Arco de Cerulean Parte 1: Desesperación


Ciudad Cerulean, un poco en el futuro...

- ¿Abuelo? – Gary se sorprendió mucho de ver al Profesor Oak entrando al Centro Pokémon justo cuando él estaba a punto de marcharse.

- Oh, qué bien, esperaba poder encontrarme contigo, Gary. – dijo el viejo profesor sonriendo, mientras los dos tomaban asiento.

Gary frunció el cejo a la insinuación del profesor sobre estar feliz de encontrarse con él. No estaba pensando en mandarlo a lavar los platos u obligarlo a ver maratones de ese show tan raro y aburrido de nuevo, ¿verdad? Pero fue entonces que Gary se percató de que su abuelo llevaba dos paquetes consigo. Tal vez tendría algo que ver con eso.

- Ya veo que te diste cuenta. – dijo Oak. – Muy bien. Verás, Gary, necesito que me ayudes con algo.

- ¿Quieres que entregue esos paquetes en alguna parte? – fue lo primero que asumió Gary, por las cajas que Oak llevaba consigo.

- No, no, eso no va a ser necesario. – dijo Oak, después de reírse un poco. – Para eso tenemos el servicio postal. No, esto, muchacho, esto es el futuro.

Gary gruñó, mientras agarraba una de las cajas. Con suerte, este no sería otra baratija de mercancía de ese show del Doctor como-fuera-que-se-llamara que su abuelo había comprado. Ya bastante tenían de esa basura allá en casa, no necesitaban más.

- Muy pequeño para ser una máquina del tiempo, ¿verdad? – preguntó. El Profesor Oak se volvió a reír con eso.

- No, no, por supuesto. Si tuviera una máquina del tiempo, estaría estudiando a los Pokémon antiguos en su hábitat natural, en vez de tener que hacerlo en el laboratorio... pero infortunadamente ese no es el caso. Por el momento, tenemos esto.

Oak abrió una de las cajas, revelando un guante metálico, cuya superficie de acero resplandecía, era extremadamente reflectora. Gary lo agarró y se puso a examinarlo por un momento, antes de arquear una ceja con recelo.

- Abuelo... por favor no vengas a decirme que saliste del clóset de béisbol ahora.

- No, no, no, Gary. Este no es un guante de béisbol. – dijo Oak. – ¿Te acuerdas de la vez que te conté sobre el escándalo del botón de intercambio?

Gary pensó en ello por un momento, repasando todas las cosas extrañas que su abuelo había hecho en su vida (esa era una lista bastante larga) hasta que finalmente se acordó de lo que hablaba.

- ¿El botón teletransportador en el primer Pokédex que no funcionó bien, y provocó que el Magikarp en cuestión fuese borrado de la existencia?

- Sí, ese escándalo que casi le puso fin al Pokédex. – El Profesor Oak claramente se sentía muy mal de tener que recordar ese incidente, y su cara lo delataba. – Aunque sigo preguntándome si eso no se debió a que tal vez el Pokémon en cuestión era un Magikarp a punto de evolucionar.

Los Magikarps eran considerados los Pokémon más inútiles por la mayoría de las personas, y su forma evolucionada era algo peor que inútil (léase: muy peligrosos). Aunque en algunas culturas antiguas, los hombres solo se les consideraban como tales después de haber criado o domado a un Gyarados. Era una de las maneras como esas personas practicaban su control de nacimientos. ¿Era una sorpresa entonces lo poco que crecía una población cuando al menos la mitad de sus hombres jóvenes terminaban vaporizados antes de poder casarse?

- Y desde entonces, he estado trabajando muy duro en crear un sistema de teletransportación de Pokémon, que sea capaz de permitirle a los entrenadores intercambiar Pokémon fácilmente entre su equipo activo y su lugar de almacenamiento – señaló entonces el guante que Gary tenía en la mano. – Y este es el fruto de mi trabajo. Los primeros prototipos de guantes Portátiles de Acceso Omnipolar a los Pokémon (Handheld Omnipolar Pokémon Expediter). O simplemente guantes H.O.P.E., para abreviar.

- Pasaste un largo tiempo pensando un acrónimo ingenioso, ¿verdad? – preguntó Gary con sarcasmo. Oak solo se rio nerviosamente.

- Como no tienes idea, muchacho. Como sea, estos guantes usan el mismo sistema de energía que el Pokédex, los movimientos de quienes lo usan. Son a prueba de agua, a prueba de ácido, y al igual que el Pokédex pueden soportar el pisotón de un Snorlax. – El profesor agarró el guante mientras proseguía la explicación. – Estos guantes envían una señal inalámbrica al Pokédex para conectarse a la misma frecuencia que envía a los Pokémon adicionales que sean capturados a mi laboratorio. Si colocas una Pokébola en la ranura que hay en la palma, esta será transportada directo a mi laboratorio, como si usaras una máquina de transportación regular. Además de eso, los guantes envían actualizaciones al Pokédex para activar una aplicación que me envía un mensaje de cuál de tus Pokémon quieres enviar o recibir. Con esto, los entrenadores podrán rotar sus equipos de manera mucho más eficiente.

A Gary no le tomó mucho entender todas las aplicaciones potenciales. Sería lo más cercano a poder tener más de seis Pokémon a la mano en cualquier momento. Sonrió con satisfacción al ponerse su guante, dándose cuenta que se ajustaba perfectamente al tamaño de su mano no dominante. Esto sin duda le pondría un paso más adelante para lograr su victoria y ascensión a convertirse en Maestro Pokémon. Pero de pronto, al ponerse a pensar en esto, le vino algo de suspicacia.

- Espera un minuto... ¿por qué soy yo el que está probando esto? ¿Acaso la Liga Pokémon no querría ordenar un cargamento de estos para sus Campeones y miembros del Alto Mando? – Gary, a pesar de ser arrogante, no lo era tanto como para creerse mejor que Cynthia o Eagun (no todavía al menos).

- Solamente pude fabricar estos dos, Gary, y todavía necesito ver cuáles son sus limitaciones. Puse todos los dispositivos de seguridad que pude para evitar que ocurra otro escándalo como ese. – Oak se detuvo un momento, pues la tecnología para lograr esto la consiguió gracias al Profesor Hastings, manteniéndose fuera del radar. – Pero hay muchas cosas que necesito saber antes de empezar a distribuir esto a la población general de entrenadores. Tú y Ash ayudarán a hacer la prueba de campo de los guantes H.O.P.E., y al hacerlo me permitirán descubrir si hay fallas en el sistema. Además... no tenía moldes de las manos de Cynthia, o Alder o alguno de los miembros del Alto Mando, solo tenía los de ustedes dos.

- ¿Y cuándo conseguiste un molde de mi mano? O de Ash, ahora que lo pienso.

El Profesor Oak pareció mucho más divertido de lo que debería estar por no haber respondido a esa pregunta que por el resto de su charla. A pesar de todo, todavía su papel no había terminado, incluso después de haber dejado que Gary se fuera a probar su nuevo guante.

- Discúlpeme, Profesor Oak, hay un paquete aquí para usted, que necesita ser entregado a Ash Ketchum. – lo llamó la enfermera, antes de dejarlo irse por la ciudad a visitar los clubes de poesía local.

- ¿En serio? ¿De dónde viene, de Pueblo Vaniville? – preguntó el Profesor con curiosidad.

No era imposible que Serena, sabiendo ya que Ash habría empezado su viaje a estas alturas, le estaría mandando a Oak las cartas para Ash, de hecho, el muchacho había hecho los arreglos para que así fuera.

- No, fue enviado desde Rota. – dijo la enfermera.

(--0--)

De vuelta con nuestro héroe, un poco antes...

Ash se despertó sobresaltado y su reacción fue, naturalmente, mirar a todas partes para encontrarse con... que todo estaba normal.

- "Fue solo un sueño..." – fue lo primero que pensó Ash. – "No hay forma de que haya visto a ese monstruo pixeleado, no puede ser que..."

Y en ese preciso instante, Pikachu también salió de su lugar en la bolsa de Ash, igual de alarmado y sudando frío, como si acabara de despertar de una horrible pesadilla.

- Pikaaa... [Cielos, tuve el sueño más extraño. Nosotros siete estábamos hablando con una especie de demonio con un nombre estúpido y...] – masculló Pikachu, antes de darse la vuelta para encontrarse con la cara conmocionada de Ash. – Chu. [Eso... no fue un sueño, ¿verdad?]

Ash no pudo más que negar con la cabeza al recordar ese horror, y con todas sus fuerzas deseando que lo hubiera sido. Si Pikachu también lo había visto, lo más probable era que los demás Pokémon también lo recordaran. Pero en aquel momento, estaba demasiado intranquilo para pensar con claridad. Lo primero era ordenar sus ideas, y después, decidiría qué hacer al respecto.

Después de que se calmó (lo que le tomó bastante tiempo y esfuerzo), dejó salir a todos sus Pokémon, y se los llevó a una distancia prudente de Misty, para poder conversar acerca de ese... inusual encuentro, ese contacto cercano con un demonio que al parecer, se les había aparecido solo para restregarle en sus caras que los amigos de Ash iban a sufrir grandes problemas. Charmander, sin embargo, no se sentía con ganas de participar. No, el antes rudo y poderoso Pokémon de Fuego reducido a una forma miniaturizada prefería ocupar su tiempo y energías en hacer flexiones en el suelo, usar a los árboles como blanco de práctica para sus ataques y en general, entrenar de manera obsesiva.

- Caw. [Pues... yo podría volar y llevarles mensajes...] – quiso sugerir Pidgeotto, antes que Butterfree la interrumpiera.

- ¿Free? [¿Crees poder volar todo el camino hasta Hoenn, Sinnoh, Unova y Kalos, y después de vuelta, antes de la Liga Pokémon? Y estoy hablando de en la que Ash compitió en Johto, por si las dudas. Sin mencionar las posibilidades de que alguno de ellos le crea a un perfecto extraño que les advierte que podrían morir o algo.]

- Pi Pika. [Serena también conoce a Ash en esta línea temporal, pero a diferencia de la otra mantuvieron más contacto. A ella podríamos convencerla... aunque tomaría demasiado tiempo para llegar a Kalos en primer lugar.] – señaló el roedor eléctrico. Pidgeotto se quedó congelada, y bajó la cabeza deprimida al darse cuenta.

- Caw... [Oigan, yo también estaba acostumbrada a ser Pidgeot. Alégrense de que no estoy actuando igual que Chariz...Charmander por allá.] – Señaló con el ala al lagarto de fuego que acababa de cortar un árbol con unas garras brillantes de acero.

- ¡Char! ¡Mander char! [¡Garra de Metal!] – Charmander pareció sentirse muy orgulloso de haber conseguido un nuevo ataque. – [¡Pero no es suficiente, necesito más, más poder!]

Sin perder tiempo, volvió a su obsesivo entrenamiento, atacando a los árboles ferozmente. Ash suspiró con resignación al ver a Charmander, sin poder culparlo por querer recuperar su poder perdido, aunque preguntándose cómo haría con su dieta ahora que ni Brock ni Cilan estarían allí para cocinarle.

- Bulba. [Se los juro, si trata de usar mis látigos como cuerdas para saltar, le voy a echar Somnífero y Paralizador juntos directo a sus narices.]

Ash no estaba seguro de que eso fuera a detener a Charmander en este punto, pero rápidamente volvió su atención al debate que realmente importaba.

- ¿Pi Pikachu? [¿Ustedes los humanos no tienen un, cómo se llama, "instragrama" o algo así para contactar rápido a la gente?]

- Eso es para intercambiar fotos, Pikachu. Creo que estás pensando en el Facebook. El problema es que la mamá de Serena no la deja tener una cuenta. – dijo Ash. Eso él lo sabía porque frecuentemente ella se quejaba de eso en las cartas que le enviaba. – Y no puedo imaginarme a ninguna versión de Iris con una página de Facebook. Además, ¿cómo se supone que voy a buscar en el Facebook a personas que ni siquiera conozco, y menos si no tengo manera de acceder a...?

En ese momento el Pokédex lo interrumpió empezando a pitar. Ash lo agarró algo nervioso, sin tener idea del porqué de pronto empezó a actuar solo. De hecho, el que fuera capaz de hacer tantas cosas que él todavía no entendía solo lo hacía sentirse aún más intranquilo. Pero a pesar de todo, lo abrió.

- Iniciando función de comunicación instantánea del Pokédex. Accediendo a la cuenta de Facebook de Ash Ketchum. Insertando contraseña...

- ¡¿Hey, y tú cómo diablos conoces mi contraseña?! ¡Ni siquiera a mi mamá se la dije!

- "ASHKETCHUMROCKS" no es una contraseña muy difícil de descifrar. – replicó el Pokédex en un tono seco y sarcástico. – Acceso a la cuenta completado. Ash, tienes 13 mensajes sin leer.

Ash se quedó viendo a su historial de Facebook; en el cual no podía recordar haber agregado a Brock a sus contactos. O haber subido imágenes desde que salió de Pueblo Paleta, ni tampoco haber hecho un post sobre haber ganado su Medalla Roca. Ash distraídamente notó los Likes que le dieron su madre y el Profesor Oak en cada una de sus imágenes de "nueva captura" y en la de la medalla. Tampoco se le escapó el mensaje de Gary sobre dicha medalla: "Te tardaste mucho, Ashy-boy."

- Oh, por Arceus, esta maldita cosa postea en mi Facebook. – Ash no tenía idea de por qué se sentía tan horrorizado ante ese pensamiento.

- También puedo acceder a Tumblr, MySpace, Instagram, Twitter, I-Tunes y ciertos foros. – replicó el Pokédex, y de pronto echó a andar un reproductor de música: "Tengo que ser, siempre el mejor, mejor que nadie más...". – Ahora, ¿habías dicho que querías buscar a algunas personas?

- Sí, muy bien. – le dijo al Pokédex, preguntándose por dentro si los teóricos de las conspiraciones estaban tan locos como decía la gente. – Por favor busca a May de Ciudad Petalburg.

- ¿Bulbasaur Bul? [¿No deberías poner un apellido también?]

Ash se quedó algo pálido al ver como todos sus Pokémon, a excepción de Pikachu y Charmander (muy ocupado entrenando para poner atención) le daban miradas de "¿Es en serio?", tratando de pensar en cómo podría ser posible que a Ash nunca se le hubiera ocurrido aprenderse el apellido de May.

- ¿Y desde cuándo los demás usan sus apellidos? – se defendió Ash. – Aparte de mí, claro está. Y Ketchum es un apellido genial.

Bulbasaur murmuró algo entre dientes que no alcanzó a escuchar, pero le pareció oír la palabra "kétchup". De acuerdo, tal vez su nombre sonara similar a eso, pero tampoco estaba tan mal.

- Pi Pika. [Estoy de acuerdo con Ash en eso. Aunque ahora que lo pienso, creo que los demás nunca nos dijeron sus apellidos. Ni Paul, ni Brock, ni Misty.] – defendió Pikachu a su compañero, quien por dentro se preguntó por qué se le ocurrió mencionar primero a Paul.

- Hay aproximadamente unas 30 cuentas localizadas en Ciudad Petalburg con el nombre May. ¿Tienes otros parámetros de búsqueda para reducirlas más? – inquirió el Dex. Ash se detuvo a pensar un poco más.

- ¿Puedes reducirlas a solo chicas de pelo castaño?

- Procesando... ahora solo hay cinco. Mostrando resultados.

Ahora con un número más pequeño, el Pokédex mostraba las imágenes de perfil de cada una de las Mays de Petalburg. La tercera de la lista era la que estaba buscando, esa chica castaña ojiazul que Ash conocía.

- ¡Es ella!

Ash tocó con el dedo la foto del perfil de May, con ello, la pantalla del Pokédex cambió para desplegar el perfil completo, que tenía una foto recientemente subida de ella con su familia, que se veían igual y como Ash los recordaba, excepto porque May se veía un poco mayor, lo cual fue reforzado por su perfil que decía que no hacía mucho había cumplido los trece. En vez de su bandana, May llevaba en su cabello un listón de color similar, y la blusa que llevaba puesta era de un rojo más claro que el top que solía llevar cuando viajaron juntos. También se pudo dar cuenta de que había crecido bastante, no solo de estatura, sino también estaba bien dotada en... otros lugares en particular. No podía negar que se veía bastante, bueno, atractiva, incluso con la diferencia de edad.

- Ai. [No parece estar destrozada o algo.] – señaló Aipom. Ash frunció ligeramente el cejo, aunque por dentro estaba aliviado.

- Bueno, según dijo MissingNo, al parecer su padre hizo algo para impedirlo.

- Bulba saur. [Espero que sí, definitivamente me gustaría volver a ver a su Venusaur después de tanto tiempo.]

A Ash no terminó de... gustarle el tono de voz Bulbasaur. Le hizo pensar en los comentarios que hizo Pikachu acerca del trasero de Aipom. Desplazando la barra hacia abajo para ver el resto del perfil de Facebook, Ash no vio ningún post que pudiera ser... cuestionable. Ningún signo de depresión, de tristeza, tendencias suicidas ni nada que le dijera lo que pudiera haber sido lo que fuera que Norman aparentemente había evitado. O tal vez, de tanto ver shows sobre crímenes con su mamá por tanto tiempo, Ash solo estaba sacando conclusiones sobre lo que le había pasado a May (Delia después de todo tenía un gusto casi sobrenatural por Derek Morgan y Elliot Stabler). Tal vez Norman simplemente la había sacado de en medio de aquel banco de Tentacools que le causaron ese trauma con los Pokémon en la línea temporal original.

Sin más que hacer, decidió ver las cuentas de Facebook de algunos de los otros.

- Dexter, busca a Tracey Sketchit... no estoy del todo seguro de dónde es su lugar de origen, pero debe estar en las Islas Naranja.

Esa era toda la información relevante sobre Tracey que Ash se le ocurrió de momento, y todo lo que pudo darle al Pokédex. A sus órdenes, el dispositivo empezó a buscar por los infinitos corredores del internet.

- Buscando, buscando, analizando registros sobre las islas naranja... borrando publicidad molesta. Buscando... encontrado, Tracey Sketchit.

La página de Facebook mostraba a un entrenador de pelo verde oscuro vestido con una camisa verde claro, acompañado por un Venonat, Marill y Scyther. Se sintió bastante aliviado, junto con Pikachu y Bulbasaur (Charmander seguía todavía sin poner mucha atención). Se veía un poco mayor en esta línea temporal, tal vez en sus veinte, si Ash tuviese que adivinar.

- Tracey Sketchit, observador Pokémon independiente, y famoso artista que ha hecho trabajos en conjunto con la Asociación de Profesores Pokémon, estando a cargo del arte oficial de sus artículos publicados sobre sus investigaciones. Actualmente se sabe que está visitando el Gran Pantano en la región Sinnoh.

La respuesta del Pokédex de nuevo hizo que Ash se sintiera aliviado. Tracey parecía estar mejor que bien en este nuevo mundo. Con suerte, todos los demás también estarían sanos y salvos.

- Ahora, busca a Dawn de Pueblo Twinleaf. – le ordenó Ash a su Pokédex, que de nuevo comenzó a pitar.

- Buscando, buscando... error. No se encontraron coincidencias para el nombre Dawn en Pueblo Twinleaf.

Ash, Pikachu y Aipom intercambiaron miradas de tensión ante esa respuesta.

- Buscando en los registros del censo oficial de Twinleaf, buscando en la guía telefónica, buscando en registros escolares... ninguna Dawn ha vivido en Twinleaf desde el principio de la era de Oak, y la última persona conocida con ese nombre era una niña ciega que fue devorada por un Garchomp.

Ash se aferró a la esperanza de que esa no fuese la Dawn que él conocía. Además, el Pokédex le mostró solo una fotografía que se veía muy antigua, mostrando una niña que definitivamente no se parecía a ella.

- Intenta... con Cilan de Ciudad Striaton. – A Ash casi se le va la voz antes de pedirle a su Pokédex que hiciera la nueva búsqueda.

- Error. No se encuentran coincidencias para el nombre Cilan en Ciudad Striaton. Buscando en los registros del censo oficial de Unova... Cilan encontrado. – Ash y Pikachu dejaron salir un suspiro de alivio que pronto tuvieron que tragarse al ver lo que siguió. –Cilan, junto con sus hermanos trillizos Cress y Chili, fueron secuestrados del hospital infantil de Striaton hace unos diez años. Todavía hay una alerta para cualquiera que sepa de su paradero. El caso ya se ha quedado frío a estas alturas, y esta unidad no tiene razones para creer que no estén enterrados en alguna parte.

El alivio en la cara de Ash desapareció, haciéndole lugar otra vez al terror. Esta vez no se anduvo con rodeos.

- ¡Iris, busca a Iris de la Aldea de los Dragones! – le gritó con una voz casi histérica.

- Buscando Aldea de los Dragones... registros encontrados. Escaneando Facebook... error. No se detecta ninguna Iris. Aislando locación del condado, buscando en el censo oficial... Iris encontrada.

Igual que antes, Ash y Pikachu sintieron un breve alivio que inmediatamente desapareció como burbuja explotada.

- Documentos legales sobre un acta de juicio mencionan el nombre de Iris. Información clasificada. Iniciando hackeo de documentos solo para demostrar que puedo hacerlo... hackeo exitoso. Infante designada como Iris recibió un certificado de defunción después que las autoridades arrestaron a sus padres bajo los cargos de infanticidio y abandono infantil tras dejar a su muerte a su hija recién nacida en el bosque. Nunca se encontró el cuerpo. El padre parece haber abandonado a su hija por una mezcla de deseos de no tener hijos y la sospecha de que podría ser una bloodliner. Actualmente sirve una condena de cadena perpetua en prisión mientras que su madre podrá salir en nueve años por fuertes evidencias de coerción y asistencia forzada por parte del padre en el crimen.

El Pokédex concluyó mostrando los retratos de los dos padres, que no se veían particularmente agradables a simple vista. Bulbasaur, Pidgeotto y Butterfree, que no conocieron a ninguno de los tres que aparentemente ahora no existían, miraron a su entrenador y al primer Pokémon, y al ver sus expresiones de horror tuvieron la certeza de que no serían ellos mismos por un buen tiempo. Charmander, que sí había conocido a Iris, detuvo su entrenamiento al oír su nombre. Todavía se estaba resistiendo a la urgencia de volver a su entrenamiento por respeto a ella.

- Busca... a Clemont y Bonnie, en Ciudad Lumiose. – dijo Ash con un tono casi moribundo.

- Buscando... Clemont encontrado. – El Pokédex mostró ahora una página de Facebook cuya foto de perfil era la cara sonriente de un Clemont de catorce años de edad. Una Bonnie que lucía igual a como Ash la recordaba, sorbía una cajita de jugo detrás de él, tan adorable como siempre. – Clemont, dos veces ganador de la feria de ciencias juvenil de Ciudad Lumiose. No hay evidencia de tendencias asesinas en la familia, aunque puedo buscar más en profundidad si lo deseas.

De alguna manera, ese comentario no sirvió de mucho para levantarle los ánimos a Ash. De nuevo, ¿de qué otra manera se suponía que reaccionara después de averiguar todo eso? Ciertamente había visto mejores días. En este momento, casi se encontraba deseando que algún Pokémon legendario superpoderoso y enfurecido apareciera para ponerle fin a su miseria. Colapsó de rodillas, sin saber qué hacer o decir, solo que quería que algo terminara con ese dolor que sentía.

Pero un momento después, algo le haría recuperar sus deseos de vivir. El Pokédex, que ya había terminado de reproducir la canción favorita de Ash en su cuenta de ITunes, empezó inexplicablemente a tararear algo diferente, mientras buscaba algo más.

- Accediendo a grabaciones de emergencia, variable Ash. Escaneando archivos... archivo número 4 encontrado. Iniciar reproducción.

Ash solo miró de manera distraída al dispositivo (que no dejaba de traerle sorpresas) mientras comenzaba a reproducir una especie de mensaje, del tipo que usualmente se oían con una contestadora o en un buzón de mensajes de voz.

- Hola, Ash. – La voz grabada era la del Profesor Oak saliendo del Pokédex. – Si estás oyendo este mensaje, será el primero que escuches entre los muchos que te he dejado. Como tal vez te hayas dado cuenta en este punto, los Pokédex tienen una amplia gama de características especiales para ayudarte en tu viaje como entrenador, en todos los posibles, y algunas veces improbables, eventos que lleguen a ocurrir. Este mensaje podrías verlo el día después de que recibas tu Pokédex, o tal vez lo oigas cuando ya hayas cumplido 22, dando vueltas en la maternidad de un hospital mientras esperas el nacimiento de tu hijo. Tal vez nunca oigas ninguno de estos mensajes, pero por si las dudas, no hará daño estar preparado.

Hubo una larga pausa, y el Pokédex cambió su tono al pasar de una grabación a otra. La voz seguía siendo del Profesor Oak, pero esta vez hablaba con un tono mucho más compasivo y que parecía intentar reconfortarlo.

- Ash... la vida no siempre querrá ser tu amiga. A veces sentirás que solo parece querer lastimarte. Pero no puedes darte por vencido. Ahora, no puedo ni imaginar qué podría haber sido lo que te causó tanto dolor que estés oyendo ahora este mensaje. Tal vez sea después de que perdiste a alguien muy importante y eso te dejó devastado. Tal vez sea después de mi propio funeral o (que Arceus no lo permita) el de tu madre. No puedo ver el futuro. Sin embargo, no puedes permitir que este único momento te defina por el resto de tu vida. No importa lo mal que se vean las cosas ahora, siempre habrá un mañana. El mañana siempre llegará. Darte por vencido nunca arreglará las cosas Ash. En lugar de eso, sigue adelante con lo que puedes arreglar, o déjalo atrás si no puedes.

»Si perdiste una batalla, entrena duro para no perder la siguiente. Si perdiste a un ser querido, vive por esa persona y por aquellos que todavía están contigo. Siempre tienes que seguir adelante, Ash. Nadie llega a ninguna parte sin hacer nada, y sin esforzarse para cambiar su vida. De eso se trata, la vida, y las personas, siempre tienen que seguir hacia adelante, hacia el mejor futuro posible. Nunca lo olvides, Ash. Nunca.

El mensaje terminó, y hubo una línea en particular que le resonó en la mente: "Si perdiste a un ser querido, vive por esa persona y por aquellos que todavía están contigo". Ash era normalmente una persona muy alegre y optimista, así que no estaba acostumbrado a sufrir una depresión. Sin embargo, esas palabras, de alguna manera, hicieron que su expresión fuera cambiando, lento, pero seguro, de una derrota total, a una gran determinación.

- Vivir por aquellos que todavía están conmigo...

Dichas estas palabras, la mirada de Ash se dirigió de vuelta a Charmander, que había reanudado su entrenamiento (pausándolo solo para darle a Iris un minuto de silencio por respeto). Y entonces, una idea lo golpeó en la cabeza. Una idea que, para la mayoría de las personas, podría parecer un suicidio.

Pero de nuevo, los grandes héroes siempre tenían el hábito de lograr lo imposible contra todo pronóstico, gracias a algún talento o recurso que tuvieran con ellos. Ash tal vez no tendría la capacidad de replicarse a sí mismo en múltiples clones con cantidades infinitas de chakra, no tendría el ki potencial de un guerrero Saiyajin o el cosmos de un caballero al servicio de una diosa. Pero sí tenía su propio poder, y una ventaja que nadie más tenía para aprovecharlo al máximo.

- De acuerdo, muchachos, escúchenme bien. – dijo poniéndose de pie. – Tenemos que volvernos más fuertes. Más fuertes para asegurarnos que los amigos que todavía nos quedan no van a sufrir más de ninguna manera. Y para lograrlo, todos vamos a entrenar. Todos, ustedes y yo. ¿Quién está conmigo?

Aunque sus Pokémon notaron esa sonrisa llena de determinación que lo caracterizaba, no podía dejar que le vieran los ojos. Claro, se le hizo relativamente fácil decirlo de dientes para afuera para aparentar confianza, pero por dentro, era un revoltijo de emociones que todavía estaba esforzándose por ordenar. Había perdido a personas que le importaban, y varios de sus Pokémon seguramente estarían sufriendo tanto como él, pero tenía al menos que aparentar ser fuerte... por el bien de ellos.

No podía dejarse caer en la desesperación por aquellos pensamientos que lo atormentaban tanto. Pero a pesar de ese entusiasmo forzado, sus Pokémon parecieron captar el mensaje, pues solo intercambiaron miradas silenciosas entre ellos y asintieron. El único que sí parecía estar de humor para lo que fuera que Ash tuviera en mente, ese fue Charmander, que dejó lo que hacía para acercarse a su entrenador y darle una mirada que claramente decía "Dime qué necesitas que haga".

(--0--)

Un poco más tarde...

- ¡Charmander, usa Garra de Metal conmigo!

Misty, que había estado pasando su tiempo yendo a asearse, pensando y poniéndose a pescar (sin que nada picara el anzuelo) por más de lo que Ash había estado despierto, dejó caer su ducha portátil en total shock cuando vio al muchacho despierto, ordenándole a su Charmander que lo ATACARA. Por un momento, casi se esperó que fuese a brotarle sangre y tripas a borbotones del estómago en cuanto las garras lo alcanzaran. Pero eso no sucedió, en lugar de eso, Ash solamente retrocedió un poco como si fuese un Pokémon, mientras resplandecía con la misma luz naranja que le vio en su primer encuentro.

- ¡Contraataque! – gritó Ash, redirigiendo la energía del movimiento de vuelta hacia Charmander con el doble de fuerza. Charmander se defendió usando una Cola de Dragón que Misty no recordaba que tuviera cuando se fue a dormir la noche anterior.

- En el nombre de todo lo que es bueno y húmedo, ¿se puede saber qué diablos tienes en la cabeza? – masculló Misty entre dientes, antes de empezar a inhalar para poder gritarle. ¿Perdió la razón acaso? O al menos... ¿más de lo que ya la había perdido?

Pero antes de poder hacerlo, Psyduck (que venía cargando el contenedor de la ducha portátil encima de la cabeza) cometió el error de sacar su propio comentario respecto a esto.

- Psy. [Tiene sentido.]

- ¡No, claro que no! ¡¿No ves que le está ordenando a su Pokémon que lo mate?! – le gritó Misty, soltando el aliento que tenía para el grito en su pato favorito (y menos favorito al ser el único que tenía).

- Duck Psy-Duck. [Es la misma idea que tú tienes conmigo, cuando me pones a practicar (y fallo) esquivando la Pistola de Agua de Staryu. Los Pokémon entrenamos mejor con compañeros, eso cualquiera lo sabe, y el compañero ahora es Ash.]

- Pero vaya, si él no es un Pokémon...

- Duck. [Si habla como un Pokémon, se mueve como un Pokémon y usa ataques como un Pokémon, entonces es un Pokémon. Y además, ¿qué diferencia hay contigo cuando te pusiste a nadar con Staryu y Starmie para aprender a usar Surf y Buceo?]

Misty trató de formular una respuesta, y las palabras se le fueron al llegarle a la boca, incapaz de darle una. Miró hacia el cielo, y en un tono que de alguna manera controló todo el desconcierto, replicó:

- Por sorprendente que parezca, lo que dices tiene sentido...

- Psy. [Sí, lo que probablemente significa que se acerca el fin del mundo. Obviamente se te olvidó guardar agua fresca y oro, ¿verdad?]

- ¿Y dónde se supone que encontraría oro? – replicó, siguiéndole el juego.

- ¿Duck? [¿Al final del arcoíris?] – le respondió sarcásticamente el pato.

Ash podría haber oído todo este intercambio de no ser porque en aquel momento le ordenó a Butterfree tratar de atraparlo con Disparo de Seda, mientras él usaba Ataque Rápido para esquivarlo. Y al mismo tiempo, Bulbasaur usaba su Látigo Cepa para intentar hacerlo tropezar. Estaba tan enfrascado en su entrenamiento, que tardó por lo menos otra media hora en percatarse de que Misty ya había regresado. Aunque admitiéndolo, la chica se tomó su tiempo para admirar el espectáculo y por eso no lo interrumpió.

(--0--)

Unos días más tarde, en cierta escuela para entrenadores Pokémon...

Unos cincuenta años antes, un grupo fue formado específicamente con el propósito de formular nuevas estrategias para contrarrestar a los brotes repentinos de hordas de Pokémon. Este grupo estaba formado por seis de las más brillantes mentes de su tiempo, y juntos lograron salvar millones de vidas. Entre sus logros estaban haber logrado contener parcialmente el ataque de los Tentacruels gigantes en Ciudad Lilycove, y evitar que Ciudad Nimbasa sufriera a manos de los enjambres asesinos de Volcaronas, al haber exterminado a un 90% de su población total.

Sin embargo, luego que las investigaciones de Oak llevaron al notable, y todavía persistente pacifismo entre los Pokémon, de pronto se encontraron con que ya no eran importantes como antes. Queriendo permanecer relevantes, entre todos fundaron una escuela conocida como el Instituto Tecnológico Pokémon (o simplemente Tech Pokémon) con sedes en Kanto, Johto, Hoenn, Sinnoh, Unova y Kalos, para seguir estudiando sus teorías y pasando sus conocimientos y creencias a la siguiente generación. Dicho grupo de los seis fundadores eventualmente derivó en el actual consejo directivo, y así había sido desde que existía la Universidad de Smogon.

Uno de los miembros de este consejo creyó que se había unido al grupo por las razones correctas, para asegurarse que la siguiente generación de los más brillantes y talentosos entrenadores del mundo estuvieran preparados para enfrentarse a las Ligas Pokémon, y eventualmente, al mundo entero. Había tenido a su cuidado a muchísimos Pokémon, siempre enseñándoles movimientos bien calculados en cuestión de balance tal como decían las teorías de los mejores expertos. Los alimentaba con la mejor comida, los entrenaba con la intensidad apropiada, y les había pasado estas enseñanzas a sus estudiantes.

Dichos estudiantes, que podía considerar sin temor a equivocarse la mejor y más brillante clase a la que había enseñado durante sus años, estudiantes que fácilmente podrían estar por encima del promedio de un entrenador regular con dos, tal vez hasta tres medallas, ahora estaban recibiendo una paliza de parte de quienes parecían ser un par de entrenadores novatos, que habían sido engañados para que entraran a la escuela por la no oficial, pero todavía tolerada e incluso incentivada tradición entre los estudiantes del Tech de atraer a entrenadores que pasaran cerca de los terrenos, para que así los alumnos pudiesen derrotarlos y presumir de su superioridad, dejando a los entrenadores que no estudiaban en el Tech como el hazmerreír. En lugar de eso, ahora estaba siendo testigo de cómo un grupo compuesto por los siguientes Pokémon: Pikachu, Pidgeotto, Butterfree, Aipom, Bulbasaur, Charmander, Staryu, Starmie, Psyduck y Wingull, estaban literalmente barriendo el piso con los Pokémon de sus estudiantes.

- Como te dije antes, hay mucho más en las batallas que solo el conocimiento. Las dimensiones de una batalla pueden ser infinitas. – comentó el hombre que había venido a verlo, mientras miraba la... batalla ya no era, "masacre" sería un término más apropiado.

- No quise creerte. Y jamás me hubiera tragado mi opinión, si no fuera porque lo estoy viendo ahora con mis propios ojos. – observó el susodicho profesor.

- No te equivoques, puedo ver que les enseñaste bien. Para esas dimensiones tan limitadas con las que trabajan, tus estudiantes son buenos combatientes. Pero sus oponentes lo hacen mucho mejor, y considerando que escuché de una fuente confiable que el muchacho de la gorra es un usuario de Pokédex elegido por el propio Oak en persona, y el jugoso reporte que me dieron de su primera batalla de gimnasio, no me sorprendería si en unos años decido salir a buscarlo a él específicamente. Y quizás también a la muchacha, aunque presiento que no estaría muy interesada en mi operación.

- Cuando mencionas tu "operación", ¿te refieres a ese pequeño grupo que estás armando? – preguntó el profesor.

- Sí. – respondió el hombre con un deje de orgullo. – Quiero expandir mi Frontera de Batalla mucho más allá de lo que podría ir con cualquier simple torneo. Convertirla en algo que motive a los entrenadores a afrontar retos a la altura del Alto Mando o los Campeones, o inclusive superiores. Un lugar para los mejores en todos los estilos de batalla reconocidos y no reconocidos por el mundo, donde puedan enfrentarse los mejores entre la élite, y sean capaces de ir más allá al dominar sus puntos fuertes y aprender de sus errores. Ya he reunido a un as estrella del estilo de batalla en espectáculos de las ligas profesionales, a un sabio experto en lo que son las batallas en la naturaleza, a una reina de la fortuna que es la más fuerte en el estilo de fuerza total que lamentablemente solo es común en batallas clandestinas, aunque es muy agradable una vez que llegas a conocerla, y a un rey de los mundos antiguos, uno de los primeros pioneros en batallas con legendarios. Pero sigue siendo un campo muy pequeño. Quiero expandir mi grupo todavía más, y me gustaría que tú representaras el estilo de batallas con las estrategias propuestas por Smogon. ¿Qué me dices?

- Escuché que hasta tienen epítetos, ¿es verdad eso? – preguntó el profesor. El hombre que lo acompañaba, bajito y regordete con una camiseta azul con flores blancas, y unas gafas de sol, simplemente le sonrió y respondió con dos palabras:

- Por supuesto.

- Muy bien. – El profesor le devolvió la sonrisa. – Noland, el profesor... no, que sea el "Jefe de la Fábrica", se unirá a tu Frontera de Batalla.

- ¿Una Fábrica de Batallas? Bueno, considerando que tenemos ya un Pico y una Pirámide de Batallas, ¿quién soy yo para hacer preguntas?

Apenas unas horas después, cuando no quedó ningún estudiante dispuesto o capaz de seguir enfrentando a los visitantes, llamaron al chef de la escuela, para entregarles su recompensa. Normalmente, si algún visitante lograba derrotar a los estudiantes, el premio sería una beca completa para estudiar en el Tech Pokémon, pero ellos en lugar de eso pidieron un buffet de todo lo que pudieran comer, tanto para ellos, como para sus Pokémon. El chef y todo su personal tuvieron un arduo trabajo aquel día, pues la chica sola se había devorado tres bistecs de Castelia, y ya había encontrado el pastrami.

- Qué suerte tienen los niños ricos. – comentó el muchacho, mientras su platillo de costillas a la parrilla desaparecía en cuestión de segundos, sin que quedara un solo trozo de carne en los huesos.

Y ellos no eran los únicos, los Pokémon también se estaban dando su festín. Su Pikachu, que ya había terminado de vaciarse en su boca su cuarta botella de kétchup como un marinero bien entrenado, se relamió de gusto y fue por la siguiente, determinado a tragarse más del delicioso condimento como si fuera un pozo sin fondo. (*)

(--0--)

Varios días después...

Misty sonrió con satisfacción al ver el Puente Pepita, que daba el acceso por el norte a Ciudad Cerulean, totalmente cubierto de equipo de construcciones, que podía verse claramente desde el campo florido que había a un lado del camino. Al parecer alguien había causado destrozos en él, y gracias a eso, no había manera de que Ash pudiese poner un pie en esa ciudad.

Estaba a salvo, muy, muy a salvo. Nunca más tendría que volver a verlas.

Sonriendo, enfocó la atención de sus pensamientos en Ash, y en esas emociones que la invadían cada vez que pensaba en él. Confusión, ante el hecho de que se sentía como si lo conociera, con la familiaridad de alguien que había sido tu compañero de viaje por al menos tres regiones. Conmoción, ante el hecho de lo rápido que parecía entender lo que debía y no debía hacer en las batallas, para ser un entrenador novato. Y algo muy... intenso, respecto a su amabilidad, su apariencia y su determinación, algo que constantemente tenía que recordarle a su Psyduck que no quería discutirlo.

Aunque recientemente, lo había notado con un cierto nivel de urgencia y motivación que no le había visto antes. Estaba entrenando con sus Pokémon, lo cual muchos simplemente verían como que simplemente quería poner a uso su condición de bloodliner a su máximo potencial. Sin embargo, había algo más respecto a esta determinación, algo que realmente la desconcertaba. Por todo el deseo que Ash tenía de querer mejorarse a sí mismo, también parecía haber un deseo igual de querer distraerse de algo, casi. Más o menos, como si utilizara este entrenamiento para alejar su cabeza de algún pensamiento que lo perturbara. Su primera idea fue que tal vez, tenía algo que ver con su condición de bloodliner, pero rápidamente descartó la idea, pues el hecho de utilizar sus habilidades de bloodliner durante su entrenamiento no cumpliría el propósito de no pensar en eso (hasta sería algo hipócrita de cierta manera). ¿Qué más podría ser?

La chica de Cerulean estaba tan inmersa en sus pensamientos sobre este extraño comportamiento de Ash, que no vio a la enorme flor roja hacia la que estaba caminando, hasta que fue demasiado tarde...

...

Mientras Misty estaba ocupada con sus pensamientos, Ash no había estado de humor para ponerse a pensar mucho realmente. Después de una larga sesión de entrenamiento, Ash y sus seis Pokémon se tendieron a descansar junto a un tronco, para tomar un respiro. El entrenador tomó un trago de su cantimplora, y se lo pasó a Pikachu. Mientras el ratón trataba de levantar la cantimplora sobre su cabeza para refrescarse, Ash decidió cerrar los ojos un momento y tomar una siesta...

- ¡Pikachu-pi! [¡Misty!]

Ash volvió a abrir los ojos sobresaltado al grito de su compañero, que salió corriendo en la misma dirección en la que Misty había salido a caminar. Sin perder tiempo, corrió detrás de él, seguido rápidamente por el resto de sus Pokémon, y pronto se encontró con una horrible escena que le hizo entender por qué salió así.

Misty yacía en el suelo, cubierta de polvo morado y amarillo, convulsionándose y respirando con dificultad, mientras la enorme cabeza roja de un Vileplume, salía corriendo en la distancia, al parecer huyendo de la escena del crimen. Si no fuera suficiente, su Pokédex eligió ese preciso momento para sacar información que realmente no necesitaba.

- Vileplume, el Pokémon flor. El polen de Vileplume es increíblemente tóxico para Pokémon que no sean del tipo Hierba, y viene en tres colores distintos. El polen verde causará que el afectado caiga dormido durante un largo tiempo. El amarillo puede afectar el sistema nervioso de las personas y que se comporten de manera errática. El púrpura puede afectar los tejidos y causa graves daños a los órganos respiratorios si es inhalado. Los dos últimos pueden ser fatales para humanos y Pokémon por igual. Los humanos son más afectados por este polen que los Pokémon, debido a que no poseen los anticuerpos específicos para combatirlo. Por fortuna, este solo es un mecanismo de defensa y no un ataque deliberado de parte de los Vileplumes, y los antídotos para este polen se encuentran disponibles en cualquier hospital.

Excepto que él no tenía ninguno de esos antídotos con él en aquel momento, se dio cuenta de eso al arrodillarse junto a ella y tomarla en brazos.

- No... no puedo perderte a ti también... – se dijo. Primero Dawn, Cilan e Iris... Misty no podía ser la siguiente. No podía dejar que ella también...

- Bulba... [Esto es malo, si no la llevamos rápido a un hospital podría morir.] – Bulbasaur era quien tenía que decir la palabra. Aipom saltó agitada.

- ¡Ai-Aipom! [¡Pero el hospital más cercano sería el de Ciudad Cerulean, y ella nos dijo que no entráramos allí por ningún motivo!]

- ¡Caw! [¡Su vida está en peligro, no tenemos tiempo para eso ahora!] – señaló Pidgeotto, deseando tener su antigua forma para poder llevársela volando hasta allá, pero no podía (obviamente) con su tamaño actual.

Ash pareció poner más atención al tren de pensamiento de Pidgeotto que al de Aipom. Pasando un brazo por debajo de las piernas de Misty, la levantó del suelo, ignorando el polen que todavía tenía encima, aunque para entonces ya estaba inerte y no le haría daño a él, pero claro, Ash no tenía manera de saber eso y tampoco le importaba en ese momento. Ash primero empezó a caminar hacia el puente, pero se dio cuenta de que tratar de pasar por ese lugar con la chica en condición crítica sería demasiado peligroso. Incluso si los trabajadores le ayudaban, tener que moverse a través de todo ese metal lo retrasaría demasiado.

Y cuando creyó que las cosas no podían empeorar, una silueta apareció de las profundidades del río, dispuesto a causarle más miedo y terror. Dicha silueta, con una mirada maligna que sus gafas oscuras no podían ocultar, se aproximó hacia Ash.

- ¡Squirtle! [¡Humano tonto! ¡Por meterte en mi territorio te voy a despedazar miembro por miembro! ¡La venganza del último sobreviviente del Escuadrón Squirtle comenzará ahora, con tu muerte!] (**)

Esta historia continuará...


(*) Más detalles del encuentro de Ash y Misty contra los estudiantes de esta escuela en el Interludio de Giselle.

(**) Detalles de cómo llegó Squirtle aquí en el Gaiden del Escuadrón Squirtle.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top