"Senderismo" por Isla Dolzor.




...¿Un Pichu? ¡Con el susto que me había dado y era solo un Pichu! Mira que soy exagerada...Respiré profundamente y me acerqué pacíficamente al Pokemon. Pero éste se lo tomó como un ataque y enfadado, me lanzó un rayo que tuve que esquivar haciendo una voltereta hacia atrás en un acto reflejo.


-¡O-oye! ¿Qué te pasa? ¡No te he hecho nada! -Exclamé alejándome un poco más para evitar otro ataque.


Puse más atención y entonces, me dí cuenta. ¡Estaba temblando! El pobre estaba asustado pero en su expresión reflejaba además rabia, como si intentará protegerse. Caí en la cuenta de que al ser una isla solo habitada por Pokemon salvajes, el ver a un ser humano en su territorio le habría alterado. Pensaba que yo era una amenaza. Como Ranger, estaba en cierto modo acostumbrada. Pero mi naturaleza amistosa me impedía alejarme de allí y ya está. Quería ayudarle.


-Pichu, sea lo que sea lo que te pase, no soy tu enemiga ¿Me oyes? ¡No lo soy, confía en mí !-Intenté convencerlo de mi inocencia. Me preocupaba su estado y la razón por la que estaba así, no quería hacerle daño...Un nuevo y repentino ataque me sacó de mis pensamientos y lo esquivé por poco.- ¡Por favor, escúchame!-Grité una vez más, sin resultados.- No te voy a hacer ningún daño...¡De verdad! ¡Pero para de atacarme!


Comprendí que no solamente me atacaba por invadir su territorio...¡Los Pichu no son territoriales! Algo tenía que haberle pasado recientemente para que variara tanto su comportamiento respecto al habitual. Estaba desesperado, y no era bueno.




Navegador: Pichu esta enfurecido. Es imposible efectuar un contacto directo, es necesaria una captura, por su bien.



-Sí, eso ya lo sabía. (...) Bien. -Alcé el brazo y abrí la cápsula contenedora del disco capturador.-Pichu, recuerda, no quiero hacerte daño, pero te tienes que tranquilizar ¡Ya! ¡Captura en curso!- La captura discurrió sin demasiadas dificultades, aunque el hecho de que estuviera enfadado y me atacara a mi en vez de al disco lo hizo algo más difícil.-Captura completada.-Suspiré aliviada, llevándome una mano a la frente.



Tras capturarlo, Pichu estaba ya más tranquilo. Miró a todos los lados confundido y al percatarse de mi presencia me miró ladeando la cabeza con cierta curiosidad.



-¿Pi?



-¿Lo ves? No soy tu enemiga. -Sonreí cálidamente con los ojos cerrados, agachada a su altura y para demostrar que todo iba bien comenzó a tocar su pequeño instrumento. Espera...¿Un Ukelele? ¿Un Pichu tocando un u-ke-le-le? Vaya, o me he dado un golpe muy fuerte en la cabeza o esto es la cosa más rara que he visto en toda mi vida. El Pokemon no paraba de tocar una hermosa melodía muy alegre.


Aplaudí entusiasmada su canción. Parecía que el Pokemon no se percató de mi presencia hasta ese momento y asustado al oírme se escondió en un arbusto cercano.



¿Tanto miedo daba?


 Intenté acercarme de forma pacífica pero ni aun así adelantábamos nada, seguía retrocediendo cada paso que avanzaba yo. Decidí dejar la táctica, si seguíamos así lo único que conseguiría seria recorrer toda la isla sin resultados aparentes. Suspiré al ver la inutilidad de todas las acciones que hiciera para demostrarle que era de fiar y averiguar que le había sucedido, pero cuando no huía temblando, gruñía enfurecido lanzando chispas por sus mejillas rosadas. Me senté en el suelo de tierra oscura, inmóvil, con las piernas contraídas y apoyando mi barbilla en ellas, observando curiosa los movimientos del Pichu. Bueno, no podría hacerme su amiga, pero al menos le había ayudado. Pronto volverá con sus amigos. Cerré los ojos durante largo rato para pensar.


Estaba atrapada en esta isla y ahora que lo pensaba...no tenía barca. En fin...que para poder tener oportunidad de salir de este problema que había ocasionado ese repeinado de rojo solo me quedaba construirme una barca. Sería un milagro si alguna barca hubiera naufragado también hasta aquí.


Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Quizás Ben haya logrado huir y esté buscando información sobre mi paradero en Isla Reirís. Tiene más experiencia volando que yo. Si ese es el caso...¡Tengo que salir de aquí! Aunque me gustaría quedarme, tengo una misión y la incertidumbre de saber si mi amigo está bien.



Al cabo de unos minutos, entre-abrí un ojo para observar los alrededores. Qué sorpresa me llevé, cuando descubrí que el pequeño Pichu se iba acercando poco a poco hacia mí, con una mirada curiosa y algo confusa. Ladeó la cabeza a pocos centímetros. Alcé una ceja, divertida, y al ver que retrocedía unos pasos atemorizado por el movimiento no pude evitar reír. Este acto debió de darle más confianza, pues se acercó lentamente y levantando su patita amarilla empezó a juguetear con mis gafas, entusiasmado. Luego, se subió a mi cabeza, trepando por una rama y dejándose caer justo encima de mi cabeza, y empezó a saltar.



-¡Hey! -Exclamé divertida. Se detuvo y se bajó hacia mi hombro donde comenzó a tocar otra vez aquella alegre melodía. Cerré los ojos contenta por unos instantes y al abrirlos me percaté de que unos matorrales habían empezado a moverse sin previo aviso. 


¿Y ahora qué viene? Pensé alertada. Me levanté lentamente, moviéndome lo más mínimo posible.



- ¡Pichu! ¡Estás sano y salvo!-Exclamó una voz. De entre las plantas apareció un hombre mayor, de pelo canoso, cara ligeramente arrugada y amable, vestido con camiseta de manga corta muy colorida, pantalones piratas cortos marrones y sandalias algo toscas de lino. Se acercó pausadamente hacia el Pokemon, sin percatarse de mi presencia y Pichu bajó emocionado a recibir a su supuesto conocido.



-...¿Quién es usted, señor? -Pregunté extrañada. Una gota recorrió mi cabeza cuando fui consciente de que no me hacía ni caso. ¿No se suponía que la isla estaba deshabitada?



-¡Piiiichu.!



- ¡Anda! ¿Qué ha pasado con los otros Pichu con los que te llevabas tan bien?



-Pichuuu.-Bajó las orejas con pena.



-¿Que no lo sabes? –Se quedó unos momentos callado y con notable expresión preocupada mientras se sujetaba la barbilla-¿Quién cuernos serán esos tipejos que han venido en esas especie de ovnis? ¡Yo estaba lejos y no podía ver gran cosa! ¿Qué harían persiguiendo a los Pokémon de un lado para otro? -Exclamó enfurecido. Decidí intervenir.



-Disculpe... –Susurré con cierto aire tímido.



-¿Eh? -Se giró de repente- ¡Anda! ahora que me fijo, ¡si tenemos aquí a un Pokemon Ranger! –Afirmé con la cabeza ajena a lo que venía después- ¿Eres eso no? ¿O es que los Carnavales han empezado antes de tiempo? -Preguntó confuso. Me caí al estilo anime al oír aquello....¿Parecía un disfraz...en serio? -¿Y cómo te llamas?


-M-me llamo Brisa.-Dije incorporándome.



- Así que Brisa, ¿eh? Un nombre interesante, sí. Yo soy Buck, encantado. Me dedico a construir barcos en la isla de al lado, Isla Reíris.-Señaló al norte, orgulloso- En esta isla no hay zonas más altas que esta, lo cual puede ser bastante peligroso cuando hay mucho oleaje. Por eso he venido aquí, para construir con tesón pequeñas barcas para que huyan en caso de emergencia los Pokémon que ni vuelan ni nadan.



-Entiendo, es muy noble por su parte preocuparse así- Sonreí agradecida. Construir barcas uno mismo para un fin común...¡Qué amable! (...) Un momento. (...)- ¡Barcas! ¡Eso es! - Exclamé de repente, asustando a ambos. Bajo la mirada tan extrañada de los dos, decidí, ehm...excusarme.- U-uh...quiero decir, adoro las barcas.- Qué vergüenza sentí en ese momento. Tierra trágame.



-Pichuuu, pii.-Dijo Pichu subiéndose a mi hombro y frotando su mejilla contra mi pelo en plan juguetón.



-Oye Brisa, ¡parece que le gustas a Pichu Kelele! 



-Pichu... ¿Kelele? -Pregunté confusa.-¿Ah, sí?- Me frote la cabeza y saqué la lengua, un poco avergonzada.



-Sí, ¡es un apodo que se me ocurrió a mi solito! Como va siempre con su ukelele azul a la espalda, le va que ni pintado, ¿verdad? ¡Sí! Y sobre todo porque Pichu nunca se acerca a nadie que no sea yo o Nico, asi que es bastante curioso.



-Entonces debo de estar orgullosa de ser tan afortunada.- Sonreí.



-Cuando estoy construyendo barcas y me invade la fatiga, solo tengo que ver sonreír a este pequeñajo y me siento como nuevo. Su ukelele se lo regalé yo como muestra de agradecimiento. –Sonrió amable, al parecer recordando aquellos momentos relatados-Por supuesto que Pichu no sabe tocar el ukelele, pero hace vibrar las cuerdas con impulsos eléctricos.



-¡Pichu!



-Por cierto, ¿has visto esos ovnis?



-¿Ovnis?



-Me estaba paseando por la playa de Isla Reíris cuando, de repente, vi pasar unos ovnis que se dirigían a Isla Dolzor a toda velocidad. Estaba preocupado por los Pokémon, y vine en barca. Y esos tipejos estaban persiguiendo a los pobres Pokémon. No pude ni abrir la boca, porque cuando me quise dar cuenta, se habían esfumado. ¿Serán extraterrestres?



-(De nuevo con la gota) No, no creo que lo sean. 



-Mi querido Pichu está sano y salvo, pero sus compañeros... y otros Pokémon... ¡todos desaparecidos!



-Es terrible.-Me quede pensativa un tanto disgustada- No sé lo que ha podido pasar, pero lo averiguare, ya verá.- Dije determinante.- Ahora entiendo porqué este pequeñín me atacó. Debió pensar que era uno de ellos.


Los Nappers...nada más llegar y ya estaban haciendo tanto daño...Os las veréis con nosotros.



-Se habrán escondido en algún lado...o eso espero-Suspiró hondamente- Por cierto, joven Ranger... ¿Podría preguntarte por qué estas empapada? -Ensombrecí el rostro ante aquella pregunta casi inconscientemente. Buck se dio cuenta.-¿Paso algo grave? -Preguntó con tono de preocupación.



-Esto...es que...-Dije entrecortadamente, luego suspiré para tranquilizarme- Fue...un percance.



-No entiendo ¿Qué tipo de percance?


o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o


Les conté todo o gran parte de ello. Lo que pasó cuando volábamos hacia esta región, el enfrentamiento, cómo me separé de Ben, mi camarada y amigo, y como finalmente, acabé aquí, tirada en la playa y con el Capturador averiado. Buck y Pichu se sentaron en unas piedras cercanas, mientras yo relataba con pelos y señales lo ocurrido hace unas horas.

-Y eso es todo. Después desperté en la playa y cuando llegue acá conocí a Pichu.



-¡Menudos sinvergüenzas del tres al cuarto! Encima que crean todos los problemas ¡Aún más y peores!-Exclamó enfadado casi echando humo por las orejas.



-Bueno...Yo espero que esté bien...No hay por qué preocuparse, también es un Pokemon Ranger, supongo que sabrá apañárselas solo.-Susurré.



-Aun así no tienen perdón ¿Pero qué maneras son esas?-Pichu empezó a tocar su ukelele para suavizar la conversación. Buck se percató de la razón y se tranquilizó un poco- Ufff...Gracias Pichu, pero es que esos criminales son horribles y me sacan de mis casillas. Bueno, cambiando de tema ¿Quieres ir a isla Reiris, no es así?-Sonrió.



-Esto...sí, la verdad es que sí.- Dije con una gota en la cabeza.- Me encanta esta isla, pero preferiría encontrar un sitio habitado por si Ben ha conseguido escapar y me busca.



-Está bien.-. Pichu le tocó la pierna con su pata y ladeó con los ojos cerrados y encogido de hombros la cabeza-  Además en Isla Reiris vive el Ranger de la región y si es cierto lo que dicen, hace no mucho le comunicaron que iban a venir dos Rangers en refuerzo de las fechorías de esos tipos. Ahora estoy seguro de que esos dos sois vosotros. Rodel te podrá ayudar a encontrar a tu compañero.



-¿Si?-Dije emocionada, con los ojos brillantes- ¡Eso es genial! ¿Y cuándo zarpamos?



-Ya mismo-Dijo sonriente.



-¡Pichu!



Yo y Buck vimos a Pichu alejarse a toda prisa. Era evidente que tenía tremendas ganas de volver a ver a sus desaparecidos amigos y de la impaciencia y preocupación ni siquiera reparé en qué había dejado atrás.



-Bien, vamos al embarcadero. Para llegar basta con seguir este sendero al norte y después girar al este, si no me equivoco he dejado una barca en el puerto...-Dijo rascándose la cabeza confundido echando a caminar delante de mi hacia la susodicha dirección. 


Me encogí de hombros y con la sonrisa aun dibujada en el rostro le seguí. Subimos por un paso empinado que unía el claro con un pequeño desnivel elevado y una vez arriba nos encontramos con una pequeña y no grata sorpresa.


Un grueso tronco había caído en medio del camino. Pensé en rodearlo o saltarlo pero era imposible, la basta vegetación era tan espesa que no dejaba si quiera meterse en su interior, por culpa de numerosas zarzas espinosas y lianas retorcidas.



-Es imposible pasar por otro sitio que no sea el sendero...-Dije pensativa- A no ser...¡Ahora vuelvo, no se preocupe, tardo un segundo!-Grité mientras bajaba por la pendiente a todo correr.



-¿P-pero adónde vas?


-¡Usted no se mueva de allí, por favor!-Dije antes de desaparecer bajo las copas de los árboles.


-Rangers...siempre con sus misterios.-Se encogió de hombros y se sentó.



o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o


Después de varios minutos de espera...



-Este...Señor Buck, ya regresé...¿Hola?¿Hooooola?-Susurré intentando despertarle pasándole mi mano por delante de sus ojos por si acaso fingía.¡Increíble! Se había dormido sentado en una roca del camino y encima ¡Profundamente! El globo que  salía de su boca no paraba de inflarse y deshincharse. - ¡Señor Buck!-De los árboles salieron asustados una bandada de Pidgey y Spearow y el globo de Buck explotó despertándose al fin. ¡Ay, madre la que acababa de liar! Y eso que solo he gritado...un pelín....¡Y salen todos los Pokemon voladores de sus nidos! 



-¿¡Que?! ¿Qué pasa?¿Qué pasa? ¡Un tsunami! ¡Un terremoto! ¡Un volcán! ¡Un gigante!¡Extraterrestres! ¡Cuerpo a tierra!-Exclamó exaltado tirándose al suelo de golpe y cubriéndose la cabeza con los brazos temblando del miedo.



-Ehm...no. Soy yo, Brisa.-Dije seria- Ya he vuelto, con refuerzos ¿Recuerda?



-Esto...¿A-ah si?...-Dijo destapándose para que pudiera ver su cara de confusión y al instante se levantó de un bote-¡Ah sí, claro! Ya lo sabía, solo era...un pequeño despiste.-Rió en alto girándose de espaldas a mí.



-En fin...



-¿Y bien? ¿Dónde están esos refuerzos?-Preguntó impaciente, sorprendiéndome el cambio de humor tan radical.



-Aquí mismo.-Sonreí y silbé todo lo fuerte que pude. Arqueé los brazos en jarras con los ojos cerrados orgullosa, mientras una manada de Sunkern venía a bote hacia donde estábamos. A Buck se le quedó una cara de puro asombro,con los ojos como platos y la boca abierta en redondo y aun siguió así hasta que los Pokemon llegaron al lugar y se pararon ante nosotros como esperando poder ayudar en algo.-¿Qué le parece?



-¿¿Q-que d-e qué?? ¿De dónde han salido tantos Sunkern?-Exclamó abrumado y muy extrañado retrocediendo un par de pasos atrás.



-Del tronco hueco del bosque. Mi capturador señalaba una señal en movimiento y lo inspeccioné, lo siguiente fue...eh...-Hice una pasa y me puse roja de la vergüenza- Huir de allí. Y capturar sin darme cuenta a todos ellos de una.- Me rasqué la parte trasera de la cabeza, nerviosa.



-Hablando de –Carraspeó- pequeños despistes...Bueno, ¿Y qué vamos a hacer?



-¡Sencillo! Lo que mejor se nos da, aunar fuerzas con los Pokemon.-Sonreí alegre.-Solo espere un momento- Me acerqué a los Sunkern y les susurré una cosa al oído. Al instante me aparté y aconsejé a Buck de apartarse del tronco. 



Todos los pequeños Sunkern se pusieron en fila paralela al tronco y con un simple grito dieron inicio a su labor. Las hojas de sus cabezas comenzaron a brillar brevemente para después soltar toda aquella fuerza en un potente corte que al ser muchos en número partieron sin problemas el tronco que cedió como una masa de miel muy delicada. Satisfechos por su trabajo volvieron a sus respectivos lugares, unos se metieron entre los matorrales, otros saltaron a los árboles más altos y los demás regresaron a sus supuestos lugares de descanso.



-¡Gracias, Sunkern! - Me dirigí a Buck y haciéndole una reverencia dije, invitándole a pasar- Usted primero.



-V-vale-Tartamudeó aún sorprendido.



Le seguí de cerca, dejándome guiar por aquel paraje inhóspito. Pasemos a paso ligero por una estrecha senda y en un abrir y cerrar de ojos lleguemos a otro claro, esta vez, abierto al mar. Podía parecer sorprendente, pero era cierto, la isla era casi del mismo nivel que el mar solamente diferenciados por un pequeño acantilado que media poco más de 1  metro y el terreno era completamente liso. Me acerqué al borde de la costa con curiosidad.


¡Desde allí se podía ver Isla Reiris! O eso parecía, pues a lo lejos se divisaba un abultamiento , como una montaña en medio del océano, y encima de este lo que se asemejaba a una torre de color grisáceo. ¿Qué será eso? Si no me engaña la vista, diría que había algo que brillaba en su punta....pero no lograba alcanzar a ver qué era.



-¡Es precioso! Ese mar tan azul...–Agudicé la vista- ¿Y esa especie de torre de allá? ¿Qué es?




-Me alegra que te guste. Allí esta Isla Reíris, que es donde yo vivo, en la aldea de Cocona. En lo alto de la montaña se encuentra la estación de radio... ¡es la joya de nuestra isla! Hace posible la comunicación con el exterior y entre las numerosas islas de la región ¡Es muy importante para nosotros!-Exclamó emocionado-Eso sí, su infraestructura aún no está totalmente acabada por lo que esa zona actualmente está en obras. ¿Vamos?



-¡Vaya! (...) Oh, sí, claro. -Retomé la marcha detrás del anciano. Pero al pasar por al lado de unos arbustos, un brillo metálico me llamó la atención y sin reparar en Buck me acerqué al susodicho lugar. La vegetación en aquella zona era más bien escasa, por lo que no me costó mucho averiguar en qué parte estaba el extraño objeto que brillaba y tampoco fue muy difícil encontrarlo apartando el follaje de los matorrales que lo ocultaban. 


Era una piedra negra , algo antigua, con la forma de un cuadrado y parecía estar anclada en tierra. Observé más de cerca aquel curioso monolito. En su parte superior tenía una placa triangular de metal que brillaba con distintas tonalidades al Sol. Distinguía unos extraños dibujos, más bien una especie de inscripción, pero no lograba leerla. En verdad, Oblivia estaba llena de objetos antiguos y ruinas muy curiosas.




-¡Date prisa, Ranger!-Oí a un par de metros.



-¡Perdone! -Me excusé. Antes de marcharme, eché un último vistazo al extraño objeto que me tenía muy intrigada, como despidiéndome con una última mirada curiosa. Pero al oír una segunda reclamación, fui corriendo hasta donde estaba el anciano, pisoteando el suelo impaciente.



-¡Pero bueno! ¿Qué hacías allí atrás?



-Esto...he visto una cosa rara y me gustaría saber si usted...



-¡Mira, allá está el embarcadero!-Dijo muy contento echando a caminar hacia allí, sin percatarse de que me había interrumpido.


-No me hace ni caso. –Susurré "llorando" internamente. 


Le seguí, aunque debo reconocer que cuando algo le emocionaba corría como si no hubiera un mañana. Pasé por una especie de ensenada o cúpula natural, formada por las frondosas copas de los árboles que creaban un círculo casi perfecto. Los rayos del Sol se filtraban por entre sus hojas, creando un ambiente fresco y tranquilo donde se respiraba el dulce aroma del tomillo y una suave brisa que portaba un aroma salino. Un poco más adelante, al lado de un árbol más pequeño, estaban jugando con una bola hecha de hojas de palmera, un par de Teddiursas y afinando un poco más la vista pude ver que detrás del mismísimo árbol dormía plácidamente un imponente Usaring a la sombra de aquella bóveda natural. Seguí mi camino por el sendero de arena arcillosa y llegué a un escarpado acantilado.


La brisa me removió el pelo y el sol me cegó por unos momentos. Me puse na mano en la frente a modo de visera y admiré con la mirada el brillo del mar. Buck no estaba por ninguna parte.



-¡Vaya, esto sí que es un enorme acantilado!-Exclamé asombrada asomándome a su borde para poder ver en mejor calidad la altura que lo separaba de una estrecha franja de playa y el mar.- Este si que tiene más pendiente, pero.... -Tragué saliva ruidosamente- No pretenderá que nos tiremos por ahí para llegar a ese mini-puerto ¿Verdad?-Me susurré a mí misma. Miré a mí alrededor y ni rastro de Buck ¿Y ahora dónde se había metido?



-¡Ehhh! ¡Aquí, estoy aquí!-Gritó. Giré la cabeza hacia la dirección donde había oído el bramido y corrí hasta allí.



-Perdone, estaba ... ein, mirando el paisaje-Dije disculpándome por el retraso, inclinándome suavemente hacia delante con una mano detrás de la cabeza.



-Bueno...no pasa nada. Pero será mejor que vengas por este camino, a no ser que quieras bajar en raphting la pendiente. Si es así, no te preocupes, yo bajare tranquilamente por estas escaleras...-Señaló unas placas de piedra superpuestas unas encima de otras a modo de escalera. Los torrentes de agua que se formaban cuando llovía en la zona habían dejado,por erosión, una obra natural.



-¡No, no, no, no, no!-Exclamé un poco desesperada y asustada por la idea ¿¡Que quería, matarme o qué?! Al segundo me di cuenta de mi repentina reacción y una gota bajó por mi cabeza lentamente- ...quiero decir, me gustaría bajar también por ahí.-Corregí. 



-Como quieras...Aunque si cambias de id...



-¡NOOO!-Exclamé tajante bajando por las escaleras a toda prisa. Contra antes tocara tierra firme y segura mucho mejor para mi supervivencia....



Buck se encogió de hombros, divertido, y bajó con cuidado las escaleras de piedra, llegando por fin, a donde estaba el sencillo puerto de madera. Iba con los ojos cerrados, caminando tan campante y cuando los abrió empezó a sudar desesperadamente y asustado, rebuscó con la mirada como buscando algo importante para él. Su tesoro perdido diría yo.



-Pero ¿qué? ¿Dónde está mi barca?-Preguntó exaltado buscando, y no literalmente, hasta por debajo de las piedras, por muy raro que pareciera.



-¡Señor Buck! ¿Algún problema?    


 -¡Ay madre! ¡Eso me pasa por correr! ¡He debido olvidar amarrar mi barca al embarcadero!



-¡¿Quéeeeee?!-La exclamación se oyó por toda la isla como un eco retundante. Los pájaros volvieron a salir de sus nidos y volaron atemorizados por encima de los árboles, hundiéndome de nuevo en una vergonzosa situación...¿Por qué gritaré tanto?...



Continuará...

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