La agente Lawler nos recibe con la misma expresión impenetrable que caracteriza a todos los empleados de Cunningham. Ella es una mujer madura, pelirroja y esbelta. Ella va acompañada por un imponente Alakazam que nos mira como si nos hubiese detestado durante toda su vida. Y al hacer contacto con Diamond, Alakazam sólo se limita a mantenerse altivo. Pareciera que pretende intimidarnos de alguna manera, por razones de las que no estoy del todo segura.

El agente Shepard se retira y la agente Lawler, tras accionar su comunicador para recibir instrucciones, asiente y activa un panel holográfico que brota de la pared.

—Bienvenida, señorita Crown. Yo soy la agente Lawler y seré quien le aplique la prueba psicológica.

— ¿De qué se trata?

¿Es demasiado obvio que no quiero estar aquí?

Como respuesta, una silla brota del suelo.

Su aspecto me inquieta en muchos sentidos. Principalmente por el hecho de que en el respaldo hay suficientes cables para conectar al cuerpo de una persona, como para mantenerlo totalmente apresado. Diamond está tan alerta como yo, moviendo sus orejas ante cada sonido que percibe y manteniendo sus colas totalmente listas para lanzar el golpe definitivo.

—Por favor, siéntese.

Sé que Cunningham me observa, y sé que espera que me mantenga firme en cada uno de mis movimientos para evitar que mis resultados puedan ser afectados... pero es que me cuesta tanto caminar hacia esa silla. Es como si hubiese alguna fuerza invisible que tira de mí para mantenerme lejos. Es un instinto oculto que me dice a gritos que debo renunciar ahora, antes de que suceda lo inevitable.

No sé cómo es que he logrado sentarme, mientras Diamond me mira a lo lejos.

Esto no terminará bien.

—Tu brazo derecho, por favor.

Apenas tengo oportunidad de mostrárselo. Usando guantes de látex, ella sujeta mi brazo para inyectar velozmente una sustancia transparente que se siente como agua hirviendo en mi torrente sanguíneo. Una gota de sangre se desprende del pinchazo. La punzada de dolor desaparece de inmediato.

— ¿Qué fue eso?

—Un sedante. Te mantendrá relajada mientras dura la prueba.

Sé que tiene razón, pues ya ha comenzado a hacer efecto. Es como si de repente me estuviese sumergiendo en el mundo de los sueños y la inconsciencia, aunque aún me mantengo totalmente despierta. Mi respiración se vuelve acompasada, así como en la fase de sueño profundo. De alguna forma consigo percibir que incluso los latidos de mi corazón se han ralentizado.

Diamond parece inquieto. ¿Debería comenzar a fijarme en sus reacciones, en lugar de reprenderlo e ignorarlo?

La agente Lawler comienza a colocar los conectores en mi cabeza, mis hombros y mi pecho. Sujeta mis muñecas a los descansabrazos de la silla y hace que ésta se incline hacia atrás. Un panel holográfico se desprende de la silla para mostrar cuáles son mis signos vitales. Mi pulso y mi respiración son normales, aunque en realidad me siento más aterrada que nunca.

—Señorita Crown, ¿me escucha?

—Sí.

—Basándome en la información que el señor Cunningham ha recabado de usted, procederé a realizar la prueba psicológica. Lo que haré será mencionar algunas palabras y nombres. Usted no tendrá que responder en absoluto, sólo tendrá que pensar en lo primero que llegue a su mente al escucharme. Los resultados dependerán de las reacciones de su cuerpo. ¿Ha entendido?

—Sí.

No... No quiero...

— ¿Está lista, señorita Crown?

—Hagámoslo.

Por favor... No...

La agente Lawler toma un poco de aire antes de comenzar.

—McAllen.

El lugar donde crecí.

Eso ha sido sencillo.

—Agua.

Mi cosa favorita en el mundo.

Lo único que me da paz.

—Squirtle.

Mi primer Pokemon.

Mi mejor amigo.

—Michael Crown.

Mi padre.

Apenas lo recuerdo...

—Jessica Crown.

M-mi madre.

La mujer que intentó hacerme sentir inferior durante toda mi vida.

L-la odio... L-la odio tanto... Q-quisiera... C-cuando ella murió, yo... Y-yo hubiera querido...

—Academia Roosevelt.

L-la academia a donde asistimos mi hermana y yo cuando éramos unas niñas.

E-el infierno donde... D-donde... ¿C-cómo se supone que tenga que recordar esos días en los que... todos mis compañeros tenían miedo de mí...?

—Seel.

Mi Pokemon.

Otro de mis mejores amigos.

De mis únicos amigos...

—Psyduck.

El más leal.

Le tengo tanto cariño...

—Omanyte.

La razón por la que mis compañeros de la academia me detestaban.

Y otro de mis únicos amigos en todo el mundo.

—Vaporeon.

Mi favorito.

No hay dos como él.

—Gyarados.

El más dócil.

Y también el más fuerte.

—Número Tres.

Mi profesora.

Aquella que para mí fue... fue más que una simple mujer que debía hacerse cargo de mí durante lo que durara la jornada de clases.

Y-yo... J-jamás le he confesado que le tengo tanta... tanta admiración...

—Devon Paltrow.

J-jamás entendí por qué... ¿Cómo...? N-nunca pude entender que él quisiera estar con alguien tan... tan inútil como lo era mi... mi...

N-no... N-no quiero...

Y-ya basta...

—Jacqueline Roosevelt.

Quien me alejó de mi hermana.

L-la detesto tanto, a pesar de todo...

J-Jackie... J-Jackie pudo haber salvado a mi mejor amiga... P-pudo haberla salvado y... Y...

—Phoenix.

El sitio donde comenzó nuestra pesadilla.

El epicentro de todos mis tormentos.

—Elite.

La organización de bastardos que nos condenó.

Gracias a ellos, perdimos toda la esperanza de tener u-un futuro...

—Flareon.

Fuego.

Una torre.

Perla decidió ir a buscarlo por su cuenta, y Flareon por poco la... por poco la quemó viva. Y... Y y-yo... Q-quería rescatarla... ¿P-por qué...?

—Lucario.

A-agua...

Pruebas que nos pudieron haber matado, y que sólo retrasaban el momento en el que nos encontraríamos con ese sujeto.

E-en esa torre, yo... P-Perla... S-Skyler...

M-madre...

Q-quiero parar... Y-ya no puedo más...

—Harumi Itou.

Fue gracias a ella que descubrimos la verdad.

Y fue gracias a ella que Perla quiso... que P-perla...

—Onyx Fox.

Un maldito traidor que pudo haberme matado con ese... aguijón.

Casi puedo sentir cómo aparece de nuevo esa punzada de dolor en mi estómago.

—Mewtwo.

P-Perla y James fueron a buscarlo para salvarme.

Y-y yo... N-no lo merezco... N-nunca lo merecí... D-debí morir en ese maldito lugar...

Diamond, sácame de aquí...

Por favor...

—Kaoru Itou.

Nos traicionó.

Nos delató con la Elite cuando estábamos tratando de encontrar a... a...

—Umbreon.

B-basta...

N-no quiero recordarlo...

D-duele...

Para, por favor...

—Jay Jason.

Sólo puedo escuchar el sonido del disparo que le arrebató la vida y su futuro a mi hermana mayor.

N-no pude salvarla...

N-no puedo hacer esto...

S-Skyler...

—Liz Mawson.

Ella nos ayudó a partir de Alaska.

De no haber sido por ella, tal vez... T-tal vez habríamos dejado de prolongar lo inevitable.

—Bala.

Lo que utilicé para deshacerme de Jay Jason.

Y-y lo que debió matarme a mí...

¿P-por qué...? ¿Por qué yo no...?

—James Harrison.

Es el único amigo humano que me queda...

P-por favor... Ya basta...

—Diamond.

D-Diamond... ¿Por qué me dejas sufrir así...? ¿P-por qué...?

N-no quiero más...

—Skyler Crown.

N-no quiero pensar en mi hermana...

N-no...

—Perla Cobby.

Y-ya... Y-ya no me queda nada...

N-no hay motivos para luchar...

P-Perla... ¿Por qué me dejaste sola, cuando eras lo único que me mantenía con vida...? ¿Por qué te fuiste...?

¿Por qué mierda permití esto...?

Q-quiero... Q-quiero morir...

—Jayden Morgan.

¿Qué...?

La agente Lawler finalmente retira todos esos conectores de mi cuerpo. No se inmuta siquiera ante mis lágrimas, y tan sólo escribe en un aparato los resultados de mi pulso acelerado.

¿Cómo supo ella...?

¿Por qué mencionó a...?

—Hemos terminado, señorita Crown.

— ¡Sheryl!

Diamond salta a mis brazos y se encarga de enjugar mis lágrimas posando su húmeda nariz sobre mis mejillas. Yo, sin embargo, sólo puedo mantenerme lejos de sus palabras y lejos de la voz de la agente Lawler. Tan sólo escucho cuando me dice el nombre del agente que aplicará la prueba final, y sigo sus pasos mecánicamente como si de repente hubiese perdido mi propia humanidad.

Jayden Morgan...

Jayden...

¿Por qué...?

Es impresionante.

Sheryl Crown tiene tanta fortaleza, tanto poder... Incluso los más experimentados terminan llorando como bebés cuando reciben anualmente la prueba psicológica. Ella es... única.

— ¿Qué le parece, agente Williams?

En cuanto me escucha, ella sólo suspira con pesadez.

A pesar de todos estos años, sigue siendo la misma mujer piadosa que conocí.

— ¿Agente Williams...?

—Se lo dije antes, señor Cunningham. Ella es la indicada. No existe nadie más que sea capaz de entrenar a nuestros muchachos, que no sea Sheryl Crown.

—A pesar de lo que evidentemente es un severo caso de depresión con tendencias suicidas, creo que al fin comienzo a convencerme... Lo único que puedo decir justo ahora es que sus resultados al fin han superado a los de la agente Keynes.

—Si no mal recuerdo, la agente Keynes tuvo que pasar hospitalizada casi dos semanas luego de someterse a la prueba psicológica.

—Así es. Es por eso que Sheryl Crown es única. Mírala... Va hacia la prueba final, sin reponerse y conteniendo sus lágrimas... Me fascina. La quiero de mi lado.

—Y así será, señor Cunningham. La conozco lo suficiente como para asegurarlo.

—Lo sé... Pero aún hay algo que necesito ver. Es por eso que quiero que seas tú quien aplique la última prueba.

— ¿Yo...?

—Contigo, ella no contendrá su verdadero poder. Asegúrate de que ella nos muestre lo que es capaz de hacer.

—La caída de la Elite la destruyó. No luchará como es debido.

—En ese caso, Leona... Utiliza tus trucos secretos. Lo hiciste con tu propia hija en su momento, ¿no es cierto? ¿Qué te impide hacerlo ahora?

Ella lo considera por un momento.

—Así lo haré, señor.

—Bien.

Sheryl Crown...

Si tan sólo supieras que en tus manos hay algo casi tan único como tu talento natural para entrenar a tus amigos. He visto esta clase de cosas miles de veces, créeme... En ti hay una Maestra Pokemon esperando para ocupar su propio reflector.

Y yo me aseguraré de que lo tengas.

¡Hey, hola! Ya saben que amo ver sus teorías, así que en los comentarios díganme: ¿Quién creen que sea Jayden Morgan, y por qué es importante ahora? ¡Nos vemos en el próximo capítulo!