Pesadilla.



-¿Y este lugar?


-Es la "Isla Ensueño". –Al ver que levantaba una ceja en señal de incomprensión, me lo aclaró.- Es similar a la Isla Espejismo, ¿La conoces?


-Sí, aunque creía que solo eran leyendas...



-Toda leyenda tiene su parte de cierto. –Sonrió.- Pero esta isla tiene algo de especial, ¿Ves ese árbol? –Señaló con la mirada el centro del claro, donde se alzaban hacia el cielo las retorcidas ramas del árbol.- Ese árbol recoge todos los sueños de personas y Pokemon que alimentan el espíritu de esta Isla y a cambio, les proporciona bonitos sueños. También recoge las pesadillas, avisándome en caso de que se trate de algo mucho peor. Me encargo de salir en las noches de Luna llena y creciente a solucionar dichas pesadillas. Esta Isla solo aparece en los relatos de personas ancianas que me han visto alguna vez y poco a poco, esos relatos, se han ido convirtiendo en leyendas. Tanto, que hasta los que algún día me vieron, ya dudan hoy de ello, salvo los más persistentes. –Sonrió divertida.- Además, creo que eres la primera persona en pisarla.



- ¿En serio? –No daba crédito a lo que oía. – Vaya, siempre tuve curiosidad por los territorios inexplorados, pero nunca pensé que pisaría uno de ellos de esta forma...es increíble.- Entonces, paso por mi mente una duda que no pude evitar dar a conocer.- Le he estado dado vueltas y...Entonces, ¿Cómo he podido llegar hasta aquí...de verdad y no en sueños? Todo empezó como eso, un simple sueño, pero cuando sabotearon la liana en la que huía y bajé por el precipicio...Me di cuenta de que era real.- Relaté con seriedad. Cresselia, en cambio, se quedó unos segundos pensativa.



-Qué extraño...parece como si te hubieran teletransportado tus sueños...En todo caso, Dusknoir y sus sicarios no lo podrían haber hecho, porque no tienen tal poder, pero estaban al tanto de que ibas a aparecer aquí y de que te encontrarían. Yo no descartaría la posibilidad de su participación en todo esto. Es demasiado premeditado.



-Ya veo...Después de todo, hay que andarse con bastante cuidado...-Dije con una mueca preocupada.- ¡Desde luego, no se parecen en nada a los Nappers! Aunque uno de ellos lo está consiguiendo con...- Abrí mucho los ojos y me percaté de un detalle que no había visto antes. Empecé a ir en círculos, de un lado para otro, nerviosa, mientras decía: - ¡Los Nappers! Me había olvidado por completo de ellos. –Y me llevé una mano a la frente. - ¡Y mañana van a dar el siguiente paso en su plan! Ese plan... no pinta nada bien ¡Y yo aquí! Seguro que ya está amaneciendo ¡Que mal! ¡Se suponía que teníamos que partir de madrugada! Aggh...no me da tiempo, no me da tiempo...-Me lamenté con nerviosismo. Mientras, Cresselia, intentaba tranquilizarme.



-Vamos, vamos, tranquilízate. Hay una cosa que no te he...-Dijo insistentemente, con una gota en la frente y siguiéndome con la mirada. Pero la interrumpí, girándome hacia ella.



- ¡No voy a llegar!- Suspiré, resignada, llevándome ambas manos al pelo. No pueden ganar otra vez...



-Seguro que si te digo esto te alegraras.


-No creo. –Suspiré y me levanté de nuevo.- Vale, ¿Qué?



-Hay un detalle que no te he contado. Esta Isla tiene sus diferencias con la Isla Espejismo, pero sigue el mismo sistema.



-¿Cómo? –Pregunté confusa.



-Aquí el tiempo pasa mucho más despacio que realmente, a causa de que esta isla, al igual que la Isla Espejismo, está atrapada en un bucle espacio-temporal. Con eso quiero decir que si estando aquí han pasado "aproximadamente" un par de horas o varias, en el tiempo real, tan solo habrán pasado varios minutos, como máximo una hora y algo.



-Entonces... ¿Estoy a tiempo?- Cresselia asintió afirmativamente y de inmediato se dibujó una sonrisa en mi cara.- Incluso me sobra tiempo para descansar de esta locura.- Aquella noticia me dio una inyección de felicidad. Creo que la necesitaba. Y mucho.



-Exacto. –Sonrió.- Y bueno, ¿Cómo piensas salir de aquí? –Miró a su alrededor, como señalando aquella vasta extensión de hierba y árboles de todo tipo.



-Esto...esa es la pregunta del millón. –Reí con cierto nerviosismo y una gota de sudor frío en la frente.- ¿Alguna sugerencia?



-Tranquila, hay un portal por aquí. - ¿Qué? ¿Otro portal? Definitivamente, detesto los portales. Bajé los hombros en actitud cansada y suspiré. Que se le iba a hacer, si no había otra forma de volver, no la había.



-Detesto los portales –Refunfuñé.- Está bien...¿Por dónde se va?



-Sígueme.



Odiaba los portales, de eso no tenía dudas. Desde que casi me veo dentro de aquella mancha oscura que giraba sentía eso. Pero aunque los deteste, por esta noche me vale, o eso, o quedarme en esta Isla y como vuelvan esos tipos...ni loca. Seguí el rastro flotante de Cresselia a través del bosque. En poco tiempo ya habíamos dejado atrás el descampado que había sido testigo de una lucha por mantener la balanza equilibrada, sin dar ningún brazo a torcer hasta el final. Y no fui yo. Con forme iba caminando a través de la espesura, había veces que tenía que apartar con las manos las ramas y lianas que colgaban de los árboles y que se interponían en mi camino. 



 El camino llano se torno algo empinado y pedregoso. Cresselia no tenía problemas para subir la cuesta, pero yo tuve que subirla con la espalda encorvada y usando las piedras a modo de apoyo para no caerme. Una vez arriba, me desempolvé la ropa y antes de seguir con el trayecto, al mirar abajo, me percaté de algo. Una liana cortada irregularmente y, que a simple vista, parecía poca cosa. Entonces, comprendí. Aquella cuesta fue la que bajé casi rodando, huyendo de un ruido misterioso. Ahora sabía que se trataba de uno de los Sabeye sicarios de ese Dusknoir.



¿Acaso...? ¿Y si el portal del que habla es el mismo que lo que sea que me trajo aquí? Es una posibilidad, extraña, pero lo es. Pero esta vez, no continuemos caminando. Cresselia se había quedado parada justo en frente de un cúmulo de árboles de diferentes clases, tan espeso, que no se podía pasar. Extrañada, me acerqué un poco más y comprobé, con mis propios ojos, como aquella acumulación de vegetación silvestre, desaparecía, convirtiéndose después en un agujero flotante de un tono azul muy claro que giraba en el sentido de las agujas del reloj. Lo miré sorprendida.



-Espera...¡Esto me suena! Eso explica que después no supiera de dónde había venido ¡Estaba oculto! –Exclamé. Cresselia se quedó extrañada por mi reacción al ver el portal y me percaté de que ella no sabía nada de cómo había llegado allí. Así que, le hice un rápido resumen de todo. La llegada, la liana saboteada...



-Entiendo. La ilusión que protege la entrada al portal también produce la sensación de movimiento, después, se oculta sin más bajo la imagen de un pequeño bosque infranqueable. Así se aleja a todo Pokemon o persona que entre de él.



-Pero...hay algo que no entiendo. Si quieres que este sitio siga siendo un secreto o una leyenda, nada más... ¿Por qué ocultar el camino de vuelta? Algunos seres se quedarían atrapados.



- Bueno, en realidad, ese portal solo trae a algunas personas que están soñando al azar y en un tiempo impreciso. El árbol que viste, se encarga de comprobar si las intenciones de la persona en cuestión son buenas o malas, y de expulsarla en caso secundario. O incluso, pasar de largo y no soñar nada. El hecho del que el portal desparezca es puramente seguridad. De hecho, solo los Pokemon con un gran poder psíquico pueden teletransportar personas "en tiempo y forma real" aquí. Por eso esta sellado desde dentro. Si una persona con malas intenciones llega a ser teletransportada por accidente a esta Isla, sería una catástrofe que alcanzara el portal, se abriera y llegara al punto central de todos los sueños.



-Oh vaya...ahora entiendo.- Aquello me había dado qué pensar. Sin apenas darme cuenta, me había quedado totalmente callada, pensando en lo que había contado Cresselia. Pero antes de eso, una incógnita apareció en mi mente, ¿Qué pasa con las pesadillas? ¿No tienen un papel en esta historia?



Como siempre, mi curiosidad no me permitió pasar de largo de la pregunta y acabé haciéndosela saber a mi compañera.- ¿Y...las pesadillas? ¿Qué pasa con ellas? –Lo solté así, sin más, aunque reconozco que dude al principio.



A la espera de sus sabias palabras...no recibí una respuesta clara. Su expresión, inquebrantable hasta el momento, cambió por completo y enmudeció. Hice hincapié en la pregunta que seguía dándome vueltas en la cabeza, pero no recibía nada más que miradas evasivas a la mía y un silencio sepulcral en una noche ya de por sí, silenciosa. Su mirada ocultaba algo...podría asegurar que sabía algo, pero, por alguna razón, se había quedado callada, negándose a contestar, ¿Dudas? ¡Soy de fiar! (...) Bueno, no se lo diría a nadie...malo, ¿Miedo? (...) ¿A que supiera qué? No tenía las razones nada claras pero sí sabía que intentaba ocultarme algo y que mejor...que evadir el tema. Sacudió la cabeza y sonrió con nerviosismo disimulado.



-Perdona, a veces me quedo pensando sin darme cuenta.- Una gota de sudor frío, casi transparente, brilló en su "frente".- ¿Decías?



- ¡Oh! Nada, nada, no era...nada, no te preocupes. –Me sorprendí al principio, pero conseguí disimularlo (creo), aunque no muy convencida.



Dicen que si no puedes con tu enemigo, únete a él, así que...eso hice. Evadí el tema "disimuladamente".- ¿Es por aquí? –Pregunté, y me acerqué al portal con cuidado. Más vale ir prevenidos.



- Sí. Solo tienes que entrar y te encontrarás dónde estabas antes de aparecer aquí.- Me hizo saber con una sonrisa, esta vez, más natural.- Supongo que esto es un hasta pronto...Mucha suerte. –Dijo con un poco de melancolía. Pero ambas sabíamos que no sería la última vez que nos íbamos a ver, de eso estoy segura. Sonreí con gentileza y asentí.



-Gracias.- Musité. 



Me acerqué unos cuantos pasos más, y antes de dar el último paso, me giré y me despedí de ella con un suave movimiento de mano. Cresselia asintió lentamente en señal de afirmación. Me giré de nuevo, suspiré hondo y entré dentro del agujero negro, oscuridad que no tardó mucho en envolverme por completo. Aunque si algo tenía clavado en la mente, era el extraño comportamiento de Cresselia. Estaba claro que no me lo había contado todo. Había algo que intentaba ocultar...y me iba a encargar de averiguar el qué y por qué.



Pero todo se volvió demasiado negro otra vez...Qué extraño, habría jurado que ya había regresado y ya estaba durmiendo otra vez. Intenté moverme, ya que quizás tenía los ojos abiertos en mi habitación y creía que era un sueño. Pero no pude. Estaba totalmente anclada a esa superficie oscura...¿Qué narices? Por más que lo intentaba no lograba nada y tampoc veía nada.



Hasta que una línea amarilla, como una sonrisa, un gran ojo rojo brillante y un par de manos grises y fantasmales aparecieron a escasos metros de mí. Al principio intenté convencerme a mi misma que era una ilusión...pero cuando oí esa diabólica carcajada, el sonido de cadenas, de silencio frío, seco, como el de una cueva...No pude evitar estar realmente asustada. Ese bicho no paraba de reírse, se acercaba cada vez más y yo no podía moverme ni un milímetro. Ni aunque lo intentara desesperadamente. Entonces, sentí un escalofrío en mi espalda y un susurró en el oído.



-Adiós...Rayo de Luz.


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Me desperté hiperventilando y creo que hasta grité algo fuerte. Sin saber ni siquiera lo que hacía, aún asustada, encendí las luces mirando hacia todos los sitios, desesperada. Tenía los ojos húmedos pero intentaba retener las lágrimas dentro de ellos. Pichu se sorprendió mucho, pero yo seguía muy asustada y no paraba de hiperventilar. Un ruido al otro lado de la habitación me alertó de que alguien había entrado. Me tranquilizó un poco el ver a Ben, pero mi estado no era para alegrías...



-¿Brisa? ¿Qué pasa? Te oí gritar...


Creo que al verme tan mal, supuso que las palabras sobraban. Solamente sonrió, se sentó en ua esquina y me abrazó tan fuerte que por un momento pensé que me asfixiaría. Pero lo correspondía con igual de fuerza. Había tenido...¿Otro sueño?...Estaba realmente asustada, ese sueño había sido escalofriante por dónde lo vieras. Fortifiqué el agarre. Ahora me sentía mucho mejor, estaba empezando a dejar de respirar tan mal y sin saberlo, una pequeña lágrima se había resbalado por mi mejilla. Me hubiera gustado estar así mucho tiempo...sentía un gran apoyo y una calidez enorme. Después de unos minutos en los que me tranquilicé, nos separamos.



-Ahora sí...-Sonrió.- ¿Puedes contarme qué te ha pasado?


-Bueno...-No, no era el momento para contarle todo de ese Dusknoir...Mañana seria un mejor momento, tampoco estaba de humor.- Ha sido una pesadilla. Una muy horrible.


-Entonces no tienes de qué preocuparte. -Me apartó el flequillo, que había quedado muy despeinado.- Ya todo ha pasado y no volverá.


-...Supongo que sí...-Ojalá fuera así, pero cada vez estaba más confusa. Mañana tenía que explicar muuuchas cosas. Alcé la mirada y lo miré con una media sonrisa.- Gracias. Gracias por todo. Y siento haberte molestado. -Me rasqué la nuca, un poco nerviosa. Espero que nadie más se haya levantado por mi culpa...



-Sin problema. -Me devolvió el gesto.- Me asusté bastante al verte así, de verdad creí que era algo grave...En fin, te dejo, sino no dormiremos casi nada para mañana. -Suspiró,desanimado, pero la sonrisa volvió a su cara.- Si necesitas algo, solo grita.



-Ja-ja, muy gracioso...-Dije sarcástica, pero con una sonrisa.- Buenas noches.



-Buenas noches. -Y desapareció tras la puerta.



A la mañana siguiente...



Una fina rendija abierta en la ventana era suficiente para que una ligera brisa marina proveniente de la costa cercana se colara en la habitación, refrescándola con su aire matutino. Mientras tanto, se oían por doquier los cantos de los Starly y Taillows más jóvenes que cantaban desde los árboles, improvisadas canciones que tenían el don de la naturaleza reflejado.



Además, el eco de las olas de la playa se mezclaban con el silencioso murmullo del viento, que balanceaba las hojas de las palmeras, proyectando caprichosas y curiosas sombras sobre la arena y la hierba. Todo este espectáculo de la naturaleza, acompañaba al Sol de aquella tranquila mañana, que hacía unos minutos que ya había salido por completo e iluminado todo el inmenso archipiélago, que, una vez más, veía nacer un nuevo día. Este, tal vez, lleno de sorpresas.



El viento se agitó de repente y una ráfaga de aire se coló, escurridiza como una serpiente, por la ventana, que se abrió un poco más por su fuerza. Rebotó en la pared de en frente y volvió a salir al exterior con el doble de fuerza, cerrando de un portazo la ventana y haciendo que las cortinas azules y sus dibujos de olas, ondearan libremente un rato.



Aquel espeluznante ruido (Al menos para mí, que estaba dormida) me dio un buen susto. Tanto, que en el acto, me levanté como el resorte de un muelle comprimido e, instintivamente, miré hacia el lugar desde dónde había venido el estruendo. Suspiré y miré hacia abajo, aliviada y un tanto avergonzada al ver de lo que se trataba y de que me había asustado de una simple bocanada de viento. Al parecer, seguía aún con los reflejos de punta después de todo.



 Sacudí ligeramente la cabeza, me senté en una esquina de la cama y miré a un punto perdido en el espacio, con las manos apoyadas en la barbilla. Era como despertar de una horrible pesadilla..."Realmente llegué a pensar que había sido una pesadilla...Pero no. Es real. Aunque no sea muy agradable" De nuevo, sacudí la cabeza, esta vez, para sacarme de mis pensamientos. Me levanté al fin y descorrí las cortinas. Seguidamente, dejé abierta la ventana y asomé la cabeza hacia el exterior. Una ráfaga de viento me saludó removiéndome el flequillo, sonreí y me dije a mí misma "Empieza un nuevo día... ¡A por todas!"



Aproveché las últimas bocanadas de aire fresco y tras cerrar los ojos unos segundos, volví al interior de la habitación. Me crucé de brazos "Hoy es un nuevo día. Y eso significa una nueva oportunidad para enfrentar todo lo que se sobrevenga." Me di dos palmadas en las mejillas al mismo tiempo y me dispuse a dejarlo todo bien ordenado antes de marcharnos de Isla Reíris.



Empecé ordenando la cama, con cuidado de no despertar a Pichu. Continué calzándome las deportivas, me coloqué bien el chaleco y por último, cogí las gafas de bucear/volar de la mesita del escritorio y me las puse en la cabeza, dejado libres dos mechones de pelo a los lados y el flequillo asomando. Di unos cuantos golpes en el suelo de madera con la punta del zapato para indicar que ya estaba lista...o casi. Quedaba la parte difícil. Quedaba despertar al Pichu-dragón.



Me acerqué sigilosamente a la almohada (Dónde seguía durmiendo plácidamente el pequeño ratón eléctrico ¡Hay que ver, que sueño tan profundo!) y me arrodillé en el suelo, solo dejando ver por encima de la manta, los ojos y la nariz. Sin más dilación, le moví un poco la mejilla con el dedo, con cuidado, para despertarle. Pero al ver que aquello no daba ningún resultado, continué "pinchándole" cada vez con más insistencia.



Resultado: Abrió los ojos de par en par, lanzó chispitas por sus mejillas y en un abrir y cerrar de ojos, me lanzó un rayo...Eso no me lo esperaba. Por fortuna era de poca intensidad y solo logró chamuscarme un poco la parte de la cara y la mano. Me dejé caer en el suelo, sentada y, con los ojos como platos de la impresión inesperada y tosí un par de veces. Después, me limpié la cara con el brazo. Cuando hube terminado, miré a Pichu con una media sonrisa.



-Lo tuyo no es levantarte con el pie derecho ¿eh? Ni tan siquiera con el izquierdo. –Sonreí más ampliamente y me levanté de un salto. Pichu seguía de brazos cruzados.- Vale...lo siento. No era la mejor forma para dar los buenos días a alguien...-Dije con una gota en la frente. Pichu me miró de reojo, analizando la disculpa pero en seguida...se dio la vuelta y tocó una alegre nota de su ukelele con una simpática sonrisa. Le respondí de la misma forma y se subió a mi hombro.



Después de eso, levanté el brazo a la altura de mi hombro y encendí la pantalla del Capturador  para revisar las notificaciones. Mi sorpresa no fue para menos. Nada. Ninguna notificación urgente procedente de la Unión, ni un correo de voz de algún operario u operaria, ni siquiera una llamada urgente que solo se usaba cuando los demás métodos o no funcionaban, o su señal se veía interceptada por algún tipo de "barrera". Aquello era demasiado extraño para ignorarlo, al menos, eso me parecía a mí. 



Ya había pasado una semana desde que llegamos a Oblivia, y desde entonces, no habíamos tenido comunicación con Almia por culpa de que los Nappers estropearon la Torre de Radio, pero ahora...Ahora estaba totalmente reparada, tendría que funcionar...¡Oh! ¿Y si había problemas en Almia? A lo mejor...(...) No, Brisa, no, no te vuelvas paranoica. No hay problemas en Amia, los hay aquí. Y si los hubiera, habrían reclamado a todos los Rangers en Almia y no estaría esta falta de noticias. Aquella falta de noticias me preocupaba un poco.



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Continuará...

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