Prueba de valor.



Primo y Caty se fueron corriendo al acordarse que su siguiente clase era con el Sr. Óseo y un retraso era sinónimo de suspenso. Solo quedaron Ben, Silvio, Brisa y Ritmi.



-Pues vamos –Dije sonriente, invitando a todos con un movimiento rápido del brazo a que subieran las escaleras. 



Recorrimos todo el patio de césped casi desierto (salvo por los Pokemon salvajes que lo habitaban) y por fin entremos por las puertas de vidrio azulado. Un aire a libro nuevo y madera encerada se respiraba en el lugar. Respiré hondamente para llenar mis pulmones de aire y serenarme y lo solté poco a poco. "Bien, a por una clase más". Los cuatro entramos a la clase de la Srta. Abril, que ya estaba preparada para explicar las siguientes materias, seguidas de una visita a la Sala de Pruebas. Después, una salida al recreo a correr alrededor para entrenar –Cosa que acabé haciendo a las últimas vueltas casi arrastrándome como un Shellos y pidiendo auxilio –Mentira. Bueno, solo la segunda parte...--.




Aquella noche...




Me encontraba escribiendo cartas en la litera de arriba del dormitorio de las chicas, antes de que tocara la campana que indicaba que ya era hora de apagar las luces e irse a dormir. Era mi primera vez allí, y lo único que se me ocurrió para matar el tiempo restante fue empezar a escribir cartas. Las luces de afuera ya estaban apagadas y los dos grupos de alumnos –separados en dos cuartos, chicos y chicas- ya estaban organizados, al igual que Amanda, que dormía en una litera separada del resto. 



La habitación tenía dos ventanas, una alfombra redonda roja en el centro y varios escritorios de madera clara con flexos de color plata. En uno de ellos se encontraba Caty, desmontando de nuevo un Capturador Escolar estropeado. –Había descubierto que era muy curiosa, y le encantaba hacer eso-. Las literas eran dobles. Yo dormía en la de arriba, Ritmi en la de abajo. –Sinceramente, no sé porque no fue al revés si le tengo miedo a las alturas.- Y las demás compañeras, en el resto de literas, pegadas a la pared para dejar más espacio libre para algunas sillas esparcidas por la habitación.



-¿Escribes cartas, Brisa?- Preguntó Ritmi, acercándose hacia donde estaba, se subió por la escalerita y se sentó a mi lado, con los pies colgando.



-Sí –Sonreí.- Oí que puedo mandarlas mediante mensajería Pelipper y como no tenía nada que hacer...



- ¿Y a quién escribes?



-A mis padres, quiero contarles cómo me ha ido y quiénes he conocido.–Dije mientras escribía la última carta. Puse un punto y final a mi firma –Cada vez me salía distinta pero bueno, me entendían-.



-Entiendo. –Se impulsó con las manos y saltó al suelo.- ¿Sabes? Estoy pensando en escribir a mis padres y contarles sobre ti también. –Sonrió divertida.



 Sentí las mejillas calientes, señal de que estaba sonrojada. No podía evitar estar halagada ante el comentario, ¿Quién iba a decir que iba a encontrar a tantos buenos amigos el primer día? Imité su acción y dejé tres papeles doblados debajo de a almohada.



-Oye...-Me susurró Ritmi.- Salgamos un rato sin que nos vea nadie.



-¿¿Queé?? Pero...-Me tapé la boca.- Pero si dijiste que no se podía...



-Da igual, por un ratito, venga, por fiiiiiiiiiiii.....-Cogió aire.- Puedo seguir así todo el rato, fiiiiiiiiiiiiiii, por fiiiiiiiiiii....



-Vale, vale, pero solo un rato. - Finalmente me resigné.



-Yay, lo sabía. –Sonrió triunfante y nos escabullimos como veloces Jolteons por la rendija de la puerta, sin levantar sospechas ni miradas.



Todo estaba absolutamente vacío y la luz de la Luna entraba por las ventanas dejando un fino hilo de luz que iluminaba toda la sala principal, lleno de mesas con sillas a cada lado. Ritmi miró a su alrededor como si buscara algo y finalmente lo encontró. Entonces vislumbré algo en la oscuridad. Tres figuras, Silvio, una chica de nuestro cuarto y un chico del otro. Nos acercamos allí aunque yo no estaba muy segura de qué estaba pasando.



-Gracias por esperarnos- ...¿Qué? ¿Estabais todos enterados menos yo? A mí nadie me cuenta nada... ¿Pero que piensan hacer? Parece una reunión.



-Has tardado un montón, Ritmi.



-Bueno, comencemos nuestra prueba de valor para dar la bienvenida a Brisa. -¿Queeé? Vale, ahora si que no entiendo nada...Los dos se giraron hacia la mesa, donde la chica y el chico estaban esperando a que hablaran. Estuve a punto de decir algo en voz alta por la sorpresa que acababa de llevarme, pero en seguida me tapé la boca.



-No hagáis ruido...-Susurraron los cuatro. Estaba confusa. Desde luego, aquello era inaudito.



-¿Pero qué es todo esto?- Dije sorprendida.



-Solo queremos que demuestres tu valentía. –Respondió Silvio.- Yo también tuve que hacerlo en su día, incluso Ben cuando llegó y según Ritmi también. No te preocupes, está chupado. –Se encogió de hombros.- Pero la verdad es que tienes pinta de asustarte fácilmente, sin ánimo de ofender.- Y ahora me llaman miedica en pocas palabras, ¿Pero que pasa aquí?



- Las reglas son sencillas. -Comenzó Ritmi.- Hemos escondido nuestros Capturadores en lugares diferentes de la Escuela Ranger: La Clase de la Srta. Abril ; la clase del Sr. Óseo ; la Sala de Profesores y la Biblioteca. Reúnelos y ponlos delante de la puerta de la sala del sótano. - Bueno, no parecía muy difícil la prueba pero...espera ¿Ha dicho sala del sótano? ¡Pero si ella misma dijo que no podíamos pasar!



>>- No es demasiado difícil, pero tampoco es del todo seguro ir sin compañía- ¿Y entonces? ¿Por que no nos olvidamos de esto y regresa...?- Por eso tenemos la regla siguiente: El compañero de pupitre que tengas al lado, ojo, no el tuyo, debe ir también. – Ah, claro genial...espera, ¿¿Queee??



-¡Eso! ¡Je,je! Espera, ese soy yo...



-Decidido, Silvio ¡Adelante! ¡Buena suerte a los dos!- Exclamó alegremente, dando un pequeño salto.



Suspiré. Si no había otro remedio...¡Seguro que resultaría divertido! O eso espero...aunque no le veo mucha cosa a que caminar por la oscuridad para encontrar cuatro cosas sea divertido pero bueeeeno...Bajé las escaleras guiada por Silvio, y al llegar al Hall Principal la luz se redujo hasta casi nada. La techumbre altísima de la escuela, tenía en su parte más alta una ancha vidriera que permitía que la luz de la Luna y las estrellas iluminasen algo lo que se había convertido en una escuela fantasma, llena de sombras, sonidos raros y oscuridad. 



Nuestros ojos no se habían acostumbrado aún. Esperé unos segundos parada, esperando a que por sí sola se acostumbrara a la nueva paleta de colores oscuros que tenía que visualizar. Silvio  retrocedió uso pasos de repente, y cuando le pregunté por su nerviosismo, solo recibí como respuesta el tiriteo de sus dientes y poco a poco, fui viendo como señalaba el pasillo, de manera temblorosa.



-¡¡¡AHHHHHHHH!!!!- Gritó asustado y pronto se tapó la boca.



-¿Qué pasa? –Dije preocupada, alerta. Miré más detenidamente un punto ennegrecido que se movía lentamente y que tenía dos ojos blancos como la leche que brillaban a intervalos. Un escalofrío me recorrió la espalda, pero me negué a moverme de mi sitio. Fuera lo que fuera, lo iba a enfrentar.



-¡Ay! A...¡Ahí hay algo!



Lo miré fugazmente, indicándole que se quedara ahí mientras yo iba a averiguar que era esa cosa que nos vigilaba. Con expresión determinante, me acerqué lentamente, cuidadosa, mientras cada vez estaba más cerca de esos ojos relucientes. Cuando me acerqué lo suficiente, pude comprobar para mi sorpresa, que aquella criatura no media más de medio metro y que su cuerpo era bastante rechoncho. Encendí la linterna del Capturador y apunté con ella a aquel bicho.



¡Pues claro que era extraño! ¡Si era un Bidoof inofensivo que vivía en la Escuela! El pobre Pokemon, al ver tanta luz de golpe, se asustó y huyó hacia un lugar más lejano. Entonces rodé los ojos y miré a Silvio con sarcasmo. 



-¿Ese es tu "Algo"?



-Ah...solo era un Bidoof... Menudo susto me ha dado. –Suspiró y se acercó hacia el centro del pasillo.- La verdad es que ha sido espeluznante. Tú...A ti también de ha asustado ¿Verdad?- Dijo nervioso, intentando disimular.



- No lo niego. Pero bueno. –Sonreí y miré a mi alrededor para situarme.- A ver...la Biblioteca...¡Por ahí!- Salí corriendo hacia una puerta en el pasillo derecho.



Lo que esta mañana era un cuarto con estanterías repletas de libros al fondo y mesas a los lados para sentarse y leerlos, ahora parecía un autentico laberinto nocturno, lleno de cajas de madera que no dejaban pasar hacia la parte más profunda. Pero justo cuando estaba revisando los detalles del lugar, me topé con que el Capturador que buscábamos estaba en una mesa bastante alejada y teníamos el camino cortado. Las ventanas a mi izquierda tampoco ayudaban mucho, más que eso, alumbraban de una manera tan fúnebre que hubiera preferido que no estuvieran. 



-La Biblioteca también da miedo de noche...Es como si hubiera alguien merodeando...



- Si intentas asustarme no lo has conseguido. –Sentencié, buscando con la mirada una forma de quitar de en medio las cajas. Mentí. Solo pensar que algo estaba por ahí ya daba bastante repelús...



-Ponte a buscar ya el Capturador. Me quiero ir de aquí cuanto antes. –Dijo pegándose nervioso a la pared, deseando salir de allí ya mismo.



- ¡Toma! ¿Y yo no? –Me quejé, suspiré y me tranquilicé. ¿Y como las quito de en medio? ¿Cómo...?....¡Ya está!- ¡Espérame aquí, ahora vengo!- Le dije, saliendo de la estancia.



-¡Espera! ...No me dejes...solo. -Tragó saliva.



Cuando regresé, Silvio estaba escondido debajo de la mesa. Rodé los ojos y mandé a Bidoof que destruyera aquellas cajas. Con un par de placajes, las cajas se redujeron a astillas y en una carrera pude coger el Capturador y de una vez por todas salir de aquella sala de locos, seguida de Silvio que aún no se había recuperado de susto. Siguiente objetivo, la Sala de Profesores. Recorrimos la distancia que nos separaba de él y entremos por su puerta deslizante. Al fondo pude ver las orejas puntiagudas de un Pichu, pero ningún aparato parecido a un Capturador estaba sobre la mesa.



-¿¡Pero qué es eso que tienes detrás?! –Exclamó Silvio de nuevo asustado, mordiéndose las uñas.



-¿¿Queeee?? - Me giré rápidamente de un salto.- ¡Pero si no es nada más que un Pichu! –Le reproché enfadada. ¿Por qué estaba tan asustado si decía que no era nada del otro mundo? ¿Y por un Pichu? ¿Really?



-Con esta ya van dos veces, perdona...-Se rió nervioso.- Bueno, esta es la Sala de Profesores...La pista para esta sala es...Que el Capturador de aquí no se queda quieto, lo pillas ¿no?- Bromeó. 



Rodé los ojos y negué con la cabeza. "A ver... ¿No se está quieto? Eso quiere decir que esta en movimiento y si esta en movimiento, tiene que ser algo que esté vivo o no sea un objeto como una mesa o el suelo... ¡Bingo!" Me di con el puño en la palma de la otra mano.



Claro, lo único que se movía en aquella sala era aquel Pichu. Lo malo es que estaba tan asustado por el grito que habíamos pegado que cada vez que me acercaba a él, salía corriendo dando vueltas alrededor de la larga mesa oválica. Solo conseguía acercarme un par de centímetros y apuntarle con mi Capturador, antes de que saliera huyendo nuevamente. Seguimos dando vueltas sin parar alrededor de la mesa, hasta que en una de ellas, Silvio lo acorraló por un sitio y yo por el otro.



-¡Ahora, coge el Capturador, vamos!



-¿Qué?- Pregunté confusa.



-Agh... ¡El Capturador!-Insistió.



-¡Ah! Ya sé lo que decías...Me preocupa más su estado, así no está bien y todo por nuestra culpa... ¡También deberíamos arreglarlo nosotros!- Dije determinante, comenzando la captura al instante.



-¿¡Pero estas loca?! Yo quiero salir de aquí cuanto antes...



-Pues tendrás que acostumbrarte, y vete, ¡Pero yo me quedo!- Dije decidida, sin tan siquiera girarme, estaba muy concentrada como para distraerme tan fácilmente. Finalmente, lo logré, Pichu sonrió más calmado y dejó el Capturador en el suelo, mientras se quedaba medio dormido en uno de los cajones del Director Lamont.



Me giré hacia Silvio, sonreí y me agaché para recoger el segundo Capturador de cuatro. Lo metí al bolsillo y le di una palmada en el hombro "Venga miedica, a ver qué es lo siguiente." Le dije sonriente.



-¡No es verdad! –Protestó molesto.- No tengo miedo.



- Ajá...- Fuimos caminando hacia el final del pasillo, dónde estaban las clases del Sr. Óseo y la Srta.Abril. Silvio se plantó en medio, intentando decidir rápido.



-Dejemos lo mejor para el final.- Decidió, escogiendo nuestra clase como el siguiente reto a afrontar. Asentí y lo seguí.



La clase de la Srta. Abril de noche no era ni la mitad de lo que era hacia un par de horas. La luminosa y alegre clase de pupitres con cajones de colores, pizarra limpia como un Mareep y de ambiente más que jovial, ahora era oscura, fúnebre, sucia y que incitaba una ligera sensación de precaución, a pesar de que no sabíamos lo que íbamos a encontrarnos.



-Hasta nuestra aula da un poco de repelús por la noche...- Lo miré, cruzada de brazos.- Esta bien...¡Quiero decir, no tengo miedo!



-Así está mejor.- Susurré con una sonrisa.



-Mira, te voy a dar una pista. ¿Qué no estaba aquí de día? Pues ahí está el tema. Ya lo sabes.-Sentenció, quedándose de brazos cruzados mientras yo hacia lo que tenía que hacer. 



¿Qué no estaba por el dia? Obvio, cuatro cajas no se materializan de la nada en una clase Ranger...¿O si? Deduje que en una de esas cajas estaría el Capturador que buscaba, así que, con la ayuda de Bidoof y destruí una de ellas, esperando encontrarlo ahí.



Por desgracia mi expresión cambio por completo al descubrir que allí no había nada de nada. ¡Pero no me iba a rendir así! ¡Un fallo no impide un posible logro en el futuro! Me animé a mi misma, y le pedí al Bidoof de la Escuela que destruyera la caja que estaba al lado. Aunque lo tuviera que intentar miles de veces, no me rendiría ¿Imprudencia? ¿Tozudez? Llamemoslo como queramos, yo tengo un nombre para ello "Determinación".


Mientras tanto...




-Al menos tiene agallas...-Susurró Silvio, aun cruzado de brazos.- Pero solo coneso no se pue...



-¡Listo! ¡Aquí esta! –Exclamé contenta, alzando el Capturador en la palma de lamano y despidiéndome del Bidoof que me había ayudado tan bien.



-¿¿Queeeé?? ¿Ya?



-Sí. –Susurré sin abrir mucho la boca- ¿Acaso no querías que nos marchásemos deaquí?- Lo miré de forma irónica.



-¡P-POR SUPUESTO! – "Esta chica es rara..."- Salgamos de aquí, quiero terminaresto cuanto antes...brrr...



Me encogí de hombros y lo seguí. Atravesamos el pasillo hacia la derecha yentramos en la última estancia, la clase del Sr. Óseo. ¡A saber que habríadentro! Por suerte no encontramos nada del otro mundo, Pokemon salvajes amontón, un Zubat, dos Bidoof y dos Pichu. No la había visto antes, pero unextraño olor a gomina de pelo en exceso y una mala espina, me recorrió en esosmomentos.



o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Continuará...

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