Solo espera y verás.


En un paradero desconocido...

(Narra Verán)


-¡Hey, abrid la puerta ya!- Grité dando golpes a la puerta, pero era inútil. Llevaba horas cerrada y no se iba a abrir.


Había despertado hace un par de horas en una habitación extraña para mí. La cabeza me daba vueltas y me dolían el cuello y los hombros. Cuando recuperé un poco la compostura miré a mi alrededor. Era una pequeña habitación fúnebre, destartalada y oxidada, llena de cajas y con una cama vieja al fondo. Me rasqué la cabeza intentando averiguar donde estaba y recordé lo que había pasado. Pegué un brinco y me puse a aporrear la puerta para abrirla, pero era obvio que estaba cerrada a cal y canto.


En la hora siguiente, me dediqué a escudriñar toda la estancia buscando hasta el más mínimo agujero o cualquier pista que me ayudara a salir. Y después de tanto tiempo estaba en las mismas.


Los minutos se pasaban tan lentos y pesados...No sabía nada de Brisa ni de los Nappers y detrás de la puerta, el silencio era absoluto. Llegué a sentir la soledad como nunca...pero no me dejé caer y seguí adelante. Al menos, conseguiría cabrearlos más.


-¡Venga ya! ¡No me podéis tener aquí todo el tiempo!- Intenté otra vez la misma táctica. El rugido de mis tripas no ayudaba. Me había saltado el desayuno por la emoción y ahora lo lamentaba.


Para colmo de males, seguía preocupado por Brisa. ¿Habrá conseguido llegar a tierra? Lo único que escuché hace unos minutos no me alentó, la verdad. Todos pensaban que aunque hubiera conseguido sobrevivir al golpe, habría acabado ahogada por el estado en que cayó, o más tarde agotada por el cansancio al intentar nadar en el basto mar. Menos yo. Conocía a mi amiga y sus mañas y sabía que estaba bien. Solo tenía que salir de aquí y encontrarla.


-¡Vamos! ¿¡No iréis a dejar morir de hambre al prisionero, verdad!? -Exclamé, pero sin golpes. El eco resonó y me asusté un poco...- ¿O sí...?- Susurré.


Al cabo de nos minutos el sonido metálico de la puerta al abrirse me sacó una sonrisa. El tipo me empujó nada más verme y tuve que retroceder. No tenía buenas pulgas.


-¡Toma y cierra el pico!- Soltó una bandeja con una botella de agua, un bocadillo y unas bayas.- Haz que te dure.- Me miró con rabia y le devolví la mirada, desafiante.


-¿No me vas a dar un tenedor o algo? Es de mala educación comer con las manos.- Desafié, con una sonrisa ladeada. El tipo gruñó, cerró la puerta y volvió al cabo de unos minutos con el pedido.- Gracias.- Dije con ironía.


-Qué raros soys los Rangers...-Refunfuñó y se dio la vuelta.


-Una cosa más...¿Sabes algo de mi compañera, carcelero? -Lo único que recibí fue un portazo de despedida. Bueno, da igual. Iba a salir de aquí como fuese...Miré el tenedor fijamente. Solo espera y verás.



o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

(Narra Brisa)




- ¿Y dónde han ido?-Dije preocupada, levantándome de la silla sin dejar de apoyar las manos en ella.



-¡Rumbo al Bosque de Teca! El señor Talo ha ido allí a ver qué pasaba, pero aún no ha vuelto. Estoy muy preocupado por él...



-Esto pinta muy mal... Brisa, sé que ahora mismo y después de todo lo que te ha pasado antes de llegar, te podrá el cansancio pero... ¿podrías ir al Bosque de Teca para ver qué pasa?-Suplicó.


-Eso ni se pregunta. Es mi deber. Me levanté.- Además, tengo una cuenta a medias con ellos.



-¡Voy contigo, Ranger! ¡Me preocupa el señor Talo!-Exclamó con determinación Rafa.


Estaba emocionada por ponerme de nuevo en marcha y si podía averiguar algo de Ben, mejor que mejor. Me coloqué en medio del salón e hice mi pose Ranger (Un giro, parar el movimiento con un pie en el suelo y el brazo del Capturador al aire) para iniciar la misión. Un ruido salió del aparato y dije en voz alta:




MISIÓN 1: ¡Expulsar a los Nappers del bosque!



-Señor Buck, nos vamos. –Asintió y Rafa y yo salimos de la casa corriendo. 


Fuimos en dirección a la aldea, separada del mar solamente por un par de desniveles de tierra a modo de escalera que los aldeanos habían perfilado con troncos de madera para que no se derrumbaran en caso de lluvia.


A ambos lados del pasillo de escaleras decenas de palmeras y árboles tropicales daban la bienvenida a todo visitante con sus hojas moviéndose al son del viento. Al llegar arriba, pudimos ver el mar desde unos cuatro o cinco metros más y la verdad es que la vista era impresionante. A pesar de todo, el pequeño Rafa quiso enseñarme la aldea en un santiamén. Asentí, nos venía de paso. Al llegar al centro de la aldea, el áltar llamó mi atención.


 Me acerqué a verlo más de cerca y me sorprendió ver que en el centro, tenía el mismo dibujo de fénix arcoíris que el que había visto en el mar. Las diez u once casas que conformaban la aldea en aquella plaza estaban dispuestas alrededor y Rafa dijo que era una costumbre de la isla y respetaban ese símbolo. Sonreí y le seguí hacia el oeste, dejando atrás el "altar" y encaminándonos hacía una explanada de arena y hierba, rodeada de palmeras y la entrada a un bosque más allá.


Al pasar por el centro, algo captó mi atención. Tanto, que por un momento, no pensé en nada y me desvié de la trayectoria de mi caminata. Ahora, ante mí había una gran puerta de madera, robusta y muy pesada, con un extraño símbolo de...¿Caballero? Estaba custodiada a ambos lados por dos rocas negras que parecían muy antiguas, al igual que todo el lugar alrededor de esa puerta; todo estaba conquistado por la maleza y desgatado por el paso del tiempo. Las paredes de lo que antes podría ser un gran templo se habían derrumbado por completo.


Algo hizo que perdiera el equilibrio. Sentí un agudo mareo y me puse la mano en la frente para comprobar que no tenía fiebre. No, nada, pero el mareo seguía persistiendo. Cerré los ojos con fuerza para ver si paraba, pero en lugar de eso, vi algo que no esperaba ver. A la oscuridad la sustituyó una imagen, podía verlo como si fuese una película. Un par de esa especie de caballeros acorazados perseguían a una niña y a un treecko por el bosque. Parecía asustada y corría con desesperación. Aquellos caballeros estaban cada vez más, y más, y más cerca...No tardarían en alcanzarla...En mi cabeza una voz retumbó "¡Corre! ¡Date prisa! ¡Ya casi llegamos al portal!"


Y puf, tan pronto como apareció, se fue. 


Me quedé desorientada y miré aquel emblema. ¿Qué acaba de...soñar? Aquello me tenía totalmente desconcertada, no sabía quiénes eran esos, ni la niña, ni la voz. Solo se me hacían vagamente familiares, pero en los sueños todo es posible ¿no? No me puedo creer que ahora sueñe despierta...es extraño, parecía tan real...pero...no es más que un sueño. Ya está. Es el cansancio.



-¡Ranger!-El grito de Rafa me saco de mis pensamientos. Sacudí la cabeza. -Vaya cara...¡Parece que has visto a un fantasma! -Rió divertido. Mire a mi alrededor de nuevo y me fijé en las piedras negras.



-Rafa, ¿qué son esas piedras?



-La de la izquierda es el Monolito del Tiempo, y la de la derecha no sé.-Se encogió de hombros. Asentí, por lo menos mi curiosidad ya estaba satisfecha.-¿Seguimos? Pero esta vez no te pierdas. -Bromeó caminando por delante.



Por fin llegamos al borde del bosque. El viento mecía ligeramente las hojas de sus árboles y el Sol entraba con dificultad bajo la espesa capa de hojas que cubrían las copas más frondosas y luchaban por alcanzar los rayos de este astro. Nos paremos justo antes de entrar.



-Debemos tener cuidado, seguro que los Pokémon del bosque estarán muy nerviosos.-Advertí.- Los Nappers no son presencia agradable...



Los dos nos adentramos en el interior del bosque, pero esta vez, la que guiaba era yo. Tenía una sensación intuitiva, pero en el tiempo que ya llevábamos caminando por allá, no me había equivocado de camino, y eso aumentaba más la duda del por qué conocía ese sitio, si nunca había estado en Oblivia. Debe de ser que estoy acostumbrada a estos sitios. Decidí olvidar la pregunta. Supuestamente, dicen que todos tenemos un instinto orientativo propio, así que, eso sería. Giremos una esquina y enseguida tuvimos que ocultarnos tras unos arbustos, al percatarnos de que alguien estaba hablando.



-¿Quién es ese tipo tan raro? 



-Es un recluta de los Nappers, sin duda. -Susurré.-Vamos a escuchar lo que dice, tal vez encontremos alguna pista.



- Eh, ¡tú! ¿Te atreves a ponerte en mi camino? ¡Ja! ¡Chúpate esta!



El Napper usa su guante de control, del que salen unas ondas rosas, y el Hoppip que estaba delante de él desaparece. Vuelve a mirar al guante y se regocija de la captura que acababa de realizar por el motivo más estúpido que podía haber. No apartemos la mirada pese al acto tan hipócrita.



- ¡Estos guantes de control son alucinantes! No sé qué cacharros llevan para funcionar así. Pero está claro que son de lo mejor para capturar Pokémon.



- ¿Dejas de vigilar y encima te pones a hablar tú solo? Haz el favor de volver a tu puesto.- Ordenó otro recluta que había aparecido por un sendero.



- No sé si es necesario de verdad. - El chico "al cargo" le miró como si quisiera matarlo.- Venga, va... ¡ya vuelvo! -Rafa y yo íbamos a escabullirnos en el instante en que estaban detraídos cuando volvimos a oír otra conversación y decidimos quedarnos un rato más. -Oye, ¿Te contaron lo que ha pasado esta mañana con un par de niñatos que estaba dando la vara en los cielos?


-¿En los cielos? ¿Tú estás bien de la cabeza o lo has soñado?-Dijo el otro enfadado.



-¡Que no! Lo he oído hace nada. Los superiores andan diciendo que dos Rangers aparecieron de la nada montando dos Starraptors y fastidiaron la captura del Pokemon Legendario Latias.



-¡Ah sí! Yo creo que también he oído algo al respecto. Dicen que hasta tuvo que ir el líder a poner en su sitio las cosas.



-¡Si y vaya si lo hizo, lanzó a uno al mar y al otro lo tiene de moneda de cambio por si las moscas!-Ríe en alto- Con el primero no cuentes, se sacrificó por su camarada al defenderlo de un ataque del Líder.



-Ya hay que ser tonto para eso.-Los dos Nappers se echaron a reír a carcajadas. Apreté los puños y dientes intentando contener las ganas de salir ahí y darles su merecido.- Hace nada se despertó el otro Ranger y estuvo dando patadas a la puerta sellada de la guarida ¡Por mí que de todas las que quiera, de todas formas no se abrirá!



-Mira que llegan a ser tontos estos Rangers ¿eh? Primero se las dan de altaneros y después se sacrifican para acabar como una tortilla en el mar ¡Es que me parto de risa, en serio! -Acaba riéndose tanto, que tose un par de veces obligándose a sí mismo a parar. Ya está bien, esa era la gota que colmaba el vaso y ahora mismo les iba a dar una buena. A ver si se ríen igual cuando ya no tengan dientes que cepillarse....



-Hablabais de ....¿Una servidora?



-¿P-pero quien eres tú?-Exclamó el Napper. Se quedó unos instantes pensando,por lo que creo que, sin mucho esfuerzo, se dio cuenta de que si ya tenían a un Ranger en su poder, y el otro no era tan joven, algo no cuadraba.



-¡Es el Ranger que cayó al mar!¡No puede ser verdad! –Retrocedió.- ¡Pero si decían que estaba criando malvas!



-Pues va a ser que te han informado mal "amigo" –Sonreí con ironía.- ah, y una última cosa, no soy un Ranger, soy una Ranger, vocaliza mejor. -Dije amenazadora acercándome a ellos, que empezaron a temblar como flanes. A ver, sé que mi apariencia más que miedo, puede dar ternura, pero estaba enfadada y no respondía.



-Pero entonces...si no es de verdad es...es....-Se miran aterrados- ¡UN FANTASMA!¡Pies para que os quiero!-Gritaron al unísono haciendo eses mientras corrían hasta que llegaron a un punto en que se chocaron y acabaron desmayados en el suelo. Miré atónita la escena. De todas las reacciones que esperaba esa no estaba en mis planes. Ni me había acercado más de dos metros y se habían noqueado ellos solitos.


-Vaya panda de cobardicas. -Sonrió Rafa saliendo de su escondite.


  -Pues esto es un punto a favor, ayúdame. -Desenrollé la cuerda que llevaba en el cinturón (por si acaso) y en un santiamén logramos inmovilizar a los reclutas que seguían aún medio mareados por el golpe. Era peligroso que fueran a informar de nuestra presencia.



-No sé cómo lo has hecho pero ¡Anda que no ha molado cuando se han llevado el susto y se la han dado de narices!-Rió Rafa muy divertido.



Asentí intentando contener la risa. ¿Qué se le iba a hacer? Aquello no entraba en mis planes,pero no estaba mal.  Si esos Nappers estaban por allí el resto estaría cerca. Advertí a Rafa de ello y nos pusimos en marcha, caminando con sigilo y siguiendo un sendero. Durante un rato de andar, apartar las hojas de la vista y esquivar rocas y troncos caídos, estuvimos callados para hacer el menor ruido posible. La curiosidad de Rafa afloró a la superficie.

 

Estuvimos charlando sobre aquellos tipos un rato y respondí algunas dudas de Rafa.  Al girar la vista hacia un lado, vi a un Stantler  y decidí capturarlo. La fuerza de su cornamenta nos podría ayudar en nuestro propósito. 


Cuando ya creía que no había nadie, salímos de aquel bosque y enseguida, tuvimos que volver a ocultarnos. Había una Napper vigilando la entrada a una cueva.



-Y dale con los vigilantes, me estoy poniendo enferma de ver tantos en un mismo lugar...Aunque si hay tantos, no puede ser nada bueno ¿Qué estarán tramando? Desde luego, tenemos que entrar a ver.-Susurré con un tono misterioso. 



Continuará...

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