Tregua.
"¡Si!"-Dos sombras se meten como rayos en el vórtice que los succiona con un golpe seco.
"Oh, no, ¡De eso nada!"-Una cuarta voz, mas grave y tenebrosa, retumba, generando un destello que destroza parte del vórtice. De nuevo todo se vuelve silencio y ya no se ve siquiera un punto blanco, ahora es todo negro, oscuro. Esto ya empieza a asustarme...no entiendo nada pero algo me dice que conozco esas voces, pero no se de quiénes son ¿Qué me pasa?
Volví a tener otro dolor de cabeza con una visión, esta vez, distinta a las demás. No tenía ni imágenes, nada, solo un sonido. Todo se volvió negro, con el ruido de la lluvia y lo rayos y truenos de una tormenta centelleante. Oí un rayo, que iluminó durante escasos minutos la escena.
"¿Estas...estas bien?"
"..."
"¡No! Aguanta...¡Solo un poco mas!"
"N-no puedo sujetarme..."
Otro rayo y un trueno desgarrador, avecinaban lo peor.
"¡Aguanta!"
"No puedo..."
Un nuevo rayo cae y un trueno le sigue, desgarrando la tensión del ambiente. Di un respingo.
"¡AHHHHH!..."
Una descarga de rayos ilumina intermitentemente el fondo negro con su luz cegadora, mientras a cada nuevo resplandor, el ruido iba aumentando. De repente, el sonido se hizo tan agudo, que tuve que taparme los oídos con fuerza mientras cerraba los ojos, encogiéndome lo más que podía. Era una terrible tormenta...a cada rayo, a cada nuevo estruendo, sentía que el corazón me daba un vuelco mientras la incertidumbre me embargaba ¿A que venían esos gritos? ¿Y por qué en éstas solo podía escuchar y no ver nada? ¿Por qué...?
No entendía nada, es más, aún estaba más confusa que antes...¿de qué va todo esto? Pensé para mí misma. Pero antes de decir nada, el fondo negro culminó en un misero punto blanco, como las televisiones cuando se apagan. Cerré los ojos por el destello. Ahora encontraba al lado de Cresselia, por fin la locura había acabado...
-¿Q-qué era todo eso que he visto?-Pregunté con un hilo de voz, confusa y temerosa de la respuesta.
-No puedo decírtelo por el momento...Tendrás que ir sacando tus propias conclusiones. Pero tranquila, no queda mucho para que lo sepas.
-¡No! ¡No, más!-Exclamé exaltada. El corazón me latía mas rápido de lo normal, como golpes secos que acompañaban a mi respiración alterada. Estaba nerviosa, confundida, no sabía qué hacer ni qué pensar, si creer lo que decía o tomarlo por un sueño descabellado. Todo me había caído de sorpresa en una situación muy tensa como era la de los Nappers y el secuestro de mi amigo, y pensé, pensé que tal vez aquella presión me producía aquellos delirios sin sentido.
Inspiré profundamente.
>> Todo esto es una locura, nada de esto es real...No sé quiénes son esas personas, ni las razones por las que huían, ni sus persegidores, no reconozco los lugares, ni me resulta familiar el...-Paré en seco, giré la cabeza y abrí mucho los ojos- Accidente...-Susurré con la mirada perdida. Cresselia sonrió, satisfecha.- P-pero espera un segundo...¿Cuál fue la razón de ese accidente, por qué sucedió? -Una expresión umbría cruzó el rostro del Pokemon Lunar.
-Eso es algo que aun no he logrado descubrir, podría ser por cualquier razón, incluso por la mala suerte de una interferencia en el túnel temporal o una rotura del espacio.
-N-no puedo creer tantas cosas al mismo tiempo...-Dije apretándome la cabeza, algo mareada, incrédula.-No puedo creerte aún...
-Como tú quieras. Bebo irme, pero volveré al siguiente cuarto de Luna. Recuerda, mientras portes la pluma, ésta te mostrara algunas situaciones, cuando regrese me gustaría saber tu opinión. Si no crees en mi palabra, puedes olvidarte de este asunto, volver con tu vida normal, tal vez los sicarios de Dusknoir se den por vencidos...o tal vez no.
>>Pero si crees mis palabras, has de saber que entraras en una nueva etapa de tu vida, la más peligrosa tal vez, pero una cosa es cierta, deberás mantener el espíritu de hielo, la mente firme como la montaña, la voluntad inquebrantable como la roca, la inteligencia ardiente del fuego y la determinación y bondad de un corazón puro. Ahora...debo marcharme, antes de que la noche llegue a su fin...hasta pronto...-Susurró, mientras desaparecía en la niebla, como un montón de polvo que se esfuma.
Sin poder hacer nada, confusa por mi compleja situación, me senté en el frío suelo apoyando mis brazos sobre las rodillas. Miré desde allí la luna, blanca y plateada como un lucero guardián. Volví la mirada hacia abajo, perdida. ¿Qué iba a hacer ahora? No sabía que pensar...y en aquellos momentos montones de pensamientos en mi cabeza se contradecían los unos con los otros intentando solucionar un enorme rompecabezas del cual solo tenía un par de piezas.
-Espero que tu, puedas mostrarme la salida a estos problemas...ojalá, me ayudes.- Apreté el collar entre mis manos.
Una ráfaga de viento, hizo danzar en el aire un conjunto de hojas en forma de espiral, dejando en el aire el eco de su suave silbido, que delataba soledad, inseguridad, tal como me sentía en aquel momento. ¿Qué debo pensar, a quién creer? Es todo tan repentino, tan extraño...no puedo encontrarle la lógica ¿Qué he hecho yo para tener tantas dificultades?
A la mañana siguiente...
-¡Buenos días, dormilona!-Gritó Panema intentando despertar a la aún dormida Ranger, con cacerola y cuchara en mano. Al ver que aquello no funcionaba, le dirigió una mirada complaciente a Pichu y éste se encogió de hombros, lanzando un rayo amarillento hacia la chica.
-¡¡¡Ahhhh!!!-Exclamó ella muy sorprendida, tanto, que perdió el equilibrio y acabó cayendo al suelo de cabeza.-Muchas gracias Pichu...-Refunfuñé entre dientes, él esbozó una risita y Panema se tapó la boca para aguantarse las ganas de reír.
Me levanté, sacudiéndome el polvo de la ropa, "No-digais-nada" Les dije con tono amenazador y los ojos entrecerrados, saliendo de la habitación. Al estar cerca de as escaleras, me di cuenta de que no llevaba mi pañuelo y giré la cabeza hacia donde había venido, agarré la barandilla y me dispuse a bajar las escaleras
- ¿Panema tu sabes donde esta mi pa...?- Resbalé inesperadamente con una cosa y bajé las escaleras rebotando cual pelota hasta la planta baja.- Auchh...¿¡Por que me pasa todo esto a mí!?-Suspire y recogí el pañuelo del suelo- D-da igual, ya lo he encontrado, ¡auch!-Susurré dolorida.
-¿si? –Dijo Panema, sin percatarse del panorama. Se acercó a la barandilla. -¡Brisa! ¿Qué haces tirada ahí?
-Tomar el Sol.-Dije sarcástica- Algún listillo ha dejado por ahí mi pañuelo y me he caído por las escaleras...-Carraspeé.-Y sé quien podría ser.- Lancé una mirada fulminante hacia arriba. Pichu se acercó a la escena y al ver la razón, intentó marcharse "disimuladamente" silbando hacia atrás.- ¡¡Pichu!!-Grité echando a correr detrás de él. Panema, pestañeó un par de veces incrédula.
Minutos más tarde...
-¿No crees que es demasiado pronto? -Preguntó con un bollo en la boca.
-No, dijo al amanecer y será dentro de nada.-Dije seria, preparada para marchar, ya a lomos de Raikou.
-Si a eso te refieres a que casi no se ve un pimiento por que aún es de noche...-Dijo ella, resignandose a mi impaciencia- ¿Y se puede saber que le hiciste a Pichu?
-Ahí está. -Dije cruzada de brazos, señalando detrás de mi, en la melena de Raikou, envuelto en el pañuelo de cabeza a pies, solo dejando ver sus ojos.
-Qué retorcida...
-No me digas.- Deslié a Pichu y me coloqué el pañuelo alrededor del cuello, pero al volver a abrir los ojos, vi la cara de risa incontrolada de Panema.- ¿Qué pasa?- Ella me señaló, con las mejillas hinchadas y rojas de no poder aguantar más. Miré hacia arriba.- ¡¡PICHUUU!!-Grité, al darme cuenta de que la electricidad estática había erizado mi pelo pareciendo ahora un puercoespín.
-Calmémonos...un rato, ¿si?-Dijo Panema, cansada.
-Tienes razón, supongo. -Pichu suspiró aliviado y volvió despacio a su posición.
-¿Tienes el transmisor?
-Correcto.
- ¿Estas lista?
-Afirmativo.
-¡Buena suerte! Acuérdate de contarnos lo que pasa por el transmisor ¿eh? si necesitas refuerzos en algún momento solo tienes que pulsar el botón rojo.
-¡Entendido! Regresaré pronto, prometido.- Dije esperanzadora y me despedí de ella poniendo rumbo a Isla Mironda.
Ya en el Unión...
-Eustaquio ¿estás por ahí?-Puse las manos a modo de megáfono para que me oyera desde la cubierta del barco. Al cabo de unos minutos de espera, una pasarela de madera se deslizó hasta el muelle y en ella aparecieron Eustaquio Y Blue Eye discutiendo.
- ¡Ni hablar del peluquín! ¡Aún tengo muchas cosas que me gustaría preguntarte!- Exclamó ella.
-Increíble, absolutamente, increíble...-Murmuré con los ojos muy abiertos.
-Ya te dije que esto era un interrogatorio, no una entrevista ¡Me estás haciendo más preguntas a mí que yo a ti!
-¡Pero quiero saber más cosas! Además ¿Para qué me traes aquí? Los presos no reciben visitas cordiales...
-Tu compañero, el que es fan del rojo, nos ha pedido que te intercambiemos por el rehén que tienen en su poder, un Ranger camarada de Brisa. El trueque tendrá lugar en las Ruinas del Alba.
- Ahora voy a estar en deuda con Red Eye...Que fiasco.- Se quejó cruzada de brazos. Aunque parezca raro no llevaba ningún tipo de atadura.
-Brisa, te dejo a Blue Eye. ¡Por fin vas a poder reencontrarte con Verán!
- Si me dices eso otra vez, salgo sin Blue Eye y encima te llevas otra colleja, de regalo.- Le advertí.
-Vale, lo dejo...-Con una gota en la frente cambió de tema.- Según el pirado ese...
-Sí, lo sé, "Nosotras solas y Pichu" nadie más. Tenemos que marcharnos, el Sol esta a punto de salir.
-Buena suerte. He oído que las Ruinas del Alba son un laberinto rúnico muy intrincado que necesita cualidades de sabiduría e inteligencia para poder avanzar en el recorrido. Y se dice, que una extraña fuerza mágica rodea el lugar, por eso nadie se ha acercado en años. Tened cuidado.
-Lo tendré en cuenta, gracias. -Me despedí de él, y ayudé a montar a Blue Eye, que se mostraba indiferente a todo. Hecho todo eso, le dí unas palmaditas a Raikou y pusimos rumbo a las Ruinas. La Líder azul de los Nappers no decía nada, pero de reojo pude ver como ir a gran velocidad la emocionaba un poco.
Antes de pasar por un estrecho camino de un acantilado escarpado un poco más al este de la Mansión de Juguema, comprobé el terreno, para saber si podía haber riesgo de derrumbamiento. Todo estaba en orden. Volví a montar en el Pokemon eléctrico y miré a Blue Eye, que parecía algo incómoda con todo. Me dió cierta pena, a mí no me gustaría estar en su situación.
-Tranquila, pronto volverás a estar con tus compañeros. Relájate y disfruta del viaje. Para eso están las treguas ¿no? -Sonreí casi sin darme cuenta.
-Pero soy tu enemiga, podría escaparme y...No estás siendo justa conmigo.- Dijo esquivando mi mirada.
-Yo sé que no lo harás.-La interrumpí. Al parecer no estaba acostumbrada a esos tratos por parte de los Rangers, era una pena, enemigo o amigo, una persona es una persona. Sería muy cruel tratarlas como a simples objetos, que solo sirvieran para el cambio, como miserables monedas de dos caras.- Seguiremos, agárrate fuerte, esto se va a poner feo. –La advertí, mientras me agarraba yo también fuerte a la melena del Pokemon, echándome ligeramente hacia delante en pose de velocidad y preparación.- ¿Lista?
-Eh...esto, creo que sí. -Dijo guardando rápidamente un estuche de maquillaje y agarrándose fuertemente.
Rodé los ojos, suspiré y ordené con un suave movimiento de manos que continuara la marcha. Raikou optó por correr por la pared inclinada de la pendiente, dado que el terreno era muy irregular y se corría cierto riesgo de caer. Hubo un trozo de sendero que se desprendió al pasar por él, pero que por suerte, pudimos evitar, logrando así, llegar justo a la entrada de un templo antiguo de dimensiones enormes y aspecto arcano, Las Ruinas del Alba.
Como su nombre indicaba, estaba construido en honor al alba, que los indígenas de aquella islas denominaban como "el nacer del nuevo día". En la parte más alta de la ancha puerta abierta en piedra, se vislumbraba un círculo tallado en la roca de lado a lado por el que pasaba luz. Era un enorme reloj de sol que iluminaba el interior. No me daba mucha confianza aquella estructura que aprovechaba el hueco de una cueva en la ladera, pero no había marcha atrás.
-Es muy temprano...anda que no se podía haber esperado Red Eye, a la tarde, por ejemplo-Refunfuñó.-No estoy presentable...
-Créeme, no sabes lo que es empezar el día mal.
¿Qué podría ser peor?- Bufó, poniendo los brazos en jarras.
-Por ejemplo, caerse por las escaleras, segundo que te despierten con un rayo y tercero,tener que pasar por ahí.- Señalé a la cueva que se veía inestable.
-...Te llevas la medalla.
-No sé si tomármelo a bien o mal, sinceramente...-Suspiré, traspasando el portal de piedra anaranjada. Entremos a un interior notablemente más oscuro, pero iluminado por antorchas de fuego incandescente que se encontraban en cada una de las esquinas, paredes y puertas de aquel lugar.
- ¡Espera! ¿No olvidas algo? Cuando un Pokémon Ranger va a afrontar una misión... ¡tiene que hacer su pose de Ranger! Anda, por favor... ¡Haz la tuya para que la vea! No se lo contamos a nadie, pero Red Eye y yo, tenemos mucha admiración por las poses Rangers y su talla de "únicas", por favor...-Asentí con resignación, ejerciendo mi pose.
MISIÓN 5: ¡Rescata a Verán!
-No debería decirlo, pero tu pose tiene bastante encanto. Se te veía muy mona al hacerla.- Se llevó una mano a la barbilla casi ejerciendo de juez. Me avergonzé un poco.
-¿Cómo tengo que explicarle a la gente que no soy mona?-Me resigné.
- A mí sí me lo pareces. Y, aparte de eso, que seas capaz de concederle un deseo a un enemigo... ¡Sí que eres mona!
-¡Que no soy mona!-Dije un tanto sonrojada. No estaba acostumbrada a que me halagaran.
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Continuar...
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