Aventuras y desventuras en Celadon: John Archer
Región de Hoenn, algún tiempo atrás...
Ella podía recordar su rostro como si de hubiesen conocido el día anterior. Dos años antes había nacido de un huevo, y tres meses antes de eso sus padres habían caído víctimas de una de las tormentas tropicales de Hoenn. En ese entonces él tenía catorce años, todavía le faltaba un año, según los estándares humanos, para poder viajar por la tierra, más todavía por su propia cuenta.
Varias veces le preguntó por qué era este el caso, pero todo lo que recibió por respuesta fue una expresión de tristeza. Eventualmente dejó de preguntarle, pues no quería seguir viendo la tristeza en sus ojos, ni esa falsa sonrisa que se forzaba a sí mismo a darle.
Aquel día, había estado escondiéndose en el tronco de un árbol hueco. El sonido de esos pasos desconocidos la aterrorizó, así que se escondió de la vista. Cuando se detuvieron los pasos y empezaron a alejarse otra vez, dejó salir un suspiro de alivio. Pero su estómago hambriento la traicionó, y los pasos regresaron, esta vez en su dirección. Se arrinconó tanto como pudo en su escondite, esperando en vano que no fuesen a verla. Los pasos se detuvieron, justo afuera de su árbol.
- Puedes salir, no te voy a lastimar.
Esas fueron las primeras palabras que le dijo. Sonaban tan sinceras y honestas que no pudo evitar asomar su cabeza. Sus habilidades empáticas no se desarrollarían del todo sino hasta que hubiese evolucionado en Gardevoir, pero ya eran lo bastante fuertes para sentir la sinceridad de sus palabras.
Asomó primero su cuerno rojo, seguido de su cabello verde, y mirando hacia arriba, sus ojos hicieron contacto con un rostro sonriente. El humano frente a ella tenía los ojos rojos, de un tono más oscuro que el de su cuerno, y un par de marcas en las mejillas que le recordaban un poco a las puntas del pelaje de un Zigzagoon. Su cabello era oscuro, como el del hocico o las patas de un Poochyena.
- Oh, eres una Ralts. – le dijo él con una sonrisa. – Creo que debo presentarme. Hola, Ralts, mi nombre es John Archer, y quiero ser tu amigo.
Le extendió la mano, ofreciéndosela en señal de amistad. Ella dudó por unos momentos, hasta que finalmente, con mucho cuidado, extendió la suya hasta hacer contacto. Y en cuanto lo hicieron, los ojos del humano lanzaron un destello de color marrón-naranja.
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Tiempo presente, Ciudad Celadon...
- Buenos días, bienvenidos al Centro Pokémon. – los saludó la Enfermera Joy en cuanto entraron al Centro Pokémon de Ciudad Celadon, en un tono un poco cantarín. – Aquí nos dedicamos a curar a sus Pokémon. ¿Desean que les hagamos un chequeo completo?
- ¿Por qué siempre dicen lo mismo, y de la misma manera? – preguntó Iris. Ash y Misty se quedaron con cara de "¿Tenías que preguntar en voz alta?", mientras la Enfermera Joy solo ladeó la cabeza, sin perder su amigable semblante.
- Es porque siempre nos enseñan a decir eso desde el momento que aprendemos a hablar. Practicamos dos horas al día, todos los días hasta que cumplimos los 65. – les explicó en el mismo tono, haciendo que los tres adolescentes.
- Eso no es... escalofriante para nada. – murmuró Misty para sí misma con sarcasmo. Un incómodo silencio se mantuvo hasta que la enfermera decidió volver a hablar, manteniendo su típico tono sin inmutarse.
- Y bien, ¿alguien de ustedes viene a desafiar a Erika?
- Yo. – dijo Ash levantando la mano. La enfermera sacudió la cabeza en gesto negativo.
- Siento mucho informártelo, pero Erika no aceptará tu desafío.
Ante esa respuesta, Ash y Pikachu colapsaron cómicamente, antes de volver a ponerse de pie y mirar a la Enfermera Joy sorprendidos.
- ¿Por qué? – preguntó Ash. – ¿Tiene un Pokémon enfermo, o hay problemas en el gimnasio? ¿Por qué no está aceptando desafíos?
- Disculpa, creo que no me entendiste. – dijo Joy. – Dije que no aceptará TU desafío, no que no esté aceptando desafíos. Erika no está admitiendo a retadores masculinos en este momento.
- ¿Pikapi? [¿Quieres discutir la parte de "masculinos", o vamos directo al punto?]
- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué no?! – Ash prefirió saltarse la parte de que no lo aceptaban por ser un chico, e ir directo a lo importante. – ¿Por qué no acepta desafíos de hombres?
- Erika ha sido la líder del Gimnasio Celadon desde hace unos cinco años, cuando el anterior líder fue removido después de ser atrapado usando a sus Pokémon de tipo Insecto para meterse a robar en las casas de las personas. – empezó a relatar la enfermera.
Misty tembló ante la mención del tipo Insecto, e incluso Ash se tomó una pausa para imaginarse al Equipo Rocket tratando de irrumpir en la casa de su madre, montados en el lomo de varios Scolipedes, riéndose con ganas y luego recitando su lema. La Enfermera Joy siguió relatando:
- Desde entonces, Erika ha tenido muchos problemas con los retadores masculinos. Ha sido una participante importante en el movimiento de los derechos de la comunidad LGBT de Kanto: fue ella quien logró que se aprobara el acta de matrimonio para parejas del mismo sexo el año pasado, y es una de las mayores benefactoras de varios otros movimientos políticos. Sin embargo, esa notoriedad vino con muchos efectos colaterales muy desagradables. Ignorando a los idiotas que prefieren vivir en Johto antes que en Kanto, muchos de los entrenadores masculinos parecen enfocarse más en lo que ella y sus aprendices hacen en casa que en el gimnasio cuando están en batalla. A raíz de eso, muchas de sus peleas las ganó porque sus oponentes no estaban enfocados en la pelea. No le gustaba su porcentaje de victorias con eso.
- ¿Y por qué les iba a importar lo que Erika hace en casa? – preguntó Ash. Misty se tomó un momento para echarle una mirada como si le hubiese salido una segunda cabeza. Mientras tanto, la Enfermera ignoró la pregunta y continuó:
- La gota que derramó el vaso fue cuando un viejo rabo verde convenció a su nieto de que desafiara a Erika como distracción, para meterse al gimnasio a escondidas y espiar una boda entre dos de sus empleadas. Seguro ya sabrán que Erika heredó la posición de presidenta de la mayor cadena de tiendas por departamento en el mundo; la boda iba a ser entre la directora de la rama en Kalos y la jefa de desarrollo de productos, si mal no recuerdo.
Aparentemente Erika encontraba tiempo en su horario para dirigir un gimnasio, participar en política, y al mismo tiempo dirigir una corporación que ganaba millones por día. Ciertamente era algo más impresionante que aquella simple tienda de perfumes que recordaba Ash de la línea temporal anterior. La Enfermera Joy todavía no había cambiado su tono desde que llegaron, y de hecho ahora sí se sentía un poco escalofriante. Él ya sabía que algunas Joys tenían... un muy particular sentido del humor, quizás esta en venía de esa rama de la familia.
- El viejo fue atrapado cuando empezó a gritar después que las dos mujeres se besaron, y bastaría con decir que toda la boda se arruinó después de eso. Gracias al cielo el matrimonio no colapsó ni nada, pero tuvieron que llamar a la policía, y varios abogados y terapeutas se dieron un festín de trabajo, sin mencionar la limpieza que tuvieron que hacer en el área donde ese viejo se había estado escondiendo. Ahora está en prisión, pero al convencer a su nieto de ayudarlo con ese plan, se arruinaron las cosas para los demás.
Ash y sus amigas volvieron a mirarse entre ellos. Al parecer ahora venía lo bueno.
- A pesar de que no hubo daños mayores al gimnasio, y que el viejo salió del lugar con una buena dosis de Paralizador cuando lo descubrieron, la liga no tuvo tanta suerte. Después de ese fiasco tuvieron que enfrentar muchas demandas legales, y Erika tuvo que intervenir antes que fueran a explotar en algo como, digamos, clausurar los gimnasios o reducir el presupuesto para la próxima competencia de la Liga Pokémon. Así que tuvieron que llegar a un acuerdo: Erika tendría que limitar la entrada a su gimnasio de una manera que alivianara las preocupaciones, o la liga tendría que limitar el acceso general a todos sus gimnasios. Por muy mala que sea la situación actual, creo que estarán de acuerdo que la segunda opción sería mucho peor.
De ser ese el caso, Ash no hubiese recibido consejos de sus amigos en sus etapas tempranas, Brock necesitaría conseguir una niñera cada vez que tuviera un desafío por una medalla en su gimnasio, y tendrían que estar llamando a la policía ya que el trío del Equipo Rocket siempre le estaba acechando los pasos... sí, eso sería muy malo.
- ¿Entonces el gimnasio de aquí no va a dejar entrar a Ash? – Iris dijo lo obvio frunciendo el cejo, y de repente le brillaron los ojos, como si se le ocurriera una idea. – ¿Y qué tal si lo vestimos como mujer? Casi todos los humanos pueden hacerse pasar por el otro género con la ropa y el comportamiento apropiados...
Ash tuvo un respingo y se puso rojo, recordando esas pocas, pero que para él eran demasiadas, experiencias teniendo que vestirse de mujer, y considerando que su disfraz de "Ashley" no funcionó cuando era un niño de (probablemente) diez años, menos iba a funcionar ahora que era un adolescente de quince que tenía que afeitarse con regularidad. Misty se dio una palmada en la cara, mientras que Iris ladeó la cabeza, preguntándose si dijo algo malo.
- Eso no funcionaría. – La enfermera seguía con el mismo tono alegre que cuando empezó. – Erika tiene buen ojo para distinguir a los travestidos. No serías el primer ni el último entrenador que intenta eso. Aunque eso trae la pregunta de cómo lidiaría con un individuo transgénero...
Así que Erika podía distinguir a los travestidos. Grandioso, otra líder de gimnasio con Brock-O-Visión. Ahora no se podría sacar de la cabeza la imagen mental de Erika poniéndose igual que Brock en frente de Cynthia, Elesa, Lucy y Jasmine.
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Hoenn, de nuevo en el pasado...
Otro día más adelante la encontró a ella y a John poco después de una victoriosa batalla contra una líder de gimnasio llamada Roxanne, mientras atravesaban una serie de cavernas y montañas hacia el norte, donde las rocas usualmente se teñían de colores inusuales y el agua de un extraño tono de azul. Estaban tomando de esta agua para saciar su sed, se sentía extrañamente fría y deliciosa.
- ¿Sabes algo, Ralts? Estas montañas son famosas por los meteoritos. – le dijo John. Ella miró confusa hacia el agua mientras él señalaba hacia el cielo. – Los meteoritos son rocas enormes que caen desde el espacio. No me preguntes de dónde vienen, podrían ser trozos de otros planetas, o restos que quedaron de la creación del universo por Arceus, o químicos, o algo así. Creo que hay gente que dedica sus vidas a descubrir esos misterios, pero esa no es mi vocación.
Su cara adoptó una expresión pensativa mientras volvía a observar las montañas.
- Ya no recuerdo cómo se llamaba la cordillera de la que son parte estas cataratas. "Dracoslayer"... "Dracomalfoy"... "Dracomorph"...
- Es la Cordillera Dracónida. – Le dijo de pronto una voz femenina, que no sonaba mucho mayor que él y tenía un tono algo tajante.
- Oh, sí, Dracónida... – dijo John, feliz por el recordatorio, antes de empezar a mirar a su alrededor en busca del origen de la voz.
Miró a la izquierda, luego a la derecha, hasta que oyó una piedra cayendo desde arriba. John miró en esa dirección, al igual que Ralts, y vieron a una chica humana de pie sobre las rocas. Tenía el cabello oscuro y corto, y un sujetador de pelo que parecía una escama de dragón. Usaba ropas oscuras marcadas con un par de símbolos crecientes rojos en el pecho de su camiseta y a los lados de sus shorts. Sus zapatos eran una especie de sandalias con los dedos al aire de color grisáceo, y tenía una capa de color gris pálido colgando alrededor de sus hombros. Esta capa parecía moverse un poco, pero no estaba ondeando por el viento, sino como si hubiera algo debajo de ella. No parecía ser mucho mayor que John, pero incluso eso era difícil de determinar.
- Las Montañas Dracónidas se llaman así por el Clan de los Dracónidos. Hemos vivido en estas montañas por varias generaciones, somos los guardianes del Desierto Flygon y regentes de las Planicies Altaria. ¿Qué haces en este lugar, entrenador sootopolitano? – le preguntó con brusquedad, como si solo el verlos le provocara nauseas.
Ralts se movió más cerca de John para protegerlo, al percibir hostilidad en la chica. Empezó a concentrar su poder con discreción para no atraer la atención de la chica, pero seguía lista para pelear si era necesario. John solo le respondió volteando la cabeza con confusión.
- ¿Sooto... qué? ¿Te refieres a la ciudad con las rocas blancas? Yo nunca he estado allí, vengo de Ciudad Rustboro. Y ya que no soy de allí, ¿no podemos ser amigos?
Trató de sonreírle a la chica con la esperanza de que eso le ayudara en algo... pero no lo ojos flashearon con un intenso odio a la sola mención de Rustboro, aunque el odio parecía estar mezclado con muchas otras emociones negativas: Dolor, pena, impotencia, miedo y tristeza. Ralts se acercó todavía más a John y colocó su mano en la pierna de él, en caso de que necesitara actuar en un instante. La chica se golpeó la frente con la palma.
- Grandioso, también eres un idiota.
- ¡Hey! – gritó él con indignación.
- Claramente no sabes nada de tu propia cultura, ¿verdad? De acuerdo, déjame educarte en algunas cosas. – dijo ella, mientras alzaba un dedo, y empezaba a contar. – Una, todas las ciudades de Hoenn descienden de los sootopolitanos. Dos, eso convierte a todos sus descendientes en enemigos de los dracónidos. Y tres, ¡eres un tarado, imbécil!
- Pero no soy tu enemigo, ¿qué te he hecho? – preguntó John, y de pronto notó que parecía venir mayor movimiento desde debajo de su capa. ¿Estaba ocultando algo debajo de ella?
- Cálmate, Aster... – murmuró la chica hacia su capa, en voz muy baja para estar segura de que John no la escuchara, antes de volver a mirarlo con ojos asesinos. – Llevas contigo un Ralts, un Pokémon de tipo Hada, ¡los cuales fueron usados para masacrar a mi gente! ¡Por tus venas corre la sangre de Sootopolis, la ciudad que nos robó el Desierto, las Planicies, y la Montaña de Fuego! ¡Viniste desde Rustboro! – Sus manos se tensaron a la mera mención de esa ciudad, antes de que un enorme dragón azul con alas rojas, similares a las marcas de su ropa descendiera desde el cielo, acompañado por otros dos. – ¡Muere, invasor!
...
Por suerte, ella conocía Teletransportación, y los dos lograron escaparse de ser devorados por unos dragones furiosos. Tras capturar a un Swablu, los dos lograron llegar hasta Pueblo Fallarbor, donde acompañó a John mientras se preguntaba qué había sido todo eso.
- Oye, disculpa, eso que llevas, ¿es un meteorito intacto?
John llevaba encima en ese momento una roca espacial que se había estrellado muy cerca de donde él se encontraba en aquel momento.
- Sip, la encontré en un cráter en medio de la nada. Me sorprende que nadie más lo agarrara antes que yo.
- Mi nombre es Shepard, muchacho, Doctor Shepard. ¿Cuánto quieres por ese meteorito?
El llamado Dr. Shepard tenía los ojos fijos en la roca. John, algo sorprendido, pensó por unos segundos antes de responderle.
- Hmm... ¿qué tal algo para comer y una docena de Pokéblocks?
Ralts parpadeó mirando John. Tenía que haberlo escuchado mal: quería muy poco por algo que este tal Dr. Shepard deseaba con muchas ganas. Incluso aunque supiera que era algo que había caído desde el cielo y no se destruyó, tenía que valer algo más que algo para comer y algunos Pokéblocks.
- Estoy dispuesto a pagarte 300.000 por... ¡¿QUÉ?!
- Bueno, es que tengo hambre, y necesito algunos Pokéblocks. Solo es una roca, parece un trato justo ¿no?
- Trato... justo. – El doctor Shepard parpadeó. – Sí, sí, es un trato muy justo. Um, atrás en mi despacho tengo un enorme sándwich de pastrami, y creo que también tengo algunos Pokéblocks guardados por aquí. ¿Te parece bien?
- Grandioso. – sonrió John. – Oh, por cierto, ¿tiene información acerca de los que se hacen llamar los dracónidos?
- Tengo un viejo libro de historia sobre ellos en alguna parte. Ya compré la última edición, así que si quieres puedes quedarte con la vieja. Ahora, si me esperas. – dijo el Dr. Shepard mientras se iba a buscar el sándwich y los Pokéblocks.
- Genial, muchas gracias. – Ralts lo jaló de la camiseta para atraer su atención. – Ahora no, que estoy haciendo negocios. – Le acarició la cabeza mientras esperaban que el Dr. Shepard regresara.
En retrospectiva, eventualmente se dio cuenta de que el trato fue... algo injusto. Se dio una bofetada por haber sido tan tonto, pero ya era demasiado tarde. Ella misma se notaba confundida con su reacción.
Según los detalles del libro que el científico le había dado después de irse con el meteorito, los dracónidos solían tener el control de toda la zona noroeste de Hoenn, siendo Fallarbor y Lavaridge los asentamientos más recientes, pues habían perdido el control de muchas de sus tierras. Siempre había disputas fronterizas entre Hoenn y los dracónidos: Hoenn quería tener el control de toda la ciudad, mientras que los dracónidos se sentían amenazados por las ciudades más grandes que seguían creciendo, como Rustboro y Mauville, cuyos rascacielos, polución y granjas aledañas empezaban a comerse sus tierras.
Durante las Guerras Entrenadores-Guardianes y los escasos períodos de paz entre ellos, los guardianes tomaron nota de esto y ofrecieron su apoyo a los dracónidos. Originalmente había sido solo una ayuda humanitaria y por desarrollo para darles una bofetada del tipo "los guardianes son más morales" en la cara a los de Hoenn y demás miembros de la O.T.E.A. Originalmente fueron disputas por cosechas como sembradíos de patatas y calabazas, avances en purificación de agua y en búsqueda de fuentes de energía ecológicas. Sin embargo, eventualmente llevó a que muchos de los grupos militares lo usaran como una justificación para atacar a los dracónidos.
La guerra falló en ganarle tierra a nadie, pero la tasa de muertos resultante fue altísima para los dracónidos, lo que llevó que estos se alinearan junto con la milicia de los guardianes, y que los ayudaran durante la última gran Guerra Entrenadores-Guardianes.
Ambos bandos terminaron cometiendo acciones atroces: los dracónidos arrasaron con Ciudad Mauville y le hubieran hecho lo mismo a Rustboro de no ser porque los refuerzos llegaron a tiempo para expulsar a los dracónidos fuera de la zona este de Hoenn, y eventualmente de la isla principal si la guerra duraba lo suficiente; entretanto, las fuerzas de Hoenn obligaron a los dracónidos a retirarse hacia las montañas luego de arrebatarles casi todas sus tierras, e importaron cantidades masivas de Marills para usar como armas de destrucción masiva por su tipo Hada en contra de los Dragones que utilizaban los dracónidos, usaron Koffings para bombardeos e introdujeron Grimers en varios de sus túneles habitados para hacerlos imposibles de atravesar por lo tóxico.
Incluso después de la guerra todavía continuaban las tensiones. En muchas partes de Hoenn, como en Lilycove y Slateport, la mayoría veían la guerra como una atrocidad innecesaria y estaban buscando maneras de por fin reintegrar a los dracónidos con la esperanza de poner fin a los conflictos. Pero otras no se veían tan dispuestas a perdonarlos, en particular las que en el pasado fueron arrasadas por ellos, o los amenazaron con hacerlo.
Problemas modernos entre hoennianos y dracónidos incluían crímenes de dracónidos en contra de Pokémon de tipo Hada, y hoennianos cometiendo actos de robo, vandalismo, violación e incluso asesinatos en contra de los dracónidos, y siempre era un caos total cuando estallaba algún conflicto. Por ejemplo, cuando un dracónido era llevado a los tribunales por asesinar al Marill mascota de alguien, había amenazas de otros con poner una bomba en la sala del tribunal, y cuando el Salamence, Flygon o Altaria de un dracónido aparecía volando y secuestraba a alguien, dejando una nota con lo que dicha persona había hecho y por eso era llevada para ser castigada, empezaban las llamadas para movilizar a la milicia para que "terminen el trabajo".
Tras leer esta historia, John declaró su deseo de ir y encontrar a la chica con la que se topó antes, para disculparse con ella. Pero Ralts consiguió convencerlo de que esta era una idea horrible. Él pareció estar triste de pensar que nunca podrían ser amigos por varios días, y tal vez siempre guardaría esa sensación en las ocasiones en que recordaran sus aventuras.
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Tiempo presente, Celadon...
Luego de escuchar que Erika no aceptaría su desafío, uno podría preguntarse qué haría nuestro intrépido héroe al respecto. ¿Acaso él y su alegre banda siguieron su camino, para enfrentarse con las formidables fuerzas de Fuchsia? ¿Acaso preparó las fuerzas de la amistad para intentar la diplomacia y confraternizar con el enemigo? ¿Hacer que cambiara de parecer demostrándole que no todos los hombres son así de malos?
No, eso no fue lo que pasó.
Apenas los tres pusieron un pie fuera del Centro Pokémon, una enorme oleada de gente corriendo por las calles lo arrastró y envió al joven nativo de Pueblo Pallet a un no deseado tour por toda la ciudad, y como resultado, fue a parar en...
*¡BIENVENIDOS AL CUARTEL DE GAME FREAK!*
Ash fijó los ojos en el letrero de lo que parecía ser un edificio de oficina. El letrero mostraba a un trío de personajes peculiares: un héroe con armadura blanca y anaranjada con un casco con una cresta roja y un logo en forma de rayo, una niña de pelo rosa montada en lo que parecía ser un taladro gigantesco, y una criatura parecida a un Donphan y vestida como si fuese compañero de armas del Teniente Surge.
Pero eso no era importante. Lo importante era que, oficialmente, Ash y Pikachu ahora estaban perdidos en la ciudad.
- Pikachu, recuérdame que no debo mudarme a una ciudad tan grande como esta si llego a retirarme. – dijo Ash.
- Jajaja, todavía eres demasiado joven para planear tu retiro. – se rio el Pokédex desde su bolsillo. – Pero si estás interesado, puedo contarte sobre ese excelente plan de seguridad social en el que he estado invirtiendo dinero para cuando...
- Ahora no. – dijo Ash, sintiéndose algo extraño al pensar que su Pokédex andaba metiéndose con su dinero. Después de pensar un poco, se dio la vuelta y dramáticamente apuntó con su dedo hacia la calle, diciendo con confianza. – ¡Muy bien, el Centro Pokémon es por allá!
- Pika... [Si haces que nos perdamos otra vez, me debes unas cuantas botellas de kétchup.]
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Pueblo Lavaridge, de nuevo en el pasado...
El campo de batalla que había sido construido en las afueras del Pueblo Lavaridge, que era famoso por sus aguas termales fue la siguiente parada en el viaje de John. Estaba de pie en un extremo, con ella a su lado como de costumbre. Con mucha confianza en ganar la batalla que estaba a punto de comenzar. Al otro lado, estaba de pie un hombre de edad avanzada, de pelo canoso y esponjado, con gafas redondas y pequeñas.
- Muy bien, ¿o sea que viniste todo el camino hasta Lavaridge por tu segunda medalla de gimnasio? Debo decirlo, muchacho, eso es muy poco ortodoxo. Je, ¿pero qué es la vida sin algo de variedad? –El líder de gimnasio y antiguo miembro del Alto Mando de Hoenn se rio con ganas. – Y dime, jovencito, ¿qué aspiras lograr luchando contra los líderes de gimnasio? Admito que siempre tengo curiosidad de ver qué motiva a los jóvenes de hoy en día, y cómo cambian las cosas con el tiempo. Yo por mi parte, he viajado por el mundo, salí de mi hogar en Johto en busca de desafíos y de hacerme fuerte, pero con el tiempo, descubrí una pasión por las artes. La poesía, la pintura, son expresiones de los sentimientos que van más allá de la emoción de la batalla.
- Quiero encontrar amigos. – le dijo John con total honestidad.
- ¿Amigos? ¿Viajas por la tierra solo, en busca de amistad? – expresó el líder de gimnasio su confusión. John solamente le sonrió y asintió en confirmación.
Aunque el líder de gimnasio no podría entender del todo lo que John quería decir, ella sí lo entendía. John era uno de ese pequeño pero (en tiempos recientes) creciente grupo de humanos que poseían un poder único. Su habilidad le permitía ver los lazos potenciales que se podrían formar entre él y otras personas: qué tan fuerte podría llegar a ser una relación de amistad o romance. Este poder solo se manifestaba cuando veía ese brillo marrón-naranja en sus ojos.
Esa era la razón por la cual quiso volver a ver a esa chica dracónida, pero también había sido la prueba de sus propios pensamientos al respecto. La amistad no era algo que pudiera "medirse" como el peso o la estatura. Podría tal vez mostrarle la gente con la cual tenía el potencial para conectarse tan bien que nada ni nadie podría separarlos, pero la amistad no estaba garantizada por eso. Le faltaba ese algo, y tristemente no era su lugar tratar de convencerlo de lo contrario.
- Bueno, he escuchado razones mucho más raras, supongo que un viaje en busca de amistad es mejor que por riquezas, gloria o sangre. – Sostuvo una Pokébola y la envió al campo. – ¡Que comience la batalla! ¡Ve, Numel!
-¡Nincada, sal ahora, amigo!
La batalla no tardó en volverse intensa, con todo el campo lleno de agujeros mientras los Pokémon se lanzaban ataques uno al otro y esquivando, casi al punto de la monotonía. Con un grito, el pequeño camello de tipo fuego sacudió el suelo con un ataque de Magnitud, haciendo retumbar la tierra y haciendo volar al insecto blanco al cual ella había ayudado a John a capturar hacía ya mucho tiempo. El insecto recuperó el equilibrio rápidamente.
- Vaya. Déjame adivinar. – El líder de gimnasio vio con interés lo rápido que se repuso Nincada después de aquel ataque. – ¿Llevas entrenando a ese Nincada tuyo desde hacer mucho, y probablemente con ese Ralts que traes contigo durante todo ese tiempo?
Sí, eso era cierto. Apenas había conseguido otros dos amigos recientemente después de haber abandonado las Montañas Dracónidas. John asintió y el líder del gimnasio sonrió.
- Admiro tu dedicación, pero no te dejaré ganar solo por eso. ¡Numel, Brasas!
Mientras una lluvia de chispas de fuego salía de la boca de Numel, John rápidamente envió su contraataque.
- ¡Usa Bofetón de Lodo! – Golpeando el suelo con una de sus patas delanteras, Nincada levantó una pared de Tierra que bloqueó las chispas del ataque de Brasas. – ¡Ahora, usa Poder Secreto!
Nincada salió disparado hacia adelante en una embestida, brillando con una energía púrpura, impactando a Numel directo en el pecho. Numel colapsó en el suelo, terminando la ronda. Recuperando a su Pokémon, el anciano asintió, reconociendo su derrota.
- Sí, ya lo veo. Has entrenado bien a tu Pokémon y te has conectado bien con él. Pero debo admitir que te falta un estilo de batalla que sea original.
- Esa no es mi prioridad. – replicó John.
- Tal vez, pero respirar tampoco lo es, y todos necesitamos hacerlo. Quizás puedas aprender más con el tiempo, pero primero, tendrás que vencer a mi Torkoal, ¡ve!
En el campo apareció su segundo oponente, una gran tortuga roja con caparazón negro, que lanzó chorros de humo negro por sus fosas nasales.
- ¡Nincada, usa Excavar!
- Creo que ya me dejaste suficientes agujeros en mi gimnasio, jovencito. ¡Usa Giro de Fuego!
- ¡Torkoal! – Abriendo la boca, Torkoal dejó salir un vórtice espiral de llamas, atrapando a Nincada, previniendo su escape.
- ¡No, Nincada!
- Ralts... – murmuró ella para sí misma, preocupada.
- ¡Ahora, usa Giro Rápido!
Moviéndose a una velocidad que no debería ser natural para una tortuga, un gran trompo negro atravesó las llamas y golpeó a Nincada. El pobre insecto salió volando fuera de las llamas, directo a los brazos de John. Había caído derrotado. Torkoal emergió de su caparazón mientras John regresaba a Nincada.
- Y bien, ¿quién será el próximo de tus amigos que peleará contra mí? ¿Será acaso tu Ralts?
Ante la pregunta del líder del gimnasio ella dio un paso al frente, lista para responder, pero John gentilmente colocó su brazo frente a ella para que se detuviera.
- No, creo que dejaré que uno de mis nuevos amigos sea quien pelee. ¡Sal ahora, amigo Trapinch!
La hormiga roja del desierto apareció, abriendo su gran boca para soltar un rugido de determinación.
- ¿Es un Trapinch? Interesante... significa que te has aventurado en el desierto. No muchos hacen eso, y si viajaste por un lugar como ese en busca de amigos, admito que es realmente admirable.
Ayudaba mucho que John, de manera única hasta donde ella sabía, tenía un segundo poder además de su capacidad de ver los lazos: de manera similar a un Psyduck, John podía negar los efectos del clima a su alrededor. A diferencia de la mayoría de la gente, la arena no le interfería con la vista, y ni la lluvia fuerte ni la luz solar abrasadora lograban afectarle.
- Pero las medallas no se ganan buscando amistad. ¡Torkoal, usa Giro de Fuego!
- ¡Trapinch, Tumba de Arena!
Mientras la tortuga daba un pisotón en el suelo, la hormiga hizo el mismo movimiento. Desde la boca de Torkoal salieron llamas en espiral, y desde la mandíbula de Trapinch una corriente de arena salió de la misma forma. Los dos ataques se encontraron de frente en el centro, cancelándose uno al otro.
- Impresionante... y ya que no pienso de ningún modo usar Giro Rápido frente a la boca de ese Trapinch... ¡Torkoal, usa Rueda de Fuego!
Prendiendo todo su cuerpo en llamas, Torkoal volvió a retraerse en su caparazón y empezó a girar hacia mientras se movía hacia Trapinch, que instintivamente abrió la boca. Ralts retrocedió, ya podía ver el resultado de esa colisión.
- ¡Usa Terratemblor! – exclamó John en respuesta. Trapinch cerró la boca y en vez de lo que planeaba hacer, pisoteó en el suelo con sus patas delanteras, enviando una ola de tierra volando hacia el Torkoal.
La colisión resultante envió a Torkoal volando por los aires, agitándose desesperadamente. John retrocedió al ver el resultado, y supo exactamente por qué: Trapinch no era exactamente un peleador apto para ataques a distancia. El único movimiento que podía usar ahora sería...
- ¡Usa Forcejeo de Insecto!
Abriendo su gran mandíbula otra vez, una explosión de luz roja voló hacia Torkoal. Sin embargo, un movimiento de tipo Insecto como ese tendría poco efecto en Torkoal, incluso en lo que la poderosa tortuga volvió a aterrizar en la Tierra una vez más.
- Preferiría no tener que usar este movimiento, pero no me dejas otra opción. ¡Observa el ataque por el cual los retadores dudan en retar a este gimnasio! ¡Torkoal, usa Supercalor!
Una gran bola de fuego roja comenzó a acumularse dentro de la boca de Torkoal, y ella empezó a jalarle la pierna del pantalón a John.
- ¡Ralts! ¡Ralts! – trató de decirle. Maldijo que no hablaran el mismo idioma. ¡Tenía que advertirle lo que ese movimiento podía hacer!
- ¿Supercalor? Suena peligroso. ¡Trapinch, usa Terratemblor para detenerlo!
Rugiendo, Trapinch volvió a pisotear en el suelo, enviando otra ola de tierra volando hacia Torkoal.
- Demasiado lento. – dijo el líder de gimnasio mientras el ataque salía disparado. Pero en ese preciso instante, el campo también empezó a romperse en pedazos, como si perdiera conectividad. – ¡¿Qué?! ¡Mi campo!
El Supercalor fue redirigido, el chorro de llamas salió disparado hacia el cielo sin causar ningún daño. La ola de tierra también falló, pero ahora, Torkoal yacía en el fondo de un cráter, de espaldas sobre su caparazón y sin poder salir.
- ¡Tor! ¡Tor! ¡Koal! – Torkoal se agitaba tratando de levantarse, mientras Trapinch lo veía desde un borde relativamente estable.
- ¡Esto es todo, Trapinch, ahora usa Ataque de Engaño!
Y con el siguiente movimiento, John ganó una nueva medalla, y también un pequeño consejo de parte del anciano. Atacar a una tortuga que no puede defenderse no se considera muy amigable que digamos.
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Tiempo presente, Celadon...
Como era de esperarse, el chico, su Pikachu, y su sarcástico dispositivo tecnológico terminaron por encontrarse en un callejón oscuro, lleno de basura, desechos y escombros, y una puerta solitaria cerrada.
- ¿Tu kétchup de qué sabor lo quieres? – preguntó Ash suspirando, resignándose a que tenía que complacer la demanda que Pikachu hizo antes.
- Pi. El kétchup solo viene en un sabor, Ash.
- Lo sé, amigo, ¿pero no quieres acompañarlo con algo más? – replicó Ash tratando de aliviar la tensión. De repente, desde adentro de la puerta cerrada, sonó como una explosión, y se oyeron gritos de lo que para Ash sonaba como un público en un torneo.
- Advertencia, detecto una reunión secreta y clandestina en este lugar. Si yo fuera tú me alejaría en el acto.
- Reunión secreta y clandestina, cómo no... – Ash pareció detenerse a pensar por un momento, y luego sin más le dio una patada a la puerta con todas sus fuerzas. La puerta se abrió sin problemas, al parecer no tenía seguro puesto como había creído.
- ¿Pikapi? [Ash, ¿te parece buena idea hacer eso? Podría estar pasando algo ilegal allí adentro. O peor aún, ¿y si nos encontráramos con un culto de adoradores de MissingNo o algo así?]
Ash sintió un escalofrío ante la mención de MissingNo, pero de todas maneras atravesó la puerta. Era como si estuviese a punto de adentrarse en las profundidades del inframundo.
- Culto de MissingNo, club de peleas subterráneas, honestamente no me importa. Tal vez podamos averiguar cómo volver al Centro Pokémon, me vale lo que estén haciendo allá abajo.
- Podrías simplemente seguir mis indicaciones. Tengo un GPS.
- Lo hice, y así fue como terminamos aquí.
- ... La culpa la tiene la construcción... y la actualización reciente que conseguí de la región Alola. ¿Puedo compensarte contándose sobre el Pokémon Rowlet?
- Ya me contaste de Rufflett. – puntualizó Ash, incluso aunque su Pokédex parecía ya estar listo para explicarle por qué no quería hablar de ese pájaro.
(--0--)
Isla Dewford, pasado...
Algún tiempo después, en el gimnasio de Isla Dewford, estaban rodeados por pisos de madera verde, el campo de batalla tenía un vago olor como a sal. Kirlia se preguntó qué sería eso. ¿Serían porque estaban muy cerca del mar? No, eso de alguna manera no tenía sentido. Otra cosa era la causante de esto.
- ¡Hey, viejo! ¿Tienes idea de cuánto tiempo ha pasado desde que alguien me desafió por su quinta medalla? ¡Digo, mi equipo ya empezaba a aburrirse como no tienes idea!
Y además, el líder del gimnasio, ese chico de pelo azul claro, hablaba de una forma bastante particular. Si fuese un Pokémon, ella sospechaba que sería un Geodude.
- Creo que eso deberías agradecérselo a la tormenta que hubo la semana pasada. Cancelaron todos los ferrys para esta isla. – dijo John, y en respuesta el líder de gimnasio se empezó a reír.
- ¡Ah sí! Esa tormenta sí que fue radical, pero tienes razón, ningún bote podría salir en esas condiciones. Y las cuotas por el seguro estos días están horribles. Dime, ¿la esposa de Norman sigue tan ardiente como la última vez que la vi?
Mientras John se sonrojaba y se rehusaba a mirar a Brawly a los ojos, ella tuvo una extraña sensación de incomodidad ante esa pregunta. El líder de gimnasio no pareció darse cuenta de esto, sino que siguió hablando.
- Sí, ese Norman es un tipo con mucha suerte: una bella y dulce esposa, y dos niños a los que adoran como no tienes idea. En serio, un día deberías pedirles que te cuenten la historia de cómo se conocieron él y Caroline, siempre me saca las lágrimas. – Brawly suspiró. – A veces hace que me den ganas de sentar cabeza, pero conseguir citas en esta isla no es fácil a menos que pases tu día pescando con tus padres. Y tampoco puedo salir con mis estudiantes por todas las razones que podrías imaginarte, y cuando quiero volver a casa en Saffron a visitar a mi mamá, nunca encuentro a nadie que esté dispuesta a darle una oportunidad a esta isla. Empiezo a preocuparme de que terminaré quedándome solo como el viejo Bruno...
Después de unos segundos de silencio, el líder recuperó su humor en un parpadeo.
- Ah, pero tú no vienes a escuchar relatos de mi vida, ¿verdad? Viniste por una batalla. ¿Te suena bien un cuatro contra cuatro? – Brawly sonrió al ver que John asentía. – Muy bien, es hora de ver si estás listo para ganarte una medalla de Brawly. ¡Sal ahora, Breloom!
- ¡Sal ahora, amigo, Shedinja!
Al ver el cascarón vacío fantasma que apareció para pelear contra la planta luchadora verde y con larga cola, Brawly miró fijamente al Shedinja en shock.
- Espérate, ¿esa cosa no es la que solo puedes atacarla con movimientos superefectivos? – John asintió en confirmación, mientras Brawly de pronto se preocupó. – Y mi suerte, no me esperaba algo así, viejo.
- Lo lamento, es que le prometí que lo usaría en este gimnasio, ya que no pude hacerlo en el anterior. – se disculpó John.
Ella recordaba aquel incidente. John se había sentido mal después de haber asustado a un pequeño niño asmático con Shedinja, el cual le dijo que no podía utilizarlo dentro de los límites de Ciudad Petalburg, aparentemente debido a una criatura llamada "abogado". Bajo amenazas de una "demanda legal". Ella todavía no tenía idea de qué significaba ese término.
- Auch. Bueno, si no hay más que hacer, tendré que... ir con la corriente, supongo. ¡Breloom, si tus ataques no le hacen daño, dale con lo que tengas!
- ¡Bre!
Breloom se lanzó a la carga contra Shedinja para golpearlo, solo para terminar atravesándolo e irse de narices al suelo antes de recuperarse rápidamente.
- Ah, diablos. Creí que eso funcionaría. – se quejó en voz alta Brawly.
- Bre... –Incluso aunque no hablara su idioma, la expresión de Breloom decía claramente: "Te hubiera dicho que eso no serviría, pero no me habría escuchado."
- ¡Shedinja, Garra de Sombra! – ordenó John, e instantáneamente una luz negra-púrpura apareció en las alas de Shedinja, que apuntó con su cabeza hacia Breloom y se lanzó contra él.
- ¡Aguántalo! – exclamó Brawly. Breloom asintió, y después tomó una postura algo inusual.
Ella no tenía idea de lo que planeaba con eso, pero el caso fue que en cuanto vio a Breloom soportar el golpe, se contorsionó de una manera que hizo que el ataque apenas lo rozara un poco en lugar de soportar el impacto directo. Shedinja giró fuera de control por un momento pero recuperó el balance... solo para que un aura negra de pronto lo cubriera y cayera al suelo. Derrotado.
- ¡¿Qué?! – exclamó John sorprendido.
- ¡Es Efecto de Esporas! Verás, cuando peleas con un Breloom, ocasionalmente puedes recibir una condición de estado por hacer un ataque de contacto físico. No tienes idea de todos los apuros que pasé tratando de enseñarle a este amigo a nadar. – Breloom se sonrojó ante ese comentario, y Kirlia a su vez tuvo una imagen mental de un Brawly paralizado, y hundiéndose hacia el fondo del océano como una piedra. – Apenas fue en la doceava ocasión que me enteré que la unión de salvavidas estaba arreglando mi caso, y me enteré además que los salvavidas de por aquí tienen uno de estos. En fin eso fue entonces, esto es ahora. ¿Quién será tu siguiente Pokémon?
Regresando a Shedinja y dándole las gracias, John arrojó su siguiente Pokébola.
- ¡Sal ahora, amiga, Swablu! – El ave azul con alas como nubes aterrizó en el campo. Brawly se quedó viéndolo en shock.
- Viejo, las alas de ese pájaro... creí que solo exageraban, pero en serio sí parecen nubes. Ahora veo por qué le gustan tanto a la gente.
Swablu ahuecó sus plumas, contoneándose presumida con el cumplido que le hicieron.
- Imagino entonces que no ves muchos Swablus. – observó John, mientras Brawly se reía.
- Para nada. Me vienen Taillows, Swellows, Beautiflys, Zubats, Golbats, un Crobat el martes de la semana pasada, y más Wingulls y Pelippers de los que puedo contar, pero nunca un Swablu. ¡Esto será divertido!
- ¡Bre! – Breloom le gritó a su entrenador, causando que Brawly se riera algo nervioso.
- Oh, espera, es tipo Volador, ¿verdad? O sea que es superefectivo contra ti. No te preocupes, solo haz de cuenta que es como un Zubat. Un Zubat muy esponjadito y que no está ciego.
Swablu pareció ofendida por la comparación.
- ¡Comiencen!
- ¡Vamos a comenzar. Breloom! ¡Solo porque es tipo Volador no significa que tendrá mucha defensa cuando también es tipo Normal, los ataques tipo Luchador también lo lastimarán! ¡Usa Fuerza de Palma!
- ¡Bre! – Con un puño brillante, Breloom se lanzó a la carga.
- ¡Esquiva y usa Voz Cautivadora!
Deslizándose por debajo del ataque de Breloom, Swablu abrió su pico y dejó salir el ataque sónico. Breloom soportó el ataque de la misma manera extraña que aguantó la Garra de Sombra, aunque claramente le tomó un mayor esfuerzo.
- ¡Ay no, no me digas que está emparentado con uno de esos tipo Hada! ¡¿Acaso evoluciona en esa Aroma-cosa de Kalos?! – le preguntó Brawly en voz alta. John negó con la cabeza. – ¡Oh, no, espera, ahora que me acuerdo Winona tiene un pájaro azul grandotote con alas esponjadas! Uff, menos mal, no es ese. ¡Viejo, por poco me llevo una grande!
- Bre...
Kirlia notó el tono de ira en Breloom. Ella tendría que asegurarse de que John no fuese a ver esas... películas de horror kalosianas.
- ¡Ahora, Cabezazo!
Breloom se lanzó de cabeza contra Swablu, con la cabeza gacha y lista para darle al pájaro de frente con ella e impactarlo con esporas. Podía ver que John estaba apretando los dientes, resistiéndose las ganas de usar Picotazo y arriesgarse a que le pasara lo mismo que a Shedinja.
- ¡Esquiva con Doble Equipo! – se decidió finalmente. Al recibir el Cabezazo, Swablu desapareció en una bruma revelando que lo que golpeó fue un clon ilusorio. Breloom entonces se vio rodeado por un montón de pájaros esponjados.
- Oh, diablos. – murmuró Brawly.
- ¡Usa Voz Cautivadora!
El ataque de tipo Hada golpeó como sonido estéreo, cayéndole a Breloom por todos los ángulos. Sin embargo, Breloom todavía no estaba fuera del encuentro.
- ¡Usa Mega Drenado con todos ellos!
Con un grito, Breloom sacó unas lianas verdes por el cuello tratando de atrapar al real, y logrando disipar todas las copias. Pero el verdadero, sin embargo, atacó a Breloom desde arriba, lanzando de nuevo otro ataque de Voz Cautivadora, estampando al Pokémon Hierba-Luchador en el suelo con una potente onda sónica. Regresando a su Pokémon, Brawly de nuevo volvió a reírse con ganas.
- Nada mal, nada mal. Eres muy bueno, amigo. Pero todavía no he terminado; ¡vamos, Medicham!
- ¡Cham, cham! – El delgado Pokémon con color rosa por todas partes era el siguiente, posando mientras se balanceaba en un solo pie.
Kirlia rodó los ojos: ¿acaso creía que hacer eso lo hacía verse rudo? Ella se balanceaba en una sola pierna todo el tiempo. Francamente ahora le gustaba presumir el hecho de que tenía piernas largas sobre las cuales pararse sin problemas.
- Vamos a salir de esto. ¡Usa Voz Cautivadora!
Obedeciendo la orden de John, Swablu de nuevo volvió a atacar con su canción, disparando las ondas sónicas directo hacia Medicham. Este rápidamente se dobló con increíble flexibilidad, esquivando el ataque por completo.
- Hey... ¿pero no se supone que ese movimiento siempre acierta?
- ¿Qué puedo decirte, amigo? – replicó Brawly. – El surf puede desafiar las leyes del hombre común. Ah, y mi Medicham también sabe usar Detección.
Mirando al Medicham, Kirlia en efecto sí noto un resplandor breve en sus ojos, así que el líder estaba diciendo la verdad.
- Y ahora que conoces mi pequeño truco, ¡Medicham, usa Puño Trueno!
- ¡Medi! – Con sus puños cubiertos en electricidad estática, Medicham saltó hacia Swablu, listo para darle un buen choque.
- ¡Usa Doble Equipo! – exclamó John.
- ¡Medicham, no te alarmes, solo ve con la corriente!
Mientras los duplicados se empezaban a formar, Medicham no se dejó entrar en pánico. En lugar de eso, el Pokémon Luchador atacó con un extraño sentido de propósito. No se puso a agitarse o a atacar a lo salvaje como normalmente alguien haría después de un Doble Equipo: esto era una búsqueda. Los puños volaban, colisionando contra los clones y desvaneciéndolos uno tras otro, hasta que uno de ellos desapareció de vista fuera del ataque en el último momento.
- ¡Ya te tengo! – declaró Brawly mientras Medicham saltaba hacia el último que quedaba visible.
- ¡Movimiento Espejo! – exclamó John, incluso aunque Kirlia solo se quedó viéndolo en shock.
Una bola de energía amarilla y eléctrica se formó frente al pico de Swablu, colisionando con el ataque de Medicham frente a frente. Otra vez Kirlia notó un ligero movimiento, lo que le permitiría al ataque impactar menos directamente y disminuir el daño. Swablu también pareció inclinarse ligeramente un poco al hacer su propio golpe, aunque no logró esquivarlo del todo tampoco lo recibió de lleno. Fue un poco extraño...
- ¡Ahora, usa Cabezazo Zen!
- ¡Rápido, usa Pico...!
Pero antes de que John pudiese hacer el movimiento, Medicham estampó su brillante cabeza directo en Swablu, mandando al pequeño pájaro al suelo, derrotado.
- ¡Swablu!
Y así continuó la batalla, ronda tras ronda. John envió después a su Ninjask, y con gran dificultad consiguió derrotar a Medicham tomando ventaja de su gran velocidad (aumentada por su habilidad gradualmente). Brawly replicó enviándole a su Machoke, y tras una feroz ronda, los dos quedaron en sus últimas. Lo cual llevó a...
- ¡Machoke, usa Doble Golpe!
- ¡Ninjask, Tijera-X!
Los dos colisionaron uno contra el otro tras una serie de choques a corta distancia, y finalmente cayeron al mismo tiempo en un doble nocaut. Al retornarlos a ambos, con eso había llegado la última ronda. John finalmente volteó hacia ella. Con una sonrisa, y una sensación de "¡Por fin!", saltó hacia el campo, lista para pelear contra lo que fuera que este Brawly les fuera a lanzar.
- ¡Vamos, Hariyama!
Su último oponente fue un gigante cuya parte inferior del cuerpo era más grande que ella, brazos delgados pero fuertes que terminaban en manos lo suficientemente grandes como para agarrarla con una sola. La diferencia en tamaño y peso era muy, muy evidente. Pero aunque así fuera, ella no se daría por vencida. Se sentía lista, dispuesta, y con un gran deseo de pelear contra esa cosa, ¡y derrotarla a cualquier costo!
O tal vez... eso último tenía algo que ver con que su habilidad de Trazar estaba tomando prestada la de Agallas de este Hariyama, y por eso de pronto se sentía sedienta de sangre. ¿Quién lo diría? Pero al menos no era como otras habilidades que había escuchado que tenía esta línea evolutiva. Trazar podía ser realmente desagradable al copiar una habilidad como Grasa Espesa o Hedor.
- ¡Comencemos!
- ¡Usa Confusión! – ordenó John.
Inmediatamente ella comenzó a acumular poder en su interior. Con sus ojos brillando en azul, empezó a levantar al masivo oponente en el aire, aunque de pronto, en un destello violento que la lastimó, este de repente se liberó, como si la hubieran forzado a soltarlo.
- ¡¿Qué?! – exclamó John en shock.
- Oh sí, eso de que los de tipo Psíquico levantan a sus oponentes en el aire y luego los estrellan por todos lados. Sí, ese truco ya lo conozco muy bien. Lástima para ti, pero he entrenado a todos mis Hariyamas y Makuhitas para que aprendan a controlar su centro de gravedad y con eso puedan liberarse.
- ¡Hari! – El enorme Pokémon Luchador empezó a golpearse la panza triunfante. Incluso John sabía exactamente lo que eso significaba.
- ¡Ahora, Fuerza de Palma! – Hariyama se lanzó contra ella con su palma resplandeciendo con energía, listo para estamparla contra el suelo.
- ¡Teletranspórtate! – Justo lo que ella estaba pensando, y justo a tiempo. Se desapareció de vista, justo en lo que la palma de Hariyama se estrellaba contra el suelo dejando un enorme boquete donde antes había estado. – ¡Ahora, usa Hoja Mágica!
Kirlia reapareció justo detrás del enorme Pokémon Luchador, y empezó a dispararle hojas verdes y brillantes a la espalda. Igual que los otros, Hariyama dobló su cuerpo de una manera que le permitió suavizar el impacto de los golpes.
- Una chica inteligente. O al menos estoy seguro que es una Kirlia hembra. ¡Hariyama, dispersa esas hojas con Remolino, y después usa Desarme!
Dándose la vuelta, Hariyama empezó a dar golpes violentos en el aire con sus enormes manotas, quitándose de encima el ataque de Hoja Mágica, antes de saltar en el aire con su palma brillando en energía oscura. Esa palmada no se sintió nada bien para Kirlia, pues la golpeó con tal fuerza que la aplastó contra el suelo.
- ¡Kirlia! – gritó John preocupado, mientras Hariyama golpeaba de nuevo el suelo con una fuerza que lo hacía temblar. Kirlia podía ver la preocupación en el rostro de su amo, y como fue reemplazada por alivio en cuanto la vio volver a ponerse de pie otra vez.
- ¡De acuerdo, Hariyama, terminemos con esto, usa Empujón de Brazos!
- ¡Contraataca con Rayo Cargado!
Antes que Hariyama pudiera acercarse lo suficiente para comenzar a darle los empujones, Kirlia le disparó un rayo de energía eléctrica para tratar de detenerlo. El impacto logró frenarle el avance y hacerlo retroceder momentáneamente, además de sentir que su propio poder de ataque se incrementaba por momentos.
- ¡Otra vez! – Kirlia disparó un segundo rayo que esta vez fue bloqueado por las enormes manotas de Hariyama, pero ella volvió a sentir el incremento de poder. – ¡Y otra vez!
- ¡Bloquea con Remolino otra vez! – exclamó Brawly.
Volviendo a agitar las manos, Hariyama formó un muro de viento tratando de repeler el ataque, pero Kirlia todavía podía sentir ese subidón de poder fluyendo a través de ella.
- Mira, te daré un consejo como líder de gimnasio: ese mismo truco no te servirá cuatro veces. – le dijo Brawly. – ¿Por qué no intentas algo más?
- De acuerdo, lo haré. – dijo John. – ¡Kirlia, usa Confusión!
Una vez más, los ojos de Kirlia comenzaron a brillar en azul y empezó a levantar a Hariyama en el aire. Una vez más empezó a forcejear para liberarse, pero esta vez, no pudo liberarse.
- ¡¿Qué, pero cómo?! – decir que Brawly estaba sorprendido era quedarse corto.
- Rayo Cargado incrementa el ataque especial de Kirlia. – dijo John. – Este ataque de Confusión es mucho más fuerte que antes. ¡Ahora terminemos con esto!
No podría estar más de acuerdo. Con eso, Kirlia dejó caer a Hariyama en el suelo con todo su poder mental. Y con eso, fue suficiente para ganarles esa batalla, y la medalla.
...
(--0--)
Celadon, tiempo presente...
Ya una vez adentro, Ash se percató de que esta locación subterránea era más ruidosa que el gimnasio de Roxie, y eso era toda una hazaña. Y estaba lleno de mucha más gente: la mayoría eran hombres enormes, musculosos y sudados.
El centro de la cámara subterránea tenía un ring de peleas que le resultó extremadamente familiar, y en ese momento alcanzó a ver que en él estaba un Hitmonchan, yaciendo en el suelo como boxeador noqueado y lleno de golpes y magulladuras por todas partes. Al lado de este, un Hitmonlee pateaba el aire en celebración, y en su esquina, su entrenador, un sujeto gigante y musculoso alzaba sus puños triunfante, sonriendo como lunático. En el otro extremo, un sujeto que a Ash le pareció haber visto antes, recogió a Hitmonchan, y parecía estar luchando por no llorar familiar mientras retornaba a su Pokémon.
Ash, que todavía no era del todo visible a la multitud desde donde estaba, se mordió los labios tratando de recordar quién era. Al verlo bajo los reflectores del techo, por fin se acordó: su nombre era Anthony, el sujeto que entrenó a Primeape (cosa que hizo que Ash sintiera algo de depresión). Pero de nuevo, ¿qué más había por recordar con él?
- Perdóname, Hitmonchan. Perdóname tú también, Rebecca. Si hubiese ganado, podría haberme llevado el premio para mantenernos a flote un poco más mientras consigo un trabajo. Pero les fallé. ¡Maldición, fui demasiado débil! ¡No pude entrenar bien a Hitmonchan!
Ash todavía pudo escuchar como el hombre gritaba de frustración y rabia, incluso a esa distancia. No podía culparlo, se notaba devastado. Otro cambio respecto a la línea temporal pasada: las cosas seguramente le fueron diferentes, y ahora estaba esta versión del P1 que era clandestina en lugar de oficial.
- ¡Y con eso, nuestro campeón invicto, El Gigante, vence a otro retador! ¡El premio de 300.000 todavía sigue en pie para quien lo gane, amigos! Pero la pregunta es, ¿hay alguien aquí lo bastante valiente para retar a El Gigante? ¿Hay alguien aquí lo suficientemente hombre? – gritaba un anunciador a todo pulmón, haciéndose oír incluso entre los gritos de la multitud.
- Ash, tienes quince años, ciertamente no tienes edad para esto. Ahora vámonos de aquí... ¡por ahí no, no tan rápido!
Ash ignoró a su Pokédex y siguió. Pikachu también saltó fuera de su hombro y corrió junto a él. Los dos tuvieron que saltar por encima de unos bloques, algunas sillas, e incluso un sujeto que estaba tirado en el suelo oliendo a alcohol, pero lograron llegar al escenario.
- ¡¿Quieren un retador?! ¡Aquí estoy! – declaró.
- Vaya, vaya, tenemos un retador más después de todo. ¿Te atreves por el premio, muchacho? – dijo el anunciador.
- No gracias. Cuando gane, el dinero del premio que se lo den a An... al sujeto que acaba de perder.
- ¡Pikapika! [Sí, igual que no necesitamos ese dinero... ¿y no te parece raro anunciar así que vas a regalar el premio?]
- Pues qué les parece, el muchacho viene no por el dinero sino por el reto, qué agallas. Déjame adivinar, ¿no te dejaron desafiar a Erika? – Ash no quiso responder, pero su expresión lo dijo todo. ¿Pasaría eso aquí a menudo? – De acuerdo, ya que eres nuevo, déjame explicarte las reglas. Puedes usar cualquier Pokémon, pero tiene que tener brazos y piernas. Se permite que tenga cola, pero no puede usar ataques, solo su fuerza, resistencia y voluntad para golpear y aguantar los golpes. ¡Elige a tu Pokémon ahora!
- ¡Charmeleon, yo te elijo! – dijo Ash sin dudarlo. El Pokémon de Fuego rugió al aparecer, con su inconfundible aire de ferocidad. Hitmonlee se puso en guardia, listo para empezar la pelea.
- ¡QUE SUENE LA CAMPANA, COMIENCEN!
*¡DING!*
- ¡Patéale el trasero a esa lagartija incendiada! – ordenó el Gigante.
- ¡Atrápalo del pie y ponlo a dar vueltas! – ordenó Ash.
- ¡¿Char?! [¿Qué, no puedo usar mis ataques de fuego con esa cosa?] – preguntó Charmeleon cubriéndose de las patadas de Hitmonlee. – [Ah, qué diablos, ¡de acuerdo!]
(--0--)
Otra vez Hoenn, tiempo pasado...
Muchas batallas habían sido peleadas desde entonces, y juntos habían recorrido un largo camino. Para entonces habían llegado a su sexta batalla de gimnasio. Ahora John estaba en Sootopolis, utilizando al Pokémon que había capturado poco después de derrotar a Brawly.
- ¡Nosepass, usa Chispa! – ordenó John. Su Pokémon se lanzó hacia el frente con una embestida eléctrica, siendo su oponente un enorme pez azul con una linterna en la cabeza. Pero dicho pez recibió el impacto como si nada.
- ¡¿Qué?! – exclamó John en shock. El líder de gimnasio, un hombre vestido con un traje elegante de bigote delgado y con mechones blancos levantados llamado Juan, simplemente sacudió la cabeza.
- Vaya, tal parece que no sabías que mi Lanturn posee la habilidad Absorción Eléctrica. A diferencia del Sealeo contra el que peleaste antes, los ataques eléctricos son inútiles contra él. ¡Ahora, Lanturn, usa Escaldar!
El chorro de agua caliente golpeó a Nosepass para el primer nocaut de ese encuentro. Vibrava entonces tomó el relevo después de eso, logrando derrotarlo con Aliento de Dragón y Terremoto. Luego de eso, fue Kirlia quien tomó el relevo para derrotar al Kingdra que hizo pedazos al resto del equipo luego de que Vibrava fue derrotado.
...
La penúltima batalla la luchó contra unos gemelos simultáneamente. Ninjask y Shedinja lograron ganarla al coordinarse uno con el otro: con Shedinja defendiendo y apoyando con su Guardia Milagrosa, mientras Ninjask se ocupaba de la parte ofensiva. Y ahora, se estaban enfrentando a su desafío final, en el gimnasio de Ciudad Fortree...
La batalla fue intensa: John comenzó con fuerza usando a su Probopass, con un combo de Descarga, Filo de Roca y Trampa de Rocas: todo eso le ayudó a derrotar al Swellow y al Pelipper de la líder del gimnasio, Winona. Después cayó vencido por el Rayo Solar de su Tropius, que a su vez cayó ante Ninjask. Ninjask fue entonces vencido por Skarmory, que ahora se enfrentaba a su Altaria.
- ¡Altaria, usa Lanzallamas! – ordenó John.
- ¡Esquiva y usa Pájaro Osado! – gritó a su vez Winona.
Por desgracia, Skarmory no fue lo suficientemente rápido y terminó rostizado por el ataque de fuego. Cayendo a la tierra totalmente quemado, la líder del gimnasio Fortree lo recogió, ahora estaba contra las cuerdas. De acuerdo, tal vez no literalmente, pero solo le quedaba un Pokémon en su equipo.
La joven mujer, que llevaba un extraño conjunto gris azulado adornado con detalles blancos y encajes en forma de alas, tomó su última Pokébola y la sostuvo contra el viento que soplaba.
- Rara vez tengo oportunidad de pelear contra entrenadores que se preparan para la Liga Pokémon. Debo decir que, a pesar de lo inusual, he disfrutado mucho de esta batalla. Pero tu prueba todavía no termina. No, te queda un obstáculo más por superar. ¡Ve, Altaria!
Saliendo de su última Pokébola apareció su propio Altaria, el cual era mucho más grande en tamaño que el de John.
- ¡Pulso de Dragón! – gritaron al mismo tiempo tanto John como Winona, y los dos Pokémon dispararon unos chorros de energía azul uno contra el otro.
Los dos ataques colisionaron, y el de Winona fue el que dominó y atravesó al otro, impactando de lleno. John recuperó a su Pokémon noqueado y se preparó para enviar al siguiente a la batalla.
- ¡Ve, Flygon!
Y con ello, la forma evolucionada de su Vibrava tomó el relevo en la batalla de dragones. Alas verdes aleteaban en oposición a unas hechas de nubes, mientras los dos se veían fijamente en desafío.
- ¡Ala de Acero! – ordenó Winona.
- ¡Contrarresta con Garra de Dragón! – exclamó John.
Garras verdes brillantes y alas metálicas se golpearon entre sí mientras los dos voladores luchaban entre ellos. Gardevoir, que observaba la pelea desde un punto alto, se preguntaba si acaso la necesitarían para esta batalla. Altaria recibió un golpe de una Garra Dragón, y mientras el ave comenzaba a caer al suelo, se imaginó que tal vez hoy no sería necesario que interviniera.
- ¡Altaria, Rayo de Hielo! – exclamó Winona, sorprendiendo a todos.
- ¡¿Qué?!
Altaria se estabilizó debajo de Flygon, con tal facilidad que fue entonces que se dieron cuenta que eso había sido perfectamente planeado, pero ya era demasiado tarde. Disparó el rayo de energía directamente por debajo Flygon, dando en el blanco y congelándolo, haciendo que comenzara a caer irremediablemente. John lo regresó antes de que fuese a chocar estrepitosamente contra el suelo, pues no tenía ningún plan. John miró con tristeza su Pokébola, claramente sintiéndose mal por caer con ese truco.
- En batallas aéreas no puedes estar solo al pendiente de lo que hay frente a ti. En el aire tienes que usar los 360 grados de movimiento y visión. – explicó Winona mientras su Altaria flotaba junto a ella. – Y ahora, ¿quién será tu último Pokémon?
John se volteó hacia Gardevoir y le hizo un gesto con la cabeza. Ella asintió y se teletransportó hacia el suelo, apareciendo al nivel del campo de batalla, mientras apuntaba sus largos brazos hacia su contrincante.
- ¡Gardevoir, Fuerza Lunar!
Gardevoir hizo aparecer una enorme esfera de energía rosa y la disparó hacia Altaria. Sorprendentemente, Winona hizo que Altaria respondiera con el mismo ataque, y los dos colisionaron entre ellos, pero el de Gardevoir dominó e impactó, aunque Altaria no perdió mucha altitud después de recibirlo.
- Nada mal. Tu Gardevoir está bien entrenado. - observó Winona, antes de tocarse el lado de su gorra alada. – Pero todavía tienes que superar este último obstáculo si quieres ganar esta batalla.
Desde el lugar donde se tocó la gorra empezaron a salir unos rayos de energía luminosa, que volaron directo hacia Altaria. Esta luz parecía enfocarse alrededor de una parte del ala, que Altaria desplegó para revelar una especie de piedra extraña. Altaria comenzó a resplandecer con fuerza, como si estuviese evolucionando. ¿Pero cómo?
Al desvanecerse la luz, fue entonces que se reveló la forma: un Altaria mucho más esponjado, con las nubes formando una especie de collar de abrigo alrededor de su cuello, de color azul más pálido, y con la cola más larga de lo normal.
- ¿Sorprendido? Dime, ¿es la primera vez que vez a un Pokémon Mega-Evolucionado? Si ese es el caso, lamento informarte que esto es lo normal que tendrás que enfrentar. Al nivel de la liga, si un entrenador no es capaz de pelear contra una Mega-Evolución no podrá llegar muy lejos. Ahora, muéstrame si estás listo para pelear contra un nivel Mega. ¡Altaria, usa Híper Voz!
Mientras Altaria comenzaba a aspirar para su ataque, John tampoco se quedaría atrás.
- ¡Prepárate para lo que venga, Gardevoir! ¡Usa Protección!
Y fue así, como comenzaría la batalla más difícil que habían enfrentado, al menos hasta ese momento...
(--0--)
Celadon, de vuelta en el presente...
El progreso del resto de la pelea no requiere una descripción. Bastaría con decir que al final, Hitmonlee terminó más golpeado que un saco de arena y con las dos piernas dobladas de maneras casi antinaturales. Todo lo que tenía el Pokédex que decir era esto:
- Hitmonlee es conocido como el Pokémon pateador. Se especializa en destrozar todo a su paso y hacer pedazos a sus enemigos con sus patadas hasta que dejan de moverse. Hablando lógicamente, no deberías haber ganado esa pelea.
- Pero lo hice. – replicó Ash triunfante. Entretanto, Anthony estaba casi llorando a los pies del entrenador, sosteniendo los fajos de dinero del premio.
- ¡Gracias, gracias, muchas gracias, muchacho! Mi hija y yo estamos en deuda contigo. Si hay algo que pueda hacer por ti, no tienes más que pedírmelo.
- De hecho, sí lo hay. – dijo Ash. – Un pequeño favor.
- ¡Lo que quieras! Bueno, excepto la mano de mi hija en matrimonio, pero aparte de eso...
Ash se sonrojó un poco ante esa idea, pero de todos modos ya sabía perfectamente lo que quería de recompensa.
- ¿Puede decirme cómo puedo volver al Centro Pokémon? A decir verdad me perdí, y terminé en este lugar por error.
- ¿Oh? ¿Eso es todo lo que quieres? – Anthony parecía bastante sorprendido, pero rápidamente recuperó la compostura. – Bueno, ahora que lo pienso, con todas las construcciones y eso, no es tan extraño perderse en esta ciudad. Mira, si tomas los pasajes subterráneos, solo síguelos hasta que llegues cerca de la Esquina de Juegos. Desde allí, solo estarás a unas pocas cuadras del Centro Pokémon.
- ¡Gracias!
- Ni lo menciones, solo ten cuidado por allá. Puedes encontrar muchas cosas raras por allí. Vagabundos, pandillas, y por cierto justo hoy encontré esto. – Se metió la mano en el bolsillo, sacando un par de piedras muy familiares, del mismo tipo que Pikachu llevaba en su sujetador. – No sé qué sean, pero por mí puedes quedártelas. Jamás había visto piedras de este tipo, tal vez te sirvan de algo. ¡Adiós y gracias de nuevo!
Mientras Anthony se iba con su hija, Ash le echó el ojo a los Eviolitos en su mano, inseguro de qué hacer con ellos.
- ¿Debería mandarle otro mensaje a Forge Smith? – inquirió Dexter.
(--0--)
En otra parte de la ciudad...
- Vaya... eso fue desagradable.
Ash no fue el único que fue arrastrado por la corriente de la multitud en la ciudad. Misty e Iris también terminaron siendo llevadas por la fuerza a una locación desconocida, pero lamentablemente se separaron de su amigo. El tono seco de Misty (que no encontró la experiencia nada divertida) contrastaba con Iris, que lucía como si hubiese dado cien vueltas en una montaña rusa, y que le urgía enormemente recuperar su espacio personal.
- Demasiada gente... – murmuró para sí misma, todavía mareada. – Necesito... espacio...
Mientras Iris todavía trataba de recuperarse después de ese "paseo", Misty echó un vistazo a sus alrededores, examinando el lugar donde terminaron las dos. Era un campo amplio de hierba, lleno de campos de batalla dibujados con tiza: claramente se trataba de un parque local donde los entrenadores podrían practicar mientras entrenaban para luchar contra Erika (en teoría, al menos). Sin embargo, a pesar de lo que les habían dicho sobre las restricciones que había impuesto la líder del gimnasio local, el lugar estaba bastante concurrido.
- Acérquense, acérquense todos...
De pronto sonó una voz que Misty había escuchado muchísimas veces, pero jamás en persona. Ese tono de calma total templado con una inconfundible fuerza, tenía que ser ella.
Lorelei.
De pie en el campo en toda su maravillosa gloria, la famosa maestra de Pokémon tipo Hielo (y en la mente de Misty, maestra honoraria de tipo Agua) seguía invitando a los que pasaban por ahí a acercarse, y junto a ella estaba una joven mujer de pelo azul, que tenía un parasol sobre su cabeza, y en su regazo descansaba lo que parecía ser un Leafeon. De pronto pareció quedarse dormida sin previo aviso, aunque el Leafeon se dio cuenta de esto, y reaccionó con un movimiento de su cola, frotándosela como una pluma en la nariz. Estornudando, la mujer volvió a despertarse, al parecer un poco avergonzada de lo que acababa de pasar.
- Por favor, este mini-torneo de batallas dobles no puede empezar si estamos disparejos. Necesitamos dos personas más, un equipo para emparejar los números. ¿Alguien se anima? Si ganan, podrán recibir cualquier favor razonable de mi parte que deseen. Pero ojo, que digo razonable. No sean como aquel sujeto que me pidió que le reparara su motocicleta, que no soy mecánica.
Torneo de batallas dobles... Lorelei... y había una plaza abierta.
- Iris. – dijo Misty, en un tono de "no te atrevas a contradecirme" que incluso era capaz de hacer que Psyduck se comportara. La chica salvaje la miró curiosa, preguntándose qué estaba tramando. – Tenemos que entrar en ese torneo.
- ¿Qué? ¿Por qué? – preguntó Iris, aunque sonando menos como que no quisiera entrar, y más de por qué Misty de repente insistió en hacerlo.
- No tenemos idea de dónde está Ash, y francamente ninguna de nosotras quiere volver a meterse entre el tráfico de la ciudad, ¿verdad? – Iris tembló como si le hubiesen echado cubos de hielo entre los shorts (Misty sabía cómo era eso, sus hermanas se lo hacían a menudo). – Seguro Ash podrá encontrar su camino a cualquier lugar donde haya batallas, y si el gimnasio no está abierto para él, este torneo puede ser nuestra mejor oportunidad.
- Entiendo. – asintió Iris. Tenía sentido, y no les vendría mal un poco de ejercicio tampoco.
Las batallas comenzaron, con Lorelei y su invitada observando detenidamente, mientras se tomaban unas tazas de café. Los primeros oponentes de Misty e Iris resultaron ser un par de adolescentes vestidos con ropas de kung fu azules, uno de pelo azul y el otro color magenta, ambos haciendo poses ridículas de artes marciales y riéndose de ellas.
- ¿Qué les pasa, niñitas? ¿Sorprendidas de conocer a los Hermanos Pokémon Invencibles? ¡Yo soy Kim! – dijo el de pelo magenta.
- ¡Y yo soy Kail! – dijo el otro. – ¡Y más vale que estén listas para perder!
- ¡Ve, Hitmonchan!
- ¡Tú también, Hitmonlee!
Los dos Pokémon tipo Luchador aparecieron en el campo, posando igual de ridículos que sus amos. Tanto Iris como Misty tenían pocas ganas de andar haciendo algo tan estúpido, así que simplemente enviaron a sus propios Pokémon. Entre más rápido los acabaran, mejor.
- ¡Ve, Poliwrath!
- ¡Ve, Excadrill!
El sapo luchador y el topo aparecieron en el campo. Los autoproclamados Hermanos Invencibles no parecieron muy sorprendidos de ver a un Poliwrath, pero sí se quedaron mirando con curiosidad a Excadrill.
- Um... ¿y esa cosa qué es? – preguntó el que se llamaba Kail.
- ¿No acabo de decir que se llama Excadrill? – señaló Iris molesta.
- Sí, ¿pero qué es un Excadrill?
Iris volvió a señalar a su Pokémon. Algunos de los espectadores no pudieron evitar reírse entre dientes, mientras Kail y Kim solo se veían con cara de "esta chica es estúpida". Misty no les prestó atención: podría haber jurado que en ese momento Lorelei y su acompañante las estaban viendo. La pelirroja sintió el corazón acelerándose ante el pensamiento de que su heroína, la mujer a la que admiraba desde su infancia la estuviese observando. No podía permitirse quedar mal enfrente de ella.
- De acuerdo, no tengo idea de lo que sea un Excadrill, pero no parece tipo Fantasma. ¡Hitmonlee, Patada Giratoria!
- ¡Hitmonchan, Puño Cometa!
Los dos Pokémon Luchadores se lanzaron al frente, con tanto su pie y puño listos para conectar. Misty e Iris decidieron responder de igual forma.
- ¡Contraataca con Puño Dinámico, Poliwrath!
- ¡Excadrill, Garra de Metal!
El puño de Poliwrath chocó contra el pie de Hitmonlee, mientras las garras metálicas de Excadrill hacían lo propio con los puñetazos de Hitmonchan. Sorprendentemente, la fuerza de los ataques del dúo de Pokémon Luchadores se veía más impresionante de lo que realmente era: los de Misty y Excadrill fueron suficientes para mandarlos a volar por encima de sus entrenadores, cayendo derrotados instantáneamente.
- ¡¿QUÉ?!
- ¡¿PERO CÓMO?!
- Vaya, ¿qué les parece? – dijo Misty. – No tan invencibles ahora, ¿verdad? ¿Por qué no mejor se vuelven invisibles ahora y desaparecen?
Los dos hermanos gruñeron, pero al parecer tuvieron la inteligencia de hacerle caso y no quedarse más allí a seguir haciendo el ridículo. Misty se sintió muy satisfecha consigo misma.
Después de esa primera ronda, la segunda también pasó sin mucha fanfarria: Staryu y Emolga derrotaron a un dueto con un Diglett y un Doduo sin mayores complicaciones. Ahora estaban en la final, pelearían con un par de chicas: una de pelo azul y largo, y la otra de pelo verde y corto. Esta última se veía bastante intimidante, más incluso que otros chicos con los que habían peleado.
- Oigan, ustedes dos... ¿de casualidad no participaron en el Torneo del Domo de Batalla? – observó la peliverde. Misty notó que su voz sonaba inusualmente grave para una chica.
- Sí, de hecho. – confirmó Misty.
- Como me hubiese encantado participar. Nosotras dos estábamos muy ocupadas entrenando para derrotarla a ella. – dijo la peliazul, apuntando hacia la chica con el Leafeon, que parecía estar volviendo a caer dormida, a pesar de acabar de bajarse una taza de café completa. El Leafeon volvió a despertarla igual que antes.
- ¿Y eso? ¿Quién es ella? – preguntó Iris con curiosidad.
- Ella es Erika, la líder del gimnasio local. – dijo la peliverde. – Assunta y yo apenas pudimos vencerla por nuestra cuarta medalla el otro día. Uno pensaría que un Venomoth y un Dodrio serían suficiente para barrer el piso con una entrenadora de Tipo Hierba. Nos equivocamos.
- La líder del gimnasio... – Misty se quedó viendo a la chica sentada junto a su ídolo, bastante sorprendida. Qué curioso encontrarla por allí.
Por la esquina del ojo, Misty también notó que Iris la estaba viendo, pero de manera diferente, tal vez más... calculadora, como si tramara algo. Hizo una nota mental de preguntarle después de esto, por si acaso estaba planeando hacer algo embarazoso.
- Muy bien, basta de charlas. – dijo Melissa. – ¡Vamos, Clefable!
- ¡Ve, Rhyhorn!
El rinoceronte de tipo Roca, y la forma evolucionada de Clefairy aparecieron en el campo, incluso sin un comentario ingenioso de parte del Pokédex. Qué extraño, ¿acaso extrañaba al artefacto? Misty entonces se percató de que Iris retrocedió ligeramente al ver al Clefable, y no era de extrañarse, con los recuerdos que tenía del torneo todavía frescos en su memoria, aunque rápidamente recuperó la compostura.
- Descuida, yo me encargaré del Clefable. – dijo Misty, preparándose para enviar a su propio combatiente. – ¡Ve...!
Pero entonces su bolsa empezó a sacudirse, y de ella salió otro Pokémon. El que menos necesitaba en ese instante.
- ¡Psy! [¡Ta da!] – apareció el pato, posando dramáticamente.
Misty solo se quedó tiesa viendo a Psyduck, horrorizada a más no poder. ¿Por qué, por qué tenía que salir justo ahora? ¡Y enfrente de Lorelei, para rematar! Si se hubiese atrevido a mirar, podría haber visto la mirada divertida que adornaba la cara de su heroína en aquel momento.
- ¡Ve, Axew!
Mientras Iris dejaba salir a su pequeño dragón/hermanito, Misty por dentro se preguntó lo que estaría planeando. Después de todo, había una enorme y aterradora hada allá afuera. Axew también parecía algo sorprendido (y asustado) de que lo mandaran, pero Iris se veía muy confiada.
- Hemos estado entrenando muy duro desde la última vez, Axew. Es hora de demostrarlo.
- ¡Ax! – Axew sonaba menos que entusiasta de esto.
- ¡Atactrueno! – ordenó la entrenadora de Clefable, la peliverde Melissa, mientras empezaban a formarse chispas entre las manos del Pokémon rosa.
- ¡Usa Pistola de Agua! – respondió Misty, esperando que lo golpeara antes que pudiera dispararlo. Psyduck inmediatamente disparó el torrente de agua hacia Clefable.
- ¡Bloquéalo con Impacto de Roca! – respondió Assunta. El cuerno de Rhyhorn comenzó a brillar de blanco, y varias pequeñas rocas blancas comenzaron a salir disparadas de él, bloqueando completamente el chorro de agua.
- Psy... [Ay, ahora sí me fregué...] – dijo Psyduck al ver que el Atactrueno ya le venía encima.
- ¡Usa Garra de Dragón! – ordenó Iris.
- ¡Axew! – El pequeño dragón verde saltó en el camino del Atactrueno, con sus garras brillando en verde listas para cortar el ataque. Y así lo hicieron, literalmente lo partieron a la mitad, protegiendo a Psyduck.
- Hmm... no está mal. ¡Rhyhorn, usa Cuerno Taladro!
- ¡Clefable, Fuerza Lunar!
Mientras Rhyhorn se lanzaba a la carga formando una energía espiral en su cuerno, Clefable a su vez empezó a cargar una energía rosa brillante.
- ¡Axew, ya sabes qué hacer!
- ¡Ax! – Axew se lanzó a la carga contra Rhyhorn, con las garras todavía cargadas de energía draconiana, y armadas para un ataque de Garra de Dragón. Mientras el Perforador se venía acercando, Axew se agachó para esquivar el ataque por debajo y golpeó dando un gancho.
- ¡Rhyhorn! – exclamó Assunta al ver a su Pokémon ser golpeado fuera de curso cancelando su ataque. Sin embargo, la Fuerza Lunar ya estaba cargada.
- ¡Fuego! – gritó Melissa. El ataque salió disparado directo hacia Axew, incluso mientras Rhyhorn salía despedido hacia Psyduck como un auto fuera de control que salía volando por los aires tras un choque.
- ¡Psyduck, Pistola de Agua!
- ¡Axew, Excavar!
Misty se sorprendió, ¿Axew podía usar Excavar? Mientras el pequeño dragón verde se enterraba en el suelo para evitar el ataque, Psyduck golpeó al rinoceronte de tipo Roca y Tierra con su torrente de agua. El ataque fue superefectivo e hizo colapsar por completo a dicho Rhyhorn, dejándolo fuera de circulación.
- ¡No, Rhyhorn! – gritó Assunta, y para rematar, Axew entonces salió de golpe por debajo de Clefable, mandando al Pokémon tipo Hada al aire.
- ¡Clefable!"
- ¡Ahora, termina con Cuchillada!
El ataque cortante, versión mejorada del Arañazo, golpeó con fuerza al Pokémon tipo Hada. Clefable se desplomó en el suelo, colapsando derrotado. Qué bien se sintió.
- ¡Y aquí tenemos a nuestras ganadoras! - declaró Lorelei, apareciendo de pronto detrás de ellas.
Misty e Iris se sobresaltaron de la sorpresa, con la segunda de hecho casi poniéndose en plan de "reaccionar y arrancarle la cara a alguien con las garras", pero afortunadamente no lo hizo. Lorelei les estaba sonriendo ampliamente, y junto a ella venía Erika con su Leafeon.
- Las dos estuvieron excelentes. De hecho, las cuatro pelearon muy bien. – Erika les extendió una sonrisa a Assunta y Melissa, que estaban regresando a sus Pokémon caídos. – Que lástima que también vi por televisión el torneo en el Domo de Batalla, así que ya sé que ustedes dos no vendrán a desafiarme. Siempre me agrada ver nuevas aspirantes a entrenadoras femeninas: no hay suficientes de nosotras.
Por alguna razón, Misty podría haber jurado que Melissa parecía sorprendida de estar incluida, pero finalmente decidió que "no era su asunto" así que no preguntó.
- Y ahora, para su recompensa... – dijo Lorelei. Misty estuvo a punto de abrir la boca, pero antes de darse cuenta de que no tenía idea de qué podría pedirle, Lorelei de pronto le puso algo azul y con textura como jabonosa entre las manos.
- ¡Wooper!
- Eres entrenadora de Pokémon de Agua, ¿verdad? – dijo Lorelei. – Muy bien, creo que este pequeño puede ayudarte mucho. ¿Te gusta?
La mente de Misty echó a andar a mil por hora, tratando de procesar el hecho de que su heroína, Lorelei acababa de darle, de la nada, un Wooper. Darle a alguien un Wooper, eso casi sonaba como un eufemismo. Misty estaba tan sorprendida que ni siquiera se le ocurrió qué decir.
- Y ahora... – Lorelei entonces giró la mirada hacia Iris, y Misty notó que le estaba dando, tal vez involuntariamente, una buena vista de sus notables atributos femeninos. – ¿Tú qué deseas?
- Dijiste que nos harías cualquier favor, ¿verdad? – preguntó Iris, y de pronto Misty empezó a sentirse algo nerviosa por razones desconocidas.
- No puedo arreglar una bicicleta o un avión, pero fuera de eso, te aseguro que tengo muchos talentos. – puntualizó Lorelei. – Eso sí, de antemano te digo que estoy saliendo con alguien, por si las dudas.
Eso no pareció importarle mucho a Iris, lo que claramente sugería que "pasar una noche de placeres juntas" no era prioridad en su lista. Aunque podría jurar que escuchó a alguien maldecir a los cielos luego que Lorelei confirmó que ya estaba apartada.
- Nuestro amigo Ash. Está desafiando a los gimnasios para participar en la liga.
- Oh sí, fue el segundo lugar del torneo si mal no recuerdo. – dijo Erika. – Ciertamente se veía prometedor. Seguro que le irá muy bien en Fuchsia y Cinnabar, inclusive podría incluso ganar en Viridian. Aunque no creo que los otros gimnasios le den mucha batalla...
- Vino para desafiar el gimnasio de aquí. Lorelei, lo que quiero pedir de favor es que la convenzas a ella de que le deje a Ash pelear en su gimnasio. – dijo Iris, ignorando los comentarios de Erika, y señalándola.
La líder del gimnasio se quedó pasmada, y todos en el parque se quedaron en silencio total.
- Oye, ¿acabas de...? – dijo Misty, sintiéndose de pronto algo mortificada, y a la vez impresionada.
Iris podía ser una chica salvaje y poco civilizada, pero aquí acababa de demostrar que realmente quería ayudar a Ash. Y entretanto, una vocecita en la cabeza de la pelirroja empezó a reprocharle diciendo "Y tú aquí todo lo que conseguiste fue un Wooper". Misty trató de pelear contra su subconsciente recordándole que le dieron al Wooper antes de tener oportunidad de pedir ninguna otra cosa, pero estaba perdiendo.
- Oh, ¿eso es todo? – dijo Lorelei en un tono muy alegre. – Claro, con gusto puedo hacer los arreglos.
- ¡¿Qué?! – exclamó Erika, pero sin dejarla salir del shock, Lorelei sonrió y se la llevó fuera de vista por un momento. Y la gente empezó a cuchichear al ver esto.
- Viejo, ¿están a punto de sobornar a Erika?
- Pero Lorelei dijo que está saliendo con alguien...
- ¿Será que le va a cobrar un favor?
...
El que dijo que estaban a punto de sobornar a la líder del gimnasio acertó más de lo que creía. Nadie escuchaba o tenía idea de lo que estaban hablando, y Erika no parecía querer dar su brazo a torcer, hasta que Lorelei se sacó algo de su bolsa.
- De acuerdo, ¿aceptarías hacerlo por esto? – Lorelei había sacado un calendario, pero no cualquier calendario. Las fotos de cada mes, a plena vista para Erika hicieron que la líder de gimnasio se pusiera más roja que un tomate a medida que la miembro del Alto Mando pasaba las páginas una tras otra. – Esa semana estuviste ocupada, así que no te enteraste que algunas de nosotras nos juntamos para una pequeña sesión de fotos en traje de baño para el señor Goodshow, mientras se recuperaba de ese horrible accidente en la conferencia del Valle Lily.
Un calendario, repleto de famosas entrenadoras profesionales de la liga, todas extremadamente atractivas, en traje de baño. Lorelei era la señorita de Enero, Drasna de Febrero, Glacia de Marzo, Diantha de Abril, Elesa de Mayo, Clair de Junio, Fantina de Julio, Skyla de Agosto, Valerie de Septiembre, Gardenia de Octubre, Winona de Noviembre, y para Diciembre estaba nada más y nada menos que un maravilloso poster central de la Campeona de Sinnoh: la primera y única Cynthia. Erika pasó por todas las tonalidades de rojo habidas y por haber a medida que pasaban las páginas una tras otra.
- Solo hay tres copias de este en existencia. Goodshow tiene una, Diantha tiene otra, y sucede que yo tengo la tercera. Admito que tenía ganas de quedármelo como un recordatorio de que alguna vez fui así de joven y atractiva, pero viendo a esa chica pedirme con tanta determinación que ayude a su amigo, no podía decirle que no. Y bien, ¿aceptas el desafío de ese muchacho por este calendario? Mira, creo que las dos ya sabemos que tus posibilidades de seguir siendo selectiva con tus retadores después de esa audiencia son muy bajas, así que bien puedes empezar con ese muchacho que tiene un par de amigas talentosas. Y sin importar qué clase de dinámica adolescente tengan entre ellos, estoy segura que se comportará mejor que un viejo rabo verde con demasiado tiempo libre en las manos.
Entretanto, Iris y Misty siguieron esperando. Erika y Lorelei regresaron unos diez minutos después, y la líder de gimnasio llevaba bajo el brazo algo enrollado que antes no estaba allí.
- Muy bien. – dijo la líder del gimnasio. – Este muchacho, Ash Ketchum, tiene aspecto de ser un entrenador bien portado. Díganle que venga al gimnasio a las 10:00 am mañana. Supongo que tendré que ver si los entrenadores masculinos pueden comportarse. Ahora si me disculpan, tengo... asuntos que atender.
Erika y su Leafeon se fueron a toda prisa, mientras Lorelei sonreía.
- Muy bien, allí lo tienen. Deséenle suerte a su amigo de mi parte, espero que gane. Que tengan un buen día.
Y mientras Lorelei se marchaba, Misty se quedó viendo a su ídolo alejarse, sin poder quitarse esa sensación de intranquilidad que la invadió. Iris acababa de resolver el problema de Ash con el gimnasio. Y lo hizo por sí misma, con su propia iniciativa. ¿Por qué de repente empezaba a sentirse... inadecuada, a raíz de eso?
Psyduck se quedó mirándola frunciendo el cejo, mientras Wooper solo chillaba de alegría, ignorante de lo que pasaba por la cabeza de su nueva ama.
(--0--)
Al otro lado de la ciudad...
- Rayos, otra vez estamos perdidos...
- Pikapi... [Sí, claro que estamos perdidos. Me siento otra vez como en Johto, pero con menos árboles y más oscuridad y ataques de Zubats.]
Ash se frotó la cabeza, todavía temblando al sentir algo de saliva de Zubat todavía chorreándole en la gorra y en el pelo.
- Estoy teniendo dificultades para conectarme a la red inalámbrica. Me siento... aislado. Solo. ¿Esto es lo que se siente ser orgánico, singular y estar separado de todo? Es una locura, ya veo por qué resultaste como eres.
Negando con la cabeza, Ash sacó el dispositivo de su bolsillo y lo sostuvo al nivel de los ojos.
- La falta de conexión a internet no me hizo lo que soy ahora. Así es la vida.
- Entonces la vida apesta.
- La vida es maravillosa. Es lo mejor que hay. Nunca pienses lo contrario.
- No trates de sonar como el Profesor Oak. – replicó con sarcasmo el Pokédex. – Te falta el tono de voz lleno de experiencia y sabiduría (para ser una forma de vida orgánica) necesario... ¡conexión!
El Pokédex dijo la última palabra gritando, sonando más como alguien que le habían quitado una de sus actividades predilectas y adictivas por un largo tiempo, y de pronto tenía una montaña de ello frente a sus ojos.
- ¡Llévame, llévame allí, tengo que volver a conectarme! ¡Llévame donde hay conexión!
- ¿Y después qué, quedarme ahí sin moverme? – replicó sarcásticamente Ash.
- Si es posible.
Ash y Pikachu intercambiaron miradas en rendijas, hasta que Ash volvió a meter el dispositivo en su bolsillo.
- Sí, mejor salgamos de aquí, después podrás tener toda la conexión que quieras. – Ash se dio la vuelta, listo para volver por donde vino y conseguir al menos algo de aire fresco...
- [¿John?] – Una voz desconocida de pronto resonó en sus oídos, haciendo que se detuviera en seco.
- ¿Pikapi? [¿Ash?]
- Pikachu... – Ash empezó a mirar a su alrededor para ver si encontraba algo fuera de lo ordinario, fuera de todo ese moho subterráneo y grafitis que había por todos lados. – ¿Escuchaste eso?
- Pika... [No...]
- Que extraño... podría jurar que escuché a alguien...
De repente resonó un ruido muy fuerte, como si a alguien se le hubiese caído un objeto muy grande y muy pesado, y no estaba a mucha distancia de ellos.
- ¡Pi! [Pero eso sí lo escuché.]
Sin necesidad de usar palabras, el entrenador y su compañero corrieron en la dirección del ruido. Al dar la vuelta en una esquina, se encontraron con...
- ¡Oye! ¡¿Qué diablos crees que haces...?!
Antes de darse cuenta, frente a ellos estaba un guardia de aspecto muy sospechoso. Los dos instintivamente se lo cargaron de manera rápida y limpia, dejándolo tirado en el suelo. Estaba vigilando una puerta cerrada, y todos los instintos de Ash le decían fuertemente que algo malo estaba pasando ahí dentro, y tenían que averiguar qué.
Forzando la puerta a golpes, Ash y Pikachu se tensaron al ver lo que había adentro, preparándose para una pelea que pronto iba a comenzar. Pikachu empezó a echar chispas por las mejillas, mientras Ash ponía las manos cerca de sus Pokébolas, listo para tomarlas en cuanto fuese necesario.
El cuarto a su alrededor estaba lleno de jaulas, y cada jaula llena con media docena de Pokémon tipo Insecto, con aspecto de orugas de color negro, con cabeza ancha y cuerpo delgado, todos con aspecto miserable. Había contenedores por todo el lugar, cada uno lleno de gran variedad de objetos. Pokébolas, gemas, y una especie de cosa verde que Ash no estaba seguro qué podría ser ni su origen. En la parte trasera del cuarto había un tubo de plástico transparente, con seis Pokébolas en su interior.
Entre él, las seis Pokébolas y las orugas, sin embargo, había un enorme sillón. Un sillón rojo, mullido y con lo que parecía ser costura fina. Y en este sillón, estaba un hombre descansando. Tenía el pelo de un color verde pálido, con ojos de un tono marrón muy similares a los de Ash. Llevaba un traje oscuro, y por el tono de su piel se podría deducir fácilmente que había vivido mucho tiempo en un lugar muy caliente, tal vez en un desierto. El hombre se puso de pie y miró Ash, con el ceño fruncido.
- Vaya, ¿qué les parece? Un intruso en mi escondite, así que mi guardia no estaba alucinando. Qué fastidio, si solo eres un niño. Esperaba al menos a alguien más impresionante.
- [¿John? ¿Eres tú?] – volvió a preguntar de pronto una voz en la cabeza de Ash.
Sonaba femenina, y también sorprendida, como si hubiese visto a alguien a quien creía que no volvería a ver jamás. La voz estaba cargada de mucha emoción, explotando de felicidad y alivio. Ash sacudió su cabeza, no sabía quién era ese tal John. ¿Y de dónde venía esa voz?
- ¿Oyendo voces en tu cabeza, muchachito? – dijo el hombre todavía con su gesto de molestia, mientras se ponía de pie. – Muy bien, supongo que es a lo que te arriesgas con esos Pokémon Psíquicos de alto nivel. Conseguí seis Pokébolas de un entrenador que consiguió buen puesto en Hoenn, y tenía uno de esos. Junto con el resto de los que tenía, tal vez pueda sacarles un mejor precio que todos estos Scatterbugs, si encuentro al comprador correcto.
Scatterbug, así que así se llamaban. Era bueno saberlo. Pero eso quería decir que...
- Scatterbug, el Pokémon oruga. Los Scatterbugs son nativos de la región Kalos, y evolucionan en Spewpa y después en Vivillon. Los Scatterbugs son relativamente más raros comparados a sus contrapartes de tipo Insecto en otras regiones, aunque no por mucho. – habló el Pokédex, sin que al hombre se le escapara la voz que provenía del bolsillo del intruso.
- ¿Un Pokédex? Vaya, vaya, resulta que no eres solo un mocoso entrometido. Eres un mocoso entrometido que tiene algo que vale casi tanto como la mitad de estos malditos bichos. Mala suerte para ti que te hayas encontrado con Felgrand, el infame traficante del mercado negro, ¡porque ahora te convertirás en mi beneficio!
- ¿Felgrand? ¿Quién le pone ese nombre a su hijo? – dijo Ash, mientras él y Pikachu se miraban confusos. ¿Y qué fue esa línea tan cursi de "convertirlo en su beneficio"? Aunque al hombre no pareció hacerle gracia.
- ¿Te burlas de mi nombre? ¡Soy de Orre, para que lo sepas! Es decir, en serio, para mí son ustedes los que tienen nombres bizarros: Brock, Koga, Agatha, ¡son ridículos! Pero basta de lecciones de nomenclatura. Es mejor que sepas que soy uno de los infames Siete Hermanos, o más bien, Seis Hermanos y el bonachón estúpido. Hago negocios con todo tipo de mercancías; Pokébolas robadas, Pokémon raros, ¡incluso en tráfico de drogas y minerales ilegales! Creo que hoy añadiré un Pokédex a mi repertorio.
- ¡Tendrás que arrancarme de las manos frías del cadáver del muchacho primero! – dijo Dexter, mientras Ash tomaba una de sus propias Pokébolas. Ya era hora de hacerle frente a este sujeto Felgrand.
- No tengo intenciones de morir hoy, así que no te llevarás mi Pokédex. ¡Y tampoco te vas a llevar a estos Pokémon!
- Si ya me los llevé, tonto. – puntualizó Felgrand.
- ¡Quise decir, no voy a dejar que los vendas como DVDs pirateados o algo así! – trató de corregirse Ash. La palabra clave fue "trató".
- Pikapi. [Ash, esa respuesta fue patética.] – dijo Pikachu con la voz seca, aunque estaba listo para hacerle frente a este malvado Felgrand.
- [Estoy de acuerdo.] – Habló de nuevo esa voz. – [No sonaste muy amenazador a decir verdad. Sin embargo, apreciaría que me liberaras.]
- No sabes nada, ¿verdad, niño? – dijo Felgrand. – ¿Tienes idea de todo el dinero que hacía por piratear los éxitos de taquilla hace años? Malditos los de Netflix por arruinarme ese mercado, pero eso no importa. Mientras haya oscuridad en el alma humana, mientras haya deseos de conseguir cosas que te son negadas y por un bajo precio, ¡Felgrand es un nombre que nunca se quedará sin trabajo! ¡Ahora, voy a sepultarte!
Felgrand inmediatamente sacó una Super Bola y se la lanzó a Ash. Percibiendo que se les venía algo grande, Ash y Pikachu saltaron fuera del camino tratando de alejarse todo lo posible. Resultó ser una buena decisión, pues la Super Bola liberó a un Onix, que aplastó el espacio donde Pikachu y Ash habían estado apenas unos segundos antes, dejando un gran boquete.
- ¡Pika! [¡Está loco, ese Onix pudo habernos aplastado a los dos!]
Y así era. El Onix se irguió lentamente, y le echó una mirada a Ash, viéndolo como algo que tenía que aplastar. Por suerte, el muchacho reaccionó rápido.
- "¡Pikachu, libera a los Scatterbugs y saca esas Pokébolas! ¡Yo me encargaré del Onix!" – Ash usó la comunicación mental para decirle esto a Pikachu, mientras se enfocaba en el entrenador del Onix para tratar de distraerlo. – ¿Es todo lo que tienes? Voy a liberar a estos Pokémon, ¡cuando me haya encargado de ti!
- ¿Oh, es en serio? – Felgrand de pronto se sintió lo bastante confiado como para volver a sentarse en su sillón tras lanzarle la bola con el Onix. – ¿Y qué puedes hacer para impedir que mi Onix te detenga?
Felgrand recibió su respuesta cuando Ash arrojó su propia Pokébola, dejando salir a una pequeña tortuga azul que sabía exactamente lo que había que hacer cuando había un Onix cerca. El ataque de Pistola de Agua golpeó de lleno a Onix en el rostro, causando que la serpiente rocosa saliera despedida hacia atrás y gruñera con fuerza.
- ¡Hey! ¡No se vale! – se quejó Felgrand. – ¡No puedes usar agua con mi Onix! ¡Aliento de Dragón!
Mientras la gran serpiente de roca empezaba a cargar el ataque, el pensamiento del por qué un Onix podría siquiera usar ese movimiento en primer lugar cruzó por la mente de Ash. Pero ya podría pensar en eso después, por ahora, tenía otras prioridades.
- ¡Intentaste aplastarme con un Onix, no tienes derecho a decir que hago trampa! ¡Squirtle, esquiva, y usa Pistola de Agua otra vez!
- ¡Squirtle! [¡Entendido!]
Mientras el ataque de fuego verdoso le pasaba de largo, Squirtle volvió a lanzar otro torrente de agua que golpeó a Onix en toda la sección media del cuerpo, haciendo que volviera a rugir de dolor. Felgrand continuaba quejándose.
- ¡No estamos en una batalla de gimnasio, niño! ¡No hay reglas, todo se vale! ¡Onix, Porrazo!
- ¡De acuerdo, si no hay reglas, entonces no hay nada que diga que no puedo usar agua! ¡Squirtle, usa Agua Salada!
El chorro de agua salada golpeó a Onix en la cola justo cuando este intentó darle un coletazo, y en un instante causó que la serpiente colapsara al suelo derrotada, para el shock de su dueño.
- ¡¿Qué diablos?! – exclamó furioso Felgrand, mientras regresaba a su Onix. – ¡¿Cómo demonios venciste a mi Onix tan fácilmente?!
- ¿Hola? Es tipo Roca y Tierra, es obvio que el agua le afecta más que nada. – dijo Ash. Felgrand no le agradó que se burlara de él diciéndole lo obvio.
- ¡Muy bien, ahora te daré algo que no es débil al agua! – Arrojó otra Super Bola hacia ellos, que al abrirse reveló un enorme Pokémon marrón y bípedo.
- ¡Kanga!
Con un puño resplandeciente, el recién aparecido Kangaskhan golpeó a Squirtle en el pecho. Squirtle salió volando por los aires, pero dando un giro logró darse la vuelta y aterrizar a salvo sobre sus pies.
- ¡Squirtle! ¿Squir...tle? [Necesitará más que eso para vencer... momentito, ¿a ese Kangaskhan no le falta algo?]
Squirtle sonó confundido, y cuando Ash se quedó viendo al Pokémon de su adversario, también de pronto tuvo la sensación de que había algo raro con él. Algo que debería tener... y no lo tenía.
- Kangaskhan, el Pokémon padre. Los Kangaskhans a menudo son representados en los medios con las crías en su bolsa, pero eso no es cierto. Como es el claro caso con este ejemplar, si el Kangaskhan no tiene la oportunidad no podrá procrear, es decir que no tendrá consigo a una cría.
El Kangaskhan parecía algo molesto de que le señalaran este... detallito, y respondió con otro puño brillante. Pero antes de que pudiese golpear algo, fibras de seda blancas salieron disparadas de todos lados y le sujetaron el puño. Felgrand se dio la vuelta para llevarse una desagradable sorpresa: las jaulas estaban todas abiertas, y los Scatterbugs ahora eran libres para usar Disparo de Seda a sus anchas. Y por supuesto, su primer pensamiento fue usarlo contra el Kangaskhan que atacaba a su salvador, seguido inmediatamente de otra ronda para su captor.
- ¡Rhyhorn, quítame todo esto de encima! – Arrojó una última Super Bola, liberando a otro Pokémon tipo Roca y Tierra, que al salir de inmediato activó una corriente de viento arenoso, y de inmediato estaba por lanzarse contra los Scatterbugs.
- ¡Squirtle! – lo llamó Ash rápidamente.
Sin necesidad de que le dijeran más, Squirtle saltó para pelear contra el Rhyhorn, mientras Pikachu empezaba a liberar las seis Pokébolas que estaban en el tubo de plástico. Eso quería decir que a Ash le quedaba lidiar con el Kangaskhan, que de inmediato se lanzó a darle otro puñetazo. Esta vez, Ash no se movió...
- ¡¿KANGA?!
El Kangaskhan abrió la boca totalmente sorprendido. Su puño había sido detenido... Ash le había parado el ataque, ¡con las manos! ¿Cómo rayos un humano podía haber hecho eso? Felgrand entretanto no se había dado cuenta de esto, pues estaba demasiado ocupado tratando (y fallando) de derrotar a Squirtle con su Rhyhorn. Ash empujó con todas sus fuerzas al Kangaskhan, causando que el Pokémon sin cría se tambaleara peligrosamente, balanceándose en un solo pie. Pero apenas logró enderezarse se lanzó para darle un Cabezazo.
Igual que antes, Ash no se movió, solo se cubrió con las manos para recibir el Cabezazo de frente, mientras resplandecía con el mismo brillo de color naranja, ejecutando el mismo movimiento que Misty lo vio usar tanto tiempo atrás cuando se encontraron al inicio: Contraataque. Solo que esta vez, sí lo hacía de manera consciente.
- ¡AAAAAAHHH!
Kangaskhan recibió la fuerza de su golpe multiplicada al doble, retrocediendo y cayéndose de espaldas al suelo. Esta vez Felgrand sí oyó el ruido de la caída de su Pokémon, y se dio la vuelta para ver en total shock que su Kangaskhan yacía en el suelo y Ash estaba de pie. Sus ojos se pusieron en rendijas por la furia.
- ¡Por todos los...! ¡¿Qué demonios le hiciste a mi Kangaskhan?! ¡Maldición, y tu Pikachu y Squirtle todavía me siguen arruinando todo! – De repente se detuvo en seco al volver a mirar a Ash. – Oh... ya lo entiendo. Eres uno de ellos, ¿verdad? ¡Un Bloodliner!
Se quedó mirando a Ash como si fuese... no podía describirlo totalmente, pero tal vez como si fuese algo asqueroso, y peligroso. Como si fuese un monstruo. Y eso no le agradó para nada al entrenador.
- Vaya, esto es genial, también hay de esos fenómenos aquí. Y uno masculino, de paso. Solo he visto a otro como tú, niño, parece ser más cosa de mujeres. Y dime, ¿tú también planeas dominar al mundo?
- Claro que no. – dijo Ash simplemente, pero con firmeza.
- ¿No? Bueno, ya veremos cuánto dura eso.
Tocándose su cinturón, tres luces rojas regresaron a sus Pokémon derrotados, y luego lo volvió a presionar de nuevo para soltar una espesa nube de humo. Squirtle usó su Contraescudo de agua para dispersar el humo, pero cuando se disipó, Felgrand se había ido. Solo quedaban los Scatterbugs y las seis Pokébolas.
Afuera, abriéndose paso por el pasillo y dejando tan atrás como fuera posible el cuarto cerrado, Felgrand corrió tan rápido como podían llevarlo sus piernas, hasta que finalmente se detuvo para recuperar el aliento. Cerró los puños y golpeó el suelo con frustración y rabia a más no poder. ¡Ese maldito niño lo venció!
- ¡¿De dónde saca un niño como ese semejante fuerza?! ¡Y ese Squirtle, era más fuerte de lo que cualquiera de esa especie tiene el derecho de ser! – bufó de furia.
Pero eso ya no importaba. Esta no era la primera ni sería la última vez que Felgrand enfrentaba problemas. Si había sobrevivido a la prisión, en Orre, podría recuperarse de este desastre. Aunque tuviese que empezar en pequeño, poco a poco... igual que la primera vez que tuvo que enfrentarse con un Bloodliner. Pero salió librado por los pelos. Tuvo suerte de que este niño al menos no parecía estar pensando en maneras de asesinar a la gente a su alrededor, pero con ellos... era muy difícil saber lo que tramaban. Eran impredecibles.
Pero se recuperaría. Ya lo había hecho antes. Y comenzaría ahora mismo.
...
Y con toda certeza, no pasó ni una hora antes de que Felgrand, sintiéndose seguro otra vez, volviera a sus viejas andadas. Estaba en un almacén, frente a una jaula que tenía encerrada a una criatura de color azul con forma ovalada, brazos sin manos o dedos visibles, patas cortas y una cola negra.
- Wobbufett...
- Muy bien, eres una cosa inútil y patética, pero seguro que debes valer algo, ¿verdad? Ya tuve que empezar desde abajo una, y hasta dos veces, puedo volver a hacerlo de nuevo.
- ¡Ya!
- Ya, claro... esperen. – Felgrand empezó a mirar a su alrededor, tratando de averiguar quién había hablado. – ¡¿Quién dijo eso?!
- ¡Ya, ya! – respondió la voz.
Girando sobre sus talones, Felgrand se dio la vuelta al ver la puerta del almacén... abierta de par en par. Un Yamask flotaba frente a él, seguramente ese Pokémon fantasma era quien la había abierto. Y entonces entraron, ni más ni menos que...
- ¡Prepárate para los problemas! ¡Tienes muchas cosas geniales aquí, y serán para nosotros!
- ¡Y más vale que temas, porque estoy seguro que el jefe estará feliz de que seas tan generoso!
- Y ahora, vas a acompañarnos. Dudo que tengas permiso del jefecito para operar en este lugar.
- Oh, diablos. – fue todo lo que dijo Felgrand al reconocer los uniformes. Se había metido en el terreno equivocado, al parecer.
(--0--)
De regreso con Ash...
Veinte Scatterbugs estaban ahora a los pies de Ash. El muchacho se arrodilló frente a ellos, mirándolos a los ojos, y preguntándose qué iba a hacer con ellos a partir de ahora. Los había liberado de su captor, pero no estaba seguro de dónde dejarlos o de si quedárselos. Pero su conciencia no le dejaría estar tranquilo dejándolos en cualquier lugar.
- Entonces... ¿qué debería hacer con ustedes?
- Los Scatterbugs no son nativos de Kanto. Asumiendo que no se mueran de hambre o se conviertan en una plaga, lo más probable es que terminen como comida para bandadas de Pidgeys hambrientos. – sugirió el Pokédex.
- Pika... [En ese caso, no podemos dejarlos en el parque local. Me pregunto si...] – Pikachu sacudió la cabeza, pero de repente salió corriendo, para volver después con una Pokébola sacada de las cajas de Felgrand.
- Hum... estoy bastante seguro que eso cuenta como robar, o alterar una escena de crimen. – señaló Ash. – Y si mal no recuerdo ambas cosas son ilegales, ¿no?
- Ash, ¿tienes fe en tu habilidad para traer aquí a la policía? Las Pokébolas están en blanco, puedo sobrescribirlas para que sean tuyas. Así puedes llevártelas y solo tienes que dejar todo lo ilegal que se pudra aquí. – dijo el Pokédex sin ninguna pena. – Llevarse cosas que otros dejan atrás es una tradición muy antigua de los entrenadores.
Ash todavía no se quitaba de encima la mirada de preocupación, pero finalmente fue hacia la caja llena de Pokébolas y sacó una. Antes de empezar a capturar a los Scatterbugs, tenía unas cuantas cosas más que decir.
- ¿Estas totalmente seguro de que no me arrestarán por esto?
- Tengo información extensiva sobre las leyes. Tienes precedentes a tu favor.
Los Scatterbugs comenzaron a chirriar y a saltar, haciendo que Pikachu parara las orejas para poner atención a lo que decían, y a su vez empezar a traducir para Ash.
- Pika. [Los Scatterbugs dicen que está bien. No quieren que los vuelvan a encerrar de este modo, pero tienen una condición. Dicen que no quieren pelear.] – Uno de los Scatterbugs empezó a chillar con fuerza, y al escucharlo, Pikachu volvió a hablar. – Chu. [Corrijo, la mayoría de ellos no quieren pelear.]
- De acuerdo. No los voy a obligar a que hagan nada que no quieran. – les prometió Ash, mientras tomaba la primera Pokébola, y tocaba con ella al primer Scatterbug. Este chirrió para decir gracias, y fue energizado y absorbido dentro de ella.
Ash repitió el patrón una y otra vez, aunque por dentro siguiera cuestionando un poco la legalidad de sus acciones, hasta que finalmente terminó con todos. Mientras las Pokébolas con los Scatterbugs se teletransportaban fuera de allí, Ash dirigió su atención a las otras seis que estaban separadas del resto. Squirtle y Pikachu se quedaron mirando atentos mientras Ash recogía una de ellas, mirándola pensativo.
- El dueño de estas Pokébolas ya no está sincronizado con ellas. – señaló el Pokédex. – Las razones más probables, tal vez haya muerto o tuvo problemas legales. ¿Quieres reclamar estos Pokémon como tuyos?
- Yo... creo que es mejor que se los pregunte primero. Al menos por cortesía. – observó Ash, antes de lanzar la bola al aire. Esta se abrió, liberando a un insecto amarillo y negro con forma de cigarra con cuatro alas.
- ¿Nin?
Era un Ninjask, un Pokémon que, en el pasado, siempre lo habían usado para atacarlo a él, a sus amigos o a sus Pokémon. Aquel sujeto que trabajaba para Grings Kodai, aquel Coronel chiflado en el Reino Togepi, y Paul. Pero tal vez este, para variar, no fuese a atacarlo.
- Ninjask, el Pokémon ninja. – salió de nuevo al paso el Pokédex, interrumpiendo sus pensamientos. – Este fue el Pokémon principal usado por los clanes ninja en Hoenn durante las guerras ninja de hace más de cuatrocientos años. Se mueve tan rápido que no puede ser visto con facilidad por el ojo no entrenado. Un Ninjask que no esté bien entrenado suele hacer ruidos fuertes que le hacen perder su cualidad de sigilo.
- ¿Guerras Ninja? – repitió Ash.
- Mayormente durante la cuarta y última gran guerra ninja. En ella se vieron involucrados los actualmente extintos clanes ninja de Mahogany, los clanes ninja de Fuchsia, y los de Kalos...
- ¡Nin! – gritó el Ninjask, empezando a zumbar y a volar dando vueltas alrededor de Ash. – ¡Nin-jask!
- Um... ¿qué le ocurre? – Ash no tenía idea de lo que le pasaba al Ninjask. ¿Estaba pidiéndole ayuda? ¿Quería que lo alimentara? ¿O que le pagara los impuestos? Esperaba que no fuese lo último.
- ¿Pika...? [Ash... el Ninjask parece creer que eres alguien llamado John.] – explicó Pikachu.
Aun así, el roedor se puso cauteloso y echó chispas por las mejillas por si las dudas. Squirtle también se le unió, listo para pelear si Ninjask intentaba algo. Ninjask todavía seguía zumbando frente a Ash, moviéndose muy rápido y mirándolo por todos los ángulos.
- ¡Nin! ¡Ninjask! ¡Nin!
Pikachu le gritó algo que normalmente no se atrevería a decir donde su madre pudiera escucharlo. Eso solo pareció enfurecer más a Ninjask, y el bicho parecía listo para atacar. Ash por si las dudas, dejó entonces salir a Snivy, que inmediatamente se formó con la línea defensiva de Pikachu y Squirtle.
- De acuerdo, si Ninjask no puede darnos una respuesta, ¿qué tal este? – Ash agarró la segunda Pokébola del grupo.
Después de pasar por cinco Pokébolas, lo que había era una especie de concurso de miradas de cinco contra seis entre sus propios Pokémon (Pikachu, Squirtle, Snivy, Charmeleon, Pidgeotto y Butterfree), y los cinco Pokémon que creían que su nombre era John (Ninjask, Shedinja, Probopass, Altaria, y Flygon).
Con un ojo que solo podía haber sido afinado durante toda una línea temporal para ver qué tan bien entrenado estaba un Pokémon y lo fuerte que era con una sola mirada, Ash sabía perfectamente que si estallaba una pelea entre ellos, tendría que salir corriendo al Centro Pokémon llevándose toda una montaña de Pokémon heridos de gravedad. Por su bien, esperaba que no llegara a eso. Le quedaba solo la última Pokébola, que Ash asumió seguramente contendría al de tipo Psíquico que le habló antes.
- De acuerdo, espero que tú sí puedas darme algunas respuestas... y mantener la paz aquí...
Ash arrojó la última Pokébola al aire. Al liberar el estallido de luz, reveló a un Pokémon blanco con extremidades verdes y delgadas, y pelo corto de este mismo color, de espaldas hacia él. Al darse la vuelta pudo verlo con completa claridad, no hacía falta ser un genio para saber lo que era.
- Gardevoir, el Pokémon envolvente. Los Gardevoirs son muy famosos por ser muy cercanos con sus entrenadores, y tienen una habilidad por encima del promedio de desarrollar telepatía para comunicarse con ellos, o con cualquiera que posea sensibilidad a poderes telepáticos. Gardevoir suele reaccionar a la gente que amenaza a sus entrenadores con habilidades muy poderosas. Para mayor información de las consecuencias de amenazar al entrenador de un Gardevoir con tubos de metal y cuchillos, leer la autobiografía de Diantha: Viaje Hacia el Estrellato, Página 394.
Gardevoir llamó la atención de los otros cinco Pokémon, que parecían estar esperando su reacción antes de actuar. Muy parecido a como era con Pikachu y los suyos, pensó Ash. Eso le hizo tener el presentimiento de que ella (la voz dentro de su cabeza sonó femenina) debía ser el primer Pokémon de quienquiera que fuese ese tal "John" con quién lo estaban confundiendo. Gardevoir lo miró fijamente... y de pronto su expresión se volvió de tristeza y confusión.
- "[No, tú no eres John...]"
Se acercó para verlo mejor, igual que los otros, pero Pikachu echó chispas advirtiéndole que no se le acercara más de la cuenta. Gardevoir entendió el mensaje y retrocedió.
- "[Aun así, te pareces mucho a él. ¿Por qué?]"
- Hum, ¿quién es John? – le preguntó Ash. – Ese es un nombre bastante común.
- "[Nuestro entrenador. Su nombre es John Archer, un entrenador que participó en la Liga Hoenn. No hemos sabido nada de él desde que...]" – Gardevoir y los otros se quedaron viéndose entre ellos, pensativos. – "[Bueno, no tenemos idea de cuánto tiempo, es difícil saberlo estando dentro de las Pokébolas.]"
- ¿Dijiste John Archer? – dijo el Pokédex, sorprendiendo a Gardevoir.
Ash abrió el dispositivo que estaba parpadeando, y este mostró en pantalla una foto de alguien. Era un muchacho de su edad, y que tenía un gran parecido con él. Era... un poco inquietante. Como si alguien hubiese agarrado una foto de él para editarla, solo un poco, pero las similitudes sobrepasaban a esas diferencias menores en el color de ojos y tono del cabello, haciendo que no pudiese quitar la mirada de la imagen, mientras trataba de procesar la pregunta más grande: ¿por qué y cómo?
- Free... – Butterfree voló hacia él para echar un vistazo, y quedó tan sorprendido como Ash, cosa que rápidamente se propagó al resto de los Pokémon cuando se reunieron para ver con sus propios ojos. – [Y yo que creía que Red se parecía demasiado a ti...]
- John Archer: Entrenador de la Liga Hoenn. En este orden, John Archer se ganó las Medallas Piedra, Calor, Dínamo, Equilibrio, Nudillo, Lluvia, Mente y Pluma. Sus rankings en competencias de la liga son los siguientes: Liga Hoenn: Mejores 32. John Archer perdió contra el también entrenador novato Tyson, quien a su vez perdió en los Mejores 16 contra la eventual ganadora Phoebe. (*) John Archer fue hallado hace varios meses... muerto...
La última palabra hizo que Ash se quedara pasmado y soltara el Pokédex en shock. Pero para Gardevoir... para Gardevoir y los otros Pokémon que habían sido de él...
- "[No, no... no puede ser... no puede estar...]" – Gardevoir comenzó a gritar cada vez más fuerte, en negación y pánico. A Ash también le resultó doloroso de escuchar, emocional y físicamente.
- Exámenes forenses determinaron que la causa de muerte fue por asfixia mientras dormía. Sus Pokémon fueron robados durante o después de cometer el crimen. – continuó el Pokédex desde el suelo. – El ladrón de los Pokémon eventualmente fue capturado, y confesó que John había sido asesinado por una persona desconocida que le pagó con los Pokémon del entrenador ahora muerto, para luego venderlos en el mercado negro. Actualmente, este conserje encargado de la limpieza del Centro Pokémon cumple una condena por ser cómplice de homicidio, y lo único que dijo fue que la persona que cometió el crimen nunca le dio un nombre. Solo se hacía llamar... emisario.
Cuando el Pokédex dijo la palabra "asesinado", todos los Pokémon presentes sintieron que los ojos se les llenaban de lágrimas (al menos los que tenían ojos), antes de colapsar como si hubiesen sido golpeados por el Garchomp de Cynthia. Todo el cuarto se quedó en silencio, inclusive el Pokédex ya no parecía tener más nada que decir...
(--0--)
Centro Pokémon, aquella noche...
La luna comenzaba ya alzarse en el cielo, mientras Ash y Pikachu finalmente regresaban al Centro Pokémon. Apenas se abrieron las puertas y pudieron poner un pie adentro, los dos fueron detenidos casi de inmediato.
- ¡Por fin que vuelves! – exclamó Misty, sonando enojada pero también aliviada. Se puso a mirarlo, y Ash no pudo evitar pensar que tenía cierto parecido con su madre en una ocasión que volvió después de pelearse con un abusón que trató de robarle su dinero del almuerzo en la escuela. – ¡Me tenías muy preocupada! ¡¿Dónde diablos estabas?!
- Me perdí... – respondió Ash simplemente, con la voz algo cansada. Una combinación de todo lo que había sucedido, descubrir lo de John Archer, y haber tenido que hacer todo ese camino a pie atravesando Celadon.
- Bueno, ya que nosotras también nos perdimos, supongo que no puedo reprocharte. Ven rápido, te guardé algo de cenar.
- Gracias. – le dijo Ash, oportunamente pues en ese momento el estómago le gruñó ruidosamente. Y no fue el único, con todo lo que había pasado, Pikachu también estaba muy hambriento.
- No te preocupes, también te guardamos algo a ti. – le dijo Misty al roedor.
A las chicas no se les escapó que Ash estaba comiendo con menos entusiasmo (y prisa) de lo usual. El muchacho lo achacó al cansancio, había sido un día larguísimo, pero ni siquiera el hambre podría hacer que se le olvidara todo lo que había ocurrido ese día, todo lo que había averiguado. No había podido dejar de pensar en ello, en qué haría con las seis Pokébolas que le pertenecían a John Archer. Y ese título de "Emisario", tampoco podía sacárselo de la cabeza, ni mucho menos el hecho de que hubiese una persona que se pareciera tanto a él. Y no estaba seguro de si debería decirles algo al respecto.
Lo único que podría haberle ayudado a mejorar su humor, fueron las buenas noticias que tenían para él, de lo que hicieron mientras estuvieron separados.
- Esperen... ¡¿lograron conseguirme una batalla de gimnasio?!
Ash estaba tan incrédulo que no se dio cuenta de que había subido la voz, e incluso dejó de comer momentáneamente. No pudo evitar sonreír de oreja a oreja, y sin saber por qué, se lanzó de frente y atrapó a Iris en un fuerte abrazo. La chica salvaje se tensó un poco por la sorpresa, aunque afortunadamente no se sobresaltó ni nada.
- Gracias. – le dijo simplemente, y con eso logró aliviar un poco de la tensión. Cuando la soltó y se dio la vuelta, se encontró con la cara de una Misty que parecía algo... conmocionada por esto. – Gracias, a las dos. Creo que es mejor que me vaya a dormir temprano. Estoy demasiado cansado para entrenar ahora, y será mejor que descanse bien. De nuevo, muchas gracias a ambas, no sé cómo podré pagárselos.
- Dale las gracias a Iris... yo lo único que hice fue guardarte algo de comer. – dijo Misty, con algo de tristeza en la voz.
- Je, bueno, ya lo hice. – le dijo Ash abrazándola a ella también. – Pero no creas que te voy a agradecer menos a ti.
Ash la soltó y regresó su atención a su cena. Pikachu, que ya se había terminado su propia comida, y cansado de ver a Ash comiendo, notó que las dos chicas estaban sonriendo por ese repentino aunque no del todo desagradable gesto de parte del muchacho. El día podía haber sido largo y estresante en muchos sentidos, pero ya había llegado a su fin. Ya habían hecho todo lo que pudieron, lo que necesitaban hacer y tal vez un poco más.
Después de terminar de comer, se fueron todos al dormitorio. Ash todavía tenía mucho en qué pensar, mucho que digerir además de su cena. Estaban las preguntas sobre las cuestiones morales de quedarse o no con esos Pokémon que encontró, y también la intriga de haber descubierto que el dueño era un entrenador que (escalofriantemente) guardaba un enorme parecido con él. Mucho por hacer, y muy poco tiempo para abarcarlo todo.
La batalla de gimnasio, sin embargo, eso era algo que podría resolver de inmediato. Mejor enfocarse en eso, en lo que sí podía hacer.
- "Hasta mañana, y para lo que sea que nos traiga." – pensaron él y Pikachu simultáneamente, antes de bostezar y abandonarse al sueño.
Esta historia continuará...
(*) Más detalles sobre esta Conferencia de la Liga Hoenn en el Gaiden de Katie.
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