realizaciones la golpeó como un puñal en su cerebro. Sin importar cuanto quisiera negarlo, no podía, porque todo era cierto. Psyduck la leía como un libro abierto, y sabía exactamente lo que la preocupaba.

Esta chica nueva, a pesar de cómo se conocieron, había empezado a agradarle a Misty como persona y compañera de viaje. Tenía miedo de que Iris quisiera quitarle a una de las pocas personas que la habían tratado con amabilidad en toda su vida, igual que sus hermanas siempre le quitaban sus juguetes cuando era niña. Era un pensamiento, una debilidad que había tenido todo el tiempo, pero no había querido admitirlo. Siempre tuvo miedo de perder las cosas que le importaban. En parte esa era la razón de no querer volver a Ciudad Cerulean, por miedo a que sus hermanas intentaran quitarle a sus Pokémon. Ellos eran lo más importante en su vida; sin ellos, se quedaría sin nada ni nadie a quién darle ni de quién recibir afecto.

Y a diferencia de sus hermanas, Iris probablemente lo haría sin tener la menor idea de las implicaciones. Lo cual, de alguna manera, le sentaría peor que si lo hiciera de manera intencional y por malicia. Todos esos pensamientos seguían dando vuelta en la cabeza de Misty, pero una sola línea de parte de Psyduck, los dejó en segundo plano.

- [... privándote de un amigo, compañero, y pareja.]

La última palabra hizo que Misty recuperara el color natural de su cara, y su expresión cambió de vergüenza y depresión a vergüenza y enojo. Le echó una mirada asesina a Psyduck por asumir eso, aunque de dientes para adentro, ese pensamiento sí cruzaba por su mente por momentos, incluso antes de que lo mencionara.

Psyduck solo se encogió de hombros, como si esa fuese la respuesta que quería sacarle. Quizás al ver que estaba deprimida se puso a fastidiarla solo para tratar de hacerla volver a la normalidad. O quizás, solo estaba siendo él y tenía que salirle con estupideces. De cualquier manera, todo esto le dio mucho en qué pensar a la chica, por lo visto, tendría decisiones muy importantes que tomar en un futuro.

(--0--)

Unos días después...

Los matorrales en el camino hacia Ciudad Celadon. Este era un lugar que Ash recordaba con cierto nivel de nostalgia. Un lugar donde había sido golpeado, humillado, donde se había sentido inferior a Gary, y donde había compartido con sus amigos su dedicación a ciertos artículos de mercancía de la Liga Pokémon. ¿Qué tenían en común todas estas cosas?

Simple, todo esto estaba conectado a un Pokémon conocido como Primeape. Su primer Pokémon de tipo Luchador, un Pokémon poderoso y violento con el cual viajó por muy corto tiempo, antes de ofrecérselo a un experto en Pokémon de tipo Luchador para que pudiese entrenarlo mejor. Había tenido buenas noticias de su Primeape a lo largo de... todo el tiempo que había pasado desde entonces, ganando muchas competencias importantes, y a Ash le encantaría sin duda volver a entrenar a Primeape. Sería grandioso...

*¡BOOM!*

El trío detuvo su avance abruptamente cuando escucharon ese sonido, y vieron como un objeto de color marrón claro salía volando por los aires, tal vez como resultado de algún ataque muy poderoso, y se perdía en el horizonte.

- Primeape detectado en el aire. Trayectoria de aterrizaje desconocida, coordenadas exactas de destino y posibilidades de supervivencia incalculables con información actual. Recomiendo consultar al Equipo Rocket para arreglar las deficiencias.

Ash solo se quedó en shock, estático, incapaz de procesar lo que acababa de ver.

- Pikapi... [Ash... ese era nuestro Primeape.] – Pikachu, que estaba igual, solo confirmó lo que ya era obvio.

- Nada mal, Pikachu, nada mal. Ese Primeape se veía prometedor, pero si salió volando así de fácil, no debía ser tan bueno después de todo. Regresa.

Esa voz sonaba muy, muy familiar. Y a Ash no le gustó eso para nada. Tras el sonido de una Pokébola regresando a su ocupante, de entre la hierba alta que rodeaba el camino salió, por supuesto, Paul, y este inmediatamente fijó la mirada en Ash.

- Ah, eres tú. – lo saludó con su usual nivel de desdén, ignorando por completo a Misty e Iris. – ¿Qué has hecho últimamente? ¿Planeas tomar un atajo a la Liga Pokémon derrotando a unas bellezas descerebradas? No, espera, si eso ya lo hiciste.

Paul. El entrenador que puso a prueba sus ideales con una fuerza que ningún otro al que se había enfrentado tuvo jamás. El entrenador que trató con brutalidad a Chimchar, y dejó abandonados a quién sabía cuántos otros Pokémon por considerarlos débiles o inútiles. El entrenador que acababa de mandar a volar por los aires a su Primeape. El entrenador que podría haber matado a su Primeape...

La visión de Ash se tornó completamente roja, mientras sus recuerdos de Primeape pasaban rápidamente por su mente. Aunque al principio no se llevaban bien, cuando se separaron habían formado un lazo irrompible entre ellos. Ahora, por culpa de lo que había hecho Paul, ese lazo podría haberse perdido para siempre. El fuego furioso en los ojos del entrenador se contagió a los de su Pikachu, que también estaba echando chispas de las mejillas, y solo esperando a que Ash dijera una sola palabra para castigar al responsable. Aunque Paul no tuviera manera de saber la historia de ese Primeape, eso no calmó para nada la furia que Ash sentía. Apretando los dientes y los puños, la cara de Ash pasó de estar pálida del shock a ponerse roja de pura rabia, y la usualmente inamovible mueca de desdén de Paul pareció romperse por un momento, sorprendido del repentino cambio en el semblante de Ash.

- ¡¿Crees que si quisiera tomar un atajo a la Liga Pokémon seguiría retando a líderes de gimnasio?! ¡Y para que quede claro, puedo vencerlos mejor que tú!

Misty e Iris se sorprendieron de la cantidad de furia que había en su voz. Estaba apretando los puños con fuerza, y estos temblaban por la rabia que se esforzaba por contener. Ash podía sentir sus uñas enterrándose en sus palmas, incluso a través de sus guantes. Y ese dolor parecía alimentar todavía más a su ira.

- Te vi por televisión en ese torneo. Tengo que decirlo, me sorprende que no hayas perdido sino hasta la final con esos Pokémon tan debiluchos. En serio, ¿cómo hiciste para conseguir esa medalla de pase rápido con ellos? De nuevo, me han dicho que no es difícil ganarte todas tus medallas incluso estando sentado en un sofá, si tienes suficiente motivación.

Para alguien que no estuviese sufriendo algún estado emocional extremo, sería fácil darse cuenta que lo último que dijo Paul era claramente un intento de provocar una pelea con Ash. Parecía estar furioso por algo y quería desquitarse. Eso fue obvio para Misty, e incluso Iris también pareció verlo de ese modo, incluso sin el contexto de lo que Paul decía, sobre ese "pase rápido" o el "sofá", sin saber qué tendrían que ver en este asunto. Pero para Ash y Pikachu, que ya estaban furiosos con Paul incluso desde antes de que pronunciara una palabra, era algo totalmente diferente. Algo mucho más personal.

- ¡Voy a hacer que te tragues tus palabras! ¡Aquí y ahora, te reto a una batalla! ¡Te voy a demostrar cómo me gané mis medallas! – Ash le apuntó a Paul con su puño para efecto dramático, y Pikachu lo imitó rápidamente. Paul sonrió.

- ¿Qué te parece un tres contra tres? ¿El que gane dos de tres batallas?

Apenas unos minutos después, Ash y Paul estaban frente a frente. Los dos planeaban usar el camino entre las planicies como su campo de batalla improvisado. No había tráfico por allí, así que era poco probable que fueran a ser interrumpidos. Pero esa no era la mayor de las preocupaciones en aquel momento.

- Esto no puede terminar bien. – dijo Misty.

- Oye, admito que no he tenido muchos encuentros con hombres adolescentes, pero... ¿este comportamiento es normal? – preguntó Iris.

- ¿Qué quieres decir?

- Es como... si estuvieran compitiendo por nosotras, una pelea por apareamiento...

- Hum... dudo que ese sea el caso. – Misty la interrumpió, poniéndose pálida.

A los pocos segundos, Misty tuvo que ponerse la mano en la boca. Ese pensamiento hizo que le dieran ganas de vomitar. La idea de que Ash y Paul estuvieran peleando por ella, y que el segundo ganara... tuvo que respirar profundo para calmar su estómago, y destapó su cantimplora para tomar un trago rápido antes que se le viniera encima, y quitarse ese mal sabor de la boca. Entre este y el anterior encuentro que tuvo con Paul, no había visto absolutamente nada en él que le pareciera atractivo. Tenía una cara dura como piedra, nunca sonreía ni daba muestras de cariño ni respeto por nada ni por nadie, y esos ojos siempre con esa expresión permanente de desprecio.

Ciertamente no tenía unos ojos grandes y amables, complementados con una gran sonrisa que irradiaba compasión...

- Me alegra saber eso. Preferiría no tener que estar esperando nada en este momento. – dijo Iris, interrumpiendo los pensamientos de Misty respecto a cierta persona, y evitó que volviera a sonrojarse.

En ese instante, los dos entrenadores liberaron a sus Pokémon, listos para empezar la batalla.

- ¡Grotle, Hojas Navaja! – ordenó Paul, mientras su tortuga rugió en respuesta, mandando una oleada de hojas filosas contra Charmeleon.

- ¡Usa Nitrocarga, al ataque! – replicó Ash, con una ferocidad muy inusual en él. Charmeleon sonrió salvajemente al oír la furia en la voz de su entrenador, no sabía qué le habría pasado, pero tuvo que admitir que le gustó como sonaba.

- ¡Char! [¡Oh sí, ya estamos hablando!] – Ese estado emocional quería decir que Charmeleon podía irse con todo lo que tenía.

Pisoteando duro en el suelo, Charmeleon brilló envolviéndose en llamas, y se lanzó de frente hacia las hojas. Estas se quemaron al contacto con el fuego, y Charmeleon chocó con toda su fuerza contra Grotle. La tortuga retrocedió unos metros, pero seguía de pie, sin evidenciar cansancio.

- ¡Golpe de Roca! – ordenó Paul.

- ¡Cola de Dragón! – replicó Ash.

Grotle alzó una pata brillante, para encontrarse con la cola de Charmeleon, reforzada con energía azulada, chocando con gran fuerza. Ash sentía que la sangre le hervía a través de la piel, como si fuese a sufrir una combustión espontánea en todo su sistema. Iba a vengar a Primeape, aunque eso significara agarrarse a golpes con Paul personalmente. De hecho, en aquel momento la idea de tirarle uno o dos dientes de la boca a Paul sonaba extremadamente tentadora. Pero eso no iba a ser necesario: Charmeleon tenía otros cuatro miembros que podía utilizar, mientras que Grotle no podía levantar otro sin caerse. Charmeleon no necesitaba un poder especial para leer el pensamiento de Ash, y la idea le gustaba.

- ¡Ahora, Garra de Metal! – gritó Ash.

Las garras de Charmeleon se cubrieron de energía metálica y se extendieron. Esa sonrisa salvaje todavía seguía firme en su rostro, sin duda que estaba disfrutando de esta nueva versión de Ash, nada como soltarse a pelear a todo lo que tenía y con fuerza. El ataque le dio de lleno a Grotle en la parte superior de su caparazón, y ahora empezó a sentirse cansado.

Por su parte, Paul parecía estar extrañamente calmado, considerando la situación actual de la batalla. Normalmente, cuando veía que su Pokémon iba perdiendo una batalla se pondría molesto, pero esta vez, solo estaba... tal vez indiferente, como si nada estuviera pasando.

- ¡Hojas Navaja!

Con otro rugido, aunque sin ningún aumento visible por Espesura para reforzar el ataque, las hojas afiladas salieron volando directo hacia Charmeleon. Dieron en el blanco, pero Charmeleon pareció soportar bien el daño, considerando que todavía sonreía salvajemente.

- ¡Acabemos con él, Charmeleon! ¡Usa Pilar de Fuego! – gritó Ash. Charmeleon se quitó una hoja que le quedó en el hombro antes de actuar.

- ¡Char! [¡Prueba mi poder! ¡Saborea mi victoria, y tu derrota, con mi gran, asombroso e indomable poder!] – gritó Charmeleon mientras clavaba sus garras en la tierra.

Paul, en respuesta, simplemente chasqueó los dedos, y varios fragmentos blancos salieron volando del caparazón de Grotle. Las llamas lo rodearon justo cuando las piedras que lanzó salían volando lejos, y la explosión levantó a la tortuga y lo hizo caer con fuerza de espaldas al suelo. Al extinguirse las llamas, Grotle yacía derrotado, chamuscado a más no poder, pero todavía vivo.

- ¡Excelente, Charmeleon! – lo felicitó Ash alzando su puño, y sintiéndose muy bien de haber podido derrotar a ese poderoso Pokémon de Paul.

Charmeleon levantó los brazos hacia el cielo, todavía resoplando fuego de la boca mientras celebraba su triunfo. Paul regresó a su Grotle, sin decir ni una palabra. Ni siquiera "patético", pero Ash estaba demasiado feliz para ponerle atención a eso.

- ¡Así se hace, Ash! – celebró Iris, feliz de ver a Ash ganar mientras retornaba a Charmeleon.

Misty, sin embargo, frunció el cejo. Esa pelea... algo no estaba bien. Casi parecía que Paul se había dejado ganar. Ella sabía cómo eran las derrotas; las había visto por años en las peleas de su familia. Eso no fue una derrota. Eso había sido completamente planeado. Ahora comenzaba el segundo asalto...

- ¡Pikachu, yo te elijo!

- ¡Nidoking, prepárate para la batalla!

Pikachu saltó hacia el campo, poniéndose enfrente de la enorme evolución final de Nidoran, pero sin dejarse intimidar por su gran adversario púrpura a pesar de la mirada amenazante, tan parecida a la de su entrenador.

- Pika Pikachu. [Hmm, ¿tipo Tierra? Vamos a ver si puedo electrocutarte con algo de esfuerzo. A ver si con el cuerno...] – El pensamiento de Pikachu se vio interrumpido cuando unas piedras blancas salieron de la nada y comenzaron a caerle como granizo por todos lados. – ¡Pika!

- ¡¿Qué?! – gruñó Ash furioso. Paul entretanto, sonrió malignamente mientras chasqueaba sus dedos.

- Oh, ¿no me escuchaste cuando le di la señal a Grotle para que usara Trampa de Rocas durante ese último ataque que hiciste? Qué lástima, creí haber sido claro.

- ¡¿Trampa de Rocas!? – Ash apretó los dientes, en aquel momento lo único que quería era correr al otro lado del campo de batalla y caerle a golpes a Paul directamente. Muy bien, tal vez derrotar a su Nidoking con un Pokémon tipo Eléctrico le daría una lección.

- ¡Pikachu, Ataque Rápido! – El pequeño ratón se lanzó hacia Nidoking dejando una estela blanca, pero Paul no parecía preocupado.

- Usa Terratemblor. – dijo Paul simplemente.

Nidoking golpeó la tierra con sus dos enormes puños, enviando una ola de tierra hacia el veloz Pikachu, interrumpiendo el ataque y haciendo que saliera volando, aterrizando de espaldas cerca de donde estaba Ash.

- Pi... – Pikachu se volvió a poner de pie, frotándose la espalda mientras echaba chispas por las mejillas. – [Auch... esto me va a doler mañana. ¡Come Atactrueno!]

- ¡Patada Doble! – gritó Paul, y Nidoking se lanzó hacia Pikachu, con sus patas brillando en blanco.

- ¡Bloquea con Cola de Hierro! – contraatacó Ash, haciendo que Pikachu apretara los dientes por no poder freír al Nidorino sobrealimentado.

Saltando y dando un giro en el aire, Pikachu logró desviar las dos patadas con su Cola de Hierro, haciendo que Nidoking retrocediera, teniendo que agitar los brazos para poder estabilizarse de nuevo.

- ¡Ataque Rápido!

Justo en lo que Nidoking lograba apoyar bien los pies de nuevo, Pikachu se lanzó a golpearlo en el pecho, volviendo a desestabilizarlo.

- ¡Ahora, termínalo con Cola de Hierro! – gritó Ash, mientras Pikachu saltaba en el aire con su cola cargándose de energía metálica.

- ¡Pika! [Muy bien, ¿qué más da si no puedo freírlo? Esto hará que me sienta mejor...]

- ¡Venochoque! – contraatacó Paul. Nidoking regurgitó algo de su garganta, y escupió un líquido tóxico verde. Este alcanzó a Pikachu en el pecho, enviándolo hacia atrás y dándole tiempo a Nidoking de ponerse de pie otra vez.

- ¡Pikachu! – gritó Ash preocupado, mientras Paul sonreía.

- Tienes un Pikachu muy fuerte, Ketchum. Está peleando mejor de lo que me esperaba, y creo que después de todo no tuve alucinaciones de la pelea con el Raichu de ese idiota. Tal vez es mejor que la mía, no que eso sea muy difícil, claro. Pero da igual, un Pikachu sigue siendo un Pikachu. ¡Usa Terratemblor!

Otra vez sobre sus dos patas, Nidoking golpeó el suelo, mandando otra ola de tierra directo hacia Pikachu.

- ¡Sal de ahí, rápido! – gritó Ash. Pikachu logró incorporarse y se preparó para esquivar, pero la ola de tierra lo golpeó justo cuando estaba a punto de saltar.

- ¡Pika!

- ¡Pikachu! – gritó Ash preocupado, justo cuando Pikachu salió disparado directo hacia su estómago, haciendo que los dos se revolcaran en el suelo.

- Bueno, creo que eso quiere decir que yo gano este asalto. – sonrió Paul. – Nada mal, Nidoking. Nada mal.

Tras perder el segundo asalto, Ash llevó a Pikachu con Misty, y se lo entregó para que lo cuidara. La pelirroja se dio cuenta de que realmente se sentía cálido cuando lo tocó, y le pareció muy dulce que Ash le confiara a ella su primer Pokémon de esa manera. Pero por ahora, tenía algo importante que decirle.

- Ash, algo raro te está pasando, no sé qué es. Sé que Paul es un patán, y lo que te dijo fue muy insultante, pero eso no es todo. Hay algo más que te está molestando, y no estás peleando bien por eso. ¿Tiene algo que ver con ese Primeape que mencionó el Pokédex?

- Hubiera comentado, pero la Trampa de Rocas me tomó por sorpresa. ¿Les interesa saber sobre Nidoking?

Ahora no era momento de escuchar al dispositivo. Misty continuó.

- Paul es un imbécil. No tiene respeto por nada ni por nadie a su alrededor. Pero si dejas que tu ira te controle, vas a perder contra él. Y entonces será un imbécil todavía mayor. Pon tu cabeza en el juego, Ash. Esta no es la manera como normalmente peleas.

No estaba regañándolo ni sermoneándolo. No estaba siendo dura con él, ni tampoco era que se sintiera decepcionada. Todo era solo una simple observación de un comportamiento extraño en alguien en quien había llegado a confiar enormemente, alguien a quien ella admiraba y quería ayudarlo de cualquier manera que le fuera posible. Y eso incluía asegurarse de que él no fuera a perder contra el mayor de los patanes que había visto en la región Kanto.

Ash tomó un profundo respiro, y Pikachu hizo lo mismo, después de tomarse unos segundos para dejar que las palabras de su amiga hicieran su efecto. Asintió, y se llevó la mano a la visera de su gorra... dándole la vuelta.

- Gracias, Misty. – le sonrió con determinación. Sintió que la ira se le bajaba después de eso.

Se dio la vuelta y regresó al campo de batalla. En aquel momento, tanto Misty como Ash no se dieron cuenta de que, detrás de ellos, Iris les dirigía una mirada inquisitiva, como si se viera interesada por lo que acababan de decirse.

- ¿Terminaste de hablar con tu novia, Ketchum? – dijo Paul con sarcasmo. – ¿O solo es una admiradora tuya? La última vez en Vermillion solamente tenías una, ¿estás reuniendo porristas o algo así?

- Ellas son mis amigas, Paul. Alguien como tú tal vez no lo entienda, pero a algunos nos agrada la compañía de otros. – replicó Ash. De algún modo ya no se sentía tan furioso por los comentarios de Paul. Todavía le molestaban, pero ya no lo descontrolaban.

- Tch, que tierno. – dijo Paul con sarcasmo. – ¿Y por qué te volteaste la gorra? Pareces un niño.

- Quién sabe, tal vez conectarme con mi niño interno me ayude a vencerte. – replicó Ash.

Ya con esto no quedaba nada más que decir. Los dos tomaron a sus Pokémon elegidos.

- ¡Aipom, yo te elijo!

- ¡Drowzee, prepárate para la batalla!

En un par de estallidos de luz, la mona se encontró de frente con el tapir, listos para una feroz batalla. Aipom se sorprendió de ver quién era el oponente de su entrenador.

- ¡¿Ai?! [¡Esperen, ¿qué está haciendo Paul aquí?!]

Tuvo que dejar su pregunta de lado, ya que en ese instante un montón de piedras volaron hacia ella. Aipom logró utilizar su mano de cola para impulsarse y esquivar la mayor parte, pero algunas todavía la golpearon.

- Drowzee, el Pokémon hipnótico. Drowzee se come los sueños de los niños, para él son un manjar. Los niños cuyos sueños son consumidos por Drowzee rinden un 13% menos en exámenes escritos, pero mejoran sus capacidades en matemáticas un 6%. Hay controversia respecto a los padres que utilizan a Drowzee en sus hijos antes de exámenes importantes.

- Aipom, o sea, es una mona... – sonó una voz como de chica adolescente desde el bolsillo de Paul, causando que este hiciera una mueca de disgusto todavía peor de lo normal.

- ¡Usa Psicorrayo! – ordenó Paul, con lo que los ojos de Drowzee empezaron a brillar.

- ¡Puño Incremento! – exclamó Ash.

Aipom extendió su cola, con la mano al final de ella brillando en una luz anaranjada. El puño conectó en el estómago de Drowzee, haciéndole perder la concentración y el aire, costándole el ataque de Psicorrayo mientras lo cargaba.

- ¡Gas Venenoso! – ordenó Paul. Drowzee abrió la boca, exhalando una bruma morada hacia Aipom.

- ¡Bloquéalo con Contraescudo! – replicó Ash.

Aipom se paró en una sola mano y empezó a dar vueltas, mientras su cola empezaba a dispersar docenas de estrellas brillantes. La barrera que formaron colisionó el Gas Venenoso, dispersándolo e impidiendo que la alcanzaran.

- ¡Anulación! – gritó Paul.

Los ojos de Drowzee brillaron momentáneamente en blanco. Aipom dejó de girar momentáneamente, con una mirada de alarma. A pesar de seguir moviendo su cola, el efecto fue como de tratar de sacar más de una lata vacía.

- ¡Ai! [¡Oh, rayos!]

- Eso no es bueno. – Ash estuvo de acuerdo con Aipom. Entretanto, Paul apuntó dramáticamente hacia ellos.

- ¡Usa Onda Trueno!

Electricidad empezó a formarse alrededor de los brazos de Drowzee, que apuntó con su dedo hacia Aipom. En un pequeño estallido eléctrico, el ataque salió disparado hacia Aipom, que seguía todavía en shock por haber perdido su Contraescudo.

- ¡Aipom, aléjate de allí! – gritó Ash preocupado.

Aipom logró escucharlo, y con un grito usó su mano para impulsarse y aterrizar apoyándose en su cola, para luego usarla de trampolín y volverse a lanzar al aire, pasando de largo la Onda Trueno. Pero ninguno de ellos se percató de que su cola estaba brillando completamente en púrpura.

- ¡Ahora, Psicorrayo! – ordenó Paul. El ataque psíquico salió disparado hacia Aipom.

- ¡Bloquéalo! - exclamó Ash.

Aipom sacudió la cola para repeler el ataque que venía, y sus ojos se ensancharon de ver el brillo púrpura que la cubría. Los ataques conectaron, y una explosión enorme cubrió el cielo con el impacto, provocando una gran nube de humo.

- ¡Aipom! – gritó Ash sorprendido, mientras que Paul se enfurruñaba en silencio.

Desde el humo salió una figura, pero en vez de caer, descendió sin la torpeza por haber recibido un impacto. La figura estaba brillando, su forma se hacía difícil de distinguir, hasta que aterrizó entre Ash y Drowzee, y finalmente cesó el resplandor.

-¡Ambi! [¡Así está mucho mejor!] – declaró la mona ahora con dos colas.

- ¡¿Drow?!

- ¡¿Qué?! – Decir que Paul estaba en shock era quedarse corto. ¡Primero su Charmeleon durante la batalla en el gimnasio Vermillion, y ahora esto!

- ¡Así se hace, Ambipom! – la felicitó Ash.

- ¡Pika!

- ¡Asombroso! – dijo Iris.

- Ese sí es el Ash que conozco. – declaró Misty con una sonrisa, y feliz de ver que su amigo había vuelto a la normalidad.

- Aipom ha evolucionado. Actualizando base de datos. La recolección de información ha sido satisfactoria hoy.

- ¿Qué más da? ¡Eso no cambia nada, todavía voy a ganarte! ¡Drowzee, usa Onda Trueno! – ordenó Paul una vez más.

Drowzee volvió a dirigir su ataque eléctrico hacia la mona de Ash. Pero con un solo sacudón de sus colas, esta volvió a lanzar las estrellas de Rapidez por todo el lugar. Había bloqueado el ataque sin que se lo ordenaran, reaccionando en anticipación a las palabras de Ash antes que salieran de su boca.

Y mientras veía las estrellas volando y repeliendo el ataque de Drowzee, Ash se dio cuenta de algo. En la línea temporal anterior, Paul tenía tanta experiencia como él. Los dos habían viajado por el mundo hasta llegar a Sinnoh, y para entonces ya eran veteranos. Este Paul, sin embargo, apenas estaba empezando con su viaje. Él no era un veterano, mientras que Ash tenía totalmente intactos sus recuerdos de todo lo que había visto por el mundo. Aunque los Pokémon de ambos habían entrenado un tiempo similar en el aspecto físico, Ash y los suyos eran mentalmente combatientes mucho más experimentados. Una sonrisa cruzó por los labios de Ash: él tenía una ventaja para la cual Paul nunca podría prepararse, ni siquiera la vería venir.

Furia o no furia, esta batalla estaba a punto de terminar.

- ¡Ambipom, usa Doble Golpe! – Con sus dos colas brillando, Ambipom se lanzó hacia Drowzee, las dos manos volando entre las estrellas como un par de misiles teledirigidos.

- ¡Rápido, usa Anulación! – ordenó Paul, pero en el momento en que los ojos de Drowzee empezaron a brillar, los puños impactaron, con fuerza.

Ahora, los ojos de Drowzee ya no estaban blancos por el ataque de Anulación. Estaban blancos como evidencia de su derrota, colapsado en el suelo.

- ¡Lo hicimos! – gritó Ash, saltando de alegría.

Ambipom saltó hacia él y se lanzó a abrazarlo con todas sus extremidades, incluyendo las adicionales, gritando de alegría y orgullo. Misty e Iris también se pusieron de pie, con Pikachu todavía en los brazos de Misty, sin perder el tiempo en ir también a felicitarlo como era debido y unírsele en la celebración de su victoria.

Entretanto Paul, asqueado de verlos tan felices, regresó a Drowzee. Se quedó viendo la Pokébola, haciendo unos gestos como si tratara de decidir qué hacer con él, antes de darse la vuelta y marcharse de allí. Después se tomaría su tiempo para determinar el destino de Drowzee, luego de que encontrara un buen lugar para desahogar su frustración, un lugar que fuera bien lejos de Ash y sus "amiguitas".

Esta historia continuará...

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