Capítulo 41
Les dejo la canción "Raise your banner" de Within Temptation para que acompañen la lectura.
Lynda
Me pone nerviosa que no haya alarmas, algún tipo de blindaje o al menos un protocolo de seguridad para proteger a los inocentes. En lugar de eso, los hombres de Kim Mi—Sook se mueven entre las sombras, mostrando niveles tan altos de discreción que no podrían darme una buena espina sin importar las circunstancias. Parece que los doctores tampoco tienen idea de lo que está pasando. Ellos siguen haciendo su trabajo como si todo estuviera en paz, o como si eso fuera parte del plan de Kim Mi-Sook.
Sabemos dónde tienen a Katzenner. Por suerte, pude ir a verlo cuando desperté. Podríamos ir más rápido, pero hay algo en la discreción que nos rodea que no nos deja crear un poco de histeria colectiva. Me sentiría mejor si pudiéramos llamar a Pyroar y Sableye. Al menos, así estaríamos listos para la acción en caso de que suceda lo que sé que sucederá. Hay demasiada calma en estos pasillos como para creer que no nos encontraremos con una emboscada al doblar en cualquier esquina.
Katzenner está fuera del alcance de los pacientes. Nuestra primera parada es el área de terapia intensiva. Tenemos que entrar y escabullirnos entre los doctores que sólo nos miran, pero no pretenden detenernos. Saben quiénes somos y lo que buscamos aquí, pero es justo esta actitud tan pasiva lo que me hace pensar que las cosas en este lugar no son lo que Kim Mi—Sook intenta aparentar. En el área de terapia intensiva hay demasiados Pokemon intubados y conectados a máquinas de respiración asistida. No creo que sea normal que en una zona tan aislada como un Centro Pokemon a mitad de la nada haya tantos Pokemon heridos, pero... La mayoría son Pokemon de tipo roca. ¿Serán alpinistas? ¿Realmente no tienen nada que ver con lo que está pasando?
Más allá nos encontramos con la siguiente puerta. Debería estar cerrada, pero está abierta de par en par para dejar que un equipo de enfermeros pase con una camilla donde llevan a un Pidgey con un ala totalmente seccionada de su cuerpo. El Pidgey está sufriendo en agonía, así que ellos no se percatan de que nosotros entramos antes de que la puerta vuelva a cerrarse. Estamos escabulléndonos. Se siente como tal. ¿Por qué se siente tan mal, como si no fuera la primera vez que lo hacemos?
Tenemos que correr por el pasillo del área restringida. La ausencia de vigilancia empieza a cobrar sentido ahora que entendemos mucho, así como surgen más dudas. Hay un camino de sangre en el suelo. Está perfectamente oculto debajo de una puerta y nada tiene que ver con el Pidgey que acabamos de ver. La sangre escurre desde la manija. Aún está fresca. Y la puerta está entreabierta, así que es ahora cuando debemos dejar a un lado nuestra farsa. No podemos pasar desapercibidos por siempre.
Nuestras armas salen primero, para que Ian abra la puerta empujándola con el pie. Estamos en una especie de vestidor. Hay casilleros, bancas de metal y batas blancas colgadas en las paredes. Los espejos también están manchados de sangre. El charco más profundo viene justo debajo de un entrenador. Le han cortado el cuello de lado a lado. Está muerto. Su mirada cristalina lo dice. Ian suelta una exhalación silenciosa antes de intentar acercarse a él, pero la puerta se cierra de golpe justo detrás de nosotros.
No estamos solos, pero tampoco podemos decir que esto se trate de una trampa.
Al menos, hasta que ese sonido llama también nuestra atención. Alguien ha cerrado con llave, por fuera.
De acuerdo. Se acabó la niña paciente. De cualquier forma, nunca he confiado en los asiáticos.
—¡Ve, Pyroar!
El fuego de Pyroar nos abre una puerta mucho más grande, aunque eso dispare todas las alertas. Una luz roja se enciende en nuestra cabeza y hay una voz robótica anunciando algo en coreano. Finalmente vemos aparecer el blindaje que brota del suelo para cubrir todas las puertas y ventanas que tenemos alrededor, dejándonos en un pasillo que no está tan solitario. Nuestro enemigo no pretende ocultarse, sino que parece que justo eso estaba esperando. Y la alarma sigue sonando, ensordeciéndonos por un segundo, pero ayudándonos a saber que esto era demasiado perfecto para ser verdad.
Es uno de los hombres de Kim Mi-Sook. Está vestido de blanco, como todos ellos. Sus ojos rasgados nos miran por encima de sus gafas de media luna. No hay sangre en él, por supuesto. Pero lleva una Pokebola en la mano y está cruzándose en nuestro camino, en una dirección particular.
Perfecto. Ya era hora de un poco de acción.
—Quiere a Katzenner —dice Ian—, o quiere evitar que lleguemos con él.
—O quiere morir —respondo—, pero es lo suficientemente astuto como para quedar como kamikaze.
No voy a dialogar. El señor Cunningham cuenta con nosotros. Y mientras Sheryl, Kyle y Reggie se encargan de ponerlo a salvo, no dejaré que nada interfiera con mi misión. Aunque no hablamos el mismo idioma, ese sujeto lo entiende. Libera a un Golisopod. Intenta hacerlo pasar por una bestia intimidante, pero está equivocado. No hay nada imposible para Pyroar y para mía.
—Yo me encargo —le digo a Ian—. Ve a buscar a Victoria. Ella se ha quedado sola con Kim Mi-Sook.
—Hecho —responde él.
Ian vuelve sobre nuestros pasos, antes de que el blindaje termine de encerrarme con el sujeto asiático.
Que comience el primer round.
֍ ~ ֍ ~ ~ ֍ ~ ~ ֍ ~ ֍
Jackie
Esto nunca ha sido un juego de lealtades. Todos somos mercenarios, en busca del poder absoluto. Nadie podría creer que la Peulo Ligeu Kochi no escatimaría en recursos para que sus prácticas poco ortodoxas quedaran ocultas detrás de su fachada pacífica. Ese domo de metal que se cierra alrededor de donde su líder se ha ocultado como una rata cobarde es la muestra de que ahí dentro hay más de lo que nosotros buscamos. Sé que debes estar aquí, Sheryl Crown. Nadie que esté a cargo de la Peulo Ligeu Kochi protegería a la carne de cañón, a no ser que un pez más gordo esté ocultándose bajo sus alas.
Aterrizar en territorio enemigo sigue siendo bueno para nosotras, incluso si somos sólo dos a cargo de los hombres que la PKM—Jameiat Sirria ha puesto a nuestra disposición. Estoy segura de que debe ser un honor saber que tantas personas alrededor del mundo están dispuestas a pagar a cambio de una simple cabeza. Y yo tendré algo mucho mejor. Estoy segura de que Vadim Yevseyenko ya sabe que no debe fiarse de mi palabra, así que nada será una victoria mejor que derrotarlo y tomar el control del Medio Oriente. La Elite ganará un territorio tan grande, que nadie pretenderá siquiera intentar ponerse a nuestro nivel.
Casi lo he conseguido.
Y Miranda está a mi lado, mostrándose altiva y lista para la acción.
—No será fácil llegar a Crown —me dice—. ¿Cuál es tu plan?
Yo la miro para darle fuerza a mis palabras.
—Obliguémosla a salir —respondo—. Ya sabes qué hacer.
Miranda sonríe. Ambas sabemos más de lo que a Sheryl le gustaría. Al menos, creo que ya ha quedado claro que no nos importa tener en nuestras manos la sangre de alguien más. Esto será otro daño colateral. De ella depende que no sea tan lamentable como será si no se muestra ante mí.
֍ ~ ֍ ~ ~ ֍ ~ ~ ֍ ~ ֍
Lynda
Golisopod nos supera en tamaño y en poder, es verdad. Pero eso no es un motivo para creer que hemos sido derrotados. Me sentiría intimidada si mamá no me hubiera hecho entrenar con Pokemon mucho más poderosos de lo que alguna vez podré entrenar, con tal de volverme más fuerte. Sé que se sentirá orgullosa de mí cuando le cuente este capítulo de mi historia.
—¡Ataca, Pyroar!
La agilidad de Pyroar es uno de los factores que nos ayudan a igualar el marcador, incluso si Golisopod también se mueve con agilidad. Las garras de Golisopod cortan el aire cuando se mueven hacia Pyroar, pero no consiguen hacerle daño. Aunque el fuego se desprenda de Pyroar, el cuerpo de Golisopod parece ser su única arma. Al menos, la única que su entrenador le permite usar. No puedo entender las instrucciones que le da a su bestia, pero Golisopod las acata al pie de la letra. Las placas de su espalda lo protegen de los ataques de Pyroar. Podría enviarle a un par de refuerzos, pero la mirada de su entrenador está fija en mí y en todos mis movimientos. Parece que... está vigilándome... Si eso es verdad, ¿quién lo ha enviado? ¿Cuál es su objetivo? Sea cual sea, no le daré esa satisfacción. Si pretende recolectar alguna clase de información sobre nosotros, prefiero que sepa que Pyroar y yo somos invencibles incluso si no somos dioses.
—¡No te rindas, Pyroar!
Pyroar es un bólido de fuego. Salta y se mueve con agilidad para esquivar los ataques traicioneros de Golisopod. A pesar de que las garras consigan lastimarlo, el espíritu de lucha de Pyroar es lo que lo ayuda a mantenerse de pie y a nunca mostrar debilidad. ¿Qué clase de entrenador impide que su Pokemon se desenvuelva en batalla? ¿Por qué no deja de mirarme? No parece importarle lo que haga Golisopod, pero tampoco deja de darle órdenes. Incluso parece... que esto fuera una distracción... Todo es tan conveniente y tan confuso, que sólo hay una manera de averiguarlo.
Pyroar entiende el plan, incluso si no se lo digo en voz alta. Crea un muro de fuego para protegerme de Golisopod y que yo pueda correr hacia su entrenador. Sin embargo, ni bien me he acercado lo suficiente, responde de la forma en que yo lo hubiera esperado. Apenas consigo esquivar la bala que dispara, actuando como un robot sin voluntad.
De acuerdo. Si quieres jugar sucio...
No puedo conseguir información de alguien que no habla los mismos idiomas que yo, pero dudo que ese sujeto esté aquí porque es algo más que un peón. Así que no será un desperdicio tan grande. Pyroar puede contener a Golisopod mientras yo le apunto con mi arma a su entrenador y suelto el primer disparo. Perfora su hombro, pero él no se inmuta. Sólo recupera el equilibrio, como si nada hubiera sucedido. La sangre brota abundantemente de la herida, pero él no siente dolor. Y apenas puedo conectar mi mirada con la de él, antes de que se abalance encima de mí. Me tiene sometida contra la pared blindada. Estrella mi espalda tres veces, intentando aturdirme. El dolor no impide que me defienda, pateándole la entrepierna para obligarlo a retroceder. Por si no fuera codo, creo que no tiene idea de que incluso una niña como yo puede tener tanta fuerza en el codo como para darle semejante... Un segundo. ¿Por qué no reacciona como un ser humano? A pesar de que intenta imitar la reacción, hay algo que no tiene sentido. No siente dolor. Reacciona como sabe que debe hacerlo, pero...
—¡Deja de jugar, Pyroar!
Él responde con un rugido. El fuego llena el pasillo, aunque Golisopod sea un hueso difícil de roer. El entrenador desconocido vuelve a abalanzarse sobre mí. No entiendo cómo diablos hemos terminado en esta lucha cuerpo a cuerpo. Vuelve a someterme, sujetando mis manos encima de mi cabeza y apresándome con sus rodillas. Llama a Golisopod con un silbido y una sacudida de la cabeza. Todo pasa tan rápido, que apenas puedo ver las garras volar hacia mis ojos.
Pero hay una detonación.
La sangre salpica mi rostro. El fuego de Pyroar provoca una explosión. Las garras de Golisopod caen cerca de mí y se incrustan en el cielo, a la par que el cuerpo de su entrenador cae sin vida sobre mí. ¡Qué asco!
Consigo apartarlo con una patada. Y la persona que corre hacia mí para darme una mano es alguien que juro que no esperaba ver aquí.
—¿Tú...?
Está agitado. También hay sangre en su rostro, aunque ya está un poco seca. No lleva Pokebolas, ni a ningún Pokemon encima. Sin embargo, en sus nudillos ensangrentados queda clara la evidencia de que algo muy grave está pasando a nuestras espaldas.
—¿Te encuentras bien? —me dice.
Asiento, pero hay algo que no me convence de esta persona. No me importa lo que digan los expedientes, ni que haya salvado mi vida. Éste no es el James Harrison de las historias de mamá. Y sus manos tiemblan demasiado, aunque lleve el arma en ellas. No puedo confiar en alguien así.
Intenta darme una mano para levantarme. Sin embargo, no puedo tomarla. De pronto, me invade una tos tan fuerte que creo que podría escupir un pulmón. Y a pesar de que pase rápidamente, lo que queda en mi mano al haber cubierto mi boca es sangre que todavía puedo sentir en mi lengua.
¿Qué está pasando...?
֍ ~ ֍ ~ ~ ֍ ~ ~ ֍ ~ ֍
¿?
Tengo que correr. Tengo que escapar. Tengo que llevarte tan lejos como pueda. No permitiré que esta masacre continúe alrededor de nosotros. No permitiré que la ambición de esa raza se apodere de nuestro poder. Tenemos que ocultarnos y nunca más volver.
Los humanos están enloquecidos y hambrientos de poder. Se aprovechan de las debilidades de su propia raza para asegurar una victoria que no le pertenece a nadie en realidad. Yo no quiero ser parte de eso. No quiero estar encerrado en esas esferas que creen que pueden contenernos. Es una elección. No pueden obligarnos a darles nuestra lealtad. No permitiré que lo hagan contigo también. Ya encontraremos la forma de recuperar a los demás, pero antes... Tenemos que irnos. Correremos lejos, hasta que no quede rastro de nosotros.
Pero...
Hay algo que me obliga a detenernos.
Aunque ya estamos lejos y sólo puedo ver esa torre blanca en la distancia, algo me obliga a arraigarme a este suelo cubierto de césped y tierra húmeda. Algo en esa torre me llama. Y no quiero volver. No quiero sentirme esclavizado. No dejaré que los humanos usen nuestro poder. Y si esto hace que ellos se aniquilen entre sí... Será mucho mejor que nada.
¿Lo será realmente?
¿Por qué me siento arrepentido? Esta culpa... ¿Esta culpa me pertenece? ¿Por qué he de sentirme culpable?
La esfera donde han encerrado a Serperior está moviéndose. Intenta comunicarse conmigo, pero ya no lo escucho. Ya no escucho a Mewtwo. Ya no escucho ninguna voz de todas las que quiero escuchar. Necesito salir de aquí. Pase lo que pase, tengo que volver a casa. Tengo que volver a donde no importa la forma en la que me llamen, pues estando solo es mucho más fácil saber quién soy en verdad.
¿Quién es Katzenner?
¿Quién es Diamond?
No me importa... Sólo quiero ser yo.
Cuéntame: ¿El veneno está haciendo efecto en Lynda también? ¿Crees que Ian está vivo? ¿Por qué fue James quien llegó a salvar a Lynda, y no Ian? ¿Qué pasa con ese tipo anormal que no siente dolor? ¿De dónde diablos salió James? ¿Por qué crees que Katzenner se robó a Serperior? ¿Qué fue lo que lo hizo dudar? ¿Jackie realmente está dispuesta a que el mundo arda, con tal de obtener la cabeza de Sheryl?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top