Capítulo XLI


     Realmente no tengo idea de hacia dónde me dirijo. Sólo sé que quiero estar lejos de ese maldito cretino que se cree con el derecho de salvarme cuando no se lo he pedido, y cuando tampoco lo necesito. Ese es el problema de formar parte de un equipo. En cuanto empiezas a mostrar un poco de debilidad, lo único que ocurre es que las personas lo malentienden y creen que así eres todo el tiempo. Que siempre necesitas ayuda. Que siempre necesitas que alguien llegue a rescatarte en su blanco corcel. ¿En qué momento fue que decidí permitir que cosas así ocurrieran? En otro tiempo, me habría negado desde un principio. Pero tengo que admitirlo... Ya no soy la misma persona. No tengo idea de quién soy ahora. Sólo podría describirme como alguien versátil. Alguien que funciona en un equipo, y alguien que tiene suficiente con la compañía de sus Pokemon.

Diamond, ¿dónde estás ahora? ¿Te encuentras bien? ¿Dónde está Lucario? ¿Ambos realmente se encuentran bien?

No tengo idea de dónde estoy, y no me refiero solamente a la idea de estar a mitad de la nada. Si hay alguna manera de sentir que no perteneces a ningún sitio, es estar afrontando una situación similar a ésta.

El cielo luce tan tranquilo. Tan en calma. ¿Allí arriba, esas estrellas serán los ojos de todas las personas que han tenido que morir en vano, ahora que nada volvió a ser como siempre debió haber sido? Quiero pensar que así es. Quiero... Quiero cortarme un par de dedos para evitar pensar en semejantes cursilerías. Tengo que mantener la perspectiva, y hacer todo lo que sea necesario para salir de este lugar. Para reencontrarnos con Victoria, con el señor Cunningham... Si ya tenemos una idea de quiénes podrían ser los culpables de esto, ¿por qué seguimos aquí? ¿Por qué no vamos a enfrentarlos? ¿Por qué actuamos de esta forma? Pareciera que estamos jugando al gato y al ratón...

— ¡Crown!

Mierda.

¿Es que en Europa no es posible entender cuando una persona quiere estar sola, o es sólo que Kyle Levitt es un idiota? Viene hacia mí como si yo fuera incapaz de cuidar mi propio trasero. Y su Espeon sigue sus pasos, sin que haya rastro alguno del Leafeon petulante que siempre lo sigue como una sombra.

Vaporeon y Omastar me traicionan, luciendo incluso alegres por reunirse con ese imbécil.

— ¿Has perdido la cabeza? —reclama Levitt.

No, pero la perderé pronto gracias a ti.

—Quiero estar sola, si no te importa.

—Parece que no tienes idea de lo que está sucediendo.

—Y parece que tú no entiendes el lenguaje de un ser humano racional.

Me fulmina con la mirada.

Como si eso pudiese lograr algo...

—Estás a campo abierto —se queja él—. ¿Acaso quieres que alguien te encuentre?

—Como si hubiera alguien buscándonos.

— ¿Qué me dices de tu novio?

—Jayden Morgan y yo ya no somos nada, imbécil. Y aléjate de mí. Necesito pensar.

—Puedes pensar cerca de la fogata, donde todos podemos cuidar nuestras espaldas como el equipo que debemos ser.

—Si realmente somos un equipo, ¿cómo puedes dejar sola a Lynda? Está herida.

—Leafeon la está cuidando, y no pretendía pasar toda la noche contigo.

—Bien. Espero que te quede claro que eso no sucederá.

Esto no nos lleva a ningún lado.

Exasperado, él intenta buscar calma con ayuda de un par de profundos respiros.

—Volvamos al campamento —insiste.

—Esa pocilga no es un campamento.

—Ya podremos pensar en un plan mañana por la mañana. Hoy no. Ven conmigo.

Intenta tomarme por el brazo para obligarme a ir con él, pero lo único que logra con ello es que yo forcejee hasta que ambos caemos sobre el césped... que parece ser más duro de lo que debería. Incluso deja salir un sonido similar al...

— ¿Qué diablos haces ahora? —se queja al verme arrancar un par de puños de césped.

—Guarda silencio.

Estaba en lo cierto. No hemos caído sobre césped común y corriente, sino sobre el camuflaje de una placa de metal.

Levitt luce tan sorprendido como yo, y arranca también algunos puños de césped hasta dejar al descubierto un panel con números.

—Es una puerta de seguridad —dice él—. Hay algo oculto aquí abajo.

— ¿Qué puede ser?

—Sólo hay una forma de averiguarlo. El sistema debe estar conectado a alguna planta eléctrica. Si logramos sabotearlo, podríamos abrirla.

Sin decir más, llama a Jolteon. Su Pokemon hace su aparición liberando una poderosa ráfaga de electricidad que cubre por completo el metal, propagándose a través de los árboles que nos rodean y que demuestran no ser simple decoración ambiental. Un par de cables brotan de las raíces, y tres cámaras de seguridad caen cuando los circuitos estallan.

Impresionante.

La compuerta se abre también, revelando que quizá ese sistema de seguridad ha sido pésimamente instalado.

Ninguno de nosotros pierde el tiempo. Ambos saltamos dentro de lo que podría tomarse como un pozo, donde al fondo nos recibe un piso de concreto y una segunda puerta en la que está pintado el escudo de esa organización de pesadilla que ha hecho correr ríos de sangre de inocentes.

La Elite.

—Una base subterránea —dice Kyle en voz baja—. Y parece estar abandonada. Quien sea que la haya colocado aquí, debió dejar también alguna clase de vigilante en los al rededores.

—No ha sido invadida, al parecer, hasta ahora... ¿Eso significa que la anarquía no sabe que este sitio está oculto aquí?

—Es posible. Tenemos que...

Se interrumpe, soltando un quejido en voz alta. Detesto que mi cuerpo haya reaccionado de esta manera, acercándome a él para sujetarlo antes de que caiga de bruces. Extrañado, él eleva su brazo izquierdo para revelar la presencia de un dardo de color negro que se ha incrustado en su piel. Apenas consigue sacarlo, pues sus manos comienzan a temblar.

—K-Kyle...

Él se desploma en mis brazos, luchando contra la repentina inconsciencia que pronto se apodera de él. Y en menos de un segundo, Vaporeon me obliga a girar con violencia al crear un muro de agua que pretende protegerme de ese proyectil que de cualquier manera logra incrustarse en mi cuello.

N-no puedo... N-no puedo respirar...

Caigo de rodillas. Mi visión está nublándose...

Sólo consigo musitar un par de palabras.

—V-váyanse... ¡C-corran...!

Termino de desplomarme en el suelo. A lo lejos escucho los correteos de nuestros Pokemon. Mi visión se oscurece, y mi sentido del tacto empieza a adormecerse justo cuando ese par de manos masculinas toman mi rostro, posiblemente intentando inspeccionar mi... m-mí...

N-no...R-resiste, Sheryl... N-no te desmayes... N-no...

Middlesex, New Jersey.

Época actual.

Los suburbios son realmente detestables. Hay tantas personas felices viviendo en cada casa, luciendo sus vidas perfectas como si realmente lo fuesen. Niños que juegan en las calles, y que corren despavoridos cuando se dan cuenta de las armas que Fox y yo llevamos en las manos.

Por suerte, nuestro destino no queda demasiado oculto entre tantas familias perfectas. Es la única casa de Middlesex con un aspecto tan triste, gris y desolador.

— ¡Oigan!

Una anciana está llamándonos. Viene hacia nosotras tan rápido como puede.

— ¡Ustedes no pueden estar aquí! ¡Este vecindario prohíbe la entrada a los miembros de...!

Un disparo basta para hacer que ella guarde silencio. ¿Realmente era necesario que ella viniera a intentar detenernos?

—Tendremos que limpiar la evidencia —le digo a Fox, avanzando sin detenerme hasta la puerta de esta casa de aura gris.

Es hora de despojarme del antifaz, pues sé que sólo hay una manera en la que la persona que vive aquí sería capaz de dejarme entrar.

— ¿Está en casa? —pregunta Fox.

—Ese pobre diablo lo perdió todo... Dudo que tenga motivos para salir de la cama cada día.

Llamo a la puerta en cinco ocasiones, hasta que él finalmente abre. Un hombre castaño, de cabello canoso y aspecto terriblemente demacrado. Vestido como la sucia rata miserable que es. Viviendo en la inmundicia típica de un hombre deprimido. Tan ebrio, que apenas puede reconocerme.

—Señor Cobby... Mírese. ¿Se encuentra bien?

—S-señorita... ¿S-señorita Roosevelt...?

—Eso responde a mi pregunta. Vuelva a entrar. Le prepararé un café.

Es un remedo de hombre que se aparta, sin poder entender del todo lo que sucede. Por supuesto, tampoco se fija en las miradas que Fox y yo compartimos.

Esto será más fácil de lo que pensé...

32111��Up?pp

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top