Capítulo X

¡Hey, hola! Antes de que pasen al capítulo quiero comentarles algo.

¡Estaré este año nuevamente en la FIL de Guadalajara! Recuerden que no voy a ningún stand específico, sino que simplemente ando por ahí haciendo publicidad de mis libros. Ya saben cómo funciona esto. Quiero que organicemos una pequeña reunión dentro de la FIL. Pero, para eso, me gustaría saber cuántos de ustedes están en Guadalajara (México), y cuántos podrían estar ahí el sábado 24 y domingo 25 de noviembre. Por favor, todos los que estén interesados, mándenme un mensaje para ponernos de acuerdo. Para tener todo bien organizado, ¿qué les parece si hacemos un grupo ya sea en Facebook o Whatsapp para que todo quede bien? Nada más mándenme un mensaje si les interesa. Puedo llevar libros en físico para que compren mis novelas personalmente, nos conoceremos, platicaremos un rato y me reiré de que Perla explotó. ¡Será hermoso! Por favor, durante toda esta semana piénsenlo. Recuerden que el tiempo se va volando. ¡Me haría mucha ilusión conocerlos!


Alguna parte de México.

Época actual.

Está haciendo demasiado frío, a pesar de que todos los Pokemon de fuego se han reunido para darnos un poco de calor.

Está anocheciendo. No tengo idea de dónde estamos. Sólo sé que es increíble la forma en que las esporas de Leafeon ayudan a sanar las heridas. Afortunadamente, el disparo que recibí en el aerodeslizador no dará más complicaciones. Duele un poco solamente, a pesar de lo que Leafeon está haciendo. La pérdida de sangre tampoco ha sido especialmente mala. Creo que ahora mismo sólo quisiera descansar, y a la vez es desesperante estar aquí sin movernos.

Leafeon ha terminado su trabajo. Al menos, conmigo. Pareciera sonreír cuando se aleja de mí, antes de darme la espalda.

Mi estómago está rugiendo. Duele un poco.

Quiero salir de aquí. Esperar en este lugar olvidado y a mitad de la nada no nos acercará a Mewtwo, ni a Roosevelt, ni a recuperar a Diamond.

Por suerte, todos están demasiado ocupados tratando de ayudar a Victoria. Quisiera hacerlo yo también, pero creo que lo mejor que puedo hacer es simplemente alejarme.

Sé que si Victoria pudo morir hoy ha sido sólo porque no fui lo suficientemente fuerte.

Debí levantarme aquella noche. Debí resistir más cuando Gyarados cayó. Debí impedir que Diamond fuera con Roosevelt, o debí hacer cualquier cosa que estuviera en mis manos para ir detrás de él. Si hubiera asesinado a Roosevelt esa noche, nada de esto hubiera pasado... Sé que, si nunca hubiera aceptado ser parte de esto, en este momento podría estar en el pent-house... sola... tranquila... sintiendo que mi vida dejó de significar algo en el momento en el que lo perdí todo... Creo que ya debería hacerme a la idea de que siempre he de perder algo importante cuando no tengo la fuerza suficiente. Cunningham y los demás están confiando demasiado en alguien que sólo ha sabido decepcionar a las personas que confían en ella justamente en el momento en que más necesitan su ayuda...

Mierda...

Es difícil saber que el único que podría escucharme y que sabría entender lo que siento está encerrado en una Pokebola, porque de otra forma sólo correría más peligro. Quisiera que mi vínculo con Lucario y con Lugia fuese tan fuerte. Quisiera que James estuviera aquí. Quisiera poder hablar con Diamond sólo una vez más, pero todo lo que encontraría si lo intento sería a un confundido Katzenner que no tiene idea de quién soy. Y que mucho menos es capaz de recordar aquello que nos unió más de lo que me he unido con cualquier otro Pokemon.

Por suerte, mis Pokemon están ayudando a los demás. Ayudan a mantener el calor, y los demás están haciéndole compañía a los Pokemon de Victoria.

¿Por qué tarda tanto en despertar? ¿Por qué tenemos que pasar otra noche sin hacer nada? Una noche perdida es más tiempo en el que Roosevelt sigue saliéndose con la suya, y en el que mi padre sigue existiendo en alguna parte de este mundo sin que eso tenga sentido. ¿Cómo es posible que los muertos vuelvan a la vida sólo así? Tiene que ser un error. ¿Cómo se supone que tenga que asimilar que yo vengo de una de las estirpes que fundaron esa misma organización que desearía, con el alma entera, destruir? Es inevitable preguntarme en este momento quién soy yo, y cuál es mi misión en este mundo... Si se supone que todos tenemos una meta que cumplir, ¿por qué yo no he cumplido la mía si he estado al borde de la muerte en tantas ocasiones? ¿Por qué no simplemente me dejan ahí? ¿Quién dice que quiero seguir siendo una sobreviviente, si una vez que cumpla mi objetivo sólo volveré al principio del círculo vicioso? Una vez que Roosevelt esté muerta, ¿qué se supone que tengo que hacer? ¿Seguir viviendo?

—¿Te encuentras bien?

Creo que la única que no me sorprende que se haya dado cuenta de mi ausencia, es Lynda. Eso no hace que sea agradable que haya venido hasta aquí. Ninguno de ellos parece haber entendido todavía que me gusta estar sola.

—Ve con los demás. Los Pokemon están allá. Aquí estás en campo abierto.

—Los demás también están en campo abierto.

—Pero allá estás más segura. Vete.

—Deja de tratarme como a una niña. Kyle y tú no estarían aquí si yo no los hubiera ayudado.

Y tú deja de recordarme tanto a Perla. Apuesto a que ella habría dicho exactamente lo mismo.

Mierda...

—Sobreviví porque es lo que siempre hago. Además... Si no mal recuerdo, te dispararon por ser imprudente.

—¿Y eso qué? No quedará más que una cicatriz. Mamá siempre dice que las cicatrices son buenas. Que nos ayudan a nunca olvidar el pasado, y le dan un buen significado a los malos momentos.

Sí. Tu madre. La misma que también estaría viva si yo nunca hubiera aceptado hablar con ella.

—Es extraño que hables de tu madre en presente, sabiendo que ella ya no existe. Tu madre no dice esas cosas. Sólo lo hizo mientras estaba viva.

¿Por qué está sonriendo ahora? ¿Por qué tiene la misma sonrisa estúpida de Perla? ¿Por qué tengo que ver a Perla en todos lados?

Su sonrisa me pone nerviosa.

—Si te lo cuento, seguro que tú tampoco me creerías.

—Ya he visto demasiadas cosas como para que haya algo que no pueda creer.

—Esto es diferente.

—¿Por qué no te dejas de rodeos, y lo dices ya?

Sigue sonriendo.

—La verdad es que... Esa noche... Los encontré porque mamá me lo dijo.

Me estás tomando el pelo.

—Tu madre murió. La vimos quedarse en ese...

—Sí, sí... Ya lo sé. Kyle ya me lo dijo cien veces. Pero sé lo que escuché.

—Tal vez estabas soñando.

—No, Sheryl. Era mamá. Yo estaba recostada cuando sentí que alguien cubría mi boca y me puso una navaja en el cuello. Me dijo que no me moviera, y me dijo exactamente dónde encontrar a Kyle, y dónde encontrarte a ti. Luego sentí la nariz de Arcanine en mi mejilla. Mamá me pidió que contara los segundos para que pudiera escapar. Cuando abrí los ojos, ella ya no estaba y sólo dejó esto.

Saca una navaja de su bolsillo. Presiona un botón para mostrarme el filo. No parece ser nada especial.

—Estoy segura de que esto le pertenece a papá. Era ella, Sheryl. Créeme.

—Pero si Leona sabía dónde estábamos nosotros, ¿por qué ella no fue a ayudarnos?

Lynda suspira. Su sonrisa no se borra.

—Creo que... mamá debe estar en una misión mucho más importante... Pero puedo sentirla, ¿sabes? Sé que ella está viva. Y sé que está cuidándome, y... Y sé que nos volveremos a encontrar.

Qué estupidez.

—Ser tan inocente sólo te pone en más riesgo... Conocí a una persona que era tan ingenua como tú.

—Perla Cobby.

—¿Cómo lo...?

Su sonrisa crece.

—Todos sabemos todo sobre ti, Sheryl. Y sabemos que ella es lo que te motiva, al igual que lo que sucedió con tu hermana Skyler. Es por eso que el señor Cunningham confía tanto en ti. Eres la mejor guerrera que existe. Y estoy segura de que, desde donde sea que esté, Perla está orgullosa de que estás luchando con nosotros.

Esto no está pasando...

—¿Por qué quieres ser tan buena conmigo, Lynda?

Ella se encoge de hombros.

—Porque somos amigas.

Amigas...

—La última vez que tuve una amiga, las cosas no terminaron bien...

—Pues no soy la única amiga que tienes ahora. No puedes hacer esto sola, Sheryl.

—En serio, no quiero escuchar este sermón.

—Tal vez no quieras escucharlo, pero Victoria despertó y creo que deberías ir con nosotros. Somos un equipo, y tú eres tan importante como cada uno de nosotros.

—No me gusta ser parte de ningún equipo.

—Pero nosotros te necesitamos. Y tú nos necesitas tanto como nosotros a ti, aunque quieras pasar toda la vida negándolo.

Guiña. Me da una palmada en la espalda. Vuelve sobre sus pasos. Va a reunirse con los demás, que ahora ríen mientras Victoria intenta deshacerse de Kyle y su faceta de hermano sobreprotector.

¿Qué más da?

Es impresionante saber que una caída desde semejante altura no basta para que Victoria se deje derrotar. Leafeon aún no deja que ella se levante, aunque parece querer hacer eso más que cualquier otra cosa. Alguien ha improvisado vendajes en su brazo derecho, así como en el del primo de Lynda. Su abuela sólo tiene una herida abierta en la ceja, y no parece importarle en absoluto.

Victoria sonríe radiante en cuanto nuestras miradas se cruzan.

—Me impresionas —dice—. ¿Por qué tú eres quien está de pie?

¿Por qué crees que esto es divertido?

—¿Cómo te sientes? —respondo.

—Como si me hubiera aplastado un camión... Pero me alegra que se deshicieran de esos bastardos. Creo que Roosevelt ahora lo pensará dos veces antes de subestimarnos.

Su Furret corre hacia ella para hacerse un ovillo en su regazo. Victoria acaricia su cabeza. Comparte una sonrisa traviesa con Keynes, y Keynes pone los ojos en blanco.

Absol se abre paso entre nosotros. Houndoom, mi Ninetales, mi Vaporeon y el de Kyle vienen junto con ellos.

—Hemos terminado de inspeccionar los alrededores —anuncia Absol—. La zona está limpia, pero será demasiado arriesgado quedarnos tanto tiempo aquí.

—Las alas de Yveltal y Lugia son tan potentes, que seguramente ya estamos a un par de ciudades de distancia —dice Lucario.

—De cualquier forma, no nos quedaremos aquí por mucho tiempo —anuncia Cunningham—. Ustedes tienen razón, amigos míos. No podemos montar un campamento aquí. Pasaremos la noche, y mañana a primera hora partiremos.

—Señor Cunningham —interviene Bradley—, ¿no cree que es arriesgado? Tal vez deberíamos mantenernos en bajo perfil por unos días.

—Pues a mí no me importa salir a la luz pública nuevamente, si eso nos lleva a alguna parte —respondo—. Tengo que recuperar a Diamond, y Cunningham dijo que en Rusia tal vez encontraríamos una respuesta.

—Pero si tu padre está detrás de todo esto, seguramente estaremos en graves problemas si queremos cruzar el océano —dice Ian—. Realmente no tenemos idea de qué tan poderoso es ese sujeto.

—No tan poderoso como nosotros —dice Cunningham—. Eso es seguro. Tal vez nuestras bases fueron invadidas y aniquiladas, pero nosotros quedamos con vida y de nosotros depende que el legado de Scotland Trainers siga adelante. En Rusia seremos bien recibidos, y en cualquier otro sitio donde existan bases enemigas de la Elite de América.

—Y una vez que sepamos qué fue lo que Roosevelt le hizo a Diamond, podremos volver a América y terminar con esto —continúo.

Cunningham asiente.

—Así es, agente Crown.

—Bueno... Entonces, ¿qué estamos esperando?

Victoria llama la atención de todos al extender ambas manos hacia Kyle y Keynes. Ellos le ayudan a incorporarse, a pesar de que Victoria se queje de un dolor de espalda.

—¿A dónde cree que va, agente Levitt? —dice Cunningham.

—No pensará que voy a estar recostada toda la noche, si Sheryl se mantiene de pie, ¿o sí? —responde ella.

Cunningham sonríe también.

Victoria me dedica un guiño, y ahora todos comienzan a organizar la partida mientras los Legendarios discuten un par de cosas al respecto entre ellos.

Por lo menos ahora tenemos un rumbo. Y si Victoria realmente está bien... creo que puedo vivir con eso, por ahora.

Desearía saber dónde está James...

Belltown, Delaware.

Época actual.

Hay demasiado silencio. Demasiado. Ella al fin ha dejado de pensar.

Gothitelle se ha quedado dormida en el sofá desde donde vigila a James. He perdido el contacto con Diamond. No puedo establecer ninguna comunicación con Lucario. Espero que Flareon y Umbreon se encuentren bien.

No hay pensamientos, ni ninguna clase de movimiento a la vista. Esas camionetas siguen vigilando el hotel. Los humanos que bajan de ellas tienen los aspectos más excéntricos que he visto. Perforaciones, tatuajes, sus peinados exóticos y los cuerpos esculpidos de luchadores innatos. ¿Por qué me parece tan conocido? Sé que he visto esto antes. Si pudiera volver a mi isla... Todo tendría más sentido si pudiera sentarme a meditar.

James duerme. No hay rastros de la humana.

No puedo esperar más.

Espero que esto funcione. James tiene que saberlo, antes de que sea demasiado tarde.

l

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top